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Hormona exclamation! por nezalxuchitl

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Notas del capitulo:

Estos titulos me encantan. Como de texto académico.

Manigoldo estaba cada vez mas entusiasmado sobre su pescadita. A medias sobre el, besándolo con el pecho casi pegado. Albafica estaba bien acostado boca arriba, con las piernas recogidas y separadas. Manigoldo, con la cadera apoyada a su lado, procuraba cubrirlo, disfrutarlo. Su mano habia ido lentamente de adelante hacia atrás por su entrepierna, cubierta por sus mallas, que al ser de una tela delgada y elástica, como sus bragas, dejaba adivinar todas las redondeadas formas que habitualmente la túnica larga cubria.

Habia empezado sobándolo adelante, pero ahora la forma alargada temblaba solita, mientras que el dedo se hundia mas y mas forzando la tela, expandiendo la mancha de oscuridad a su alrededor.

Le libero la boca para que jadeara y se fue a su delicioso cuello. Olia tan pero tan bien que podría llorar, pero mejor lamia y dedeaba, sintiendo el calorcito a través de la odiosa tela.

No siempre podía tenerlo en su cuerpo real, y menos durante los días que lubricaba y se imaginaba (el) que era mas venenoso, pero la excitación que el mismo debía de estar sufriendo por su estado era muy grande, o de lo contrario no habría sucumbido a su insistencia.

En honor a la verdad, sentía los labios hormigueantes luego de tanto y tanto besarlo, pero unos cuantos temblores, sangrado interno y alucines era algo con lo que cualquier caballero podía lidiar, y mas en nombre del amor.

Hizo fuerza y la tela cedió. Su dedo se hundio en ese paraíso de lubricación y suavidad, apretándolo por todos lados.

Albafica grito y se tenso. Quiso sentarse y el lo sujeto por el pecho. Entonces lo abofeteo y se incorporo impulsado como por un resorte, alejándose de el.

-Fuera. – le señalo la puerta de su templo.

-¡Pero Alba chan! – renegó, con moditos infantiles que desmentían mucho su carpa.

-Largo o te lanzo las demon rose.

-Sera el mismo efecto que si cosharamos…

Albafica tenia esa mirada gélida que nada tenia que envidiarle a las de Degel.

-Fuera.

Manigoldo, muy decepcionado, se retiro arrastrando los pies. Cabizbajo, fue refrescado por el viento nocturno, que en punto tan elevado del santuario disipaba en algo el tufo de turras en celo que amenazaba con enloquecerlos a todos, los semes.

Una nota conocida llego a su cerebro. Dos. Intensas, casi idénticas. Las causantes, estaba casi seguro, de todo aquello, pues su prima aun era muy joven, inmadura a pesar de tener mas años que todos ellos y haberse hechado novio con el chino ladino ese.

Las gemelas lemurianas, Sage y Hakurei. Procuraba no sentirse tan atraído como en su juventud, pero como cuando tenia trece años, la oportunidad de espiarlos por la mirilla que solo el conocía fue muy grande, y si ellos eran los responsables… bueno, no iba a ver nada que no hubiera visto antes.

O si, con un poco de suerte. Esos gemelos eran de lo mas imaginativos.

Llego a ella, retirando el centro de la flor de la decoración exterior que habia cedido, permitiendo un vistazo al paraíso. Hakurei estaba desnudando a Sage desde atrás, la cosa prometia ponerse buena, se relamio apretando su entrepierna.

Apenas iba sacándose la polla cuando unos ruidos entre las ramas lo alertaron. Le arrojo una piedra al animal rondante.

-¡Ay! – se quejo el animal, conocido.

-¡Shhh! – lo conmino enérgicamente - ¿Qué haces aquí?

-Mi nariz me trajo.

-Pues anda a meterla a otro lado. ¡Y no hables tan fuerte!

-Eres tu el que habla fuerte – se le acerco Kardia, arrugando la nariz – Definitivamente es de aquí de donde viene ese aroma.

Manigoldo tapo el hoyito con su dedo.

-¿Qué hay ahí? – pregunto curioso el de los ojos loquillos.

-Un bicho y te puede picar.

-No hay bicho mas picador que yo.

-¡Que te calles, maldita sea! – le dio un pisotón.

Le tapo la boca para que no gritara. Dominar, aunque fuera a otro varon, se sentía bien para su entrepierna. Kardia le gano y miro por el agujerito.

-¡Amdasemstan besando! – exclamo ahogado.

Manigoldo lo bajo, aprisionándolo y sometiéndolo bajo su peso.

Si, se estaban besando. Y era hermoso. Kardia le dio un cabezazo que le hizo tronar los dientes. Le apretó el vientre para forzarlo a rendirse sin aliento, pero solo logro darle un buen repegon a esas nalgas carnosas y tentadoras.

A Kardia no parecio incomodarle. Aunque Kardia podía estar como si nada y de repente atacarte.

-Esta es mi mirilla se-cre-ta – acompaño cada silaba de un coco, como cuando era pequeño.

-Eres un guarro fisgando a tu mama adoptiva.

-Maestro.

-Cuando te conviene. Y tu tia también esta como para comérsela.

Kardia se relamio los labios de un modo bastante antojable. Manigoldo lo empujo y miro a las hermosas lemurianas, meneándose ya en el agüita.

Kardia no sabia tanto de cultura lemuriana como para saber que el incesto entre los hermanos no estaba mal visto, y que si eran gemelos, era tan natural como que te crecieran las uñas. Pero con el ejemplo de Aspros y Deuteros, y su pragmática visión del mundo, asumia que el twincest era normalito. Y el que veía ahora de turras, mejor.

-No puedes venir a fisgar al viejo cuando yo no este. – amenazo el pelicorto.

-Lo hare. – declaro quitado de la pena el otro.

-¡Quita! – le sumio la cabeza como Degel hacia - ¿Por qué no te vas con tu princesa?

-Me corrió.

-¿Y desde cuando tan obediente? – lo provoco.

-Esta de malas.

-¿No se le quita coshando?

-Esta de malas porque ya no puede coshar mas. ¡Tsk! – se volteo a verlo y lo quito – Todo por un poquito de sangre y un acetábulo dislocado.

-¿Has probado con dejar que te monte?

-Me monto hasta que se canso y luego yo lo monte hasta que me desmaye, creo.

-Como no te moriste. – le dijo, encantador.

-¿Qué es eso que están haciendo? – le habia arrebatado la mirilla.

Estaban pomulo a pomulo, empujándose para ver.

-Tijeras… - dijo con voz desmayada, tragando saliva cuando vio que eran tijeras con un juguetito redondo. Claro, como sus agujeritos estaban mas escondiditos…

Kardia lo quito.

-Puta madre. – declaro el sentir de cualquier varon – Vamos a follarnos a esas viejas guarras.

-Interrumpes el espectáculo y te mando al infierno.

Sabia que lo decía literalmente, y como era muy aburrido, y no podía escapar, no insistió.

-Dejame ver. ¡Joder! – le tapo la boca, volviendo a apretarlo - ¡Como les gusta! – lo veía salidorro mientras era su turno de ver.

El vio el cambio al consolador de dos cabezas. Lo saboreo en su mente mientras dejaba a Kardia ver.

-Es obvio que quieren, vamos a darles: yo a tu mama y tu al de Jamir.

-¡No!

-Bueno, entonces tu al patriarca, que guarro eres…

-Quieren follar entre ellos. Si quisieran follar con nosotros ya nos hubieran llamado…

Últimamente, se les habia metido la idea de que les fueran fieles a sus turras.

-¡Ay si! Tengo que respetar… - rezongo, conteniéndose el solo, heroico logro de los esfuerzos de Degel.

-Exacto… - Manigoldo ya no le prestaba atención, masturbándose, como estaba, mientras veía el espectáculo.

El mas joven lo imito.

-¡Joder! ¡Dejame ver mas!

-No. Son mis milfs.

-¿Quién te dio el titulo de propiedad? Te coshas a todas las plateaditas…

-Te voy a coshar a ti como sigas molestando.

Lo miro, y lo siguió mirando mientras el voyeuraba. Kardia era bastante sexy, se movia con una sensualidad innata que atraía a todos los generos, algo en el era sumamente seductor.

Ya se habia semificado, pero sus muslos carnosos… doblados. Ese culo contra el que se repegaba…

Se lo sobo; un culito carnoso, firme, de seme. Le puso la barbilla sobre el hombro y lo bajo. Si estaba bien que dos turras lo hicieran también dos semes.

Dejo a Kardia ver. Estaba entusiasmado como ante todo lo nuevo. Su cuello lo atraía poderosamente y hecho el pelo a un lado. Largo, abundante, con nudos. No estaba seguro de que consentimiento fuera el que Kardia ignorara sus lamidas y sus manos sobándole las nalgas, mientras el se masturbaba y veía con entusiasmo.

Le alzo la cadera para bajarle los pantalones y el flexible chico colaboro, aunque, tratándose de el, eso no significaba nada. A pesar de su vigoroso ejercicio de la sexualidad, Kardia aun era como un niño para muchas cosas, un niño al que el habia enseñado a no lastimar a su princesa…

Le metio los dedos, presionando su hombro con sus dientes cubiertos con sus labios, para no dejar marca. Kardia pujo pero siguió con lo suyo. Lo que estaba viendo era realmente bueno, le constaba. Cuando lo lubrico lo suficiente con sus propios fluidos previos se la metio.

Kardia protesto pero el lo mordio por la nuca. Lo afianzo bien por las caderas y se la metio hasta el fondo. Apenas le dio tiempo a dilatarse cuando ya se empezó a mover. Dentro, fuera, con alguna dificultad, por el estrecho agujerito de seme.

Y como era un cabron, le quito incluso la vista. Estaban acabándose a Sage que daba gusto verlo.

Kardia le dio un cabezazo duro.

-De perdida deberías hacerme la paja. – reclamo.

El otro acepto, haciéndosela con vigor, apretando como sabia y dándole un buen servicio, recio, a dos frentes, en lo que Kardia apoyaba las manos en la pared y miraba a las gemelas lemurianas.

Era realmente excitante, todo, y follar, aunque fuera de ese modo, le daba algo de alivio. Dejar que Manigoldo hiciera el trabajo le daba la sensación de haberse salido con la suya; disfrutaba sus jaladas, diferentes a las suyas. Manigoldo era bueno haciéndolo, y si no se tenia que exforzar, se podía concentrar en disfrutar.

Se corrió, viendo a esa preciosa lemuriana enseñando el agujero chorreante, y Manigoldo, cabron, volvió a bajarlo, dominándolo bien con una llave y bombeándoselo mientras miraba, disfrutando ambos, tanto el culito de seme que poseía como la preciosidad haciendo guarrerias tan de turra, metiéndosela a la otra con esa libertad que entre ambas tenían.

Se lo bombeo duro, dejándolo enderezarse para que viera, apretando bien su cintura estrecha, estrechándola entre sus manos para impedirle rebotar demasiado hacia arriba, ese pelo desordenado y sucio, de hierbas, palitos, de dondequiera que se acostaba.

Kardia pujaba y dejaba flojo el culo, sintiendo sus cadera pegar contra sus nalgas, el rítmico golpeteo de bolas con bolas, escandaloso en ese silencio que ahora comprendia la importancia de no quebrar.

Era maravilloso lo que veía, y lo que sentía, abriendo la boca como aquella turra que acababa de ser seme. Se corrió, junto con su amigo, y se quedo con el rostro pegado, aplastado, viendo como las turras seguían con mas energía que ellos.

-Preciosas… - susurro Manigoldo, embarrándolo abajo para robar la mirilla.

Rodeo la cintura de Kardia hacia delante, deslizando sus manos por su vientre marcado, el vello de su pubis.

Kardia lo empujo con su cola, tan natural como siempre, llevándose los dedos atrás y recogiendo parte de la inusitada humedad que sentía. Como Manigoldo lo veía a el y no a la mirilla se chupo los dedos, larga y obcenamente. Finalmente le mostro el medio y se rio.

Se incorporo tan agil, buscando sus pantalones y poniéndoselos. El ojivioleta lamento dejar de ver esos muslos carnosos, pero de musculo.

-Te la voy a meter cuando menos te lo esperes. – declaro.

-Intentalo. – lo reto el otro - ¿A dónde vas? – le preocupaba que pudiera querer saltarles encima a las milfs y arruinar asi su precioso escondite.

-Con Sisifo. Me aburria cuando niño y espero que me duerma ahora.

-Yo te recomiendo que vayas hasta que amanezca.

Sisifo era el único doncel casado, y no era de esperarse que estuviera jugando pin-pong con la avalancha hormonal que les caia.

Kardia comprendio.

-Me ire a dormir a mi templo, entonces.

Parecia una buena idea, asintió Manigoldo. Pero el a su templo no, tenia que atravesar el de los casados y estaba muy abajo, muy inmerso en los miasmas rosas, por llamarlos de algún modo. Brinco agil hasta la estatua de Athena y se durmió en su mano.

 

Continuara...

 

Notas finales:

Proximo capitulo DohkoXShion y un poco de Aspros+DeuterosXAsmita <3

Slán!

 


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