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Kitten por LittleAyla

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Capítulo 1

 

El viento soplaba con fuerza mientras la lluvia y las ramas de un árbol azotaban la ventana de la habitación de un joven escondido bajo las sábanas de su cama. Un relámpago iluminó la habitación y el rugido del trueno a escasos metros de la casa no se hizo esperar. El chico sintió como su piel se erizaba y se escondió aún más en el interior de su cálida cama.

Pero su miedo no se debía a los sonidos de la tormenta – aunque debía admitir que no ayudaba a apaciguar su miedo – sino a los gritos de su padre y su hermano mayor en la habitación contigua. Una lágrima resbaló por su mejilla al oír el sonido de un puño  impactar contra una barbilla.

Sabía que era su culpa. Si no le hubiera pedido a su hermano que durmiera con él porque estaba asustado del sonido de los truenos y de las ramas del árbol rasgando su ventana eso no estaría sucediendo. Se maldijo a sí mismo una y otra vez por la imperiosa necesidad que sentía de tener a su hermano mayor cerca cada vez que se asustaba pero es que con él a su lado se sentía tan seguro y protegido… Que no podía evitar agarrarse a él con todas sus fuerzas hasta que la sensación de miedo desaparecía.

Sabía que estaba mal. Sabía que no debería tener ese tipo de sentimientos con su hermano. Que no debería pedirle que durmiera con él. Que no debería refugiarse en su cuello cada vez que el miedo o la ansiedad lo inundaban. Que no debería molestarse con él cada vez que se iba cuando llegaba su celo. Que no debería asustar a todas sus parejas. Que no debería sentirse celoso cada vez que lo veía con otra persona que no fuera un alfa…

Que no debería haber caído ante él.

Sabía que su hermano se iba cada vez que le llegaba su celo para no descontrolarse con él y hacerle daño. Sabía que tan solo tenía parejas para convencer a sus padres que no tenía sentimientos hacia él.

Pero, por encima de todo, sabía que no debería haber aceptado los sentimientos prohibidos que él y su hermano tenían el uno por el otro.

-Will… - la voz del amo de sus pensamientos se hizo presente.

Se descubrió ligeramente, únicamente dejando a la vista sus ojos. Su hermano Dylan lo miraba con una pequeña sonrisa des del marco de la puerta pero sus ojos se clavaron en el incipiente moratón que empezaba a aparecer en el rostro de Dylan.

-Lo siento… - murmuró el menor con la voz rota – no quería que papá te hiciera daño…

Dylan negó con la cabeza sin quitar esa sonrisa de su rostro. Se acercó hasta la cama de Will y se metió en ella, abrazando a su hermano pequeño y obligándolo a dejar reposar su cabeza en el hueco entre su hombro y su cuello.

-Ya sabes que no es tu culpa – murmuró por lo bajo – además papá lo ha entendido y permitirá que duerma contigo, aunque solo por esta noche.

-¿Y por qué te ha pegado?

-Eso ha sido antes de que le explicara que estabas asustado – acarició su cabello con dulzura – ya sabes como es tu padre, primero piensa con los puños, después con la cabeza.

Dylan era su hermano mayor por cuatro años aunque no tenían el mismo padre. Antes de que mamá conociera al padre de Will, solía salir cada noche y volver a casa con un tipo diferente. Como resultado de una de esas noches nació Dylan. Cuando conoció al padre del menor fue casi amor a primera vista y no tardaron ni un mes en casarse. Dos años después nació un pequeño niño al que llamaron Will..

Dylan siempre lo había cuidado y protegido de todo y de todos. Dormían juntos des de que Will salió de la cuna pero, cinco años atrás,, cuando Dylan cumplió los 15 y se manifestó como alfa se lo prohibieron. Nunca les hicieron caso y por culpa de eso en los últimos años la relación de Dylan con la de sus padres había empeorado, y la de Will… También.

Entendía a sus padres, es decir, entendía que no les gustara que durmiera con él. Casi des de que nació todos estuvieron seguros de que sería un omega – cabe decir que a los dieciséis años aún no se había manifestado como tal –, al igual de que su hermano un alfa, por eso la relación tan cariñosa que siempre había tenido con él les preocupó. Todo por culpa de Las 3 Leyes Básicas:

 

-  Un omega no puede ser marcado antes de la mayoría de edad.

-  Un omega no puede quedar embarazado antes de la mayoría de edad.

-  Dos hermanos con vínculo de sangre no pueden mantener una relación amorosa o sexual.

 

Todo el mundo respetaba y acataba esas normas al pie de la letra, totalmente de acuerdo con ellas y delatando a cualquiera que las infringiera.

-Will… ¿en qué piensas? – el nombrado apartó el rostro del cuello de su hermano y lo miró a los ojos – No hay de qué asustarse, estoy aquí, a tu lado.

-No quiero que te hagan daño por mí – lo miré con culpabilidad.

-Estoy bien, Will, todo está bien.

Posó sus labios en los del menor y lo besó con pasión, robándole el aliento al chico y provocando un furioso sonrojo en las mejillas de este. Will se apartó entre avergonzado y asustado.

-No está bien hacer eso, Dy. Si papá y mamá se enteran se enfadaran.

Pero el mayor, haciendo caso omiso a las excusas de su hermano, volvió a unir sus labios con más pasión, colocándose encima de él y acariciando su cuerpo con sus manos. Will se revolvió entre sus brazos, intentando liberarse de Dylan.

-Dylan… No debemos hacer esto… - abrió los ojos como platos y soltó un jadeo cuando sintió un provocador mordisco en el lóbulo de su oreja – Esto… No está bien – la lengua de su hermano recorrió su cuello y otro jadeo escapó de sus labios – Para, Dylan, por favor, para…

Un trueno resonó y Will gritó asustado mientras se agarraba con fuerza a su hermano, provocando la risa de este, que dejó de mordisquearle el cuello, lo agarró por la cintura y le dio la vuelta, haciendo que el menor quedara sobre su pecho.

-Tranquilo gatito, solo quería un poco de diversión – Will lo golpeó levemente por el apodo que usó – Uh, vamos, no me maltrates – murmuró divertido.

-Cállate, ya sabes que me incomoda cuando haces eso – se bajó del pecho del mayor y le dio la espalda – nunca me haces caso cuando te digo que pares – la manera en la que el menor se molestaba a Dylan se le hacía terriblemente adorable.

El alfa se acercó hasta el cuello desnudo de su hermano y hundió su nariz en él, aspirando fuertemente el inexistente olor de Will. Cuanto deseaba que se manifestara como omega de una vez para poder disfrutar de su olor.

-¡Basta Dylan! – exclamó el menor intentando separarse o hacer fuera a Dylan de la cama, pero las fuertes manos del alfa evitaban que se moviera – Ya te he dicho que está mal, basta, somos hermanos – se quejaba Will.

-Oh vamos, solo quiero darle mimos a mi hermanito pequeño – Will resopló, harto por el comportamiento de su hermano – Bien, bien, ya paro – aceptó satisfecho después de observar satisfecho las marcas en el cuello del menor – Agh… No puedo esperar a que te manifiestes como omega de una vez – murmuró apoyando su frente en la espalda del menor.

-¿Y qué sabes tú? Puedo no ser un omega, ¿sabes? – se giró hacia Dylan y lo miró haciendo un puchero – Voy a ser un alfa y mucho mejor que tu – dijo con seguridad.

Esas palabras provocaron una carcajada por parte del mayor.

-Oh vamos, solo mírate – Will apartó la mirada, avergonzado.

-¿Qué tiene que ver mí aspecto con mí especie? – sabía de sobras la respuesta.

-Bueno, lo cierto es que nunca he visto a un alfa de metro sesenta, rostro angelical, tímido y asustadizo y con un cuerpo delicado – soltó una risa al ver la expresión de su hermano – aunque siempre podría pasar.

Lo cierto era que se había guardado varios comentarios, como violable, putamente tierno, demasiado adorable para la salud, doblemente violable y muchos más. De inmediato trató de pensar en otra cosa, sus instintos de alfa estaban por tomar el control ante esos pensamientos y si lo hacían probablemente acabaría haciéndole mucho más que un simple beso. Mucho, mucho más.

Su padre lo había pegado en varias ocasiones por pasarse de la raya o encontrar una marca claramente hecha por Dylan en el cuerpo de Will, pero la peor vez fue tres años atrás, cuando Dylan tenía diecisiete y Will trece:

Dylan estaba sobre el cuerpo de su hermano, le había quitado la camiseta y lamía y besaba todo el cuerpo de Will mientras este soltaba tiernos gemidos que solo lo excitaban más. De pronto la puerta de la habitación se abrió dejando a la vista a su padre, que había ido a ver qué sucedía puesto que había oído sonidos extraños.

Ambos hermanos detuvieron sus acciones al notar la intervención de su padre, pero ya era demasiado tarde, este ya había cogido al mayor por el brazo y lo arrastraba fuera de la habitación mientras gritaba enfurecido. Fue la peor paliza que Dylan recibió – su rostro estaba hinchado y ensangrentado y tenía dos costillas rotas – pero eso no fue lo peor, lo peor fue cuando le llegó el turno a Will. Claramente no fue tan fuerte con él pero igualmente salió con un labio partido y un ojo morado.

Pero pese a eso Dylan siguió entrando a escondidas al cuarto de su hermano por las noches y Will continuó siguiéndole el pervertido juego a su hermano.

-Ya sé que me veo débil y que mis pensamientos no están controlados por la obsesión con el sexo como sucede con todos los otros alfas – sí, Will pensaba eso de todos los alfas, ¿pero qué se podía esperar con un hermano como el que tenía? – pero tengo la esperanza de que lo seré, para así no tener que someterme nunca ante uno.

-Seré tu alfa, no importa a cual especie pertenezcas – aseguró el mayor – Tú eres mío.

Volvió a esconder el rostro en el cuello del menor, mordisqueándole para dejar otra marca más grande que las anteriores.

-Eres mío, solo mío y acabaré con cualquiera que quiera impedirlo, te lo prometo.

-Deja de decir cosas tan vergonzosas Dy, yo no soy de nadie y nunca lo seré – murmuró sonrojado, odiaba sonrojarse a cada momento cuando estaba al lado de su hermano.

Otro trueno volvió a resonar y Will no pudo evitar que un grito saliera de su garganta mientras se refugiaba entre los brazos del mayor. Agh, los truenos siempre aparecían en los peores momentos, haciendo que sus palabras tuvieran apenas valor.

-Pues me parece recordar que el otro día dijiste algo como: solo contigo me siento seguro, Dy – Will volvió a golpear a su hermano.

-Cállate y duerme.


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