"Siendo sincera, a veces al despertar me siento vacía"
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Una joven de cabellos negros y cortos se levantaba de su cama complemente desganada.
"Oh, aún estoy viva..."
Ese sentimiento de soledad que la atacaba cuando despertaba se había manifestado nuevamente esa mañana como de costumbre.
Soltó un suspiro pesado al aire, su vida era triste y vacía.
Llena de banalidades y falsas amistades que solo buscaban beneficios al estar cerca de ella.
Tenía una buena familia, pero la había dejado para poder estudiar la universidad en el extranjero.
Tal vez esa había sido la peor de las decisiones. Si nunca se hubiera ido, tal vez su vida no sería tan triste...
La joven se dirigió con pereza a la pequeña cocina de su pequeño departamento.
Tomó una manzana verde y le dio una gran mordida, listo, ya había desayunado.
Ahora debía ir a la universidad...
No le preocupaba llegar tarde a estudiar, era la mejor en ese patético lugar, por eso mismo se acercaba tanta gente falsa a ella.
La chica miro su atuendo unos segundos. Tenía una camisa de botones negra holgada y unos pantalones de color blanco. Bueno, como si realmente le importara si se veía bien o mal.
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Caminaba lentamente por las calles transitadas. Le parecía verdaderamente molesto tener que escuchar a los automovilistas tocar su escandaloso claxon, había trafico, ¿tocar el claxon los haría volar o ir más rápido? Las personas son absurdas, aparte de que el humo que soltaban la hacía toser...
Por esa misma razón, decidió desviarse un poco del camino. Tal vez ir por la playa no le haría daño, el hermoso sonido de las olas la hacía relajarse.
Aparte, le traía recuerdos agradables, ella y su padre cuando aún era niña iban a la playa a recolectar pequeños "tesoros" marinos.
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Ahora caminaba tranquilamente por la playa, era mucho mejor que ir con todas esas máquinas de contaminación que los humanos empleaban para transportarse más rápido.
—¡Auxilio, por favor! Alguien ayúdeme... —una voz que notablemente era femenina pido auxilio desesperada. —Se los ruego —era suave y celestial.
La joven de cabellos negros se quedó pasmada unos largos segundos.
¿Había escuchado bien? Esa voz era tan dulce y hermosa que le resultaba irreal.
Le recordaba a la voz de esas princesas de Disney.
—¡Por favor... estoy atrapada! —volvió a gritar aquella voz femenina.
La chica con lentitud e incluso un poco de temor se dirigió a la orilla de la playa, justo cerca de unas grandes rocas.
Sus ojos se abrieron de sobremanera y brillaron por primera vez en mucho tiempo.
Frente a sus ojos estaba una hermosa mujer de piel canela, sus cabellos eran largos y dorados como él sol.
Sus hermosos ojos azules como él mismo mar, pero lo que más resaltaba era esa grande y hermosa cola de color naranja brillante.
—U-una sirena... —susurró completamente impresionada.
La sirena estaban enredada en una red de pesca.
Parecía desesperada y sus ojos estaban cristalizados, parecía estar a punto de llorar.
—Ayuda... —
"Fue amor a primera vista..."
La chica de cabellos negros se dispuso velozmente a desenredar el cuerpo de esa bella mujer aunque con algo de timidez. Cada que sus pieles se rozaban su piel se erizaba.
Una vez pudo liberarla, soltó un suspiro, seguía en shock.
—Gracias, eres muy amable —susurró la hermosa sirena. —Soy Amelya... —
—S-soy... Bárbara —
"Ese fue el inicio, de lo mejor que me ha pasado en la vida"