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Como caído del cielo por Dagi

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Notas del fanfic:

SPN pertenece a Kripke y CW.

No beta.

Aviso de la página prompts-for-the-otp

 

Notas del capitulo:

¿Curitas de Superman?

Trabajar en casa tenía sus beneficios.    

Dean podía nombrar algunas de sus ventajas: No tenía un jefe molesto a quien escuchar, ahorraba el dinero del viaje y su hora de almuerzo llegaba a extenderse por más tiempo.  

Hoy no era la excepción.

Terminó de mandar unos documentos con tal sólo un click desde su portátil y estiró su cuerpo como señal de un merecido descanso. Ya casi era mediodía y pensó en prepararse unos bocadillos para el almuerzo y beber mucho café.   

Se levantó de su asiento y buscando en la lista de sus canciones preferidas, seleccionó una canción que se había instalado en su cabeza hace días atrás. Dean subió el volumen al máximo y las primeras notas fluyeron por su pequeño parlante, cambiando por completo su estado de ánimo. Dean comenzó a tararear la melodía hasta que tiró sus inhibiciones al diablo y empezó a cantar a todo pulmón. Se encontraba solo y encerrado entre cuatro paredes, ¿Qué tipo de verguenza podía tener?   

 

La humedad está subiendo

El barómetro está bajando

Según todas las fuentes

La calle es el lugar para ir.   

 

Dean movía sus caderas mientras realizaba una espontánea coreografía a mitad de su sala.   

Seguía cantando mientras se dirigía a la cocina para encender la cafetera.  

 

Porque esta noche por primera vez

Cerca de las diez y media

Por primera vez en la historia

Va a empezar a llover hombres.  

 

Abrió la nevera y sacó algunos alimentos. De paso, aprovechó para comer la última porción de pizza que había quedado de la noche anterior. Mientras lavaba las verduras y descongelaba la carne, observó curioso a tráves de la ventana.  

Dean humedeció sus labios al ver a su lindo y sexy vecino arriba del techo de su casa, refregando su sudada frente.  

Él nunca podía acordarse bien de su nombre y siempre lo acortaba por la mitad.  

Cas.  

Cas estaba realizando sus propios quehaceres domésticos y Dean no podía -quería- apartar sus ojos de él; el hombre usaba una ajustada camiseta azul que no sólo acentuaba sus increíbles ojos azules sino que dejaba ver sus fortalecidos brazos.  

El olor a café lo volvió a su cocina y suspiró.  

Dean se reprendió por su ensoñación y desvió la mirada con brusquedad. No sabía mucho sobre Cas, sólo cosas al azar. Pero Dean deseaba conocerlo más... como un amigo... como un potencial novi-  

Sacudió la cabeza, no queriendo seguir la línea de sus pensamientos.  

—No, no, no... no hay nada allí para ti—murmuró para su pesar.  

 

Siento moverse tiempos tormentosos

Para empezar

Escucha el trueno

No pierdas tu cabeza

Rasga el techo y quédate en la cama.  

 

Dean siguió moviéndose al ritmo de la música hasta que agarró una espátula y fingiendo que era un micrófono, cantó en voz alta el estribillo.    

 

Llueven hombres Aleluya

Llueven hombres Amén

Llueven hombres Aleluya

Llueven hombres Amén

 

Las notas llegaban a su fin y Dean pegó un grito al escuchar un fuerte golpe proveniente de afuera. El ladrido del perro de su vecina parecía alertar qué algo había ocurrido. Él se asomó otra vez a la ventana y la abrió.  

 Para su decepción, Cas no estaba a la vista.

Cuando creyó que nada había sucedido, Dean escuchó el alarido de una persona. Se detuvo a oír con atención y devuelta lo escuchó: era un especie de gemido doloroso. Dean dejó todo a medio terminar y salió al patio.   

Los gemidos quejosos provenían del espacio de Cas y Dean apresuró sus pasos. Se aproximó a la cerca de madera y subió para ver que sucedía.  

Sus ojos se abrieron como platos al ver como Cas se encontraba tirado en el suelo.  

—¡Oye! ¿te encuentras bien?  

Cas lo miró y Dean pudo sentir un vuelco en su corazón. Si de lejos se veía atractivo, de cerca era devastadoramente guapo.  

¡Dios! ¿Por qué su mente lo traicionaba ahora?  

—Estoy bien. Sólo mi orgullo herido—contestó con una media sonrisa.  

Dean asintió nervioso.  

Si bien era verdad que no había sufrido ninguna lesión grave, Cas tenía varios raspones en sus manos y algunos en su cara.  

—Yo lo llamaría una caída milagrosa.  

Cas se levantó despacio y caminó con dolor hacia Dean.  

—Estoy de acuerdo contigo... ¿Dean? ¿Verdad?  

¡Conocía su nombre!  

—Sí, Sí...—su voz salió ahogada de la emoción. Aclaró su garganta y dijo con calma—. Soy Dean y tú... Cas- Cas...  

—Castiel—afirmó a modo de saludo.  

—Sí... yo... es muy difícil de pronunciar, sabes...—dijo sonrojado.

Cas rió y eso sorprendió a Dean.  

—No te preocupes, Dean, a todos le suceden lo mismo. Puedes decirme Cas, si quieres.

Dean volvió a humedecer los labios con su lengua y Cas lo percibió con detenimiento.  

¿Era posible que la suerte estaba jugando a su favor?  

—Por cierto... ¿cómo te caíste?  

—Me encontraba limpiando las canaletas obstruidas por las hojas...—suspiró—, yo calculé mal mi posición.  

Ambos se quedaron en silencio por un segundo y Dean bajó la vista rápidamente.  

—Oye... no quiero ser entrometido, pero tengo un botiquín de primeros auxilios y....  

¿Y qué? ¿Voy a curarte? ¿Sólo es una excusa para que vengas a casa? ¿Y por qué mi corazón no puede dejar de latir a toda velocidad?  

—Dean.  

Cas lo estaba llamando y Dean le devolvió la mirada.  

—¿S-sí?  

—Estabas diciéndome algo.  

—¡Oh! Tengo gasas y antiséptico... unas curitas estampadas con los personajes de DC...—genial, su balbuceó se volvió incoherente.  

—¿Curitas de Superman?  

Dean sintió sus mejillas arder y deseó no seguir haciendo el ridículo.  

—Bueno, claro que sí. Tengo café recién hecho y estoy cocinando el almuerzo—tomó un poco de aire y añadió —. ¿Sabes qué? Olvida todo... no quise agobiar-  

—Acepto, Dean.  

—¿Qué?—exclamó.  

Cas acortó aún más la distancia. Dean podía sentir su cálido aliento y eso hizo que su cuerpo se estremeciera.  

—Espero ser más claro con mi respuesta... Sí, Dean. Acepto que ayudes con mis heridas, acepto esas curitas de Kal-El y acepto tu invitación a almorzar.

¿Kal-El? ¿Acaso Cas era un completo nerd de los comics? Es decir, él también lo era. Su preferido era Batman. Así que también estaban en la misma sintonía.  

—Eso suena grandioso, Cas. Bueno... yo... tengo que volver...  

—Está bien. Iré dentro de unos minutos, sino te molesta.  

Se intercambiaron unas cuantas palabras más y realmente Dean sintió que la suerte estaba de su lado.  

Entró a la casa y escuchó nuevamente la canción de hace minutos atrás.

¿En que momento había puesto la lista en repetición? Dean se encogió de hombros y le restó importancia. Siguió con su labor mientras se escuchaba un Aleluya en el aire.  

 

Llueven hombres Aleluya

Llueven hombres Amén

Llueven hombres Aleluya

Llueven hombres Amén.  

 

Notas finales:

Gracias por leer

Canción: Geri Halliwell, Its raining men


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