Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Las Guerreras por Moonspill

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

â–º La primera vez que se vieron, ninguna se tomó en cuenta.

 

Los Guardianes acababan de llegar a Terra, donde el grupo recién reunificado de los Vengadores estaba puliendo sus relaciones entre ellos. Thor y Hulk, acompañados por Loki y una nueva integrante, Valquiria, llegaron haciéndose llamar los Revengers, creando un caos en su unión que dificultó un poco las relaciones al principio.

Había demasiada saturación con todo lo que les venía encima como para dirigirse siquiera una mirada. Fueron presentados todos con todos, y nadie estaba concentrado en algo que no fuese vivir. Valquiria ya había visto cosas más extrañas que un árbol adolescente parlante, dos tíos peleándose por algo sobre un brazo y honor y un escudo, y a un tal Quill que trató de coquetear con ella.

Fue la única vez que Gamora y Valquiria tuvieron algún roce en algún momento. Advirtió al hombre de que no estaba interesada, él insistió y una mujer verde se acercó para decirle que le hiciese caso.

Así que supuso que eran pareja.

De igual forma sucedió con Gamora.

Gamora tenía suficiente con saber que su hermana no daba señales de vida, que su —al parecer— padre adoptivo o algo así estaba a punto de acabar con la existencia del mundo como para socializar correctamente con quienes le rodeaban. Estaba algo saturada de todo, Quill era demasiado dejado y se le iban los ojos a donde no debía y un tal Rogers se estaba enfrentando a él o algo así.

Todo muy difícil como para saber quién era la otra.

 

â–º La segunda vez que hablaron, fue en mitad de una batalla.

 

Pues habían abierto un portal y los Chitauri estaban entrando.

Loki hacía lo que podía, les daba instrucciones al ser quien más les conocía. Tony y Rogers seguían mostrando tensión entre ellos, pero iba disipándose con la aparición del resto y la realidad que les estaba golpeando.

En realidad el fallo que había detonado la cantidad de dagas que se enviaban con la mirada no fue culpa de ninguna. Nébula de un momento a otro, como de la nada, se había presentado ante Valquiria y le había advertido que si lo que deseaba era relacionarse con su hermana debía tener lo que había que tener. No se quedó atrás la asgardiana, ofendida, preguntándole incrédula a qué se refería.

Al principio nadie se había percatado de la desaparición de las tres mujeres del campo de batalla, hasta que la pregunta de Drax de que a qué se refería con lo de «me tiraría a cualquiera en vez de a tí» atrajo las cuestiones de los presentes.

Gamora, cuando Valquiria pidió explicaciones —arma en mano—, se enfadó con Nébula y fueron ellas las que trataron de ver quién era capaz de recriminarle más cosas a la contraria. No llegaron a las manos con la intervención de la asgardiana, quién seguía pidiendo explicaciones por la ofensa y había entendido que todo era culpa de Nébula. Por lo tanto, jamás debió llamar «inepta» a la mujer, pues fue entonces cuando Gamora no dudó en atacarla.

«A mi hermana solo la insulto yo», habían sido sus palabras.

Consiguieron detenerlas antes de provocar ninguna incidencia, algo agotados de la batalla contra unos Chitauri que consiguieron vencer finalmente.

Nébula sabía, sin embargo, que entre ellas había un extraño interés.

 

â–º La tercera vez que pelearon, también fue en batalla.

 

Y ahí estaban, enfrente de Thanos. La batalla de las batallas. El final de una guerra que parecía infinita. Todo el mundo dándolo todo, peleando como si fuesen un único equipo.

Y ellas en medio.

Gamora, prácticamente loca, incauta, no dudaba en acercarse al que fuera su padre y, una y otra vez, atacarle con diferentes artilugios de diferentes mundos. Drax incluso le había advertido que estuviese más atenta.

Pero claro, es que matar con la mirada a la guerrera era más importante. Era recíproco, por supuesto. Loki y Thor le habían llamado dos veces la atención por no seguir los planes que tenían preparado, si no hubiese sido porque Hulk lanzó lejos a Gamora, un poderoso haz de energía hubiera acabado con ella.

Era una jodida demostración de quién era más fuerte. A cada artilugio, salto inconcebible o gran demostración de habilidad que una hiciese, la otra respondía todavía más sanguinaria. Llevaban haciéndolo desde aquella batalla. Prácticamente parecían tratar de mostrar su fuerza y destreza, su poder ante la otra. Vanagloriarse de su capacidad, mostrar su auténtico poderío para demostrar que eran más fuertes que la otra.

Thanos aún no había sido vencido, la mayoría estaban hartos. Extasiados, tirados por los suelos, ensangrentados pero, sobretodo, agotados. Ellas no. Gamora se había cansado de ver a la Valquiria entrar en tiendas —de dónde la gente huía despavorida— y sacar bien de alcohol, bebiéndolo mientras herían a gente de los suyos. La tensión iba aumentando a cada momento, entre el estrés de la batalla y el éxtasis de la pelea.

Frente a frente, Gamora había hecho contacto, vociferando su inutilidad. Ella había respondido. Habían aterrizado casi al mismo tiempo que el resto sobre tierra, y se lanzaron en pelea en cuento se tuvieron delante. Armas en mano, y destreza en su punto álgido, se insultaban entre haces de energía, armas interespaciales, gritos de pelea y los demás que no sabían cómo interferir en el enfrentamiento sin causarse daños.

Haciendo caso omiso a las reacciones del resto, seguían enfrentándose con preciosos vocablos e impresionantes y medidas tácticas de batallas. El Capitán, estresado, vociferó que alguien detuviese aquello y que se concentraran en la batalla y fue repelido por una de las armas que casi le alcanza a él; Drax las animaba a pelear y explicando por encima de sus voces que nunca había visto un cortejo con tanta pasión desde la vez que su mujer y él se trataron de conquistar la primera vez; Nébula se mostraba cansada, como una situación que le sonase del pasado pero interesada en esta nueva forma de mostrarse; Loki reía sórdido, descargando la adrenalina de la batalla; ellas siguiendo con su «cortejo» particular mientras los demás trataban de aprovechar cualquier momento para detenerlas y centrarse en el plan.

Soltaron las armas, sin energía, y el primer golpetazo se lo llevó Gamora. Sin inmutarse, devolvió el ataque. Nunca pensó la Valquiria que alguien pudiera darle problemas en cuestiones de pelea. Los golpes, patadas y empujones, junto a palabras malsonantes, resonaban por la calle desierta y destruida. Recriminaban inutilidad, Gamora en Valquria, debilidad al contrario al sensibilizarse con su familia. «¡Descorazonada!», «¡Débil!». Que si borracha, que si inconsciente.

Thor y el Capitán acabaron el problema sujetando a ambas, con dificultad pero consiguiéndolo por las energías consumidas. Se miraban con un odio poco reconocido, habían empezado con mal pie pero ni siquiera estaban intentando caminar rectas. Ambas profirieron generosos adjetivos a sus compañeros, tratando de deshacerse y seguir ahostiándose. Quill podría haber hecho algo, pero pavonearse de haber acertado sobre el guantelete y haber hecho saltar una gema delante de Tony era mucho más importante.

¡Hey, al menos tenían a Visión de vuelta!

Thanos irrumpió la escena, rodeado de razas contra las cuales dudaban de su poder, entre ellos los grandes bicharracos que los Chitauri traían consigo, aquellos gigantes bichos que, uno solo, hicieron al gobierno lanzar un misil para destruir una de las ciudades más importantes del mundo. Valquiria no pudo contra la fuerza con la que uno de esos gigantescos monstruos la llevó.

La pelea continuó como si no hubiesen tenido un momento de descanso. Telas de araña se enredaban — ¡y eran de gran ayuda! — a los leviatanes, dejándoles tiempo a Hulk, Thor y o cualquiera con una fuerza o poder suficiente para destrozarlos. Renovadas las energías para acabar de una vez por todas con el gigante morado, su ira se dirigió completamente a terminar la guerra.

 

â–ºLa cuarta vez que hablaron, no estaban peleando.

 

Al parecer el único alcohol que hacía mella en Valquiria era el de receta Asgardiana, o equivalentes. Y hubo a raudales en la fiesta que hicieron tras vencer a Thanos. Gamora al parecer tenía poco aguante con cualquier alcohol. La mayor parte de los que estaban en la sala podrían morir de un coma etílico, algo que sería demasiado gracioso teniendo en cuenta la de veces que estuvieron a punto de hacerlo durante la batalla.

¡Hey!, era merecido. Habían luchado dándolo todo de sí, evitando así la muerte de ninguno de ellos —¡bendita la suerte!— y salvando una vez más al universo de amenazas como las que les había venido encima. Tony lo prometió, y como auténtica bienvenida a los recién —no tan recién— llegados hizo una fiesta por todo lo alto en un local de grandes dimensiones.

También los asgardianos tuvieron cabida, bien recibidos en «Midgard», como la llamaban, en la fiesta. Las celebraciones se alargaron durante la noche y el día siguientes y una vez más. Personas llegaban y se acoplaban en todo el local, que restringía la entrada de cuantos podían pero el aforo máximo era dilucidado?.

La mayoría de ellos se retiraron tras la primera noche al Complejo, solamente quedando unos pocos con las personas a pie de calle. No por ello Tony les dejó acabar con la celebración, sacando en un ambiente más familiar y tranquilo botellas y comida con la que celebrar su merecida victoria. Thor dio la receta para recrear el alcohol asgardiano, consiguiendo algo de similares características que enviaron al dios a una melancolía por su pueblo perdido.

Hablaban de las mejores técnicas que habían utilizado para acabar con el gigante morado. Incluso llegado un momento se alabaron una a otra de los increíbles movimientos que la otra hacía. El resto del equipo estaba medio muerto por la sala, sumido en una mezcla de cansancio y felicidad. Bucky y Steve estaban tirados uno sobre el otro; Bruce descansaba sobre el regazo de Nat, ambos sumidos en un sueño profundo; Strange levitaba enredado en su capa; Quill había conseguido quedarse dormido en el regazo de Tony, quien seguía bebiendo con desgana tirado en el sofá; Groot y Peter se estaban mostrando videojuegos a esas horas de la noche.

—En verdad, todo lo que sé me lo enseñó el hijo de puta de mi padre —comentó Gamora, arrastrando las palabras. Estaban en el punto de melancolía.

Valquiria se apoyó hacia atrás, mientras se llevaba la botella a la boca, mirando al techo.

—Hm, ¿quién era? —Respondió, cerrando los ojos. Gamora no respondió en primera instancia, suspirando fuertemente.

—No me- ¡uh!- creerías —rió seca, quitándole la botella a la asgardiana.

— ¡Venga ya! —Gritó—. Cabrón, espero que se pudra en el infierno.

Gamora asintió. Valquiria sentía el deseo de desenterrar y traer de nuevo a la vida el cadáver de aquel bastardo, solamente para poder torturarle hasta las entrañas por lo que había hecho.

—El muy cabrón nos hacía matarnos entre nosotras —comentó, hablando de Nébula, quien había perdido de vista hacía rato—. Sangre, heridas, si no nos hacíamos daño entre nosotras él mismo se dedicaba a hacerlo. A mi hermana le sustituyó prácticamente todo el cuerpo, nos destrozó cuerpo y mente.

Valquiria apretó demasiado fuerte la botella, haciéndola estallar. Afortunadamente ya no contenía suficiente líquido como para hacer un estropicio. Se limpió en la manta arrebujada sobre la que estaban sentadas.

— ¿Estás bien? —Preguntó Gamora, al ver cómo se observaba un pequeño corte en la mano.

—Sí, no es nada es-

De no haber sido por el alcohol, un ligero sonrojo se hubiera extendido por su cara. Las manos de Gamora tomaron la suya y observó con cuidado, pasando las yemas de sus dedos sobre la herida. Gamora no le miró, tenía la mirada nublada por el alcohol, pero era capaz de ver perfectamente las manos fuertes de la Valquiria, acariciándola. La piel sanaba lentamente, un pequeño corte apenas.

Cuando levantó la mirada, se asombró de aquel escrutinio que la asgardiana estaba haciendo en ella, obnubilada. Labios partidos, estoica mientras pensaba en algo que no podía dar nombre. Apartó sus manos cambiando de posición y tirándose igualmente hacia atrás en el sofá, dejando su cabeza caer en el respaldo.

Hubo un silencio, en el que alguien en la sala se escuchaba roncar.

—Eres una gran luchadora —alagó, pasando una mano por sus hombros.

—Mucha, mucha sangre —soltó— taaanta sangre, sangre, sangre, ¡sangre! —Sacudió su cabeza—. Nos metió en la cabeza que debíamos ser las mejores, ¿para qué? ¡Cabrón, recibiste lo que te merecías!

Valquiria la atrajo en un abrazo, ofreciéndole una nueva botella que no tenía ni idea de donde había salido. Gamora no sabía muy bien qué estaba pasando, pero se dejó hacer.

 

â–º La quinta vez que pensaron en la otra, no hablaron.

 

Los días siguientes, Gamora se preguntaba por qué Valquiria ya no la miraba mal. O mejor aún, por qué cuando se fijaba en ella la estaba mirando constantemente. Pero no mal, no con odio. Con... ¿eso qué era? Tendría que preguntarle a Mantis.

Se había despertado, con un dolor de cabeza mayor con el que creyó que todo se le estaba viniendo encima, tapada con una manta y tumbada en el sofá. No recordaba absolutamente nada de lo que había pasado durante las celebraciones tras la muerte de Thanos.

Le preguntó a Quill si sabía algo de lo que había pasado, pero éste solo atinó a decirle que si se refería a lo de la pelea con Strange, por supuesto que él había ganado —mentira— y que, por fin, Stark estaba empezando a mostrar interés en él —mentira—. Según Nébula, «no, nada que hayas hecho ha estado fuera de lo que esperaría». Aquellas palabras la desconcertaron pero no quiso preguntar mucho más, aceptando que posiblemente se había peleado con alguien o algo así.

Valquiria, por otra parte, no podía parar de pensar en todo. Decidió no contárselo a nadie, principalmente porque estaba tratando de seguir adelante, de esperar ese momento en el que por fin pudiera olvidarse de todo lo acaecido y empezar de nuevo.

Miró a Gamora de reojo mientras se servía su tazón de cereales, pensando lo mucho que la había subestimado.

Y quizá, solo quizá, puede que aquel momento fuese su decisión de pasar por fin página.

 

â–º La sexta vez que pelearon, no estaban enfadadas.

 

Habían empezado peleando.

El veredicto de Mantis había sido amor. Así que Gamora se había reído y Drax tuvo que proteger a Mantis porque estaba dispuesta a arrancarle las antenas. Afortunadamente no lo hizo al final, pero tuvo ganas.

Sin embargo, el acercamiento de Valquiria y el saber que estuvieron haciendo migas durante la fiesta, por algún motivo que no llegó a entender le hizo permitirle a la asgardiana un acercamiento. Le preguntó si le gustaban los deportes cuerpo a cuerpo, y Gamora no dudó en aceptar.

Poco a poco se fueron soltando. Jadeantes y sudorosas trataban de comunicarse por medio de palabras atropelladas, mientras descargaban la fuerza de una contra la otra en el ring. Esquivaban con arte las patadas y puñetazos que la otra utilizaba, se movían con ligereza con la maestría adquirida por la práctica de años y años, casi incontables.

Los toques se volvieron más cercanos, y también sus palabras compartidas. Coquetos comenzaron en forma de broma, no supieron muy bien quien había empezado y quien había seguido, pero no era relevante.

Un beso descolocó a Gamora en unos segundos, siendo enviada de un movimiento repentino al suelo, observando en el rostro contrario una ceja alzada que era un reto a sus acciones. Despertó con rapidez, y lanzándole una sonrisa suficiente como contestación. Su siguiente movimiento fue directo a la camiseta de la contraria, de la fuerza ejercida rompiéndola.

Valquiria se deshizo de lo que quedaba de la tela, esquivando justo después un derechazo y metiendo su mano entre los muslos de la contraria, intentando que perdiese el equilibrio mientras se levantaba.

En ese punto, la situación se desvarió. Steve —pobre de él que había decidido entrenarse ese día— recogía sus útiles lo más rápido que podía, debatiéndose entre la curiosidad de mirar el espectáculo que estaban montando —con sus correspondientes chirridos por la lona botando, jadeos y sudor resbalando por cuerpos de infarto— o desaparecer de allí cuanto antes, decidiéndose por la segunda y dando un último vistazo a la escena antes de cerrar la puerta de un portazo —cuyo mango quedó a medio desprender—.

Gamora se levantó son dificultad, y con un movimiento de pierna, atrapó a Valquiria entre sus cuerpos y ambas cayeron en el suelo del ring, rebotando un poco antes de que la morena atacase sus labios y diesen varios giros, quedando casi a punto de caer del cuadrilátero.

Valquiria tiró con tanta fuerza de los pantalones contrarios que la goma que los sostenía hizo el sonido de haber sido rota. Gamora jadeó y cayó hacia atrás, quitándoselos completamente, Valquiria lanzándose sobre ella segundos después.

Se comían prácticamente, sus lenguas se deslizaban con furia entre sus bocas y trataban de imponer un control imposible. El sujetador de Valquiria fue hábilmente abierto mientras la mano de la misma se colaba entre sus piernas, haciéndole perder un sentido con dedos frotando y moviéndose hábilmente. Una de sus piernas, con la poca cordura que le quedaba, se dobló entre las de Valquiria, una de sus manos sobre su trasero y obligándola a rozarse contra su rodilla y pierna, una de las manos de la morena pellizcando su pezón con furia.

Bucky le miró extrañado por el portazo que había pegado. Segundos después su libro fue lanzado de sus manos y la polla de Steve, caliente, reposaba en sobre su muslo mientras trataba de devorarle la boca.

 

â–º La séptima vez que las vieron hablando, no quisieron interrumpirlas.

 

Sin saber realmente qué estaba haciendo, guiándose por su instinto, la abrazó en sus brazos. —La lucha contra Hela fue... devastadora —Valquiria se acomodó, con lágrimas queriendo rebasar sus ojos—. Los caballos alados nos guiaban hacia ella, nos habían hecho pensar que sólo servíamos para eso, que toda nuestra vida solo tenía un sentido y era ese, morir por el bien común.

» Mis compañeras caían a cada paso que daban. Los caballos se revolvían contra nosotras y un gran perro gigante —Fenris, creo recordar— se los comía vivos —tembló. Gamora le devolvió el abrazo.

— ¿Qué pasó después? —Susurró Gamora, con los ojos cerrados, doliéndole su historia.

Valquiria apretó los puños, frunció el ceño y la puta escena regresó a su mente—. ¡¿POR QUÉ LO HICISTE?! —Alzó los brazos. En la sala, alguien pidió silencio. Quienes atrevían a mirarla, eran recibidos por una mortal mirada asesina de Gamora—. ¡YO DEBERÍA HABER MUERTO!

— ¡Valquiria! —Exclamó Gamora, con los ojos abiertos como platos.

Las lágrimas se había acumulado en sus ojos, le picaban y comenzaban a caer. —Ella era mi razón de vivir, Gamora. La amaba tanto —bebió con intensidad de la botella, sorbiendo por la nariz—. ¡Tenía un corazón tan noble! Siempre deseaba luchar por su pueblo, por el bien común, por el amor a la vida. Y ella acabó perdiéndola.

Gamora la abrazó con fuerza contra sí, quitándole la bebida y dejando que se descargase contra ella en su lugar.

—Y siento que la estoy traicionando pero... —Valquiria, con los ojos rojos y fijándolos en Gamora, se quedó callada.

— ¿Pero?

Habían tenido ya bastantes veces relaciones. Pero nunca se habían dicho nada más de lo necesario, nada que les pudiese comprometer a la otra. Habían hablado bastantes veces de sus pasados, pero nunca había llegado tan lejos como para confesarle algo tan importante.

—Pero creo que es hora de que me enamore de otra persona.

Gamora ablandó su mirada, pasando su mano por el pelo de la asgardiana, posándola finalmente en su espalda. Valquiria tragó grueso, repentinamente el aire siendo pesado y el escrutinio sobre ella creándole demasiadas dudas.

 

El beso, casto y suave. Nada de lo que eran ellas.

Aquel simple gesto era tan poco
y a la vez tanto.

Notas finales:

¡Espero que os guste algo un poco más diferente!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).