Mis ojos se abren mirando las aguas heladas llevar nuestros cuerpos, tu respiración dificultosa está llena de cansancio, sujeto tus manos, no quiero que duermas, pronuncio tu nombre lo más fuerte que el frió que llena mis pulmones me permite, abres tus ojos con dificultad por culpa del agua helada que cubre tus pestañas, estamos muriendo.
Como llegamos aquí es algo que aún me arrepiento, solo fuimos a pescar con aquel barco que rente con mis ahorros para mirarte sonreír, esa sonrisa que me enamoro desde siempre, que lleno mi corazón de anhelo por ti, porque tu voz pronunciara mi nombre con amor y no molestia por mi presencia, ohh mi amado Todomatsu, estamos muriendo.
Llegamos al puerto a las siete de la mañana, cuando te dije lo que había hecho tu sonrisa se llenó de gozo, tu amabas el mar, siempre lo hiciste como un niño pequeño que ama a su madre, quise que estuvieras ahí, dentro de esas olas que provocaban el brillo en tus ojos al solo verlas, mi hermoso Todomatsu, fui tan estúpido.
Si hubiera sabido que ese día el clima caería de manera violenta por culpa de ese tsunami, jamás amor mío, jamás te hubiera traído, una sola gota fue suficiente para que la tormenta nos arrastrara de la orilla al mar profundo, mi dulce Todomatsu, perdóname.
La fuerza de las violentas olas voltearon nuestro barco, nos sujetamos de el con fuera, con miedo a perdernos mutuamente, cuando la tormenta termino vimos que nuestro barco se rompió en pedazos, nos sujetamos de pedazo que quedaba y esperamos, no teníamos véngalas, tampoco sabían de nuestro paradero, salimos de casa sin decirle a nadie, esa nuestro secreto.
Que estúpido fui.
Ahora perdidos nos encontramos en este lugar, miro tus ojos llenos de lágrimas, lo sabes, nuestras vidas terminarán en estas aguas, como las palabras mueren en el viento, mi amor cuanto no quise hacer por ti, desde que salimos en secreto daba todo por ti, trabaje duro buscando una vida a tu lado, cuando aceptaste mi amor fue el día mas feliz de mi vida, un día que nadie sabrá que existió.
Miro la tabla donde esta tu cuerpo hundiéndose lentamente en estas aguas, te abrazo a mi pecho, no nos queda mas que eso, darnos calor mutuamente hasta el fin, oigo tus sollozos y siento la calidez de tus lagrimas sobre mi pecho, te abrazo con fuerza reteniendo las mías, tengo miedo, no quiero que lo veas, porque se que tu ya has sido atrapado por la resignación.
-Vi...vire-mos To...do...matsu, y...ya lo ve...ras-.Quiere darle ánimos, no quiere que se rinda.
-Her...mano ton...to, nadie nos sal...va...ra, nadie sabe don...de esta...mos-.Sabe sus intenciones, se sujeta con fuerza.
-To...do ten fe, en que lo ha...ran-.
Te abrazo a mi pecho, miro el cielo, tan lleno de estrellas tan hermoso, que mejor vista para morir a tu lado, pero si fuera por mí no estaríamos aquí, deseaba que viviéramos juntos, tu tendrías un jardín de rosas y gardenias en la entrada de nuestro hogar, yo llegaría a las tres del trabajo sintiendo el perfume floral que tendría nuestro hogar, me mirarías con una sonrisa mientras prepararías la comida, te ayudaría haciendo un poco de té verde, comeríamos en un dulce y agradable silencio, tomando el líquido sintiendo el aroma en nuestros olfatos, sonreiríamos tomando nuestras manos yendo al jardín al terminar la comida.
Tal vez no podríamos casarnos, pero si estuviéramos juntos eso no importaría, te llevaría chocolates, de esos rellenos de mermelada de fresa que tanto amas, te llenaría de besos saboreando el delicioso sabor envinado en conjunto de tus labios, quien necesitaría un papel si te tenía a mi lado.
Toco la bolsa de mi sudadera, recuerdo la sorpresa que tenía para ti, sonrió con tristeza y te miro a los ojos, tu mirada me interroga, mi dulce niño, hasta en estos momentos de incertidumbre te ves tan hermoso, saco esa caja que contenía algo que elegí solo para ti, mis manos tiemblan entre frió y nervios, pongo entre tus pequeñas manos el objeto, tan suaves y delicadas, que tengo miedo que el frió las rompa.
Me miras intentando adivinar su contenido, la abro con dificultad y tus ojos se llenan de lágrimas, un anillo de matrimonio, aquel que elegí con la más grande cautela solo para ti, tus sollozos se hacen más grandes, lo sé, esto es lo peor que puedo darte en estos momentos pero quiero que lo tengas.
Tomo tu mano con delicadez y me das permiso de continuar, coloco aquella sortija en tu dedo mirando orgulloso lo hermoso que se ve en tu dedo, declarando mi amor eterno con las estrellas como testigos, te abrazas a mí y lloras, lloras desconsolado porque este será nuestro final, si realmente existe un Dios, le pido que te salve, eso es lo único que pido.
Ya no sé cuánto tiempo ha pasado solo sé que esta es la noche más larga que he vivido, miro tu cuerpo, mis ojos se abren con miedo, tú ya no respiras, el agua nos llega a los hombros, tengo miedo Todomatsu, no me dejes, no ahora que eres mío, tenemos tanto por vivir, tengo tantas cosas que deseo hacer contigo.
Doy el ultimo respiro, mi cuerpo ya no aguanta y nos hundimos, miro tus ojos cerrados, aún tengo esperanza, beso tus labios, un beso de despedido y te doy el ultimo aire en mis pulmones, tus ojos se abren, sonrió, cierro mis ojos sintiendo tus manos tocar mi rostro y me despido.
Sé que es inútil, que ambos moriremos, me siento culpable por obligarte a verme morir primero, pero ángel mío, que no hubiera hecho por ti, me entrego a la muerte, te veo sostener mi cuerpo tristemente, mi alma solo puede esperar a juntarse contigo.
Nuestros cuerpos se hunden, lloro en silencio, mi último esfuerzo no fue suficiente, mi amado niño, fui tan mediocre, no pude salvarte, miro tu espíritu sonriéndome dulcemente, mis lágrimas se vuelven en el llanto de un niño, me abrazas a tu cuerpo y me miras con cariño.
-Ahora estaremos siempre juntos-.Me dices contento.
Y te abrazo a mi cuerpo, es tarde para lamentos, miro el mar que es nuestra tumba, aquel que fue testigo de mi compromiso, tomo tu mano, aun esta el anillo, sonrió con melancolía y camino contigo, a un lugar donde no viviremos nuestro amor a escondidas, donde los dioses no castigaran nuestras almas por amarse, pues solo del hombre son esas reglas, que rompen los corazones de quienes no aman a quien es bien visto a tu lado.
Tal vez el mundo en que nacimos nos juzgó, pero el mar y las estrellas fueron testigos de lo puro de ese cariño.
En nuestro último respiro por amor.