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Mirror of madness por nezalxuchitl

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Notas del fanfic:

Oneshot AsprosXSage. Contiene locura y cosillas un tanto perturbadoras, incluido un lemon que entra en la definicion de necrofilico (mi sevy, ya no estas solo!)

Pero los insanos molan un monton.

Por cierto, ¡A Marfil se le paso enlistar a Aspros de Geminis en la lista de personajes! 

 

Notas del capitulo:

I'm seeing that face again 
And it's making me mad
My rage and hate is taking over 
When you look at me
So I close my eyes 
And you scream to me

  - Norther, Mirror of madness   (Estoy viendo ese rostro de nuevo y me esta volviendo loco. Mi ira y odio me controlan cuando tu me miras asi que cierro los ojos y tu me gritas)   link: https://www.youtube.com/watch?v=eg_ZFJuRyPc

Reflejando la basta oscuridad de su corazón el templo de Marte se alzaba hasta perderse en las sombras. Pretendiendo estar en otro lugar, no haber sufrido la vergüenza, las oscuras ropas y el trono de patriarca desencajaban en el templo de Géminis.

Por eso era importante que se perdiera en la penumbra, bastaba con que la luz los iluminase, a ellos dos.

Al morir el, le pidió a Hades que lo devolviera a la vida, sujeto y subyugado a el, pero el dios lo considero demasiado peligroso para tenerlo con vida. No lo creyo capaz de someterlo con el satan imperial, y por ello, se lo pagaría.

Tenia que conformarse con tener su cuerpo delante. Inanimado, como dormido. Respiraba para que no resultase tan perturbador, estaba calido cuando el lo tocaba, lo besaba, lo golpeaba.

La turra que quiso tener como reina, consorte, incluso consejera. Admiraba su sabiduría tanto como su belleza, por eso se deleitaba en su sangre cada vez que lo asesinaba; sujetaba su nuca con su diestra cada que le hacia el amor, extrañando mas que nunca sus gestos elegantes.

-Gran patriarca Sage. – acaricio su mejilla, la línea que iba hacia abajo.

Pasaban sus días uno frente al otro, a pesar de que su sueño habia sido tenerlo a su lado, a su izquierda. Pasaba el dia mirandolo, matándolo, amándolo, sin que nada se les interpusiera. Sin que su tiempo fuera de nadie mas que de el, sin que dudara mas de el, sin que se diera mas que a el.

Viejo maldito, que se le habia negado luego de despertar su deseo.

-No me dices más que no... – dijo, enterrando sus dedos entre las suaves hebras blancas, acercando mucho su rostro sin ser rechazado.

Respirando, casi, encima de sus labios serenos; rozando su nariz con la suya, cubriendo su mano, enjoyada, con la propia. Acariciando el anillo nupcial, que habia agregado a los que usaba.

Se sintió casi vivo en ese momento, casi feliz, pues su gesto podía pasar por una sonrisa serena. Los silencios que sabia podrían haber compartido, disfrutando la mutua compañía.

Lo cogio en sus brazos, haciendolo caer suavemente contra su pecho. Los cabellos blancos, soltando su perfume al caer. Los brazos caian laxos, las mangas uniformes. Pero contra su pecho sentia su corazón latir, y si miraba de reojo, parecía que su gesto lo aprobaba.

Las sonrisas que le dedicaba cuando era un niño vinieron a atormentarlo. Las miradas complacidas, asombradas, orgullosas, que vinieron después. Dolian. Lo estrecho. Dolian mas que el distanciamento entre las mismas. Los ojos asombrados pero tensos. Las arrugas duras, marcadas.

Lo estrecho tanto que lo hizo sangrar. Gotitas carmesí cayeron sobre sus albas prendas. Al hecharlo atras su cabeza golpeo con el trono. Llevo las manos a su cuello con los ojos inyectados en sangre. Ambas manos, no como entonces, que se limitaba a sujetarlo sin atreverse, que su sangre, sagrada como la de Athena, lo habia inmovilizado.

-¿Por qué no abres los ojos? – le reclamo, quebrando el mas ancho de los frios collares - ¡Mirame como entonces! – grito, pero solo el tintileo de la joya ovalada rebotando en las baldosas del templo le contesto.

Su cuello delicado, lleno de moretones. El gesto descompuesto, como si estuviera mas triste.

Lamio la sangre que escurria de la comisura de su boca y se la dio a probar en un beso. Sus labios, ligeramente carmesí, se veian mas atractivos.

-¿Qué opinaría Manigoldo de que te maquillaras para mi? – sonrio, con dientes blancos como la muerte – Su querida madre, mi putita. ¡Mi putita, no la suya! – volvió a exaltarse, sacudiéndola, rasgando la tela sobre sus hombros.

Hombros palidos, delicados, que habían cargado demasiado tiempo demasiada responsabilidad. Los beso. El habia querido aligerarla, serle suave, gentil. Un apoyo en el que el pudiera abandonarse. Cargar a Sage por las doce casas, en el paseo nupcial.

Deuteros felicitándolo en Geminis, un amor del que el no tocaba nada, en el que el no seria siquiera invitado, humillación que le habían impuesto el y Asmita.

-Yo te habria hecho feliz – deslizaba su dedo sobre su barbilla, mirando sus ojos cerrados – hubiéramos reinado juntos, dios y diosa – susurraba casi, entre su mejilla y su oreja – mi precioso Sage.

Le obligo a abrir la boca con un movimiento doloroso de pulgar en la mejilla. La tomo. Tinta en sangre, ferrosa, como nunca la habia conocido.

Se alejo espantado, llevándose la mano a la boca. Se horrorizo al verla ensangrentada: su mano, la boca, la ropa del patriarca. Su ropa estaba desgarrada, sus collares rotos. Yacia como muerto, con el rostro caído sobre el pecho.

-No… - le temblo la voz – esto no puede estar pasando…

Busco con la mirada al responsable, y un patriarca oscuro, como el oscuro caballero de Geminis que el oráculo le habia mostrado le devolvió la mirada desde una placa de oro del collar de Sage, en el suelo.

La recogio y se miro.

-¡Esto no puede estar pasando!!!

Deuteros, Asmita, Sisifo, Hasgard… ¿Dónde estaban? ¿Dónde estaban todos? Se refugio en el regazo del patriarca, poniéndose sus manos sobre su cabeza como cuando era niño.

Pero el patriarca no lo acariciaba. No lo consolaba con ruiditos cariñosos, no besaría su frente cuando se levantara. Por culpa de sus malas acciones.

-Maldito seas… - se irgio, jalándolo por la ropa - ¡Maldito seas Sage! ¡No vas a oponerte a mi, no vas a tenderme trampas! ¡Traicionero! – le arranco la ropa - ¡Malvado! ¿Qué tenias que verificar? – le reclamo con ojos desesperados, muy cerca del rostro que sacudia con una mano apresando los cabellos de la nuca - ¡Yo era el mejor! ¡El mas indicado! ¡Ahora Athena morirá y la Tierra será sumida… - lloraba, ocultando el rostro en su pecho, sosteniéndolo por los costados – por tu culpa… ¿Cómo pudiste? – lo encaro con ojos deseperados - ¿Cómo puedo yo amarte a pesar de lo que has hecho… Me denigro a mi mismo y aun asi… No hay nada que no diera por probar el sabor de tus labios.

Lo sostenia. Lo apretaba contra el, gentilmente, por la cintura y por la nuca, ambas cubiertas por su cabello. Los mechones blancos velaban púdicamente sus muslos y caderas. Aun delicados, aun tentadores. Los recorrio. Sage le inspiraba cosas que ningún otra turra: su belleza elegante, majestuosa, digna de un rey. Un dios.

Comparada con ella Asmita era solo una niña delgada. Albafica, Degel, Shion… no tenían nada que hacer contra Sage.

-Te revivire y juntos regiremos la tierra. – prometio, enamorado – Seras mio para siempre, mi consorte, mi consejero. Mi amor. – dijo ya sobre sus labios.

Esos labios que sabían a sangre, haciendolo sufrir. Ese cuerpo tibio que no se oponía, haciendolo desesperar. Ni vendiendo su alma al diablo lograba poseer a Sage. Ese no era Sage, el apasionado maestro. Ese débil muñeco no se oponía, pero los días en que pensaba que esa ya era una gran ganancia habían pasado.

No se resistia, pero tampoco lo abrazaba. Su cuerpo estaba ahí para lo que quisiera hacerle. Su cuerpo maduro, delicioso. Esas suaves curvas de su vientre y pecho, que podía recorrer a voluntad, sin que se le acelerara el pulso. Esas nalgas generosas que podía abrir y comerse sin que lo disfrutaran. Ese agujerito que dilataba demasiado rápido, o que podía desgarrar sin que sufriera.

-¡Maldito seas, Hades! – grito al señor del inframundo, en sus dominios - ¡Por haberme dado un juguete incompleto!

 

***

Dos espectros que volaban por lo alto escucharon el bramido. El menos importante de ellos se escandalizo. Observo el rostro serio de su compañero, y lo provoco.

-¿Qué pasa Kagaho? ¿Dejaras que insulten asi al señor Hades?

-Yo decido a quien matar, pero su vida no es decisión mia.

Chesire hizo una trompetilla, sin entender.

-Supongo que no es mas que un pobre loco.

-¿Loco? – lo miro Kagaho – Ese hombre esta condenado.

 

 

 

Esto nunca terminará.

Notas finales:

Me gusto mucho como me quedo este fic. Mis locos y mis orgias, en lo personal, me satisfacen.

Y si les interesa el tema de la locura, particularmente la esquizofrenia, les recomiendo que se lean las letras de Norther; todas las escribia una preciosidad mas loca que una cabra.

Aca en el wattpad podeis mirar la portada mas facil que en feis, donde teneis que estar agregados:

https://www.wattpad.com/myworks/140975258-mirror-of-madness

Slán!


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