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The Roller Blood por Echo

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Primera sangre

Jeremy gruño al escuchar el molesto sonido del despertador, estiro su mano blanca hasta el aparato y presionando el botón grande del centro apago el insistente sonido, se llevó una mano a la boca y bostezo largamente, saco las piernas por el lado de su cama para ponerse sus sandalias y comenzar su rutina para el día, entonces se dio cuenta de que aún era oscuro fuera de su ventana.

Miro a su calendario en la pared era martes, ¿Por qué había puesto su despertador tan temprano un día entre semana?, no tenía que trabajar ese día y las clases comenzaban hasta las nueve por lo que levantarse tan temprano era una pérdida de sueño innecesaria.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el chillido del despertador que había iniciado nuevamente, Jeremy se sobresaltó del susto.

-¡Jeremy, apaga ese ruidoso aparato de una vez antes de que los vecinos vengan a quejarse a nuestra puerta de nuevo!- le grito su padre desde el piso de abajo.

-Lo siento papá- le contesto desde arriba, tomo el aparato de la mesita de noche y entonces leyó en la pantalla que no había tocado el botón de parar si no el de cinco minutos más por lo que cuando se acabó el tiempo volvió a sonar.

El joven se levantó de un salto de la cama pensando que eventualmente recordaría la razón de su madrugada dado que ya no podría dormir más.

Busco en su armario una muda de ropa y sus artículos de higiene personal antes de ir al baño a refrescarse.

Jeremy Cane era un muchacho de 19 años, 1.72m de estatura, delgado de tez blanca cabello marrón por los hombros y unos hermosos ojos verdes como el agua marina, muy apuesto, estudiaba enfermería pero tomaba matemáticas como un curso aparte, de pequeño su padre había intentado encaminarlo hacia el camino de la autoridad para ser un futuro policía como lo había sido su abuelo, su bisabuelo y su tatarabuelo antes que él, pero a Jeremy simplemente no se le daba bien mandar, muy a desagrado de su padre quedo claro que su hijo rompería la tradición que los Cane habían mantenido los últimos trecientos cincuenta años lo que fue motivo de disputa entre ambos hasta que Martin Cane finalmente acepto que su hijo quería otro futuro para él, no es que estuviera contento con ello solo lo aceptaba porque sabía que por su personalidad Jeremy nunca sería un buen policía, todos le pasaría por encima sin duda.

Jeremy bajo las escaleras ya vestido y con el pelo húmedo pero sin gotear.

-Buenos días padre- saludo cuando lo vio sentado a la mesa con la comida servida y esperando por él.

-Buenos días Jeremy- respondió el hombre pasando su mano grande por su cabeza calva y terminando con un suspiro cansado.

Jeremy negó con la cabeza y se sentó a comer, un par de minutos después se dio cuenta que los cubiertos de su padre no hacían ruido por lo que no estaba comiendo, levanto la mirada que hasta ese entonces había estado perdida mirando sin ver sus huevos revueltos y se dio cuenta que de hecho sí, su padre no estaba alimentándose en su lugar tenía la mirada prácticamente pegada a una carpeta abierta frente a su cara que no había notado antes por su somnolencia y su acción de restregar sus ojos cuando llego a la mesa.

-Papá deja esos papales, tienes que comer algo antes de ir a trabajar- le regaño con suavidad, a veces su padre se ponía de mal genio y aunque nunca lo tocaba si podía hablar muy fuerte.

-En un momento hijo, estoy seguro que hay una pista importante aquí solo que aún no llego a ella- respondió el hombre calvo sin mirarlo.

Jeremy se levantó de su silla y doblándose por encima de la mesa le quito la carpeta a su padre.

-¡Jeremy!- le reprendió el hombre.

-Jeremy nada padre, necesitas comer- dijo el muchacho, sabía que se arriesgaba con el temperamento de su padre pero estaba preocupado por él.

-Muchacho insolente- Martin se estiro por sobre la mesa y trato de arrebatarle la carpeta de las manos pero su hijo era más alto que él y no le pudo alcanzar- dame eso jovencito, ese trabajo es importante- replico.

-No más que tu alimentación, además ayer te quedaste trabajando hasta tarde con estos papeles y hoy te levantaste temprano para hacer lo mismo el mismo patrón que has estado siguiendo desde hace más de tres meses-

-Es importante- insistió.

-Bueno, si los dejas un momento no van a desaparecer de pronto- exclamo el muchacho.

El mayor abrió la boca seguramente para continuar la discusión pero volvió a serrarla y se sentó para comer.

El chico se sentó satisfecho con su trabajo- ves no era tan difícil  ¿verdad?-

El hombre gruño molesto con la boca llena.

-Oh, papá sabes que yo solo me preocupo por ti, uno de estos días si no te cuidas bien terminaras estrellando la patrulla en un hidrante, un árbol o un poste del alumbrado público debido a tu falta de descanso- razono con él.

El hombre suspiro y levanto su mirada para encontrarla con los ojos de su hijo- no es justo, tienes los ojos de ella- se lamentó el hombre.

-Sí, sabes que mamá diría lo mismo- dijo el joven.

-Está bien, lo dejare por las noches y voy a trabajar solo en la oficina- se resignó.

-Eso es- dijo el joven, el hombre mayor lo observo antes de apartar la mirada hacia un lado en la fotografía enmarcada de una hermosa mujer castaña muy alta sentada en la arena frente al mar, Elicia Cane quien había muerto atropellada por un hombre ebrio diez años antes, Jeremy era su único hijo una copia casi exacta de él excepto por los ojos y su estatura en eso era como ella.

-Si como sea- respondió el hombre después de un momento de silencio.

Sin que el mayor lo notara el muchacho abrió la carpeta, tenía curiosidad por ver que era lo que poseía a su padre tan atrapado, desde el caso del hombre que asesinó a su madre no lo había visto de esa forma, claro que en ese entonces él no llevaba el caso porque la víctima fue su esposa pero era lo que más se le acercaba en comportamiento.

La primera hoja se titulaba “el asesino del clavel” , Jeremy estaba sorprendido, se trataba de un asesino en serie cuyo detalle más famoso y sonado en los medios era el hecho de que siempre dejaba un clavel en la escena o en la víctima, a veces era una flor de verdad y otra era de plástico, tela o un dibujo pero un clavel no obstante, este sujeto era frustrante y muy difícil de seguirle la pista porque su modo de matar no era uno solo, así como podía dispararle a la persona también podía apuñalarla, ahogarla, estrangularla, romperle el cuello incluso había congelado a una de sus víctimas con nitrógeno líquido una vez, sus métodos distaban entre sí la única forma en que habían identificado el hecho de que eran los crímenes de una sola persona era por su singular firma aunque les había tomado tiempo notarlo  más que todo por los diferentes “tipos” de flor, además tendía a matar a una serie de personas durante un tiempo indeterminado de pronto los asesinatos se detenían sin ningún motivo aparente pasaba un periodo de tiempo indeterminado podían ser semanas meses e incluso años cuando repentinamente comenzaba de nuevo, repetía ese patrón una y otra vez.

La primera vez que se había registrado actividad del asesino del clavel había sido ocho años atrás, en aquella ocasión mato a trece personas, el más viejo un hombre de ochenta y dos años y el más joven una adolescente de dieciséis años, en esa ocasión el vínculo era que todas las personas a las que mato eran rubias todos habían sido envenenados con cianuro y a todos los habían encontrado sin entrañas, órganos o cerebro incluso los habían cosido y embalsamado, exactamente el mismo tratamiento que verías en un cuerpo entregado por la morgue listo para su entierro lo que llevo a pensar a la policía que el asesino era un médico forense el trabajo estaba perfectamente hecho obviamente un profesional lo había cometido, luego de matar a una mujer de treinta años dejo de matar como por dos semanas luego comenzó de nuevo esta vez todas las víctimas fueron degolladas y todas tenían veinte y cinco años, mato a veinte y dos personas y se detuvo, por tres meses, luego comenzó a matar otra vez, en esa ocasión todas las víctimas fueron hombres todos eran pedófilos y todos fueron violados con un vibrador bastante grande tanto antes como después de morir, también les amputo sus partes íntimas antes de morir y fueron obligados a tragárselas, quince muertos, fue en esa ocasión en que notaron la firma del clavel y llegaron a la impactante revelación de que no eran tres asesinos si no uno solo que había descansado entre las series de muertes y cambiado sus métodos  y los vínculos entre las victimas cuando volvía a empezar, en esta ocasión había descansado por dos años antes de empezar otra vez, hasta la fecha ya había matado a tres personas todas con un disparo en la nuca y uno en el  corazón desde la espalda sin embargo el vínculo nuevo era desconocido para la policía.

Jeremy iba por la tercera página cuando su padre noto lo que su hijo hacia y se apresuró a quitarle la carpeta, una foto cayo en la mesa boca abajo.

-¡Papa!- se quejó el joven.

-Jeremy no debiste leer esto- levanto la carpeta sobre su cabeza.

-¿Es el que mato a ese hombre la semana pasada?- pregunto tratando de distraer a su padre para tomar la foto antes de que la notara.

El hombre suspiro.

-Hay niño que curiosidad la tuya- replico.

Jeremy hizo un puchero.

-Sí, ha vuelto, fue él- respondió lo que el chico ya sabía.

El hombre noto la foto en la mesa pero no fue lo suficientemente rápido como para tomarla antes de su hijo quien la volteo  para mirarla unos segundos antes de que su padre logro quitársela.

En ella se veía a una figura vestida de negro parada con un pie sobre un bulto envuelto en una lona roja, con una pistola nueve milímetros con silenciador en la mano izquierda y un clavel blanco salpicado de sangre en su mano derecha, llevaba un gran sombrero de ala baja negro, pasamontañas negro y antiparras de natación cuyos cristales oscuros no dejaban ver los ojos, además parecía extrañamente deforme en las coyunturas de su cuerpo y su ropa parecía demasiado grande para él.

-¡Jeremy!- regaño el padre.

-Lo siento papá, solo tenía curiosidad- se explicó ante su ceñudo padre- ¿Por qué esta deforme, no es esa una forma fácil de identificarlo? No deben haber michas personas con un cuerpo así- preguntó.

El hombre suspiro, sabía que su hijo no lo dejaría en paz hasta que saciara su curiosidad.

-No debería decirte esto, eres un civil- le dijo, el chico le puso “ojos de cachorro” él le apunto con el dedo- esto no sale de aquí- advirtió.

El joven asintió con prisa.

-Sí, el hombre que murió la semana pasada fue víctima del asesino del clavel, esta foto la dejo él con el cuerpo y no esta deforme, una de las formas que tenemos de identificar a alguien es a través de sus medidas antropológicas, como por ejemplo cuanta distancia hay entre el hombro y el codo o que tan largos son los muslos, lo que es imposible de calcular en esta imagen debido a esos bultos en las coyunturas de su cuerpo lo que puso pensando en este método seguramente, el sujeto es un genio, lo único que tenemos es su estatura algo en común con gran parte de la población, aunque quizá ni siquiera eso, sus pantalones tipo campana le tapan los zapatos por lo que no podemos ver si su calzado es normal o si tiene plataformas para parecer más alto, desgraciado bastardo, bien jugado- le decía lo último a la figura en la foto lanzándole dagas con los ojos.

El chico se quedó boquiabierto.

-Pues sí que es inteligente- dijo sacando a su padre de sus pensamientos.

El hombre se sobresaltó, aparentemente habiendo olvidado que su hijo estaba con él mientras seguía mirando fijamente la foto, dio una ojeada al reloj en la pared.

-¿Qué estás haciendo aquí todavía?- pregunto curioso.

El joven levanto las cejas- ¿me estas echando?- inquirió.

-No, pero ¿no me dijiste ayer que hoy tenías práctica de matemática en la mañana porque te costaba álgebra?- le pregunto a su hijo.

El muchacho palideció cuando recordó porque había puesto el despertador tan temprano, volteo la mirada a la ventana, aún estaba oscuro afuera pero la luz del sol coronaba las montañas, levantándose de un salto corrió por la escalera hacia su cuarto para terminar de arreglarse.

-¡Hey! no corras por las escaleras- regaño el hombre calvo.

El chico bajo a toda prisa unos ocho minutos después con su mochila en la espalda, despeinado y la camisa mal abrochada.

-Jeremy no te has arreglado bien- le señalo su padre que estaba en la puerta esperándolo para cerrar la casa pues tenía que ir a trabajar.

-Me arreglare en el camino, el profesor Veil es muy estricto con el tiempo, si me retraso ahora es muy probable que no acepte darme clases extra si se lo pido de nuevo- dijo el muchacho pasando junto a su padre.

-Oh entonces te dio una hora tan temprana justo al amanecer, sí que debes tener problemas en esa materia para que te dedique tanto tiempo, presta atención en clase no quiero que bajen tus notas- le dijo a su hijo, el joven asintió antes de salir corriendo por la acera.

La realidad era que Jeremy no necesitaba ayuda con matemáticas, si bien no era un genio en ellas le iba bastante bien, solo había bajado sus notas y pretendido tener un problema porque quería pasar tiempo con su atractivo profesor sin que sus compañeros estuvieran presentes, lo que le había costado varios meses el joven profesor de veinte y tres años era una persona muy poco sociable, estricta y difícil de manejar, pero para Jeremy era un hombre muy atractivo con quien le gustaría tener una oportunidad.

De hecho ese día lo tenía libre y las clases extras comenzaban a las diez de la mañana, su profesor le había dicho que debía resolver un asunto personal  y que no estaría en su casa hasta esa hora  por lo que debía esperarlo afuera unos diez minutos antes más o menos, con esta información a mano Jeremy espero y sacrifico su hora de almuerzo para colarse en el aula sacar la llave de la casa del profesor y crear un molde con un jabón el cual uso para hacer una copia más tarde ese mismo día.

Su plan no era robarle a su profesor, solo quería saber más de él por lo que sabiendo que no iba a estar quería mirar su hogar mientras podía, estaba seguro que si le preguntaba no le diría, estaría allí hasta media hora antes de las diez entonces saldría cerraría la casa y lo esperaría afuera como fue acordado.

 ¿Qué podía salir mal? 

 

 


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