Resiliencia
La Resiliencia o resilencia, como se la designa también, es aquella capacidad que ostenta una persona o un grupo de personas y que le permitirá reponerse de una situación de mucho estrés o traumática, por ejemplo, la muerte de un ser querido, un accidente, una situación de abuso, una tragedia natural, entre otras. Es decir, cuando a un individuo le toca pasar por alguna de estas circunstancias mencionadas y lo consigue hacer sin ningún tipo de contratiempo, aún más, sale fortalecido, más maduro y fuerte de lo que anteriormente era, entonces, se dirá que esa persona tiene resiliencia, algo así como un sinónimo del término entereza.
Se cree que el origen de la resiliencia está estrechamente vinculado a la autoestima, por lo cual, los especialistas en el tema creen que si desde pequeños a los niños se los insta a desarrollarla es casi seguro que la misma se disponga fácilmente cuando algún hecho lo amerite. Porque indudablemente un niño que cuenta con una alta autoestima desarrollada gracias al amor y atención de sus padres, cuando en el futuro se le presente algún inconveniente u obstáculo la resiliencia estará allí para ayudarlo y hacerle de soporte.
I
En la habitación solo se escuchaban los jadeos de sus ocupantes, acompañado del leve golpeteo de la cama contra la pared, mientras Tony, sujeto del cabecero se dejaba caer sobre la magnífica erección de su marido una y otra vez, cobijándolo en su cálido interior; sintiendo el clímax cada vez más cerca. Entre besos y mordidas candentes, Steve sujetó fuerte las caderas del otro, hundiéndose en lo más profundo de su interior, mientras ambos sucumbían ante la vorágine de placer y descargaban su simiente, Steve en las entrañas de su amante y Tony en los vientres de ambos.
Horas más tarde, Steve contemplaba el apacible rostro de Tony, quien se paseaba ya por el quinto sueño, extasiándose con sus bellos rasgos físicos. Se había casado con un hombre muy guapo. Adoraba cada centímetro de su piel bronceada y sus ojos color chocolate, que le miraban con picardía, llenos de muchas promesas. A pesar de los años que les habían caído encima, Tony seguía teniendo esa frescura que lo caracterizaba desde el día que lo conoció, siendo aún un adolescente. A veces le costaba creer que a pesar de todas las situaciones que habían tenido que vivir en el pasado, Antony Stark, su Tony, aun se mantuviera a su lado. Le había aceptado con cada uno sus defectos, había sabido sortear cada situación de adversidad que se había presentado en su relación y más importante, le había dado un hijo maravilloso.
Tony era el pilar más fuerte de la familia. Steve se daba cuenta de cómo su esposo se encerraba en un caparazón que solo se podía penetrar si el mismo Tony dejaba que lo hicieran. Siempre pendiente de las necesidades de los demás y dejando de ultimo las propias. Por eso se había enamorado de él, porque a pesar de que por fuera Tony se veía como alguien superficial, en el fondo tiene un gran corazón.
El sonido de su teléfono lo distrajo de sus cavilaciones, se levantó con cuidado de no despertar a su compañero y agarró el aparato que se encontraba en la mesita de noche, al ver el remitente su entrecejo se frunció. Apartándose de la cama, descolgó la llamada.
- Barnes desapareció – el hecho de que lo hubieran contactado a él, significaba que era algo grave.
- ¿Cuánto tiempo?
- Una semana. Solo hemos hallado pistas fantasmas.
- De acuerdo.
Cuando cortó la comunicación, se dio cuenta de que su cuerpo estaba tenso. Miró hacia la cama donde su esposo se mantenía dormido y mordiéndose el labio, se decidió. No podía abandonar a sus compañeros en un momento como ese, el bueno de su esposo tendría que entenderlo.
Steve era un ex soldado. Se había incorporado a la fuerza cuando tenía veintiún años y había participado en un proyecto llamado 'Renacimiento', para finalmente convertirse en el líder de los vengadores, un grupo especial al que solo pertenecían soldados de elite. Había dedicado su vida a servir al ejército de los Estados Unidos, pero las situaciones que se presentaron luego de que se casara con Tony y su hijo naciera, lo habían llevado a un retiro definitivo. O eso pensaba él.
Tony se removió al sentir movimiento en la habitación. Tanteo con sus manos la cama, encontrándose solo en ella. Abrió los ojos y se estiró perezoso, con la intención de hacer que su marido volviera a la cama. Sus intenciones se vieron frustradas cuando vio a Steve totalmente cambiado, entrecerró los ojos, la rabia subiendo a grandes escalas y el sueño desvaneciéndose al darse cuenta del traje que su marido llevaba puesto. El que utilizaba para las misiones cuando hacía parte de los vengadores y que él mismo había ayudado a crear.
- ¿Qué crees que estás haciendo, Steve? – preguntó mientras se incorporaba en la cama, su pecho desnudo quedando al descubierto. Steve dio un salto y le miró avergonzado.
- Ha ocurrido algo grave, cariño. Me esperan en la base – dijo acercándose a la cama. En sus manos traía un bolso donde guardaba las cosas que se llevaría.
- Y ya estás listo para partir... ¿es que acaso no tenías planeado decírmelo?
- ¡Por supuesto que sí! Acabo de recibir la llamada, Solo estaba...
- ¿Cuándo? - lo interrumpió - ¿Cuándo estuvieras a punto de irte, para así no tener que darme una explicación? ¿Para solo tener que darme un beso de despedida? - Tony le miró resentido, no era la primera vez que Steve hacia algo como eso.
- No digas esas cosas, Tony – Steve intentó abrazarlo, pero Tony se zafó de sus brazos bruscamente. El ex soldado se dio cuenta que su esposo estaba realmente furioso, él también se puso serio.
Tony sintiéndose estúpido al estar desnudo y presintiendo que eso se tornaría en una situación difícil, se levantó y caminó hasta el armario buscando un pantalón de pijama, de esos que no solía usar, ya que normalmente se quedaba dormido, desnudo, luego de hacer el amor con su esposo. Como esa noche, lástima que no sería un despertar como los cotidianos, uno en los brazos del otro.
- Tengo una misión.
- ¿Una misión? ¿En serio? ¿A un ex soldado aun le asignan misiones?
- Tony...
- ¿Aun sigues en activo? ¿Quiere decir que me has tenido engañado durante los últimos años? – Steve negó mientras se pasaba una mano entre sus rubios cabellos.
- Natasha me llamó – Tony arrugó el ceño, Natasha siempre significaba problemas – Bucky desapareció.
Tony le miró con los ojos entrecerrados, analizando su semblante. James Barnes, Bucky, era el mejor amigo de Steve, de hecho, gracias a la admiración que sentía por él, Steve se había unido al ejército. La relación entre ambos no era la mejor, Tony siempre sospechó que Barnes estaba enamorado de Steve, aunque su esposo siempre le decía que eran ideas suyas. Bucky había declarado abiertamente su oposición a la relación de Tony y Steve, así como el desagrado hacia Tony, pero se había tenido que morder el codo cuando al final Steve decidió que Antony Stark debía ser su esposo. Definitivamente Barnes no le caía nada bien.
- ¿Y? – preguntó de brazos cruzados. Por él, que no apareciera nunca más - acaso perdió el sentido de la orientación que no puede volver solo?
- ¿Como que 'y'? Tenemos que encontrarlo, ¡podría estar en peligro! – comenzando a desesperarse, Steve, ya empezaba a levantar la voz. Odiaba esa actitud fría y egoísta de Tony.
- ¡Pero ya no es tu maldito problema! ¡Dejaste a los vengadores hace años! - Tony odiaba que Steve le levantara la voz, y más si Bucky estaba de por medio, solo lograba sacar lo peor de sí.
- ¡Por supuesto que es mi maldito problema! James es mi amigo!
- ¡El muy maldito está enamorado de ti!
- ¡Ya basta, Antony! ¡Deja de comportarte como un imbécil!
Ya estaba. Tony sabía que cuando Steve lo llamaba por su nombre, era porque las cosas iban en serio.
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Había noches en las que Peter no podía dormir, así que se ponía a ver videos graciosos hasta que se quedaba dormido. Luego Tony entraba a su habitación a despertarlo para que se fuera al colegio y solía regañarlo cuando encontraba los videos aun reproduciéndose y el teléfono tirado en el suelo.
Esta era una de esas noches, la diferencia radica en que esta noche escuchó gritos, algo que no era normal en casa, parecía que sus padres estaban discutiendo, pero no alcanzaba a distinguir lo que decían. Se levantó y salió con rumbo a la dirección de los gritos, la habitación de sus padres. Peter suspiró, no era raro que sus padres discutieran, Tony siempre sacaba de casillas a Steve, pero a medida que se acercaba a la habitación se daba cuenta que las cosas no pintaban nada bien y que tampoco terminarían como normalmente lo hacían: en una sesión de besos y arrumacos que seguramente terminaba en algo más cuando la puerta de su habitación se cerraba.
Cuando llegó frente a la puerta estuvo a punto de abrirla, pero los gritos se oían tan fuertes que se acobardó.
- ¿Qué es lo que quieres, Antony? Te escogí a ti, tengo una familia contigo, ¡deje la milicia por ti! ¡Deja de ser tan frívolo!
- No soy frívolo, solo... solo...
- Eres un estúpido egoísta que no piensa en nadie más que si mismo.
Peter sintió la voz de Tony en un murmullo entrecortado que no le dejó captar lo que decía.
- Me voy – habló nuevamente Steve, luego de varios minutos de silencio.
Al sentir que su padre caminaba hacia la puerta, Peter corrió hacia su habitación. Se sintió mal y con mucho miedo. No se imaginaba a su padre, el correcto Steve Rogers, yéndose de casa, abandonándolos a él y a Tony. Pero también sintió mucha rabia hacia Tony, por permitir que algo así sucediera y sobre todo al escuchar lo último que Tony le gritó a Steve.
- ¿Por cuánto tiempo? ¿Dos, tres meses? ¿Un año? No, no respondas. Si lo que quieres es irte, entonces, ¡lárgate! ¡Pero asegúrate de no volver nunca más! – luego se escuchó una puerta azotarse fuertemente, la del baño seguramente.
Peter se metió bajo las sabanas, al poco tiempo sintió a su padre, Steve, entrar a la habitación. Se hizo el dormido mientras lo sentía acercarse a él. Lo cubrió bien con las mantas y tras quitarle un mechón de cabello de la cara, se inclinó y le dio un beso en la frente. Steve salió, dejando solo a Peter, quien por fin pudo dejar salir las lágrimas que estaba conteniendo desde hace unos minutos. Le dolía en el alma que estuviera pasando eso, que su papá se fuera y lo dejara con Tony. Que ni siquiera haya tenido el valor de despertarle y despedirse como se debía.
Estaba seguro de que Tony era el culpable de todo, siempre lo era. Y si antes le desagradaba, ahora sentía que comenzaba a odiarlo.
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