Nunc Semper
Todos los personajes de esta historia pertenecen a Marvel, ni la canción de LP y la imagen utilizada no es de mi autoría, derechos a quien corresponda.
Era más de lo que podía ver. Toda la sangre fluyendo no ayudaba a mejorar el panorama, ni el aire olor a metálico.
Aquel ser, casi lo mato, si Thor no fuera asgardiano de seguro su cabeza hubiera estallado entre las gigantescas manos del titan loco. Lo dejo caer al suelo moribundo, al darse cuenta de que no tenía la gema faltante y que ya no era competencia para él
Thor movió la quijada, tratando de ver si su voz aun servía—Solo los escucho gritar…
—Calla, calla…— suspiró mientras tomaba su lastimada cabeza entre sus brazos, estaba tan roja como todo a su alrededor, dioses sangrando y el no era la excepción. Su cabello mojado con su rojo fluir solo enredaba los cortos mechones rubios—. Los gritos son débiles apenas se pueden oír—. Mentir es innecesario, todos están muertos muy pocos alaridos podían escucharse, solo el fuego que sin oxigeno vivía, ese existente gracias a Thanos.
—Loki, una tormenta se encuentra escasamente más allá del horizonte—dijo levantando su mano, sintiendo como aun se creaban pequeños rayos—. Podría invocarla, ganaríamos…te lo aseguro
Thor seria la esperanza encarnada.
Debería, si quería que aún las cosas funcionaran ¿Alguno lo haría sin el otro? Solo los dioses de los dioses podrían saberlo, se arrodillaría ante ellos solo para lograrlo.
Él interpreta a la angustia.
—No te detengas—sonríe dándole su ultimo hechizo destinado a sanar las heridas viejas, actuales y las nuevas. Esta última no cerrara jamás, ni el ser más fuerte podría recuperarse ante las circunstancias que tejía. Ver como aun los rayos salían solo le traía sentimientos agradables. El pueblo estaría bien, él sobrevivirá, si era lo suficientemente inteligente se aliaria con sus amigos…tal vez ganarían.
Pero ahora, no existía un comienzo.
Él no empezaría otra batalla, luchar no aseguraba su respiración.
En cambio, entregarla aseguraba la suya.
Él sería rendición.
Loki entonces lo besó, sabia a sangre, metálico, salado y tristeza.
Thor tomó sus mejillas, pegando su frente sudorosa contra la fría de su azabache favorito—Deslízate a través de los días y al igual que los niños que no pueden permanecer despiertos—murmuró cerrando el único ojo que le quedaba, conectándose con el único dios en el que creía, pero siempre fallaba—. Quédate aquí y di lo intachable.
Negó, tragándose sus lágrimas, sintiendo como el teseracto quemaba en sus manos. El azul brillaba iluminando aun mas sus cansados rostros—. El portal se abrirá, yo…
—Quédate mientras canto una canción—interrumpió con voz desesperada, jalando el cuello de Loki, temblando como si estuviera a 30 grados bajo cero. Necesitaba sentirlo, ahora, saber que tendrían un después—Rompe a la ola que se fuga.
Hubiera deseado ser todo eso, una melodía tranquilizante, un lugar seguro, tener la suficiente fuerza para retener a las olas, sin embargo, las opciones se acabaron, la serpiente por fin se había terminado de comer a si misma ante todo pronóstico.
Acabó.
—Estoy seguro de que no puedo decir nada más, no hagas las cosas más complicadas, Thor—lloró, la lluvia se desato en la selva verde de sus ojos los cuales muy pronto no servirían para nada—Solo sé que no va a durar para siempre.
El dios del trueno tomo sus manos, llevándolas a su pecho, que seguiría sirviendo a costa de la vida de otros—Apresúrate, apresúrate, se que tienes suficiente magia, llévame lejos, llevanos lejos, puede ser Sakaar, Jotunheim, cualquier lado, puedes lograrlo, te he visto hacerlo.
Loki lo mira, amaría poder decirle que sí, besarlo una y otra vez mientras están en un lugar mas tranquilo en donde no existen las gemas, son libres de guiar al pueblo y cuyas historias encuentren un curse normal.
Pero ahora, no existían los sueños.
Él no soñaría con la paz, soñar no aseguraba su respiración.
En cambio, despertar aseguraba la suya.
Él sería realidad.
Loki entonces lo besó, sabia a lágrimas, desesperación, terror y amor.
—Recuérdame—respiró con él—, como un reloj que nunca deja escapar a su arena.
Thor lloro—No puedes irte, tú eres mucho más, eres como… ¡una estrella! —la comparación le saco una risita al azabache, provocando solo mas desesperación al rubio—. Las estrellas nacen…
—Y mueren, despreocupadamente—acaricio antes de levantarse con cuidado, sus manos convocaron cadenas que lo inmovilizaron por algunos segundos.
El dios del trueno no dudo en comenzar a luchar, su cuerpo se movía de un lado a otro en un intento de no ceder jamás. Debía cuidarlo, debía mantenerlo a su lado y amarlo por toda la eternidad—. Si te vas seré un pequeño reloj que hace tic tac sin tener tiempo—le grito desesperado, aterrado ante la visión del futuro como nunca lo había hecho. Por qué ahora se sentía mas real, el peligro lo sobrepasaba, se quedaría sin hogar, sin esperanzas, sin su amor—. No te vayas…no mueras ¡No me dejes!
—El océano es vigilado por unos ojos, cambia el azul por un verde esmeralda, suplico ante ustedes…—murmuro Loki antes de darle la espalda y por fin caminar directo hacia Thanos quien seguía destruyendo la nave. Sus manos temblaron al momento de levantar el Teseracto, su corazón se detuvo al notar como el titan lo miraba.
Pero las palabras antes pronunciadas hicieron que los sentidos de Thor volvieran a funcionar, de su lastimada cuenca un nuevo ojo apareció, arrancándole un pequeño grito de dolor, tanto por la regeneración como por el dolor de ver como Thanos tomaba a Loki por el cuello.
“No te preocupes, Thor, elsker, finalizo y asciendo” lo escucho en su cabeza antes de oír ese horrible sonido.
¡Crack!
El níveo cuello del dios de las mentiras trono entre las gigantescas manos purpura. El cuerpo fue lanzado hacia su dirección, Thor corrió hacia el justo cuando las cadenas desaparición pues el dueño de esa magia había dejado de existir. Lo abrazó, beso su frente sin importarle la sensación de ser absorbido por el portal que Loki le regalo como ultimo soplo de su vida. Durante su caída solo podía observarlo, sus bellas facciones que a pesar de la rara forma que ahora tenia su cuello no dejaban de ser hermosas y pronto lo noto. Su ojo derecho estaba sangrando.
No tardo en unir los cabos.
Arrancó su parche y volteó a ver su armadura, buscando reflejarse en ella.
Eso le ocasiono un terrible escalofrió, las lagrimas no tardaron en caer.
Su nuevo ojo era de un bello color verde.