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La nota de mi corazón por Samy_DBS

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Sasuke Uchiha, un hombre bastante poderoso. Hijo de un político llamado Fugaku Uchiha. Actualmente tenía treinta y cuatro años, estaba casado con Sakura Haruno con la cual había concebido a su unigénita; Sarada Uchiha la cual tenía doce años.


Su matrimonio no fue un arreglo como muchos pensarían, él realmente sintió algo por Sakura. Lo suficientemente fuerte como para terminar por casarse con ella. Agradeciéndole infinitamente que le haya dado a su bella hija, a la cual adoraba con el alma.


Sin embargo, esa chispa en su matrimonio se perdió hace mucho, y él estaba muy consciente de ello. Cuando su hija tenía apenas cinco años estaba listo para pedirle el divorcio pero simplemente no soportaba la idea de que su hija creciera en un ambiente familiar roto.


Sumando a eso el hecho de que Sakura parecía tan enamorada de él como en el día que se casaron.


¿Quién era él como para destruir esa bella realidad en que las dos mujeres más importantes de su vida vivían?


Simplemente tendría que dejar de ser egoísta por una vez en su vida. Al menos así lo pensó en aquellos días.


Pero ahora...


Se encontraba en un bar, uno bastante caro. Bebiendo lo que sea que fuera fuerte y lograra hacerlo sentir mejor.


Había caído muy bajo, ya que alguien como él solo se embriagaría en su despacho con la mejor botella de licor que tenga. Necesitaba un cambio en su rutina, en su vida.


Lo sacó de sus pensamientos negativos una poderosa voz entonando con tanta facilidad y sentimiento una nota alta en una canción. Había una pequeña tarima de madera que la hacía de escenario, en donde un doncel rubio cantaba entreteniendo a todos los presentes.


Parejas en sus mesas escuchaban con los ojos brillantes debido al alcohol o porque realmente estaban disfrutando el espectáculo.


El se encontraba lejos, en la barra donde solo los solitarios iban a beber. No pudo evitar girar su cuerpo por sobre su asiento para poder observar al talentoso rubio. Se movía con tanta seguridad y sensualidad al mismo tiempo, parecía que podía controlar todo a su alrededor.


Y con tremenda voz sin duda se ganaba el corazón de muchos allí.


Las trompetas anunciaron el final acompañadas por aquella voz que entonaba la nota más alta de la canción.


El doncel tenía la respiración un poco agitada y al terminar tan solo dio las gracias e hizo una reverencia.


La lluvia de aplausos no se hizo esperar, incluyendo al Uchiha que debía aceptar que la energía de aquel joven le había contagiado un poco de alegría.


El rubio apenas bajó de la tarima fue interceptado por un galán que le ofrecía una rosa roja y que seguramente lo estaría felicitando por su participación. Sasuke al darse cuenta de que la función había acabado se dio la vuelta para seguir hundido en sus pensamientos.


Alguien tomó asiento a su lado. –Una limonada por favor. –pidió aquella persona.


-Claro. –el mesero rápidamente le entregó la bebida, la cual estaba fría totalmente. –Por cierto, estuviste genial esta noche. –lo felicitó por su presentación.


-Gracias. –


Sasuke miró de soslayo al chico, era el que había estado cantando con tanta pasión hace unos momentos. Bastante atractivo, fue lo que pensó el pelinegro pero rápidamente su atención se centró en sus propios líos.


Por otro lado en la perspectiva del rubio...


Después de hacer su número y dejar enamorados a todos con su voz estaba dispuesto a satisfacer su sed yendo por una limonada a la barra de solitarios. Encontrándose con algunos perdedores que no tardaron en devorarlo con la mirada, como estaba acostumbrado trabajar en un bar le era fácil ignorarlos.


Decidió sentarse casi al final de la barra a la par de un hombre que lucía ordinario, se veía algo pensativo así que supuso que no lo molestaría.


Al recibir su tan ansiada limonada vio el perfil de ese hombre que portaba un costoso reloj y bebía lo más caro que tenían en la casa. Era un rostro completamente varonil, su perfil era perfecto parecía un rostro cincelado en mármol.


Se preguntaba cuantos años tendría, pues lucía mayor que él.


-¿No me invitas un trago? –dijo con seguridad en su timbre de voz. Mirando coquetamente, esa mirada le salía natural y sus ojos azules solo le daban un plus.


El azabache en cuanto lo escuchó hablar lo volteó a ver. Sonrió de lado al ver la miradita que le mandaba aquel oji azul, eran los ojos más hipnotizantes que había visto. –Claro cariño, pide lo que quieras. –le ofreció, ese chico era bastante atrevido.


Analizó el maquillaje que aquel doncel usaba esa noche, tenía un delineado perfecto en color negro, sus pestañas largas estaban de igual manera retocadas con negro. Esto le daba una profundidad a su mirada con ojos índigo salvajes.


Y sus labios tenían de igual forma una figura perfecta, el labio superior era delgado y el inferior un poco más carnoso. Tenían la figura de un corazón, estos iban pintados levemente de rosa, tal vez para verse más natural. Supuso.


-Gracias. –le contestó con tono sugerente. Y luego con una señal de su mano llamó al chico que atendía la barra. –Un margarita por favor. –al pedirlo le sonrió de forma coqueta.


El chico que atendía se sonrojó hasta las orejas y corrió a preparar la bebida.


Sasuke sonrió burlón. –¿Así que después de cantar vienes a seducir a todos los hombres del bar? –


Naruto regresó su atención al apuesto azabache. –Claro que no, mi vida no es tan divertida. –contestó. –Me llamo Naruto por cierto. –


-Sasuke Uchiha. –contestó, el brillo en los ojos azules pasó desapercibido para el mayor.


-Y bien señor Uchiha... ¿qué lo trae a este lugar? –mientras decía esto bebía un poco de su margarita que ya le habían entregado.


-Algunos asuntos turbios, personales. –contestó mirando ahora la ropa que usaba el chico.


Usaba un pantalón negro que se pegaba perfectamente a sus piernas y trasero, el cual había notado por casualidad que era firme y bien tonificado. Y una camisa blanca bastante pegada que tenía abiertos los primeros botones dejando ver su pecho y cuello al descubierto. Su piel se veía suave y apetecible, de repente le daban ganas de quitarle esa camisa y morder todo a su alcance.


Parpadeó varias veces, pensando que seguramente el alcohol en su cuerpo empezaba a entorpecer su sistema.


-Oye, no me parece que alguien que use accesorios tan caros se ande apareciendo en lugarcitos como este. –comentó el doncel con los ojos entrecerrados.


Una sonrisa de lado apareció en Sasuke. –Y a mi no me parece que alguien con tanto talento como tú ande cantando en un lugarcito como este. –contraatacó.


Naruto le devolvió la sonrisa mientras bebía un poco más.


-¿Porqué te has tintado de ese color? –preguntó de repente el moreno tocando con bastante confianza un mechón rosado que sobresalía del flequillo.


-Es una de esas modas estúpidas que no puedes evitar seguir. – contestó restándole importancia.


-Nunca dejaría que mi hija se hiciera algo así en el cabello. –mencionó el mayor, a lo que Naruto simplemente rió.


-Esa hija tuya seguro está en un convento de monjas ahora mismo. – al decir esto con repudio exageró un gesto de susto.


-No lo está. –respondió riendo.


-Supongo que tienes novio ¿cierto? –


-No, así que ahora que lo sabes me puedes llevar a la cama sin problemas. –dijo con un tono de voz neutro, su mirada estaba opaca.


Sasuke sonrió ladino, le sorprendía y gustaba al mismo tiempo que ese doncel fuera tan atrevido y directo. –Imposible, cariño. –su respuesta fue acompañada por su voz grave. –Estoy casado. –


Naruto se carcajeó. –Debí imaginarlo. –sus ojos azules examinaron el anillo de oro blanco en las manos del Uchiha. –De igual forma, nunca me acostaría con un vejete. –atacó con una sonrisa zorruna.


-¿Vejete? Sólo tengo 34. –


-Tenemos diez años de diferencia. –comentó. –Creí que tenías casi 50. –mintió.


Pues a decir verdad el Uchiha lucía bastante juvenil, esos 34 años no habían dejado huella en el varón que sin duda era apuesto.


-Bien, fingiré estar herido por esos comentarios tan fríos. –el Uchiha bromeó ganándose una sonrisa del rubio, una sonrisa muy diferente a las anteriores. Esta misma cautivó los ojos negros.


Y siguieron charlando hasta muy tarde, cabe destacar que ambos perdieron el control de las copas que tomaron esa noche. Una cosa llevó a la otra y simplemente ocurrió lo inevitable.


Ahora estaban en el auto del Uchiha, el doncel tenía varios cardenales en el cuello, algo que el hambriento varón le había hecho sin contemplaciones.


-Vamos a un hotel. –dijo entre suspiros el de mirada celeste. –En mi puta vida seré follado en un coche. –


-Como quieras dulzura. –contestó.


Claramente conducir ebrio no era una buena idea, sin embargo las ganas por tenerse el uno al otro en las sabanas de un hotel cegaban su sentido común.


Al llegar simplemente el Uchiha se le lanzó encima al doncel que gustoso recibía la atención de ese varón irresistible.


Se deshizo de la incomoda ropa del blondo, dejándolo solo en esa sexy ropa interior. Sus ojos de carbón no tardaron en notar lo mojado que ya se encontraba. –Mírate, estás bastante húmedo. –


Naruto rió con picardía mientras besaba la clavícula del pálido hombre mayor, rápidamente abrió sus definidas piernas dejando al Uchiha en una posición bastante conveniente.


Sasuke observó aquel cuerpazo que se cargaba el condenado doncel, simplemente era la tentación encarnada. Sus preciosos ojos azules te llamaban a pecar.


Sus grandes manos acariciaron sus muslos llegando al firme y delicioso trasero, lo dudó en apretarlo marcando sus dedos en la tostada piel. El doncel gimió complacido moviéndose incitándolo a que volviera a hacerlo.


-Eres delicioso. –gruñó besando con ganas el cuello de gacela. Esa piel tersa lo volvía loco.


-Y eso que no has probado lo mejor. –le susurró recorriendo con las manos la musculosa espalda del varón. –Vamos, tómame. –


Esa lujuriosa voz de esos apetecibles labios le enloquecieron al momento, todo se fue a la mierda cuando Naruto le mordió la oreja con suavidad soltando una risita traviesa.


-No me detendré. –le advirtió colocando la punta de su erecto miembro justo en el pequeño orificio.


-No lo hagas. –le respondió abriendo aún más las piernas.


Y sin más se deslizó al cálido y húmedo interior. Era estrecho que parecía estar aferrándose a su polla con desesperación. Gruñó de satisfacción una vez estuvo dentro.


El doncel apretó las sabanas con sus manos, se mordió el labio interior con fuerza, ese tipo era bastante grande, sin duda lo pasarían bastante bien.


Gimió sin reparo alguno cuando el vaivén comenzó, Sasuke sabía donde tocar y como hacerlo, simplemente se derretía cual mantequilla en el habilidoso hombre pelinegro.


Luego de repetir unas cuantas veces quedaron exhaustos, seguro sería todo un lío al despertar.


Pero a la mierda con todos, era el mejor polvo que ambos habían tenido en mucho tiempo.


CONTINUARA...

Notas finales:

Ya sé, ya sé...

Lectores: ¡Estúpida mis actualizaciones de prisionero, idiota!

Yo: Istipidi mis ictializicionis di prisioniri, idioti! ;v

No pude dejar ir esta idea, sorry. Pronto la actu de los demás fics tranquilos

Bye bye

 


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