Disclaimer: Los personajes todos son de propiedad de J.K. Rowling. No percibo beneficio económico por esto.
Parejas: Harry/Draco
Clasificación: R
Advertencias: Muerte de personajes. Drama
Había cancelado todos sus compromisos. Nada en el mundo podía distraerle este día que era solo de ellos. Dedicado única y exclusivamente a ellos. El resto del mundo dejaba de existir. No importaba qué pasara. Podía llover, caer nieve, salir el sol o esconderse, de todas formas siempre solo existirían ellos.
Una vez más se reunirían para hablar, para ponerse al día. Aprovecharía la jornada para contarle como iba su vida. Seguramente Harry se alegraría de saber que las cosas iban mejor para él, que estaba más tranquilo. Ya no sufría. Al menos no de la forma en que lo había hecho durante los cuatro años anteriores. Sin duda era el ciclo de la vida que no se detenía y que poco a poco le había ido curando las heridas sin que él lo notara siquiera.
Y como la ocasión lo merecía, él vestiría con elegancia. No solo porque era una característica propia de su persona, sino porque era lo que a Harry le gustaba.
Harry estaría ahí, esperándolo como siempre, seguramente ansioso de verlo llegar por fin, agradeciéndole que, pese a los años transcurridos, le tuviera aún presente en su vida, cada día, cada hora, cada minuto sin importar cuanto tiempo pasara.
Como siempre pasaría por aquella tienda muggle donde vendían flores y solicitaría aquel ramo de rosas tal como lo hacía desde hacía cuatro años. Era probable que la vendedora le sonriera y con presteza armaría el ramo con las veinticuatro rosas que solicitaría como siempre. Doce rosas amarillas y doce rosas de tono violeta pálido. A él siempre le gustó esa combinación y sabía que le gustaba por lo que representaban los colores. El color violeta lo representaba a él, pues no siendo un color ni cálido ni frío, representaba la curación y la paz. El amarillo representaba a Harry, el gozo, la alegría y la luminosidad, eso fue siempre y todo eso había traído a su vida.
La vendedora le diría al entregarle el ramo «su novia es una chica muy afortunada», sonreiría amablemente y le entregaría el dinero, se despediría de la mujer y caminaría por la calle con aquel ramo. Cómo siempre muchos le sonreirían con cierta admiración, por mostrar valentía al caminar por la calle con aquel ramo de flores, pero él no se fijaría en nadie, solo se daría prisa, deseoso de llegar pronto al encuentro, pues sabía que Harry estaba ansioso, tal como lo estaba él mismo.
Y finalmente estaba ahí, otra vez se reunían, celebrarían aquel encuentro como cada año.
Draco sonrió. Podía hacerlo, ya no dolía ver el nombre de quien tanto le había amado inscrito en aquella lápida. Aún sentía tristeza, pero su pena ya no tenía el peso de la amargura. Se había resignado, aunque no podía evitar soñar con una vida distinta. Sí, no lo negaba, le hubiese gustado que las cosas fueran diferentes, pero no era posible, después de todo la vida estaba llena de imposibles, de sueños incumplidos. Lo extraño de todo era que se consideraba feliz de todas formas.
Después de acomodar el ramo de rosas en el jarrón, se sentó tranquilamente. El sol de la tarde arrancaba destellos dorados a su cabello, una brisa suave jugueteaba con él, estaba seguro que era Harry acariciándolo, cerró los ojos un instante. Al abrirlos otra vez había en ellos una chispa de felicidad, pasaría allí unas cuantas horas contándole a Harry cómo iba su vida, después de perdonarle logró su propia armonía.
Finalmente sus corazones estaban en paz.