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Hasta la muerte por Himiko Hirisashi

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Notas del fanfic:

Nakamura, son tuyos estás bellezas de hombres, n.n

Notas del capitulo:

Ando sad (?)

 

La lluvia caía incesantemente desde varias horas atrás; pero aun así, Akihiko había logrado llegar al Hospital Central de Tokio y pedir el mismo medicamento que llevaba comprando desde hacía un buen tiempo.  Vio con desgano la medicina costosa que poco efecto había tenido en Hiroki quien se hallaba postrado en casa; suspiró pesadamente, aquella situación dolorosa de ver a Hiroki en aquel estado de inamovilidad le estaba partiendo el corazón.

Salió del lugar con un mal intento de fingida sonrisa al farmacéutico y comenzó a caminar de regreso a casa con una enorme sombrilla que poco le cubría los pies y, con la cabeza cabizbaja, escuchaba varios autos bocinando por el tráfico ocasionado debido a la lluvia. Sus pasos se detuvieron un instante en cuanto pasó por su mente el choque que había provocado toda aquella situación dolorosa que a diario vivía. 

Tragó en seco, era totalmente su culpa que la vida de Hiroki hubiera cambiado tan drásticamente por ese accidente.

Sus pensamientos se detuvieron, Akihiko cerró los ojos fuertemente y sacudió la cabeza un poco mientras volvía a caminar, regresando a su mente la frágil voz del moreno diciéndole que dejara de culparse aunque bien sabía que jamás podría dejar de hacerlo.

A penas y divisó el hogar en el que habitaban, un suspiro salió de sus labios pues sabía la rutina que seguiría... entraría a aquel cuarto caminando despacio hacia donde el castaño estaba e intentaría ser fuerte frente a él, le diría que trajo el medicamento y luego intentaría que Hiroki lo digiriera aunque le costare un montón y el castaño se quejara. Lo arroparía lo mejor que pudiese y esperaría a que el pálido cuerpo de Hiroki recuperara tan siquiera el color y su sonrisa marchita y  triste cambiara… todo aquello sonaba tan fácil y difícil al mismo tiempo.

En cuanto divisó la puerta del cuarto que compartían ambos Akihiko no pudo evitar comenzar a odiar la situación en la que Hiroki se hallaba, odiaba a los médicos por ser incapaces de hacer algo, odiaba el hecho de ni siquiera recordar desde cuándo Hiroki había tenido que estar sujeto a esa cama y odiaba pensar que el castaño probablemente  estaría allí por quien sabe Dios cuánto tiempo más.  Trago en seco y con sumo cuidado abrió la puerta.

-¿Hiroki?- sin embargo el moreno no contestó, como tantas otras veces en que permanecía dormido la mayor parte del tiempo.  Al principio por la mente de  Akihiko siempre pasaba la idea de que Hiroki no estuviera durmiendo y era entonces cuando corría a verlo de cerca para corroborar que su ya  no tan pequeño primer amor estuviera respirando, en realidad ahora que se ponía a pensar, había perdido la cuenta de cuantas veces aquel suceso se había repetido hasta acostumbrarse a ese nuevo estado catatónico que Hiroki mostraba.

Sin embargo, su línea de pensamiento fue interrumpida en cuanto vio que Hiroki abría los ojos con un poco de molestia.

—Hiroki, hola— susurró Akihiko y el moreno dibujó una pequeñísima sonrisa que entristeció a Usami.  —¿cómo te sientes?—

—Con la inyección que me colocó el doctor ayer, creo que mejor— habló Hiroki con la voz un tanto quebrada y Akihiko no pudo más que sostener su fría mano suavemente, —¿dónde estabas?—

—Fui al hospital para comprar todo lo que indicaba la receta médica—

—¿Hasta el hospital?, ¿por qué no la pediste a domicilio?— Hiroki volvió a ver el semblante triste de Usami y suspiró bajito, ya comenzaba a molestarle que el peligris estuviera más afectado que él.

—No es justo que tú sufras solo, y no confío en las farmacias, por lo que decidí que tenía que comprar la medicina en el hospital, caminando—

—¡¿caminaste?!— inmediatamente Hiroki tosió fuertemente mientras Akihiko tomaba más fuerte su mano.

—No fue tan largo el camino—

—¡Son como diez kilómetros Bakahiko!, ¡te vas a resfriar como yo! ¡Baka!—

—Pero ya te dije, lo hice por ti, fue mi culpa que chocara el auto y tú…—  Hiroki rodó los ojos, podía jurar que adoraba todo de Akihiko, pero también el famoso escritor debía saber que el moreno no era princesa de cuentos de hadas, ¡él era un hombre, joder!, aunque tendiente a resfriarse demasiado…

—Escucha; primero, el tipo de adelante frenó de repente, así que no fue tu culpa que chocaramos, y segundo, yo fui el que decidí bajarme del carro a mitad de la lluvia para alegarle a ese idiota, ¡así que deja de culparte! Porque…— Hiroki no pudo continuar ya que comenzó a  estornudar varias veces de nueva cuenta como lo venía haciendo hacía dos semanas que había sucedido aquel accidente.

—No te sobre esfuerces demasiado— continuó Akihiko besando la frente del moreno, recordando que cuando se agripaba, su humor era mil veces peor, aunque aquello no le quitaba lo adorable de ver a Hiroki abrigado hasta el cuello y con la nariz totalmente roja.—

—Bien, hazte a un lado, voy al baño—

—¿Te llevo?—

—¡No!— Hiroki rodo los ojos de nueva cuenta mientras veía cómo Akihiko lo ignoraba olímpicamente y lo levantaba cual princesa para llevarlo al baño que estaba posiblemente a diez pasos de la cama que compartían.

—Estuve leyendo en internet que más de mil personas mueren al año por resfriados como el que tienes, y digas lo que digas, no permitiré que nada te pase— comentó seriamente el ojivioleta mientras llevaba a su novio al baño.

Hiroki bufó por un momento, resignándose a los tratos del peligris; y, aunque una parte de él pensaba que Akihiko era un total exagerado, otra parte gritaba que posiblemente Akihiko era de las personas más románticas que pudiese existir.

Notas finales:

Kyahhh perdón por trolear xD pero quería dar a conocer el lado romántico de Akihiko xD

Me pregunto si algún día se me quitará la diabetes al escribir (?)

Gracias por leer mis chicas! Espero  verlas en otro mínimum n.n


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