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Un beso en Roma. por PurpleNeedle

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Notas del fanfic:

Escrito para celebrar el cumpleaños de uno de los jueces del Inframundo.

Notas del capitulo:

Se mencionan varios personajes del Lost Canvas, sin embargo toda la acción se centra en la pareja protagonista. ENJOY

Los aeropuertos son un mundo totalmente estresante para aquellos que hacen vida allí, incluso más estresante que para los mismos pasajeros a pesar de que esto sea invisible a los que solo lo utilizan como medio de transporte. Vaya que esto lo sabía Albafica de Piscis, un hombre sumamente atractivo que llevaba más de quince años trabajando como tripulante de cabina.

 

Siendo orgullosamente el primer tripulante masculino o sobrecargo de Saints Airlines en su historia, luego de decenas de aeromozas que ostentaron el cargo antes de él. No solo era el jefe de cabina sino aquel que llevaba en sus hombros la responsabilidad del entrenamiento de muchos de los aspirantes a tripulación de la aerolínea. Casi un centenar de chicos habían pasado por sus manos, donde él pacientemente les enseñaba que ser tripulante no es sólo sonreír y servir comida; sino el compromiso de seguridad que toman los pasajeros al confiar en tus habilidades en el momento de una crisis.

 

Los nuevos miembros siempre le decían amablemente “Señor Albafica” a pesar de que este no superaba los cuarenta años de edad, siempre le causó gracia puesto que él no se consideraba un “señor” pues no tenía pareja ni hijos.

 

La tripulación de mando, pilotos y copilotos, era otro mundo donde él debía mezclarse pero no formar parte. Si bien es cierto mantenía una gran amistad con muchos, en la nueva generación de pilotos había personas que lograban ponerlo incómodo; entre ellos, Minos de Grifo.

 

Este chico no tenía acumuladas más de dos mil horas de vuelo; sin embargo era un aviador muy talentoso, llegó a trabajar allí por recomendación del dueño de la escuela donde se graduó que era hermano de crianza de la directora de personal de la aerolínea.

 

Pero… ¿qué le incomodaba a Albafica de Minos? Desde su excesiva exigencia para prestar servicio a la cabina hasta la manera tan descarada con la que lo veía con ¿deseo? El de cabellos celestes no estaba seguro pero podía asegurar que el piloto de cabello blanco lo desvestía con la mirada cada vez que podía.

 

Aún así el destacado tripulante se hizo la idea de que esto era sólo producto de su imaginación, de la soledad auto impuesta por él. Cuando tomo la aeronáutica como carrera; su forma de vida y horarios demandantes hicieron que se decidiera por tener un solo gran amor: la vocación de servicio.

 

En las oficinas de la aerolínea se encuentra el sobrecargo revisando el horario del mes entrante, esta vez sin el traje azul marino y corbata dorada con la que podía verse en los vuelos, estaba con un simple pantalón color caqui y una camisa de tono similar a su cabello, como toque final los gemelos en sus puños eran dos rosas rojas que al detallarlas parecían ser tan reales como las que observarías en cualquier jardín botánico. Cuando de pronto el sonido del timbre al abrirse la puerta lo hizo voltear; fue ahí cuando lo observó entrar, era Minos, quién llevaba unos jeans de color azul oscuro y una camisa roja desabrochada hasta la altura de su fornido pecho. Su indumentaria acentuaba el tono ámbar de sus ojos. Luego de un par de saludos que le dieron  tiempo suficiente a Albafica para detallarlo de pies a cabeza; el piloto se colocó a su lado, revisando los horarios que estaban exhibidos en la cartelera frente al de cabellos celestes:

 

-          Excelente, el mes comienza con un vuelo hasta Italia con el tripulante de cabina más hermoso de aquí… Ah. Hola, Albafica… no te reconocí sin el uniforme. Bueno, iré a hablar con la señorita Sasha y agradecerle la tripulación que me asignó para este mes.

 

Ante las palabras de de ojos dorados, el cual le dio un par de palmaditas en el hombro como gesto de despedida Albafica sólo acertó a responder en voz baja, mientras el otro se marchaba.

-          No me llames hermoso…

 

El de cabellos blancos solo asintió y se marchó. La autoestima del tripulante no era baja ni mucho menos, simplemente era una defensa que había erigido hacía muchos años. No mezclar trabajos con placer era su regla número uno.  No le era indiferente el osado joven pero al trabajar juntos ya lo hacía un imposible. Terminó de revisar los detalles, mañana el vuelo sería de cinco horas lo que exigía la entrega de comida caliente, un avión de 150 puestos así que él estaría de jefe junto a dos de los nuevos tripulantes. Los chicos, Saro y Celina, llevaban pocos meses en la aerolínea; los había entrenado su colega Hasgard, pero él había solicitado vacaciones así que les tocaba volar este mes a su lado.

 

Cuando detalló la tripulación de mando le pareció una broma, sin importar quien fuera el piloto en todos sus vuelos el copiloto asignado era Minos. Pensó en hablar con Sasha al respecto sin embargo le pareció una actitud poco profesional por lo que solo suspiró y se fue. La jornada al día siguiente comenzaba muy temprano.

 

Eran las 5:30am y toda la tripulación estaba en las oficinas esperando el aleccionamiento verbal para luego dirigirse a la aeronave, en esta charla pre vuelo el despachador de aeronaves se encarga de dar a la tripulación de mando toda la información referente a las condiciones en las que recibirán el avión y lo que pueden conseguirse en el trayecto. Shion y Minos entraron al despacho de vuelo ataviados con su uniforme de vuelo el cual está compuesto por una camisa blanca con corbata negra y traje negro. Sobre los hombros de las camisas reposan las caponas, negras con cuatro rayas doradas para Shion que es el piloto de la aeronave y tres rayas doradas sobre los hombros de Minos señalándolo como copiloto, mismas franjas doradas se muestran sobre las mangas de sus trajes. Los kepis sobre sus cabezas son casi iguales, la única diferencia es sobre la visera del piloto hay unos laureles dorados. La tripulación de cabina esperaba a las afueras del despacho, uniformados a juego, con los colores de la aerolínea azul marino y dorado, y sus equipajes de tripulación.

 

El despachador de vuelos era un joven llamado Dégel, sus ojeras mostraban que éste llevaba más tiempo en el aeropuerto que los recién llegados pues debía encargarse de todo el papeleo previo al vuelo. Sonrió al ver a los tripulantes entrar y comenzó el aleccionamiento:

 

-          El avión estará liberado por mantenimiento en unos diez minutos aproximadamente, vamos a despegar con 115 pasajeros y 12 toneladas de combustible que alcanzarán para el retorno sin tener que suministrar combustible en Italia –sus ojos viajaban entre los números detrás de sus gafas, mientras señalaba con su bolígrafo  los datos relevantes- tenemos 150 piezas de equipaje distribuidas en el compartimiento central de la aeronave.

-          ¿Condiciones meteorológicas amigo? –Shion siempre fue cálido con Dégel, tenían una experiencia similar y habían estudiado en la misma academia-

-          Despejado capitán, probabilidad de turbulencia al aterrizar de un 30%, deben evitar las siguientes aerovías –señalaba las líneas que marcaba el mapa en la cartelera conjunta- puesto que pueden presentar turbulencia de aire claro.

-          ¡Eso hará más interesante el vuelo! –Interrumpió Minos- La turbulencia demuestra de qué estamos hechos los pilotos.

 

Ante tal comentario Shion rodó los ojos ante el ímpetu de su compañero de cabina, no tenían que demostrar nada, solo tenían que llevar a los pasajeros a su destino con seguridad y eficiencia.

 

-          Minos por favor llama a Albafica y hazlo pasar –continúo Dégel- tenemos una situación especial en cabina.

 

El de cabello blanco asintió y se retiró del despacho con parsimonia, le gustaba el hecho de tener al tripulante en su vuelo, a su servicio. Caminó hasta la sala de tripulantes, asomó su mirada y se dedicó a observarlo un rato antes de llamar su atención; Albafica estaba de espaldas a la puerta acomodando su corbata dorada frente al espejo, su cabello estaba impecablemente peinado hacia atrás sujetado por una pequeña liga blanca que se mimetizaba con su cabellera clara, su entallado traje azul marino mostraba su cuerpo delgado pero fuerte. Al observar el reflejo del copiloto volteó de inmediato y preguntó con voz fría:

 

-          ¿Nos vamos capitán?

-          Me iría contigo hasta el fin del mundo, hermoso –contestó con picardía- Pero realmente te llama Dégel para hablar de las condiciones en cabina.

 

La imprudencia del copiloto fue escuchada por los demás tripulantes que estaban en la sala de descanso, apenado Albafica salió de la sala caminando apresurado hasta el despacho. En el pasillo sintió como la mano del otro se enrolló en su antebrazo forzando a que se detuviera, lo jaló levemente colocándolo contra la pared:

 

-          No te hagas el indiferente Albafica –se acercó al cuello del sobrecargo depositando un pequeño beso- he visto como te quedas viéndome, tu también me gustas y ese aroma a rosas es –inhaló profundamente en su cuello- embriagante.

-          Con los ojos desorbitados se quitó de encima al de cabellos blancos y contestó- con su permiso capitán tenemos un vuelo que realizar.

 

Se dirigió con profesionalismo al despacho de vuelos cuando saludo a los presentes, aprovechando que medio cuerpo del tripulante estaba cubierto por la puerta el piloto nalgueó al otro provocando un sonrojo en éste. Sin poder reaccionar solo se acercó a despachador preguntando por qué habían solicitado su presencia:

 

-          Tenemos un paciente con discapacidad visual en el asiento M3 en el vuelo de hoy, se autorizó el uso de lazarillo por su condición. –comentaba Dégel enseñándole los datos al jefe de cabina- y hay un menor de edad que viaja solo, su asiento según sistema es el K6.

-          El asiento K6 es ventana, los menores de edad no deben ir en ventana sin su representante –respondió automáticamente el experto-

-          Demonios… -el de lentes levantó el radio que estaba en su mesa- Pandora, cambio.

-          En medio de la interferencia electrónica se escuchó la voz de una mujer- Adelante Dégel.

-          Necesito que cambies la asignación del pasajero Tenma, recibo instrucciones de tripulación que no debe ir ningún menor de edad en ventana.

-          Cambiando estatus en sistema al momento Dégel, reubicado en L3.

-          Copiado, L3 para pasajero menor de edad, gracias Pandora.

 

El equipo electrónico dejó de emitir la interferencia que lo caracteriza, una vez solucionado el problema con el menor procedieron a dirigirse a la aeronave.

 

-          Minos aquí tienes la carpeta pre vuelo, no me queda otra cosa que desearles Feliz Viaje. Nos vemos a la vuelta –se despidió el de cabellos verdes, sumergido en su computador puesto que debía empezar a realizar los papeles para un nuevo vuelo-.

 

Al retirarse de la oficina Albafica notó que había un kepi olvidado en la mesa, lo tomó y lo llevó consigo. Cuando los demás tripulantes le entregaron su equipaje dejó de tener una mano libre por lo que lo colocó sobre su cabeza y siguió caminando vía al avión. Una vez dentro de la aeronave el copiloto soltó su maleta y la carpeta en la cabina, al momento de quitarse el saco se dió cuenta de que su cabeza está desnuda cuando vió pasar a Albafica con su kepi puesto, sonrío y lo siguió por el pasillo central de la aeronave para quitárselo:

 

-          Te queda bien pero esto es mío –le dice juguetón mientras se lo retira- aparte sabes lo que se dice de quien porta el kepi, ¿no?.

-          Mujer que utilice el kepi de un capitán le debe un beso –contestó el sobrecargo rodando los ojos- menos mal que no soy mujer.

-          El dicho dice “todo aquel que utilice el kepi” no dice mujer u hombre así que me debes una –contestó guiñándole el ojo-.

-          No, usted me debe una. Sino el capitán Shion lo hubiera regañado. No quiero que el vuelo se demore por su irresponsabilidad –comentó sereno Albafica-.

 

El copiloto se retiró del lugar al escuchar los pasos marcados de Shion bajando a hacer la inspección de la aeronave, inspección que le tocaba a él como copiloto. Dejó el kepi en cabina, se colocó el chaleco de seguridad y bajó apresurado.

 

Durante la inspección física de la aeronave se acercó al piloto que charlaba animado con uno de los mecánicos:

 

-          ¿Seguro que la falla ya fue resuelta Dohko?

-          Por supuesto amigo mío –contestaba el de cabellos castaños- No van a pasar la despresurización que vivieron Kardia y Sísifo. Hemos asegurado todos los detalles y empalmes desde que el avión salió de mantenimiento. Aquí entre nos, es culpa del muchacho nuevo -comentó señalando a un chico de cabellos oscuros que recogía herramientas y las colocaba en el compartimiento trasero de la aeronave- solo había trabajado con aeronaves de menor envergadura y no repara en los detalles.

-          Entiendo –contestó el piloto- pues confío mi vida en tus manos amigo.

-          Capitán –interrumpió el de cabello claro- inspección al día, esperamos para surtir combustible.

-          ¡Kagaho! –llamó Dohko- comunícate con combustible y dile que estamos listos para surtir.

 

El chico de cabellos oscuros cerró el compartimiento de la aeronave y comenzó a llamar por radio hasta que el camión del combustible se acercó a las alas de la misma para llenar sus tanques.

 

Los capitanes retornaron a la aeronave para hacer el último repaso de la tripulación antes de comenzar a abordar los pasajeros. Se sentaron en los asientos junto a los tres tripulantes de cabina para las instrucciones finales.

 

-          Albafica eres el jefe de cabina, Celina posición dos y Saro posición tres. Tendremos 115 pasajeros, uno con discapacidad visual y un menor sin acompañante. Estimamos despegar a las 07:50am con un vuelo de cinco horas de duración. –comenzaba Shion repartiendo las responsabilidades- Como siempre un timbre es tomen asiento, dos timbres para levantarse y tres si conseguimos turbulencia.

-          Saro serás el encargado del pasajero con discapacidad visual y su lazarillo, Celina el pasajero menor de edad está en tu área de responsabilidad –comentaba Albafica- cualquier duda me preguntan yo estaré en la parte posterior me encargaré de primera clase y cabina.

 

Al escuchar que tendría a Albafica a su servicio Minos no pudo ocultar su sonrisa triunfal, podría cobrarse el uso de su kepi. Volvió a centrar su atención en la conversación de sus colegas antes de que el piloto llamara su atención.

 

-          Debemos servir desayuno por lo largo del vuelo, tenemos tres opciones para ello. Del resto un vuelo como cualquier otro. –culminó el jefe de cabina-.

-          ¿Alguna duda? –inquirió el piloto-.

-          Ninguna duda capitán –contestaron los tripulantes al unísono-.

-          Pues que comience el embarque, a trabajar –dijo sonriente el piloto mientras se dirigía a cabina junto al copiloto y los tripulantes tomaban sus asientos-.

 

Los pasajeros empezaron a  inundar la aeronave donde un sonriente Albafica los recibía e indicaba sus asientos, una vez ubicados todos se dirigió a buscar al pasajero con discapacidad visual. El hombre rubio de nombre Asmita junto a su perro llegaron de la mano del experimentado sobrecargo hasta su asiento donde éste le explico que sería Saro quien lo atendería e introdujo al joven al invidente. Se dirigió a cerrar la puerta mientras el joven le explicaba a Asmita que los ruidos que escucharía durante el despegue eran normales ya que estaba cerca de los motores.

 

Albafica levantó el intercomunicador hacia cabina notificando que el embarque había terminado y la voz de Minos le contestó: “Cierra la puerta y vámonos, hermoso”. Ya tendría tiempo de elevar su queja por comportamiento poco profesional del copiloto a la gerencia, por ahora solo quedaba sonreír y hacer el vuelo de la mejor manera posible.

 

Cerró la puerta y a los pocos segundos sintió como la aeronave comenzaba su marcha atrás, los pilotos observaban como los mecánicos, Dohko y Kagaho, empujaban la aeronave en el vehículo especializado para ello mientras ellos, a bordo, hacían todos los chequeos necesarios.

 

En cabina, Albafica daba el discurso de seguridad con ayuda de los demás tripulantes que demostraban la ubicación y uso del chaleco salvavidas, que hacer en caso de descompresión de cabina y la ubicación de las mascarillas de oxígeno. Un timbre sonoro en todo el fuselaje para que los pasajeros apretaran sus cinturones de seguridad, los tripulantes se ubicaran en sus jumpseat y comenzó el despegue.

 

Terminado el ascenso y ubicados a nivel de crucero, Shion procedió a indicar dos timbrazos para que la tripulación comenzará a dar el servicio a bordo. El servicio tenía tres fases, bebida, desayuno y postre. Quitándose su saco azul marino quedando solo con su camisa blanca y su corbata dorada, los sobrecargos comenzaron a ofrecer las bebidas a los pasajeros; algunos pedían bebidas frías y otros café por lo temprano del vuelo. Una vez atendidos los pasajeros, se procedió a servir la comida, momento en el cual Albafica dejó a cargo a los chicos y fue a hacer lo respectivo con los tripulantes de mando.

 

-          ¿Qué desean esta mañana, capitanes? –preguntó Albafica con su seriedad habitual-.

-          Yo quiero un café cargado y una ensalada de frutas –contestó Shion-.

-          A mí me das un pescado enrollado… digo, digo, un enrollado de pescado y un jugo, hermoso –comentó Minos a lo cual el interpelado solo pudo colocar los ojos en blanco y salió de la cabina-.

-          ¿Hasta cuándo vas a seguir molestando a Albafica, Minos? –le preguntó el mayor-.

-          Hasta que admita que yo le gusto tanto cómo él a mí, capitán –contestó con una media sonrisa en el rostro-.

 

A los pocos minutos el sobrecargo entró en la cabina con lo solicitado por ambos capitanes que decidieron colocar el piloto automático mientras tomaban su desayuno. El jefe de cabina se dirigió a los pasajeros ayudando a los demás tripulantes a recoger los desperdicios restantes del desayuno e indicándoles que en media hora repartirían el postre.

 

Transcurrido el tiempo acordado se repartió el postre que podía ser un trozo de torta o unas galletas con chispas de chocolate, una vez entregado a los pasajeros los tripulantes ocuparon sus jumpseat para descansar durante el vuelo. El repique del interpone despertó a un somnoliento Albafica, al levantar la bocina escuchó la voz de Shion que le indicaba cerrar la cortina y atravesar el trolley puesto que este quería ir al baño.

 

Cuando un piloto necesita utilizar el lavabo ese es el procedimiento a seguir, para evitar que algún pasajero quiera utilizar este sitio y evitar la impresión de ver la cabina ocupada solo por un piloto. Cómo dictan los protocolos de seguridad el jefe de cabina se debe quedar en cabina junto al que esté al mando de la aeronave, en este caso Minos:

 

-          Un hermoso día para volar, con una hermosa compañía –comentaba seductor-

-          Te he dicho mil veces que no me digas hermoso.

-          ¿Por qué negar lo que eres? –preguntaba incrédulo el piloto-

-          La belleza es efímera. Prefiero que la gente vea mis otros atributos. –sentenció el de Piscis-

-          Está bien, veré tus demás atributos pero no dejarás de ser hermoso para mí. ¿ves el cielo? Este azul infinito se ve minimizado cuando tus ojos brillan.

 

Albafica se sonrojó y quedó sin palabras, sabía que Minos podía ser realmente molesto pero no tenía idea de que también podía ser tan atento. Su ensimismamiento se vio interrumpido por Shion que pedía permiso para tomar su asiento, se retiró un par de pasos y se sentó en su asiento, habían pasado años desde que alguien no le decía un comentario que lo dejara fuera de lugar. Iba a retirar el trolley atravesado cuando unas manos blancas lo detuvieron.

 

Apresando sus muñecas el copiloto lo encaró, las exhalaciones del piloto se convertían en aquello que el sobrecargo respiraba. Estaba disfrutando de su cercanía, aunque siempre pensó que no debía enredarse con nadie de su trabajo no podía negar que ese copiloto le movía las fibras más sensibles de su ser.

 

En silencio el menor se fue acercando poco a poco al de cabellos celestes, inconscientemente éste cerró los ojos disfrutando del amaderado aroma del piloto cuando una sacudida fuerte hizo que el beso destinado a los labios del Piscis terminara en sus comisuras. “Demonios, turbulencia de aire claro” comentó el de cabello blanco mientras se dirigía veloz a su lugar en la cabina. En menos de 30 segundos sonaron los tres timbres indicadores, los tripulantes dieron las órdenes para  que se abrocharan los cinturones todos los pasajeros, guardaron todos los trolley en sus puestos y tomaron sus jumpseat amarrando sus cinturones de seguridad.

 

La última hora del vuelo transcurrió con una turbulencia leve pero que demandaba la atención total de la tripulación de mando, los pasajeros algunos asustados y otro solo esperando llegar tenían ocupados a los tripulantes hasta el aterrizaje. Una vez la aeronave tocó tierra la voz de Albafica se escuchaba en los altoparlantes:

 

-          Se le notifica a nuestra distinguida tripulación que hemos arribado al Aeropuerto Internacional Leonardo Da Vinci que sirve a la ciudad de Roma, deseándoles que su experiencia con nosotros haya sido de su agrado se despide por parte de Saints Airlines el capitán Shion de Aries, su primer oficial Minos de Grifo y este servidor Albafica de Piscis esperando poder volver a servirles pronto. Buenas tardes.

 

Algunos pasajeros emocionados comenzaron a aplaudir cuando se abrieron las puertas y comenzaron a salir ordenadamente. Siendo los últimos en salir Saro acompañando a Asmita y a su perro, Celina acompañando a Tenma para entregarlo al encargado de la aerolínea en esa estación un hombre de cabellos azules llamado Manigoldo.

 

Shion se bajó de la aeronave dispuesto a comprar unas golosinas para el retorno dejando en el avión solo a Minos y a Albafica, el primero salió de la cabina buscando al escurridizo sobrecargo. Lo consiguió en la parte trasera del avión limpiando algunos asientos y verificando la cantidad de agua y hielo disponibles para el retorno.

 

Albafica solo sintió como unas manos colocaban algo sobre su larga cabellera, era el kepi que el mismo Minos le colocó, al encararlo este sonrió y le dijo:

 

-          Ahora si pienso cobrar mi deuda, hermoso –y lo besó-.

 

El anhelado contacto de labios fue oxigenante para ambos, el danzar de sus lenguas mostró lo que las palabras no podían expresar en estos hombres. Albafica alzó sus brazos para enredarlos en el cuerpo del piloto mientras éste lo atrajo por la cintura hacia sí. Se separaron por la necesidad de aire entre ellos, quedando así, abrazados solo tocándose las puntas de sus narices. Sonrieron genuinamente ambos, sabiendo que lo ocurrido fue casi un sueño hecho realidad para ellos.

 

-          Minos… -comenzó el peliceleste devolviéndole el kepi al piloto- no me digas hermoso –terminó guiñándole un ojo, gesto que hizo que el interpelado se abalanzara sobre sus labios de nuevo-.


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