Así era, aunque sonaba lo más imposible del mundo y que era más lógico que Iyami se casara, era la verdad, Osomatsu de la familia Matsuno estaba a punto de casarse, con una joven que había conocido irónicamente en el trabajo de su hermano Todomatsu, la compañera del menor se había enamorado de sus chistes y carisma, o eso decía la chica, porque sus hermanos no veían ninguna buena cualidad en el mayor, un estafador, aprovechado y metiche.
Pero ella había conocido a otro Osomatsu, alguien gentil que aunque sus hermanos no lo supieran los amaba más que a nada en el mundo y daría todo por ellos, eso fue lo que enamoro a la chica, lo que ella no sabía es que alguien más amaba al primogénito, alguien que se sentía mal por no ser correspondido, por el simple hecho de amarlo.
Esa noche era la celebración del compromiso, donde los hermanos, tomando y fumando entre risas y bromas, celebraban y mostraban su enojo de que el peor de todos se casara y ellos no, pero aun así estaban felices por ello, todos...menos uno.
Sin que fuera notado el joven salió del bar y empezó a caminar en soledad, sabiendo que lo aguado en sus ojos y el amargo en su boca era culpa de su dolor, al sentirse solo y alejado de todos en un profundo callejón el Matsuno dejo salir sus lágrimas en silencio, su orgullo era demasiado grande para poder gritar su agonía, sin poderlas detener cayo en el suelo, llorando como si no hubiera un final.
Quería estar preparado para lo que ocurriría dentro de un mes, debía entender que todo había acabado y que su hermano jamás lo amo, eso era lo mejor, podría olvidarlo más fácil, lograría superarlo.
Aun recordaba la primera vez que entendió que significaba el calor en sus mejillas y el latido de su corazón cada vez que veía a su hermano mayor, los juegos y las bromas juntos le hacía sentir especial, feliz...completo.
Pero todo cambio cuando termino masturbándose con una camisa de él, se sintió sucio, indigno, asqueroso siendo así que prefirió alejarse de él, no quería que su adorado hermano lo repudiara, su odio lo mataría.
Se alejó de él, las cosas cambiaron entre ellos, se sentía amargo, doloroso y molesto, con el paso del tiempo cada uno tuvo sus diferentes amigos, diferentes gustos, distintas vidas, y luego apareció ella.
Osomatsu la conoció por casualidad y la dejo entrar en su vida, se había sentido patético espiando cada cita que tenían, ella había logrado lo imposible...que Osomatsu trabajara, cuando vio eso supo que iba en serio, por primera vez en su vida el mayor había sentado cabeza y solo por esa chica.
Cuando se confirmó el matrimonio su corazón se hizo trizas, solo callo hasta que no pudo más y dejo que sus pies lo llevaran a lo más solitario del lugar, sus mejillas estaban rojas por el frió, su cabeza dolía y su nariz estaba helada por el frió, decidió que lo mejor que podía hacer era regresar a casa y fingir que había tomado demasiado y sin más salió del callejón sin imaginar que encontraría afuera a la razón de su desamor.
-¿O-osomatsu-nii-san?-.