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Take the dive por Na Na

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Notas del fanfic:

Este es el primer fic JongKey que publico, y debo decir que se siente rarito xd

El fic no me pertenece, es solo una traducción.

Fic basado en la canción homónima de JongHyun

Notas del capitulo:

Hola~ Nueva traducción~ Y es JongKey :)

Taeminuet (la autora) junto con otras dos chicas está escribiendo por el mes de Jjong- Es por eso que este cap tiene “Día 7” en su título. Yo solo tengo el permiso de Taeminuet para traducir sus historias.

He estado leyendo otros. Hay mucha gente escribiendo en honor  Jjong, y ya tengo otro en la mira para traducir. Y publicaré algunos míos xd

Este fic me costó un poco traducir, pero es tan lindo~ espero les guste igual como me gustó a mí :3

Pueden encontrar el fic en su idioma original aquí

Nota: Si ya has leído este fic, lamento mucho la edición anterior. Lo publiqué desde el teléfono y no noté que se publicó mal :c

Día 7: Take the dive - JongKey 




"Cuando mi pequeño mundo 




Se encontró con el tuyo 




Entonces las olas se levantaron. 




Solo una risa 




Colorea en mi único 




Descolorido corazón" 




  




JongHyun conoce a su alma gemela un viernes. Él debería estar en el trabajo, pero están en medio de un período de transición y no había mucho que hacer para justificar mantener a su equipo de trabajo las ocho horas completas, así que los envío a su casa a las dos de la tarde. Es un día muy bonito como para desperdiciarlo conduciendo a casa y sentarse en su sala de estar, y aunque él todavía está en pantalones y camisa, se encuentra a sí mismo en la playa, a las tres pm, la tarde de un viernes. 




Se saca los zapatos a patadas y tira sus calcetines al auto para no sacrificarlos a la inexistente  misericordia de la arena de playa y camina hacia la orilla, la arena sobresaliendo entre sus dedos. Hace lo mejor que puede para arremangarse las bastas de sus pantalones, pero está bastante seguro que acabaran mojadas de todas formas. Él solo tendrá que lavarlos el fin de semana. No es gran cosa. 




Probablemente eso es lo que lo lleva a tomar la decisión de dejarse caer de rodillas en la arena, pies y pantorrillas mojándose con cada ola. Enrolla sus mangas hasta los codos, deshace su corbata, se afloja el cuello de la camisa y desabrocha los primeros botones. 




Es tranquilo ahí. JongHyun suspira y se estira, dejando que el agua le lamiera los pies y mirando al cielo. Está sin nubes, y azul. Tal vez. Es la perfecta sombre de gris que lo hace asumir que está azul, gracias a las descripciones que su madre, hermana y amigos le han dicho. Pero solo la mitad de estos últimos ha encontrado su alma gemela, y JongHyun no es uno de ellos. 




Deja escapar un suave suspiro, mueve los dedos de los pies y presta atención al agua, escuchando. La playa, por lo general, está vacía a esa hora del día, pero hay un hombre mayor un poco lejos jugando con su perro, una madre con dos niños pequeños haciendo castillos de arena y un grupo que parece de estudiantes universitarios empujándose entre ellos. Es el tipo de día del cual JongHyun escribiría si pudiera, pero siempre hay algo que falta en su escritura. 




Ellos viven en un mundo en el que el amor es un arcoíris, después de todo. Donde la felicidad es amarilla, la tristeza es azul, la ira es roja y la gente usa emociones para describir colores porque no hay nada más que se le compare. Pero JongHyun no sabe cómo lucen los colores, nunca ha visto uno; y no sabe cómo se supone que use comparaciones cuando no sabe la sombra perfecta de azul para describir el sentimiento de enamorarse de alguien de lejos y nunca hablarle por el miedo a lo que responda. Su mundo seguirá siendo gris. ¿Es ese el color del cielo, del océano o, incluso, de un silencio estanque? De alguna forma, sin color, ninguno de esos conceptos se relaciona con el trabajo angustioso. 




JongHyun cierra los ojos contra el recuerdo y el cielo gris, y toma un profundo y lento respiro de cálido, salado aire. Solo tiene unos minutos hasta la puesta de sol, pero, realmente, no tiene mucha apreciación de eso. En cambio, escucha el ladrido del perro, las risitas de los niños y a la madre llamándolos. Escucha a los universitarios empujándose y riendo, una risa clara y estremecedora contra el aire marino. 




JongHyun sonríe para sí, a pesar de todo, respirando tranquilamente, tratando de encontrar las palabras que describan los sonidos a su alrededor, la alegría y el placer de ese sonido. Se pone de pie, hundiendo sus dedos en la arena húmeda. Camina hacia adelante, dando pequeños pasos en el agua, dejando que lo moje cada vez más cerca a sus rodillas, y respira profundo, concentrándose en sentir: el leve frío al fondo del agua, no caliente como las olas o los  primeros centímetros del agua; lo pesadas de las olas chocando contra sus rodillas, lo suficientemente fuertes para hacerlo pausar. 




Todo eso es real, tangible y JongHyun sonríe mirando al agua, viendo como brilla, destella y... 




—Hey, ¿estás bien? 




JongHyun gira, parpadeando, su mirada perdida por un momento y ve a uno de los universitarios. Un chico con cabello brillante, ojos oscuros, una cicatriz en la ceja y una peculiaridad en la esquina de su boca. 




—Sí  dice JongHyun—. Sí. Yo... 




El chico es rubio. JongHyun se ahoga en sus palabras. El chico es rubio, sus labios son rosa y sus mejillas están encendidas por correr y por el aire salado; la arena tras él es dorada y brillante con conchas y JongHyun sabe todo lo que esos colores significan ahora. Deja escapar un suave, roto sollozo. 




El chico ríe. El chico ríe y su risa es alta, clara y estremecedora, y JongHyun no piensa en el color amarillo, pero siente algo cálido en el pecho cuando el chico se zambulle y avanza hacia él, el agua empapando sus pantalones ajustados mientras se le aproxima. El agua a su alrededor es blanca y azul, luces centelleando fuera de ella en flashes brillantes. Y JongHyun quiere mirar, ver, entender los colores, pero está en medio de un shock y no puede dejar de ver al chico que camina en su espacio y enrolla una larga mano alrededor de su antebrazo, bajo su codo y riendo. 




—Tu corbata no combina para nada con tus pantalones. 




JongHyun gimotea un sonido, sin aliento, de risa y confusión, y luego el chico lo está besando. JongHyun gime en su boca, alarmado pero sin protestar, inclinándose, perdiéndose en el beso y... 




—Oh, oh, mierda, disculpa —dice el chico—. ¿Estuvo mal? No quise hacerlo es solo que... tus labios son tan rosa. 




—Sí —murmura JongHyun—. Espera, no. No. ¿Cuál es tu nombre? 




El chico ríe de nuevo, tocando su brazo con confianza, y el corazón de JongHyun late rápido cuando el chico bromea. 




—Tú primero. 




JongHyun suspira con suavidad. 




—JongHyun. Es... Sí. 




—JongHyunnie. —Se ríe y, Dios. Dios—. Es  KiBum. 




—KiBum —repite JongHyun y se siente como música en su boca. 




—Dios —murmura KiBum—. Mira, JongHyunnie... 




Gira a JongHyun gentilmente, el hombre jadea y retrocede unos pasos al lugar de KiBum, ojos completamente abiertos, al igual que su boca. El sol derrama colores naranja y rosa en el océano, profundo, azul y vasto, en formas que no había apreciado hasta ahora. 




Pero el brazo de KiBum se desliza hacia la cintura de JongHyun y él duda un momento antes de apoyarse en sus brazos. Hay cosas que ellos no están diciendo, cosas que ni siquiera han discutido, pero justo ahora JongHyun no tiene nada que decir excepto murmurar: 




—Es muy bonito. 




—Hermoso —musita KiBum y JongHyun tiene una ligera sospecha que si mira hacia arriba, KiBum no estaría viendo a su primer y real atardecer a todo color. Pero él no mira para checar si es cierto o no, solo se apoya en la desconocida calidez de los brazos de KiBum y está completamente seguro que no hay color en la tierra que pueda describir la vacilante esperanza que habita su pecho. 

Notas finales:

Mucha gente te ama, Jjong.


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