- Sherlock…- dijo el rubio llevándose ambas manos al rostro.
- John.- respondió el pelinegro llevando sus manos tras la cabeza.
- esto es malo Holmes, muy malo – el doctor sonaba realmente preocupado.
- Tu concepto de maldad difiere mucho al mío Watson – ahora el detective comenzaba a fumar su pipa.
- ¿Qué le diré a Mary? – finalmente los ojos verdes del doctor miraron el techo atormentados.
- la verdad – los ojos almendrados del menor de los Holmes no dejaban de ver a su cronista personal.
- Si claro, le diré que he dormido con mi mejor amigo con quien he compartido no solo la cama sino también varios fluidos corporales en un acto indecoroso muy impropio de un caballero sin olvidar que es el mismo sujeto que arruino nuestra boda, luna de miel y posiblemente nuestro matrimonio – Watson se giró a ver a Holmes molesto.
- si así lo quieres poner pero creo que, ya que eres escritor y tu verso y prosa están más desarrollados que el de las demás personas deberías explayarte un poco más, no sé, decirle de una vez por todas, las cosas que me dijiste al oído jurándome un amor eterno e invencible, protección y fidelidad incondicional… Por cierto, eres muy emotivo al momento de tener relaciones sexuales sacan al cursi y al violento animal en celo que hay dentro de ti querido, te esmeraste mucho para no permitirme caminar esta mañana – el pelinegro se movió con mucho cuidado recargándose en su mano derecha para ver mejor al doctor con el cabello revuelto y haciendo ademan con la mano libre que le dolía el trasero.
- no escuche quejándote al respecto en la noche – finalmente una sonrisa del Militar retirado y el día estaba bien al igual que todos los problemas de Sherlock.
- ¿y quién podría cuando tiene semejante miembro de placer y lujuria resbalándose por su entrada virgen? –
Antes de que el doctor dijera más de un mil respuestas Sherlock se acercó para bésalo en los labios, beso tierno que fue devuelto al instante y profundizado por una mano que se encajaba en su nuca.
- tu bigote me da cosquillas – comento Holmes separándose y sonriendo con picardía.
- y a mi tu barba mal rasurada me pica pero no me vez quejándome cada dos por cuatro de segundos por ello –
Watson llevo una mano al rostro del moreno que torció la boca fingiendo un puchero infantil.
- Creo que seré yo quien le diga a Mary la noche que pasamos juntos – retó el detective sin alejarse del agarre de su cronista personal.
- y entonces ella te dirá que ya lo sabía – Watson se acercó e nuevo al detective para rodearlo con sus fuertes brazos y olfatear su cabello hundiéndose en un mar de rizos negros – solo que me niego que además de ti alguien más tenga razón –
- que coincidencia… ella también me lo dijo y me advirtió que si nos pavoneábamos delante de ella sin descaro como dos amantes enamorados iba a tomar mis testículos y a dármelos de comer – Watson soltó una fuerte carcajada antes de apretar más para si al moreno. – No entiendo porque solamente el castigo va para mí si el que anda de libertino es su esposo y no yo -
- Es que ella te quiere mucho y sabe que ya no me amaras si te dejo de cumplir en la cama –
Sherlock se quedó meditando esas palabras – el sexo es elemental en una relación joven pero en nuestro caso el sexo quedaría en segundo plano aun así… no quisiera verme privado de él. A veces hay que reconocer que la mente de las mujeres suele ser, no solamente el infierno mismo de incógnitas sino también un mar de conocimiento profundo que ellas ocupan en contra de nosotros los hombres –
- Cruel suplicio el nuestro – Watson comenzó a besar de nuevo a detective lentamente, como si el amanecer no hubiera avisado ya que el día había comenzado hace tiempo, y cobijándose de nuevo continuaron amándose interminablemente sin interrupciones.