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Una sonrisa es su espada. por hokagay

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Notas del capitulo:

el capitulo no ha sido editado,  puede que haya errores y malos tipeos, se agradece su compresión 

[4]

El desayuno como todas las comidas a bordo del sunny fue una experiencia ruidosa y con mucha comida sobre la mesa. El cocinero del barco se quedó en la cocina lavando los platos y comenzando los preparativos para el almuerzo, después de todo debe alimentar al pozo sin fondo de Luffy y al resto de sus nakamas. El resto de los sombrero de paja están repartidos en distintos lugares del barco; Nami y Robin están sentadas en una mesa esperando bebidas frutales que el enamoradizo cocinero prepara, Franky y Usopp se encuentran en el taller del ciborg, Chopper en la enfermería mezclando alguna de sus hierbas para crear una nueva medicina, Brook componiendo nueva música en el nido del águila y Zoro está en la cubierta, descansando bajo la sombra de un árbol.

Luffy está sentado sobre el césped, con la cabeza de Kitetsu descargando sobre su regazo, frente a él esta Shusui hablando animadamente sobre cómo una vez fue la espada de un legendario samurái que fue conocido por matar a un dragón y con Wado peinando su rebelde cabello negro.     

– Eso es sorprendente, Shusui – dice Luffy, con ojos brillantes cuando Shusui termina su relato – En Punk Hazard vimos a un dragón pero no era real, fue construido por ese maldito Ceasar.

– Yo corte a ese dragón en Punk hazard – añade Kitetsu, dándose vuelta sobre su espalda para poder mirar hacia arriba a Luffy quien detiene el movimiento de su mano – ¿Fue genial, verdad?

– Fue muy genial – alaba Luffy, golpeando juguetonamente la nariz de Kitetsu y mirando a Shusui – ustedes dos son increíbles y se han vuelto muy fuertes

– Cierto, cierto – concuerda Kitetsu, con una sonrisa de niño presumido mientras mueve su cabeza lastimeramente para que Luffy siga prestándole atención –

– Eso es solo porque Zoro no me ocupo a mí – dice Wado, con una sonrisita burlona hacia sus dos compañeros espadas –

Zoro, gruñe en frustración desde su lugar de descanso bajo la sombra del árbol y mira al grupo frente a él. Se ha mantenido en silencio dejando que esta conversación siga por un rato pero ya no puede soportarlo.

– Los consientes demasiado, Luffy – se queja el cazador de piratas, con los brazos cruzados detrás de su cabeza como apoyo – alabas todo lo que dicen. Kitetsu es una espada maldita, que no dudaría ni un momento en asesinarte si fuera blandida por otro espadachín y Shusui allí no se queda atrás en ser problemática.

Luffy espera una respuesta sarcástica por parte de Kitetsu cuando este se pone de pie, pero el chico simplemente camina rápidamente hasta el segundo piso del sunny donde Robin hace crecer sus flores.

– ¡Fuiste demasiado lejos, Zoro! – Regaña Wado, quien ya no se encuentra cepillando el cabello de Luffy sino frente a Zoro con los brazos cruzados contra su pecho y con una expresión severa en su rostro que podría rivalizar con aquellas que da Nami cuando está enojada– Estas siendo un idiota sin razón alguna.

Luffy revuelve el cabello de Shusui en señal de que no se preocupe antes de ponerse de pie y caminar hasta donde sabe que Kitetsu se encuentra. El chico está sentado, abrazando sus rodillas contra su pecho y mirando hacia el mar.

– ¿Puedo sentarme junto a ti? – pregunta Luffy manteniendo su distancia mientras espera la respuesta del chico –

– Puedes sentarte – dice Kitetsu sin mirarlo. Luffy toma asiento junto a Kitetsu y se mantiene en silencio, esperando que sea el niño de ojos rojos quien hable primero – ¿No vas a decir nada?

– Solo vengo a estar aquí contigo – dice Luffy, acomodando su sombrero de paja sobre su cabeza – y hacerte compañía, si no quieres hablar está bien

– No necesitas ser amable conmigo, sé que puedo ser desagradable – murmura Kitetsu– y también oíste lo que Zoro dijo

– hmm, ¿qué fue lo que Zoro dijo? – pregunta Luffy, inclinando ligeramente su cabeza –

– Soy una espada maldita – dice Kitetsu bajito, abrazando fuertemente sus piernas – Todos mis antiguos propietarios han tenido una muerte horrible por mi culpa

– ¿Fue realmente tu culpa? – Pregunta Luffy, colocando su mano sobre el hombro del chico – ¿cómo murieron esas personas?

– Como espada tengo voluntad propia – responde Kitetsu, mirando a Luffy y manteniendo su distancia con él aun cuando lo único que quiere hacer es abrazarlo– puedo negarme a ser blandida sí creo que las ambiciones del espadachín que es mi dueño no alcanzan mis expectativas, eso generalmente los hace enfadar y hacen cosas estúpidas intentando que cambie de parecer

– ¿Cosas estúpidas? – pregunta Luffy confundido –

– Como usarme para cometer suicidio o desafiar a alguien mucho más fuerte que ellos que termina asesinándolos – responde Kitetsu, sus ojos rehúyen a los de Luffy y mira nuevamente hacia el mar – Zoro tiene razón y eso me enoja. No soy más que una espada maldita que trae desgracia y que no le importa nada mientras pueda enfrentar a enemigos fuertes.

Kitetsu parece cansado, sus jóvenes facciones están contraídas en una mueca de molestia pero en sus ojos hay resignación. Luffy siente la respiración atorada en su pecho porque es como un déjá vu: un rostro cubierto con un manto de pecas, cabello oscuro, ojos nostálgicos que observan el mar y alguien a quien el mundo lo ha hecho sentir como si su existencia fuera un error. Luffy envuelve sus brazos alrededor de la cintura de Kitetsu, apegando su pecho contra la pequeña espalda y apoya su mentón contra su cabeza.

– Zoro siempre es feliz cuando alguien resulta ser un desafío a sus habilidades, porque cuando logre vencerlos se habrá vuelto un poco más fuerte que antes y eso quiere decir que estará más cerca de su meta – dice Luffy, deshaciendo su agarre en la cintura de Kitetsu para entrelazar sus manos con las del chico – Las muertes de tus antiguos dueños no es culpa de nadie que no sean ellos mismos. Tú no traes desgracia, eres la fuerza que un dueño adecuado necesita si es que sabe cómo utilizarte.

– ¿De verdad crees eso, Luffy? – Pregunta Kitetsu, sus pequeños dedos aprietan firmemente la mano que sostiene – ¿Solo depende de quién sea mi dueño y no es mi problema?

– Lo creo – asegura Luffy –Zoro y tú se han hecho muy fuertes juntos, su meta es ser el mejor espadachín del mundo y estar sobre todos los demás, ¿no es eso genial? Llegaran ahí juntos.

– Contigo – pide Kitetsu, cambiando de posición de manera que puede enterrar su rostro contra el pecho de Luffy y aun tener una de sus manos entrelazada con la del chico de goma– Luchar y abrir camino para que Luffy se convierta en el rey.

– ¿Y eso que significa? – pregunta Luffy con curiosidad –

– Es lo que Zoro repetía como un mantra durante los dos años de entrenamiento – confiesa Kitetsu – Somos blandidas durante una pelea contra los enemigos que estorban en nuestro camino hasta la cima. Luffy, tú te convertirás en el rey pirata y cuando eso suceda Zoro estará junto a ti como el mejor espadachín del mundo. Nos aseguraremos de eso.

– Eso me hace feliz, gracias Kitetsu – dice Luffy, los dedos de su mano libre se deslizan a través del cabello oscuro – Lleguemos a la cima juntos.

Después de eso, tratando de distraer al chico, Luffy le cuenta a Kitetsu de su entrenamiento en Rusukaina y de la amistad que formo con algunos animales de la isla. Kitetsu se queda dormido en aquella posición, su rostro enterrado en la curvatura del cuello de Luffy y sus dedos firmemente entrelazados con los del capitán.

– Todo el mundo tiene inseguridades y miedos – dice Luffy sin esperar respuesta cuando Zoro se sienta frente a él, con el ceño fruncido y los brazos cruzados sobre su pecho – incluso tú.

– Y tú. –señala Zoro –

– Yo también – asegura Luffy, su mano que jugaba con el cabello de Kitetsu ahora descansa contra la espalda de este – pero eres tu quien parece inquieto, me di cuenta ayer que no te gusta que este cerca de ellos y que quieres alejarnos, ¿es por lo que dijo Robin sobre los secretos?

– Si – confiesa Zoro, sosteniendo firmemente la tela de su ropa hasta que sus nudillos están blancos – No quiero que estés cerca de ellos y que te enteres de mis secretos.

– Eso es una pena – dice Luffy, haciendo un mal intento de sonar como si estuviera apenado– pero no dejare de hablar con ellos, son divertidos y solo quieren un poco de atención. No tengo interés en saber los secretos de Zoro.

– Solo quieren tu atención – gruñe Zoro– Y aunque no tengas interés terminaras escuchando algo de igual manera

– ¿De qué tienes tanto miedo, Zoro? – pregunta Luffy, inflando sus mejillas en un infantil gesto de molestia – ¿No confías en mí?

– Esto no se trata de confianza – responde el espadachín –  tengo derecho a tener secretos y simplemente no quiero que nadie se entere

– Buuu – abuchea Luffy – Zoro es un tonto al que no tengo que hacerle caso porque soy el capitán y si quiero seguir hablando con sus espadas, lo haré.

– Espero que no estés diciéndole nada malo a Luffy, Zoro – regaña Wado, caminando hasta donde está el joven capitán y abrazándolo por el cuello – No puedes detenernos si es que queremos hablar con él

– ¿Por qué mis propias espadas están en mi contra? – Se queja Zoro – esto es tu culpa, Luffy.

– Es tu culpa por no ser tan genial como Luffy – dice Kitetsu, sin moverse de su posición en el regazo del capitán –

– No es culpa de Luffy-dono. Lo que pasa es que Zoro está nervioso que revelemos algo indebido y que los resultados sean nefastos para él – dice Shusui, caminando hasta quedar junto a Luffy, su tono de voz es el mismo de siempre pero Zoro capta la sutil amenaza detrás de sus palabras –

– Luffy, el maldito cocinero dice que el almuerzo está listo – dice Wado, deslizando sus dedos por el cabello que se encargó de peinar – después de que comas podemos jugar.

– Claro – dice Luffy, poniéndose de pie repentinamente y los reflejos de kitetsu son lo suficientemente buenos como para enredar sus brazos alrededor del cuello del hombre de goma para evitar la caída – oh, lo siento. Me muero de hambre.

– Luffy siempre tiene hambre – ríe Wado, mirando de reojo a Zoro con una pequeña sonrisita socarrona antes de seguir al capitán con las otras dos espadas–

[5]

– ¿Luffy? – dice Wado, llamando la atención de todos en la mesa que están pendientes de las interacciones entre el capitán y las espadas por si algún secreto de Zoro es revelado – ¿Puedo hacerte una pregunta?

El capitán asiente y Wado se reclina sobre la mesa, estirando su brazo y trazando delicadamente con su pulgar la cicatriz que el hombre de goma tiene bajo su ojo izquierdo

– ¿Cómo te hiciste esa cicatriz? – Pregunta Wado, retrayendo su mano y volviendo a su lugar frente al capitán – parece haber sido hecha con el filo de una cuchilla

– ¿Esto? – dice Luffy, tocando con dedos aceitosos la cicatriz en su rostro – Me la hice yo mismo

– ¿¡Qué!? – exclama el resto de la tripulación, exceptuando a Robin quien parece más divertida que mortificada con la revelación –

– ¡Eso es muy grave, Luffy! – Regaña Chopper – Pudiste haber dañado tu visión para siempre o haber perdido el ojo

– ¿¡Qué clase de idiota se hiere a si mismo intencionalmente!? – Exclama Usopp–

– ¿Por qué decidiste hacer eso? – Pregunta Wado, sus ojos brillan con curiosidad al igual que los dos niños junto a ella –

–Para demostrar mi determinación – responde Luffy, dejando de luchar con la gran pieza de carne en su tenedor para contar la historia detrás de su cicatriz– Siempre había querido ser un pirata y cuando Shanks llego a mi aldea le pedí que me llevara al mar con él, Shanks siempre se negaba diciendo que aún era un niño y que simplemente no tenía lo necesario para ser un pirata. Así que me clave un cuchillo para demostrar que no tenía miedo a ser herido y que podía resistir cualquier cosa para ser pirata.

– Tengo que admitir que eso es bastante varonil – dice Franky –  Desde que era un niño Luffy ha estado dispuesto a todo con tal de probar lo que cree.

 – Quieres decir que siempre ha sido un idiota que hace idioteces – murmura Nami–

– ¿Y Shanks te llevo a un viaje con él? – Pregunta Chopper, a quien siempre le ha intrigado el capitán pelirrojo que tanta influencia ha tenido en Luffy –

– No – Responde Luffy, negando con su cabeza – Shanks no me llevo a un viaje con él

– ¿Por qué? – pregunta Robin esta vez, entrelazando sus dedos por debajo de su mentón mientras mira atentamente al capitán –

– El mar es un lugar peligroso, donde debes estar preparado para todo – responde Luffy, su voz está cargada con una emoción que es difícil de descifrar para sus nakamas, exceptuando a cierto espadachín que lo mira con curiosidad– y donde necesitas algo que te haga ir más allá de tus límites para permanecer con vida.  

– Debo admitir que eso sonó muy confiable y maduro – admite Sanji –

– ¡Luffy-dono es tan impresionante! – exclama Shusui –

– ¡Eres tan genial, Luffy! – aclama Wado. Zoro solo suspira, recargando su rostro contra la palma abierta de su mano mientras observa al hombre de goma reír. Zoro sabe que lo que empuja a Luffy más allá de sus límites son sus nakamas, tan sencillo como aterrador. Luffy vive por ellos, son el lugar donde su determinación de siempre ganar se cimienta pero el espadachín sabe también que el capitán moriría por cualquiera de ellos si es lo que se requiere para protegerlos.

 

– ¿Luffy? – Pregunta Kitetsu, llamando la atención del capitán quien asiente en su dirección para indicarle que lo está escuchando – ¿Por qué decidiste ser un pirata?

– Porque los piratas son libres – responde Luffy, una gran sonrisa en su rostro que sin dificultad hace sonreír también a sus nakamas –

– ¿Hay un motivo para que pienses eso, verdad? – Señala la arqueóloga de la tripulación. Luffy rasca detrás de su oreja con vergüenza ante de responder –  

– Crecí viendo como mi abuelo debía abandonar todo lo que estaba haciendo cuando recibía una llamada de la marina. No importaba si acababa de volver a casa después de estar un año fuera o por alguna lesión que recibió en batalla, si la marina lo llamaba él tenía que partir – responde Luffy, no hay nada en su voz que indique que siente rencor o tristeza al respecto, solo está exponiendo hechos que lo motivaron a escoger un estilo de vida diferente– los marinos no son libres, ellos reciben una orden y deben llevarla a cabo aunque no estén de acuerdo. Los piratas somos libres de ir donde queramos y hacer lo que queramos.

– ¡Si, ser un pirata es lo mejor! – Grita Usopp junto con Chopper –

– ¿Y tu abuelo no trato de que fueras un marino también? – pregunta Wado –

– Solo recordar a Garp me da escalofríos – murmura Nami a Usopp quien asiente solemnemente, solo vio al héroe de la marina desde lejos pero ver lo incomodo que estaba Luffy en la presencia del hombre lo hace temerle –

– Cuando era niño me entreno varias veces. Me empujo a un pozo sin fondo, me dejo en la jungla de noche, me ato a unos globos y me hizo volar – Dice Luffy, alzando un dedo de su mano mientras enlista cada cosa por la que Garp lo hizo pasar, para según en palabras del héroe de la marina, entrenarlo para ser un hombre fuerte y convertirse en el futuro en un gran marino –

– Con cosas así uno logra entender la vitalidad infinita de Luffy – dice Sanji, dando una calada a su cigarrillo –

– Su entrenamiento constaban de palizas de las que con solo sobrevivir te volvías más fuerte – rememora Luffy, temblando levemente al recordar esos dolorosos puños de amor – pero afortunadamente su trabajo en la marina le impedía volver con frecuencia y el abuelo podía desaparecer por años sin que tuviéramos noticias de él. Es por eso que Ace pudo hacerse al mar como pirata y yo también

– Suena como un cuidador incompetente – murmura Franky en voz baja y con el ceño fruncido–

– Debe haber sido una experiencia traumática si después de tantos años aun le tienes miedo, Luffy – se burla Nami –

– ¡Esos puños del amor duelen! ¡Me ha golpeado con Haki durante años, incluso antes que comiera la gomu-gomu!– Se queja Luffy –               

– Si, si – dice Nami, moviendo su mano para restarle importancia – termina de comer para que vayas a darte un baño, apestas.

– ¡Nami, que grosera! – dice Luffy, sacándole la lengua para llevarse el trozo de carne a la boca –

– ¡Yo quiero bañarme con Luffy-dono! – Exige Shusui, para luego avergonzado cubrirse la boca con ambas manos, Kitetsu y Wado parecen estar de acuerdo con su declaración–

– El baño de Luffy estará a cargo de Usopp –sentencia Nami – Y aún no sabemos que podría pasar si ustedes tres se sumergen en agua, así que por ahora no.

– “estará a cargo” – bufa Zoro – ¿Qué es él, un perro?  

– No me hagas tener que subir tu deuda por esos comentarios sarcásticos, Zoro – amenaza Nami – Y se me olvidaba, aprovecha de duchar a Chopper también

– ¡Un baño! – Exclama Chopper – ¿Podemos usar burbujas?

– Lo que tú quieras, Chopper – responde Nami, sin poder evitar mimar al pequeño reno –

 – Vamos, usopp – pide Luffy, jalando con él al francotirador quien se resigna a que el capitán lo empuje a través de la puerta hasta el baño y siendo seguidos por el doctor de la tripulación–

– ¿Robin? – Pregunta Zoro, y la arqueóloga mira en su dirección – hace un rato kitetsu se quedó dormido después de llorar. Creí que no tenían las mismas necesidades básicas que nosotros.

– ¡Yo no lloré! – se defiende Kitetsu –

– Recuerda que un efecto de la fruta Inochi inochi es que los objetos transformados en humanos adquieren conciencia propia, es decir, actúan y sienten como si fueran verdaderos humanos – explica Robin – Es solo una teoría en la que he estado pensando pero creo que tus espadas al ser expuestas a Luffy, un humano con el que tienen una gran conexión emocional debido a ti solo ha apresurado el proceso de su asimilación como humanos

– ¿¡Ah!? – Gruñe Zoro, sin haber comprendido del todo la explicación–

– Robin quiere decir que debido a que estás enamorado de Luffy tus espadas ya tienen una conexión a ciertas emociones relacionadas a él y eso ha hecho que se sientan como humanos tan pronto – Bufa Nami, quien se encuentra demasiado lejos del espadachín como para darle un golpe en la cabeza –  

– ¿Eso es posible?– pregunta Zoro – Eso explicaría muchas cosas 

– Es lo que puedo concluir después de ver a tus espadas – responde Robin –

– Mocosos, ¿Qué piensan de Luffy? – pregunta Sanji viendo a los tres chicos –

– No tengo porque responder a nada que me preguntes, cocinero de mierda – responden los tres niños a coro y Zoro no puede contener la carcajada que se escapa de su boca –

– ¡Pequeños bastardos! – grita el cocinero, alzando su pierna para patearlos pero dos golpes en su brazo por parte de Robin lo detienen

– ¿Qué piensan de Luffy? – Pregunta Robin, brazos cruzados apoyados sobre la mesa – No busco burlarme de ustedes, solo quiero saber qué los hace sentir Luffy.

– Es los primeros rayos de sol después de una fría isla de invierno – responde Kitetsu – Es un corte letal, es una herida que sangra, es el respiro de tranquilidad al ganar una batalla  

– Es el ardor que deja un buen sake en tu garganta después del primer trago – responde Wado – Es la calma y la tormenta, cambiando todo a su paso y haciendo que nada pueda volver a ser como antes, es el lugar al que sabes llegar incluso con ojos cerrados   

– Es la melodía que tarareas cuando estas feliz, es tu estómago lleno después de comer tu comida favorita, es el olor a libertad y hogar – dice Shusui – es la sangre en tus venas, es la risa que te hace doler el estómago y dificulta tu respiración

– ¿Franky, por qué estas llorando? – pregunta Nami, con molestia de que los escandalosos sollozos del ciborg interrumpan el ambiente cargado de ensoñación que transmitían los tres chicos –

– ¡Porque es tan dulce! – grita el ciborg, usando sus grandes manos para sostener un pañuelo contra su nariz y sonarse – ¡Esos son los sentimientos de Zoro por Luffy siendo transmitidos a los pequeños espada-hermanitos ahí!  

Zoro solo mira impasible a sus espadas, luchando contra el sonrojo en sus mejillas y la sensación de haber quedado completamente expuesto ante sus nakamas

– Esos son unos muy lindos sentimientos, Zoro-san – dice Brook – Debe ser maravilloso que alguien sea la sangre en sus venas, yo no tengo venas porque soy solo huesos, yohohoho

– Dejando las bromas estúpidas de lado – dice Nami, entrecerrando sus ojos en la dirección de Brook – No tienes nada de que estar avergonzado; creo que aunque eres un idiota, siempre eres serio en todo y sé que tus sentimientos por el capitán son sinceros  

– ¿Entiendes lo que quiero decir ahora? – Pregunta Robin mirando a Zoro – Tus sentimientos son tan profundos y afectan tanto a tus espadas que son capaces de describir cosas que nunca han experimentado de primera mano, todo lo que acaban de decir son pensamientos y sensaciones prestadas por ti

– ¿Quién pensaría que el marimo estúpido podría ser tan romántico? – comenta Sanji, exhalando el humo de su cigarrillo –

– ¿Pero no es eso minimizar como nosotros nos sentimos por Luffy? – Pregunta Wado, mirando directamente a la arqueóloga – He estado con él desde el principio, sé el impacto que Luffy ha tenido en Zoro y las cosas que Zoro ha hecho por él. Sé que no soy humana, que muchas de las cosas que estoy sintiendo pertenecen a Zoro pero también sé que hay otras que me pertenecen a mí, la espada que ha sido alzada al cielo como una promesa al Rey pirata.

Robin mira a la única chica del trio con sorpresa, la intensidad abrasiva de su mirada al haber sugerido que ella no siente nada por el capitán es muy parecida a lo que la misma arqueóloga sabe que hay en su mirada cuando la gente duda de su lealtad hacia Luffy.

– Lo siento – dice Robin, inclinando ligeramente su cabeza en dirección de Wado– Me excedí con mis conclusiones, solo busco encontrar una respuesta a esta situación

– Es una chica directa, me gusta – comenta Nami – Entonces desde ahora solo debemos aceptar que con el pasar de los días tendrán más necesidades humanas como comer, dormir, orinar, bañarse y esas cosas

– Solo otro día más en la loca tripulación del sombrero de paja – dice Sanji – dudo que los otros bastardos de la peor generación tengan días tan locos como los nuestros

– No sé, la tripulación de Torao también parecía bastante acostumbrada al desastre – comenta Franky – Cuando llegamos a Wano y nos encontramos con Kaido, todos parecían saber que haría algo estúpido

– Law – gruñe Kitetsu a la mención de su aliado – Que bastardo tan molesto

– ohhh – dice Sanji, inclinándose hacia adelante ya que la expresión de Kitetsu capto su atención – ¿Y eso por qué seria?

– No digas nada – dice Zoro, su único ojo fijo en la problemática espada –

– Detesto la familiaridad con la que trata a Luffy y la manera en que lo mira – responde Kitetsu, quien no tenía pensado contestarle al maldito cocinero pero tampoco le gusta que Zoro le diga que hacer – Estoy agradecido de que haya salvado a Luffy cuando no estuvimos ahí pero la manera en que parece orbitar alrededor de él me pone de los nervios, siempre con su estúpido ceño fruncido y su aura de “oh, soy tan misterioso, si me salvas la vida tal vez desbloquees mi pasado traumático y me vuelva un cachorrito agradecido”

– Esa fue una larga descripción de un aura – comenta Franky, aunque es claro que esta divertido – no sabía que el aura podía decir tanto

– ¡Zoro esta celoso de Law! – Exclama Nami, divertida– ¡esto es material de extorsión de primera, imaginen la cantidad de dinero que podría hacer si el mundo se enterara que el peligroso cazador de piratas tiene celos del cirujano de la muerte, quien ni siquiera es un espadachín rival!

– ¡Cállate bruja! – Grita Zoro – ¿Quién tiene celos de ese tétrico cirujano?

– Tú tienes celos de él – confirma Nami, riendo – pero es normal que lo veas como un rival por los afectos de Luffy. Un hombre que apareció de la nada, que puede lidiar fácilmente con la hiperactividad e imprevisibilidad de Luffy casi tan bien como tú, que es un espadachín decente, parte de la peor generación, pelearon juntos y a quien defendió a Luffy cuando eso es algo que ves como tu deber

– Brillante como siempre, Nami-swan – dice Sanji, sus ojos han adquirido forma de corazón – pudo leer al marimo a la perfección

– Creo que fue en parte mi culpa – dice Robin, llevándose una mano a su mentón –   Tal vez fue una mala idea comentar lo que Torao dijo cuándo abandonamos el palacio real junto a ‘repollo’  

– ¿Qué dijo? – pregunta Brook, quién no se encontraba en la isla cuando sus nakamas pelearon contra Doflamingo –

– “Si va a ganar, tengo que verlo con mis propios ojos. Y si pierde, debo quedarme aquí y morir con él” – recita Robin, quien se encontraba junto al cirujano cuando proclamo aquellas palabras –

– Oh, ya entiendo porque Zoro lo detesta – dice Nami – admiro que sea capaz de decir algo así, pero es lo mínimo que puede hacer si es que Luffy estaba luchando contra Doflamingo por él, no es el mismo tipo de devoción y lealtad que Zoro o nosotros tenemos

– Eso fue frio, Nami – dice Franky –

– Y su espada no es tan genial como nosotros, de todos modos – dice Kitetsu, cruzándose de brazos de manera presumida –

 – Es la verdad – dice Nami – Torao no es un mal tipo y es nuestro aliado, pero en realidad le falta algo que solo la gente en esta tripulación tiene

– Entiendo a lo que te refieres, también me di cuenta de eso – comenta Robin –

– ¿Qué cosa, Nami- chwan, Robin-chwan? – pregunta Sanji –

– Nada, no es necesario que lo sepas – dice Nami, compartiendo una sonrisa cómplice con la arqueóloga y buscando desviar el tema –

– ¡No me mojen a mí también! – Exclama Usopp, sus gritos de molestia se escuchan hasta  el comedor – ¡Luffy, maldito, me entro champú en el ojo! ¡Chopper no te rías!

– Parece que se divierten, yohohoho – dice Brook –

– Solo otro día normal en la tripulación del sombrero de paja – concluye Nami, rodando sus ojos como si estuviera molesta pero hay una sonrisa en sus labios –

Luego de bañarse y tomar un cartón de leche, Luffy cumplió con su promesa de jugar con los tres chicos a lo que quisieran. Fue arrastrado de un lado a otro, envuelto en diversos juegos en los que las reglas la mayoría de las veces eran rotas e ignoradas con la excusa de que los piratas no siguen reglas. Chopper y Usopp también se unieron al juego, riendo y corriendo, empujando y saltando junto con las tres espadas que actúan como si fueran niños normales de 12 años.

Las horas pasaron rápidamente y antes de que se dieran cuenta el sol ya se estaba ocultando, y sin demora la voz del cocinero se hizo escuchar cuando llamo a todos a cenar. Como siempre en el sunny la cena fue deliciosa, se discutió quien sería el encargado de la vigía aquella noche, quien resulto ser Brook y luego de conversar varios temas llego la hora de dormir. Luffy tomo a regañadientes su lugar en la parte de abajo del camarote e hizo espacio para los tres chicos sin que tuvieran que pedirlo, Zoro no fue capaz de volver a quejarse y se acostó luego de apagar las luces.

Antes de quedarse dormido, noto que no solo Luffy estaba ya durmiendo sino que sus tres espadas también acompañaban al capitán en el mundo de los sueños.


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