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Vergonzosas lágrimas. por nezalxuchitl

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Notas del fanfic:

Este oneshot es de tematica un poco mas seria. Hay advertencia de incesto porque los personajes se consideran ellos mismo entre si madre e hijo dentro del relato, aunque no lo sean biologicamente.

Freud y yo los flipamos. 

Notas del capitulo:

"Tonight I will make the leap


deep down to the night unknow


That's why they put me here,


They, they..." 


-Auri, Night 13


( https://www.youtube.com/watch?v=sAnZUKoOSL8 )


 


(Esta noche dare el salto


muy profundo en la noche desconocida


es para que lo que me pusieron aqui


para lo que me pusieron aqui.)

No se había desarrollado, su cuerpo, cuando comenzó a hacerlo. A amarlo, con esa intensidad, única. Unos ojos que lo habían salvado, una mano que lo había alzado. Una sonrisa que lo había hecho llorar, amar, sentirse vivo otra vez.

El no era un niño cuando él lo encontró. El no sabia que seria inevitable. ¿Cómo sospecharlo, cuando apenas le llegaba al regazo? Cuando lo había acogido en el, en su cama maternal…

Lo que Sage queria, lo que necesitaba. Lo que el queria darle, pues lo amaba tanto.

Tomaba de el un poco de lo que necesitaba, a escondidas, para no turbarlo. Desde la columna hueca que había descubierto a poco de llegar al santuario.

 

*

 

Suspiró.

-¿Alguna vez saldrás de ahí, Manigoldo?

Su respiración se detuvo. Sage sabia. Pero, ¿desde cuando?

Se volteo en dirección a donde estaba. El rostro gentil arrastrando la capa de cabello blanco.

-Vamos, sal de ahí.

La mano que también se habia detenido se la guardo, rápido. Estaba avergonzado como un niño. Obediente, como uno.

-Viejo, yo…

Nado hasta donde el estaba. Bellisimo. Luego saco los codos, una mano sobre la otra y la barbilla sobre ellas. Sus ojos dulces se veian timidos, avergonzados. Para nada el mismo.

Hinco la rodilla en tierra para levantarle la mejilla, los ojos. Que ganas de besarlo, de ver cerrarse esas preciosidades conforme sus rostros se acercaban.

-Lo siento…

Estaba a punto de inventar una excusa estúpida como que Albafica estaba mas aterrada que de costumbre, pero el patriarca salio un poco mas del agua y le puso el dedo sobre los labios.

-Durante muchos años, me has dado el cariño de un hijo porque sabias que eso era lo que deseaba de ti.

Manigoldo trago saliva. Ver al viejo turbado era…

Los ojos verdes lo encararon. Eran enormes y brillantes.

-Si tu me deseas como una turra… lo menos que puedo hacer es conceder tu deseo.

Sintio que se mareaba.

-Sé que ha sido difícil para ti y estoy convencido de que no es algo pasajero… - no habia cesado al terminar su adolescencia ni al tener a su gemelo ni al tratar de hacerle conocer el amor por medio de otra turra.

Seco su lágrima y lo beso.

-Si me quieres, tomame.

Estaba más turbado de lo que creyó. No podía hablar y vergonzosas lágrimas corrían por su rostro, caliente.

-No quiero hacer nada en contra de tu voluntad. – dijo cuando pudo.

-Yo te adopte sin siquiera preguntártelo.

Sus iris estaban cerrados, evasivos. Su mano lo tocaba. Ondulo su mejilla contra ella. Amarlo, desearlo, ¿Qué hacia mas?

-Quise engañarme sobre que no eras mucho mayor de lo que tus años decían… - le sonrio y volvió a encararlo, a dejarlo ver a través de sus pupilas luminosas – pero pronto me di cuenta de que ya no eras un niño. Y quise… - ahora el también lloraba – pensar que tu no estabas de veras enamorado de mi.

Las lagrimas corrian sin parar.

-Tu amas a otro.

-No como a un amante – no exclusivamente. Trago saliva – Nuestra relación es demasiado profunda para encajar en alguna de las conocidas por los humanos.

-Los humanos también sabemos amar asi. – se defendió Manigoldo.

-Si quieres explorar esta faceta – rodeo su cuello con ambos brazos, saliendo de pecho completo del agua – hazlo ahora o entiérrala para siempre. – sus ojos eran duros, mirando directo a su alma – No quiero que sigas sufriendo.

Era lo mismo que podía decir el. Hacer de tu madre tu amante era algo sobre de lo que ni siquiera podría hablar con Kardia. Se dejo ir adelante, hacia los labios de Sage, cayendo en la piscina, protegido por el.

Besarlo como siempre habia deseado. No le importaba no respirar. Sage lo saco a flote. Su salvador, su patriarca, la persona que lo habia adoptado, la persona que amaba. Su amado, eso era. Sin mas etiquetas, solo el consuelo que recibia de sus labios, como un bálsamo bendito.

Sus labios moderaban el hambre con el cariño. Los tomaba una y otra vez, saboreándolos, succionandolos. La pasividad de Sage no era inactiva, se adaptaba a el. Con sus manos lo calmaba, le infundia animos. Se separo a mirarlo. Que recibiera todo el amor que quería darle, aunque fuera perturbador para el, significaba mucho. No podría ni haber soñado, en sus días de basura, que alguien hiciera semejante sacrificio por el. Alguien como Sage.

-Gracias.

Sabia que lo entendería, que lo aceptaría, como lo hizo, con esa dulce sonrisa y asentimiento. Lo cogio en sus brazos y lo estrecho contra si, como un hombre. Como un varon que finalmente esta con el doncel amado.

Su siguente beso fue mas posesivo. Largo y dominante, su lengua se metio en su boca, saboreo sus encías y su paladar. Lo termino con la lamida que continuo hasta su nariz, mirandolo como nunca habia podido hacerlo de frente, con ojos cargados de deseo y de amor. De ese tipo de amor.

Las manos apretaron su cintura, pegándolo mas, masajeando hacia arriba y hacia abajo conforme le daba otro amoroso beso. La mano sobre su nalga lo hizo sentir escalofríos. Sabia que no seria rápido, que Manigoldo se exforzaria en que lo disfrutara, y esa seria la verdadera prueba. Habia visto su apostura con los ojos del orgullo, nunca de la turra, y, el placer de sus caricias… tal vez si se concentrara en la atención con que se las proporcionaba serviría.

Gimio, al sentirse tocado ahí, y Manigoldo sabia que no era de deseo de lo que temblaba. Pero no podía ser brutal con el, no cuando lo idolatraba. Besó su cuello como pidiéndole perdón. Perdón, a esa piel tan blanca, por mancillarla con su lengua.

Era exquisito, Sage, el doncel mas hermoso del santuario, mucho mas bello que su hermano. Muy joven habia dejado de ser un iluso, o mantendría la ilusión de que Sage llegara a gozarlo, a desearlo como un varon. Y pensar que el mismo le habia enseñado a no perder la esperanza. Sonrio sobre la intimidad de su nuca, la privada y nunca expuesta parte posterior de su cuello.

Aspiro el aroma de sus cabellos, nota mas fragante de cuantas en el vapor flotaban.

-Sage… - susurro en su oído, alzándolo luego, cargándolo fuera del agua para accesar a sus pezones, joyitas tiernas en medio de sus pechos, nunca desarrollados.

Si hubiera tenido un hijo, si hubiera parido a Shion, tal vez habria tenido una oportunidad. Pero el hubiera no existe, solo el aquí y ahora. Esta vida que tenemos que colmar para agradecer a los que la hicieron posible. Para agradecerle a el, Sage, su todo.

No quería hacerle el amor en el agua. No quería compartir ni siquiera con ella a su amado. Lo cargo, fuera, sosteniéndolo por las nalgas y obligándolo a permancer abrazado a el como una cria de koala. Escurrieron en dirección a la recamara del patriarca, dejando un rastro de agua. Humeando y besándose. Depositarlo por entre los doseles de su lecho, le daba la ilusión de cumplir otra fantasia.

Dejo caer al piso la ropa mojada y se metio en la penumbra de la cama junto con el, sobre de el. Su cuerpo encajaba maravillosamente, parecían hechos el uno para el otro. Sage lo recibia con amor, le respondia con una pasividad que sabia, sentia, no iba del todo con el. Se mostro mas apasionado, principio a recorrerlo todo, cada delicioso rincón de carne no arruinada por la edad. Un cuerpo terso, apenas blandito. Un poco delgado. Lamio cada uno de los dedos de sus pies y el arco de los mismos, insistió ahí, como diciéndole “estoy a tus pies”, y el lo jalo encima, colocándolo arriba para que fuera su igual, besándolo finalmente por iniciativa propia, mostrándole un poco de ese fuego que ardia en el y no daba fácilmente.

La salivita escurria por su comisura, el rostro echado atrás, finalmente, en una expresión de placer mientras apretaba sus nalgas y se frotaba contra el.

Manigoldo alineo bien la suya, lo dejo frotarse mientras se comia su gesto ensoñado. Pero llegado un punto, le cogio con fuerza las piernas y se las hecho arriba, contra el pecho, bajando el rápidamente al trasero expuesto, lamiendo las bolitas, la línea que entre ellas, tensas e hinchaditas, las volvia mucho mas eróticas. Lamio hasta su punta y luego regreso abajo, empujando una y otra con sus mejillas para adentrarse, estirando la lengua para tocar el orificio sagrado, temblando al hacerlo, lamiendo con deseo y excitación, penetrando con reverencia, probando ese lugar del que no habia salido pero donde siempre habia querido entrar.

Sage se tapaba la boca con las manos, de hecho horrorizado por lo bien que se lo sabia comer Manigoldo. La sensación física era intensa, perturbadora. Le hacia desear mas, amenazaba con olvidarse de quien se lo estaba haciendo. El habia querido jugar a la mama, olvidándose de que eso no era solo un juego.

¿Por qué no tomarlo asi? Un varon atractivo, hábil, ahí abajo. Aceptarlo y dejarse llevar por su cuerpo. Lo intento. Gimio, apretando las sabanas entre sus dedos.

Dedos y lengua, jugando en su viejo y oxidado rincón de juegos. Algo que creyo no volveria a experimentar mas que con Hakurei. ¿Por qué no?, se retorcio en la cama. Despues de todo, habia enseñado a Alba, a Degel, a Sisi y a muchos otros, a quienes habia dicho querer como a unos hijos. Pero era solo una frase hecha, y ahora, a quien de veras consideraba, a quien habia utilizado como sustituto al estar separado de su verdadero hijo estaba ahí, entre sus piernas, liberándose al fin de su sufrimiento.

Sage gimio con mas ganas y se dio a el. Se abrió, de verdad, sin reservas, dejándose sentir el placer en ese punto que volvia locos a los donceles. El mismo estaba loco, gozándolo asi, espiando el momento en que sucedería, lamiendo atento la puntita y sin perderla de vista, mas que para dar repentinos momentos de primer plano a sus dedos trabajando su culito.

Lo sintió estremecerse, apretar, tan rítmica y apasionadamente. El jugo manó, brillante en la penumbra, dulce, como la cosa mas dulce que podía salir de una turra. No la dejo acabar. Sustituyo sus dedos por su polla, lado a lado, recostado junto a el, espalda contra pecho, con el bellísimo cabello húmedo como única cosa interponiéndose entre ambos. Le cargo bien al muslo, arriba, doblado, y lo penetro. Sin perder de vista su cara, grabandose sus gestos, su interior, que pulsando lo recibia.

Abrio mas la boca y grito, corriéndose. Seguia corriéndose y era tan intenso como la mirada de Manigoldo, de quien era vagamente conciente. Lo miro desprotegido, sabiéndose completamente a su merced. Un varon que lo amaba, solo a el. Que no los hacia competir a Hakurei y el.

Llamo sus labios y de inmediato acudió a su llamado. Lo beso como quería ser besado; suave, intenso, interminable. Embestido con una intensidad que no era violenta en sus movimientos, sino en sus sensaciones. Penetrado una y otra vez… solo sus cuerpos, solo placer… La dicha de Manigoldo, que podía sentir atraves de las puntas de sus dedos, que lo acariciaban con ternura… a través de sus labios, que besaban con devoción.

Lo miro directamente a los ojos y lo acepto, cerrándolos luego para poder ocultar, sacrificándose con un beso, con un acto que habia realizado muchas veces, pero que para el era trascendental. Sacrificandose en cuerpo y alma por Manigoldo, por su felicidad.

La esperanza parecía haber dado frutos y Manigoldo no podía ser mas feliz. Finalmente, habia dejado de sentir que estaba violando a su mama; estaba haciendo el amor con su amado, siendo uno con Sage, que era todo para el.

Cuanto mas bueno es el sexo con el amor era algo que creía tener claro, pero que nunca habia experimentado a esta escala. Amaba a Sage mas que a nada en la vida, hundirse una y otra vez en su carne vieja lo hacia sentirse pleno. Era algo que iba mas alla del placer, de la espiritualidad. Estaba pisando el terreno de Asmita, o algo asi, en compañía del viejo, con el.

Trataba de no chupetear con fuerza su cuello, pero parte de el quería marcarlo, que todos supieran que era suyo. Dejar sobre su piel una marca, si eso, como pensaba, no se volveria a repetir.

-Te amo – lo apretó con fuerza – ¡Te amo!!!

Se corrió. Ambos lo hicieron. Se quedaron abrazados. Desnudos, jadeantes. Unidos como amantes, y Manigoldo seguía cubriendo con tiernos besos la piel de Sage.

-Yo también te amo. – dijo este, girándose para quedar frente a frente con el, abrazandolo, acariciando su pelo.

La conciencia volvia a Manigoldo, sazonando con tristeza su lucidez. La mirada amorosa de su madre estaba ahí. Sage, que habia dado todo por el.

La ilusion se desvanecia como lo harian las marcas en su cuello. El tendría que vivir con lo que habia hecho, podía hacerlo, aunque dudaba poder cometer algo peor.

Pero por esa noche la ilusion se mantenía. Muerta, como esas mariposas que algunos coleccionaban.

Y Sage, irredente también, lo acurruco maternalmente contra su pecho en cuanto se quedo dormido.

 

 

Mas allá de la redención.

 

Notas finales:

Kya! Gracias por leer estas cosas tan perturbadoras.

El amor es malo chicas, malo.

Quisiera recomendarles un par de cosas relacionadas con la tematica del fic (y no, no son libros de freud xd): una, sobre la vida y su significado, la novela Nada y asi sea, de Oriana Fallaci. Advierto que es tan dura que puede causar depresion.

La otra es la hermosa cancion de las notas de inicio.

Aca podéis mirar la portada:

https://www.wattpad.com/myworks/141452183-vergonzosas-lgrimas

Habra mas guarradas como esta. Mas felices.

Slán!


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