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La melodía del silencio por Zalu

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Notas del fanfic:

Espero que les guste mucho esta historia, realmente me animaria mucho que me dejaran un comentario :D 

Notas del capitulo:

Este es el prólogo, espero les guste mucho la idea. Cualquier critica o sugerencia pueden dejarla en los comentarios <3

Ocurrió un día como cualquier otro, la tarde ya estaba llegando y la ciudad de inundaba de colores naranjas y rosados, que no solo iluminaban el cielo, sino también los diversos edificios que conforme pasaba la noche, se iban vaciando poco a poco.

Naruto nunca se había considerado alguien muy responsable, pero esta vez no pudo evitar reprocharse su descuido. Una cosa era olvidar su chamarra o algún libro o libreta, pero jamás su mochila ¡su estúpida mochila!, y corriendo como si estuviese en un maratón, llego al salón de clases para notar con alivio, que la mochila seguía ahí.

Era una fortuna que Sakura y Shikamaru hubieran notado la ausencia de su mochila, de lo contrario habría llegado a su casa y cuando intentara hacer la tarea, no podría hacerla, por obvias razones. Si bien su casa no estaba tan lejos de la preparatoria, tampoco era agradable pasear por las noches en esa parte de la ciudad más bien deshabitada, ya que al colegio lo rodeaba un sinfín de árboles que daban inicio a un bosque, poco más allá de un kilómetro de su escuela, por lo que la gente de por ahí no solía mucho.

Sin embargo, a Naruto le encantaba eso de su preparatoria, la naturaleza lo relajaba y el inmenso bosque de su ciudad no podía ser más perfecto para cuando quería despejar su mente. Pero joder, no era bueno a las 9 de la noche donde la visibilidad entre los arboles era casi nula.

Llegó al colegio jadeando y dejo su bicicleta reclinada en una pared, afortunadamente, también su ciudad de distinguía por ser una increíblemente segura, pese a la gran cantidad de pobladores que había. Ahora, lo que menos le preocupaba era que se la pudieran robar.

Corrió hasta la entrada donde vio a unos pocos estudiantes que tenían actividades con sus clubs o se habían quedado en la biblioteca, la mayoría de ellos (tanto hombres como mujeres) lo miraron embobados, lo cual le avergonzó un poco, hasta hace unos años, era un chico arisco y desesperante al cual nadie se tomaba enserio por su apariencia escuálida y totalmente fuera de forma; alto, flacucho y raro, así podía describir su imagen anterior.

Por fortuna, las promesas de la pubertad habían sido ciertas, y ahora con casi 18 años (faltaban unas semanas para su cumpleaños, por cierto), podría decir que era alguien atractivo para la gran parte de su colegio, tenía muchas y muchos admiradores que iban a verlo fielmente a sus partidos y le dejaban regalos lindos, como galletas o tarjetas, y se sentía terriblemente halagado por eso.

Poco se daba cuanta Naruto, que en realidad no era solo “atractivo” ere irremediablemente guapo y sexy al por mayor. Con su cabellera rubia desordenada, un poco más corto que en sus días de puberto, con unos ojos totalmente hermosos y cautivamente que reflejaban su buen corazón y entusiasmo por la vida, así como atisbos de una madurez pero sin dejar a un lado ese brillo infantil que lo caracterizaba, y por último, tenía ese cuerpo de Dios griego que dejaba a más de una persona con la boca abierta; espalda ancha, brazos fuertes y un  abdomen perfectamente marcado, y su altura que tantas burlas había recibido, ahora solo lo hacían parecer más imponente, era de los chicos más altos de su curso, por lo que tenía un “no sé qué” protector.

Claro, todo esto el chico lo ignoraban, y aunque su actitud era un poco presuntuosa a veces, la mayoría del tiempo no podía creer la perfecta vida que llevaba, era un poco demasiado bueno para ser real.

Pero si era honesto consigo mismo, sentía que aun algo le faltaba. Solo debía de descubrir que.

Llego pronto a su salón y con alivio noto que su mochila seguía ahí, suspiro con alivio y sonrió para si mismo, ahora tenía que apresurarse y llegar a casa para realizar su tarea, no sin una buena reprimenda de su madre.  

Camino tranquilamente por los pasillos, no había nadie afuera justamente en el tercer pido (donde estaba su salón) y la calma del ambiente le hizo preguntarse como hace unas cuantas horas, las risas y las voces inundaban el ambiente.

Soltó una carcajada, pero pronto escucho algo que lo dejo sin habla.

Un sonido, uno muy dulce que provenía del aula de música, la cual creyó que estaba deshabitada, con la reciente renuncia del profesor que por 20 años había ejercido como instructor.

Pero eso no era lo importante, lo verdaderamente importante esa semejante melodía que acelero inexplicablemente su corazón. Nunca había sido de música clásica, pero esa canción jamás la había escuchado, parecía una composición única que derretía a los más fríos corazones.

Sentimientos extraños comenzaron a surgir y por inercia, se acercó para escuchar mejor aquel bello sonido que lo tenía cautivado.

Se detuvo en la puerta, pero no se animó a abrir, temiendo interrumpir tan perfecto sonido, se sentó en el piso y recostó su cabeza en la puerta, apreciando cada vez más esos sonidos. Era raro, sentía ganas de llorar, pero también de reír, era una balada muy dulce, pero también terriblemente triste, y no pudo evitar soltar un suspiro.

Justo en ese momento la música se interrumpió.

Naruto sabía que aquel chico o chica había notado su presencia, pero ansiaba seguir escuchando.

—Realmente lamento interrumpir tu práctica, pero… tocas hermoso— titubeo un poco, pero no escucho respuesta, por lo que, pese a su nerviosismo continuo— me gusta mucho como tocas, jamás había escuchado algo más hermoso ¿Sabes? No soy alguien con gustos muy refinados, realmente me gusta escucharte tocar, ¿podrías continuar por favor?

El piano comenzó a tocar la melodía otra vez, por lo que Naruto había tomado eso como una respuesta afirmativa.

Pasaron los minutos, pero para él eran segundos escuchando la que ahora era su canción favorita Naruto no supo en que momento, pero había comenzado a hablarle a la persona del piano sobre sí mismo; sus miedos, sus seños, su familia, todo, en realidad.

Pero no parecía realmente importarle al otro, es más, a pesar de que no lo veía, Naruto estaba seguro que esa persona lo escuchaba atentamente.

Luego de un tiempo, el sonido ceso.

Naruto frunció el ceño y miro en su celular la hora. Santa madre… ¡Eran las 6! Sus padres lo matarían.

—Oye, realmente disfrute esto… mmm, no sé, ya sabes- si tú me permitirías seguirte escuchando

Silencio.

Eso lo desanimo un poco

—No importe, vendré mañana, a la misma hora.

Estuvo tentado a abrir la puerta para conocer al intérprete de tan hermosa canción, pero algo lo detuvo, tal vez miedo. No lo sabía, pero una incertidumbre se centró en su pecho, como si pudiera romper tan perfecto momento con uno de sus arranques impulsivos, por lo que desistió de la idea. Pero algo en su interior le decía que ese era el vacío que necesitaba llenar.

Que eso era lo que le faltaba.

Se fue de la escuela con un nuevo sentimiento llenando su interior, aquella música había movido algo muy dentro de él, despertando uno de los sentimientos más esenciales y difíciles para el ser humano, una chispa que lo recorría de la cabeza a los pies.

 

Sin embargo, una vez más olvido su mochila.

 


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