Steve, yo y mis otros yo
Los otros
Tony se sobó las sienes, estaba luchado contra la migraña en ese momento.
—Me alegra que los demás no estén aquí—murmuró.
Y sí que lo agradecía. La torre de los Avengers estaba deshabitada, excepto por él y por Bruce; pero, afortunadamente, Bruce estaba encerrado en su laboratorio haciendo quién sabe qué con tal ahínco que apenas si asomaba la nariz.
—¿Dónde están?
El que habló era un hombre un tanto más alto que él, pero con quién compartía el mismo diseño de barba.
—De vacaciones—respondió mirándole de reojo.
Había cuatro tazas de café sobre la barra de la cocina.
—¿Estás seguro de que puedes tomar café?—preguntó la única mujer del grupo al adolescente a su lado.
—Sí, Jarvis me deja tomar un poco. Excepto antes de ir a dormir.
—Entonces, no deberías tomarlo ahora—dijo ella.
—¿De vacaciones?—el primer hombre hizo caso omiso del dialogo de los otros dos.
—Bueno, atienden sus asuntos—respondió Tony—. Algunos fueron con sus familias, otros de viaje... otros tienen misiones por su lado.
—Ya veo.
Tony se levantó de su silla y caminó hasta la cafetera con su taza en las manos. Y desde ahí, volteó a ver al pequeño grupo que estaba en la cocina. Esos tres... eran él. Para ser más exactos, eran él en otros universos. Había cometido un pequeño error cuántico en un experimento y esos tres habían aparecido uno tras otro en su laboratorio.
Eran, a saber: un él más alto y un poco más serio; un él adolescente, al que ni la barba le había crecido; y un él, que no era un él, sino un ella, tan sarcástica como él.
—¿Ni siquiera está Steve?—preguntó su yo más alto.
La mención de éste por él, calló a los otros dos, y de pronto, Tony tenía tres pares de ojos sobre él.
—No... tuvo una misión con SHIELD.
—Ya veo—dijo el hombre.
—¡Qué lástima!—dijo la mujer, quien por cierto, se llamaba Natasha, pero a la que llamaban Toni de cariño.
—Yo quería ver como es de adulto—dijo el Tony más joven, bajando la vista, un poco avergonzado, hacia su taza de café.
—Oh, es muy guapo—dijo Toni con un suspiro—¿Verdad que sí?—preguntó a los otros dos Tonys hombres adultos.
—Yo soy más...—empezó el Tony más bajo.
—Sí, lo es—lo interrumpió el Tony más alto.
—Qué... cara...
Tony miró a esos tres con el ceño fruncido.
—¿Así que querías verlo de adulto, eh?—Toni le picó las costillas al joven Tony—¿Estás saliendo con él ya?
El muchacho asintió.
—¿Qué?—Tony con principios de migraña, abrió la boca sorprendido por esa respuesta. ¿Había escuchado bien? ¿Habían dicho que ese niño "salía" con Steve?
—¿Cuánto tiempo llevan?—preguntó Toni con ánimo chismoso explícito en la amplia sonrisa que se le dibujó en el rostro.
—Tres meses—dijo el joven Tony y la miró, también, con una sonrisa.
—¡Qué afortunado!—dijo ella—Amor adolescente, el primer amor... la primera vez... ¡Que envidia! ¿Verdad?
Toni volteó a ver a los otros dos Tony adultos, pero sólo el más alto sonrió y asintió.
—¿Ya lo hicieron?—la mujer volvió el rostro para interrogar al muchacho.
—¡No!—dijo éste poniéndose colorado.
—¡Ah, pero que tierna reacción!—Toni se levantó de su asiento para apretarle las mejillas—¡Pues te lo estás perdiendo!
—Natasha—el Tony más alto habló—, tiene 16 años, deja que vayan a su ritmo.
—¡Pero es que no tienen nada que perder!
—Pero...
—Oh, vamos... lo sabes... ¿Tú cuánto tiempo llevas saliendo con él?
El Tony más alto esbozó una media sonrisa, que hizo sonreír a los otros, menos a uno.
—Más de diez años. A decir verdad, he perdido la cuenta.
—¡WOW!—exclamaron Toni y Tony joven.
—¡¿QUÉ?!—dejo salir el Tony en su correcto universo.
—¿Están casados?—preguntó Toni, ignorando la sorpresa de su otro yo.
—Ah, no, no... no lo creemos necesario, pero estamos viviendo juntos.
—¡¿Qué carajos?!
Nadie lo escuchó. Todos voltearon a ver a Natasha Stark, quien se había subido a la barra de la cocina y desde ahí había proclamado:
—¡Yo les gano! —rió— Tal vez, tú tendrás tu primera vez con él—dijo señalando al Tony más joven—; y tal vez, tú lleves diez años o más a su lado—señaló al Tony más alto—. Pero yo les gano.
—Ah sí, ¿y cómo por qué?—le espetó el joven Tony.
Por toda respuesta Toni estiró su mano izquierda abriendo sus dedos para dejar muy en claro de qué hablaba y presumió el anillo dorado en su anular.
—Tengo cinco años casada con él y... tenemos una hija—pronunció triunfal.
—¡¿Qué?!—nuestro Tony abrió la boca un poco más.
—¿Una hija?—Tony alto preguntó—Eso... ¿cómo es ella?
—Seguramente se parece a Steve, ¿verdad?—el joven Tony apoyó las manos en la barra con el rostro hacia la reina de los Tonys, la gran ganadora.
—¡Sí! ¿Quieren conocerla?
Toni se sentó sobre la barra, y sacó su celular para enseñarles fotos; los otros dos se acercaron entusiasmados. El dueño de la casa, entonces, escuchó un montón de comentarios acerca de esa niña. Que si sus ojos eran azules, que si era rubia, que si pobre de aquel que tuviera de suegro al Capitán América, quien, por cierto, era un buen padre, paciente y cariñoso. También escuchó un "ojala yo pudiera tener hijos con Steve" y un "siempre pueden adoptar". Pero él, simplemente no podía entender qué demonios estaba pasando ahí.
—Oigan... Oigan... ¡Cállense por un maldito segundo!
Los tres Tonys de otros universos le miraron.
—¿Qué?—le espetó el más joven.
—¿Todos ustedes tienen una relación con Steve?
—Sí—contestaron los tres.
—¿Relación amorosa con besos , abrazos y sexo?
—Sí—recibió otra respuesta a coro.
—¿Tú no?—preguntó el Tony más alto.
—...Cla... ¡Claro que no! ¿Cómo carajos pueden salir con él? ¡Siempre estamos pelando! ¡Y molesta demasiado!
—Bueno, Steve, a veces, es así, pero...
—No me deja comer donas, y me anda contando las tazas de café... se molesta si hago algo poco "ético", siempre me contradice...
—Es parte de su encanto... ¿quién más se atrevería a...?
—¡Es un jodido hombre!
—Y muy sexy...
—¡No me están escuchando!
—Tony, chaparrito—dijo Natasha Stark—, tal vez, eres la excepción que confirma la regla.
—¿De qué hablas? ¡Y no me digas chaparrito!
—Lo que ella quiere decir es que, de la pequeña muestra de Tonys que representamos, eres el único que no tiene una relación con Steve—dijo el otro Tony adulto—. Así que, podemos inferir que los otros "nosotros" también la tienen.
—Pero, tal vez, tú perteneces al universo dónde eso no sucede—concluyó el joven Tony.
Tony frunció el ceño.
—Esto es una ruleta de posibilidades—reflexionó Toni.
—Este puede ser el universo en el que Tony Stark y Steve Rogers no se aman—sugirió Tony alto.
El joven Tony tronó los dedos—O es, quizás, el universo donde Tony Stark no ama a Steve Rogers, pero, tal vez, éste a él sí.
—O lo que es peor—Toni volvió a tomar la palabra—, puede ser el universo donde Tony Stark ama a Steve Rogers, pero éste no lo amaba a él.
Tony tragó saliva y sintió un hueco en el estómago, no supo por qué.
—Eso no... ¡Eso no puede ser!—Gritó—¡No hay nadie en este jodido universo que no me ame!
—Puede ser él...—Toni puso el dedo en la llaga—... recuerda que nada existe sin su contraparte.
Tony frunció el ceño y vociferó que todos estaban locos. Dio por zanjada esa escabrosa conversación y los mandó a dormir. Les dijo que podían tomar la habitación que quisieran, menos una, porque ya veía venir una pelea campal por dormir en esa cama. Sí, por supuesto, les prohibió tomar la habitación de Steve. Y por último, se dijo, que tenía que devolverlos a sus respectivos universos, antes de que Steve, el Steve de su universo, regresara.
Pero no contaba con que ese día no era su día.