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Te acepté desde mucho antes por Mochiwook

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Papeles y más papeles. Parecía que por más que firmara estos nunca acabarían. Se sentía secuestrado en aquella habitación, acompañado de sus carceleros, Gwendal y Günter. Un suspiro escapó de sus labios, prefería estar con Wolfram y su pequeña hija Greta, tomando el té  junto o simplemente jugando con ellos.

Wolfram. Ese nombre que no salía de sus pensamientos. Su hermoso prometido que no hacía más que hacerlo cuestionar todas sus convicciones y creencias, que tenía tan arraigadas o eso pensaba. Pero más de una vez se encontró suspirando por el bello Mazoku, aún así se niega a creer que sus sentimientos por su actual prometido hayan cambiado. Él desea casarse con una hermosa mujer y tener hijos con ella. Se imaginaba casado con una hermosa mujer de rubios cabellos y verdes ojos.

 

-Como Wolfram- susurró el Yuuri sin darse cuenta pero al notar el hilo conductor de sus pensamientos, negó rápidamente con su cabeza –“¡No, no, no! ¡A mí me gustan las mujeres, no los hombres!”- pensaba el joven rey en un intento de converse así mismo de aquello.

 

-¡Tsk!- exclamó Gwendal que desde hace quince minutos no dejaba de ver al Maoh para verificar que este estuviera realizando su trabajo de manera correcta, pero se había dado cuenta en esos minutos de observación, que su majestad estaba haciendo todo, menos concentrarse en su trabajo y un error podía arruinar todo lo hecho –Puede retirarse, majestad- dice con molestia el mayor de los hijos de Cherry-sama.

 

-Pero… Gwendal…- intentó intervenir Günter

 

-No sacamos nada con tenerlo aquí, el Maoh está todo, menos concentrado en sus deberes-

 

-Hehehe… perdón- dice Yuuri con su típica risa nerviosa

 

-Será mejor quue se retire antes de que me arrepienta- susurra el general con una nueva arruga en su frene –“mi hermano tiene razón, nuestro Maoh es un enclenque”- pensó al verlo salir como alma que lleva el diablo.

 

Una vez bien alejado del despacho, Yuuri comenzó a caminar a paso lento, pensado en qué podría hacer ahora que se encontraba libre. Como iba todo distraído no se dio cuenta que alguien venía hacia él  y terminó chocando con una de las empleadas, quedando encima de ella en una posición un tanto comprometedora. Fue así como les encontró cierto rubio de ojos esmeralda.

 

-Wo…Wolfram… no… no es lo…- intentaba explicar todo nervioso el joven rey, antes de que la furia del demonio de fuego cayera sobre él. Pero ante todo pronóstico, eso no sucedió y Wolfram reaccionó de una manera totalmente inesperada, dejando desubicado a Yuuri.

 

-Effi- dijo en tono firme, luego de haber soltado un profundo suspiro –Quiero que traigas té y galletas al jardín, para Greta y para mí, por favor- después de hacer el pedido, dio media vuelta y se fue, ignorando por completo al pelinegro.

 

-Como ordene su excelencia- había dicho la chica una vez levantada del suelo y antes de que el Mazoku se retirara.

 

Yuuri sin saber qué hacer, solo se queda mirando la espalda de su prometido alejándose. Pero su ensimismamiento no dura mucho tiempo y antes de que la empleada se retirara la detuvo.

 

-Effi, quiero que lles una taza de té para mí también, por favor-

 

-Como usted ordene, su majestad- dice la chica antes de retirarse definitivamente del lugar.

 

Una vez solo, el joven rey se dirigió al jardín. A lo lejos pudo divisar tanto a Wolfram como a Greta, con unas hermosas sonrisas. Se notaba a simple vista lo mucho que ambos se querían y lo bien que se llevaban. Yuuri se acercó a ellos y la primera en notar su presencia fue la pequeña princesa.

 

-¡Yuuri!- gritó la niña emocionada corriendo a sus brazos y lanzándose a ellos.

 

-¡Greta!- contestó el pelinegro recibiéndola gustoso y mirando de reojo a Wolfram, quien se había tensado en el momento en que escuchó a su hija nombrar al contrario.

 

-¿No deberías estar en el despacho haciendo tu trabajo?-preguntó Wolfram mirando a Yuuri.

 

-Tu hermano me dejó salir antes- contestó a la pregunta sentándose frente a su prometido –Wolfram… respecto a lo sucedido…

 

-No me interesa- cortó de raíz lo que iba a decir el rey

 

Yuuri iba a replicar pues no deseaba dejar la situación así, no quería que su amigo estuviera enojado con él. Porque lo estaba ¿verdad? Es decir, no lo había celado como antes, pero se notaba en su actitud que algo le molestaba.

 

-Pero… Wolfram…- justo cuando iba a retomar el tema nuevamente llega Effie con el té y las galletas.

 

-Sus excelencias, aquí les traigo sus pedidos- dice la joven empleada en lo que deja todo sobre la mesa.

 

Luego de que la sirvienta se retirara, la pequeña Greta comenzó a contarles sobre las nuevas ocurrencias de Anissina, llenando el ambiente de risas y sonrisas. La incomodidad de hace algunos momentos se disipó y Yuuri se perdió e la vista de las personas que tenía frente a él. Wolfram trataba a Greta como una verdadera hija, corrigiéndola y enseñándole.

 

-Yuuri… ¡Yuuri!- llamó la niña al ver que el rey estaba perdido en sus pensamientos.

 

-Perdón, perdón… ¿Qué decías Greta?- preguntó un tanto apenado por su descuido.

 

-Decía que si le dabas permiso a Greta para ir a jugar con su amiga Beatriz-

 

-Solo si ella te ha invitado- contestó el pelinegro.

 

-Sí Yuuri, Beatriz me ha mandado una carta invitándome- comentó con una sonrisa la pequeña princesa.

 

-Entonces puedes ir, Greta- dijo el rey devolviéndole la sonrisa a su hija.

 

-En ese caso, hablaré con algunos de mis soldados para que escolten a Greta a la casa de su amiga- dice Wolfram en lo que termina de beber su taza de té.

 

-Gracias Wolfram iré a preparar mis cosas- la pequeña princesa besa la mejilla de su rubio padre y sale corriendo hacia su habitación, mientras que Wolfram le sonríe dulcemente al verla partir.

 

Una vez la menor se va, el pelinegro intenta nuevamente retomar la conversación con el príncipe, pensando que este se encontraba de mejor humor para seguirla. No obstante, nuevamente las cosas no salen como Yuuri desea.

 

-Wolfram…

 

-Debo ir a informarle a mis soldados qe deben escoltar a Greta- comunica el mazoku antes de levantarse de su silla, dejando solo al rey y con una extraña sensación en el pecho.

 

Derrotado, Yuuri se dirige a su habitación para poder pensar. Se encontraba realmente confundido con la actitud del rubio y con sus propios sentimientos hacia él. Pero de nueva cuenta, sus creencias son más fuertes de lo que realmente siente y termina renegando de Wolfram.

Luego de un tiempo, unos toques se dejan escuchar en la habitación del rey, pero este se encuentra tan perdido en sus pensamientos que no se da por aludido. La persona al otro lado de la puerta, al no recibir respuesta, decide asomar su cabeza a la habitación real, encontrando al ensimismado rey.

 

-Su majestad- llama un castaño al rey pero no recibe respuesta por lo cual decide entrar y acercarse –Yuuri… ¡Yuuri!-

 

-¡Ah! ¡Conrad!- reacciona el pelinegro apenado –perdón, estaba perdido en mis pensamientos, jeje-

 

-Entiendo… Yuuri, si tienes algo que te preocupe sabes que puedes confiar en mí-

 

-Lo sé Conrad, pero no te preocupes- le dice Yuuri con una sonrisa para no preocupar al mayor. Además, no tenía cara para decirle a Conrad que tal vez estaba mirando a su pequeño hermanito de una manera que iba más allá de la amitad.

 

-Bueno, en ese caso vamos a cenar. Ya es hora y todos le esperan- dijo Conrad con su típica sonrisa.

 

El pelinegro se levanta de la cama y camina junto a Conrad hacia el comedor. La cena transcurre de manera tranquila hasta que tocó la hora de despedir a Greta. Tanto Yuuri como Wolfram van a despedirla a las afuera del castillo. El rubio le da una mirada a sus soldados, la cual se traducía en “si le pasa algo a mi hija son hombres muertos”.

La pareja real ven a su hija partir y luego de que el transporte se aleja, ambos entran nuevamente al castillo. Yuuri pensaba que el rubio se iba a ir junto a él a la habitación, pero grande fue su sorpresa al ver que Wolfram toma camino a su propia habitación.

 

-Buenas noches, Yuuri- se despidió Wolfram del pelinegro antes de desaparecer de su vista.

 

Aquello dejó perplejo al rey. ¿Acaso Wolfram no iba a dormir con él? ¿Todavía seguía molesto por lo sucedido con la sirvienta? Realmente Yuuri no sabía qué pensar respecto a la actitud del rubio. Si antes se sentía confundido ahora lo estaba aún más.

Sin nada más que poder hacer se fue a su habitación. Al entrar la sintió grande y silenciosa. En ese mismo silencio se cambio de ropa y se acostó en su cama, que también sintió grande y fría. Se acomodó en la cama para dormir, pero parecía que el sueño no quería hacer presencia. Por más que Yuuri se daba vueltas y vueltas e la cama no lograba conciliar el sueño, una sensación de vacío se apoderaba de su ser. Fue alrededor de las tres de la mañana que consiguió quedarse dormido. Mas el Maoh esa noche no descansó, sino todo lo contrario, despertó de su letargo pues sentía que algo no andaba bien y debía actuar antes de que fuera demasiado tarde.

Notas finales:

Espero que le haya gustado. Si es así dejen sus comentarios para saber sus opiniones o el cómo creen que se desarrollará la trama. 

Nos vemos


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