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Conquistando al chico perro (KibaNaru) por Kiba Monster

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Notas del fanfic:

Pareja principal: KibaNaru.

Parejas Secundarias: NaruSasu, KibaShino, NaruHina, ShikaCho, GaaraSai y SakuIno.

Notas del capitulo:

¡Comienza la historia! Conoceremos a Kiba Inuzuka, uno de los estudiantes de la preparatoria más deseados y populares. Kiba anda de chica en chica sin nunca haber llegado a sentir algo. sin embargo, ¿habrá alguien que logrará cambiar eso?

¡Espero que les guste! Este es el primer fic que realizo así que pondré todo mi empeño en ella :)

Nos encontramos en la escuela más importante y prestigiosa de la aldea de Konoha, en la cual asiste una cantidad majestuosa de estudiantes cada año. Es incluso una de las escuelas más grandes y reconocidas en todo el país del fuego. En ella, cursa el último año de preparatoria Naruto Uzumaki, un joven rubio, alto, delgado, de ojos azules, piel canela y unas peculiares marcas en su rostro que aparentan bigotes felinos. Como en cualquier historia adolescente, nunca están ausentes los amoríos; y en este caso, este chico siempre estuvo enamorado de una chica llamada Sakura Haruno desde la primaria, una chica de carácter volátil, ruda, de piel blanca y llamativo cabello corto rosado. Sin embargo, por más que intentó acercarse a ella en múltiples ocasiones, esta chica siempre despreció fuertemente al rubio, provocando que este se desilusionara y se deprimiera cada vez más hasta abandonar poco a poco ese sentimiento. 


En el proceso desesperado de olvidarla por su propio bien, el chico comenzó a experimentar algo que nunca pensó que en su vida le sucedería, comenzó a sentir atracción hacia un chico, específicamente hacia Kiba Inuzuka. A pesar de conocerse desde hace mucho, por primera vez Naruto comenzaba a observar al chico con otros ojos mientras reconocía lo atractivo y guapo que realmente era, simplemente el hombre perfecto. Se cuestionaba cómo no lo había notado antes. No obstante, el rubio negó y reprimió este sentimiento por muchísimo tiempo, pero finalmente, aceptó estar loco por él. El único problema era que se había enamorado del chico más famoso de la preparatoria, ni más ni menos, y no sería fácil llamar su atención puesto que ya muchos y muchas tenían el mismo objetivo.


Kiba era un chico bastante bien hecho: moreno, alto, castaño, de complexión fornida, deportista, y además constaba con unos prominentes colmillos puntiagudos y dos marcas triangulares rojas en sus mejillas evidenciando su linaje del clan Inuzuka. Su personalidad también tenía mucho que ver con el atractivo que proyectaba, pues el chico era bastante seguro y confiado de sí mismo, aunque sin llegar a ser demasiado pesado como otros en la escuela, a pesar de algunas ocasiones ser algo presumido de sus agraciados atributos. De igual forma, era muy alegre, gracioso y preocupado por los demás en cierto punto; y sumado a esto, no iba tan mal en sus notas como se pensaría (aunque ciertamente podría ser más esforzado). Definitivamente tenía la combinación perfecta para que cualquiera enloqueciera, y él no era la excepción. 


Naruto admiraba cada rasgo del chico, en ese estado de admiración era muy difícil encontrar un defecto a ese hombre. Cabe destacar que lo que principalmente lo enloquecía fuertemente era esa gran masculinidad que denotaba siempre el castaño, acompañada de esa gran espalda que siempre ha querido tocar. Asimismo, esos increíbles colmillos que el moreno poseía hacían imaginar al rubio cómo sería recibir una pequeña mordidita. Un pensamiento erótico bastante erótico.


Kiba frecuentemente solía ir acompañado a la escuela con su fiel perro Akamaru, quien viajaba dentro de su abrigo o sobre su cabeza (NOTA: en esta historia aún es cachorro). Definitivamente ese perro era muy afortunado. Kiba era el ejemplo perfecto del balance entre masculinidad y ternura.


A pesar de tanta perfección, no todo lo era, pues Naruto se desilusionaba bastante al saber que iba a ser bastante difícil, o quizás imposible, que el castaño se fijara al menos un segundo en él, ya que Kiba contaba con miles de admiradoras secretas y otras no tan secretas que estaban tras él día tras día, esperando llamar su atención. Lo anterior sumándose al hecho de que Kiba nunca había besado a un chico, lo que volvía todo aún más irreal para su mala suerte.


Asimismo, el castaño tampoco solía perder el tiempo, ya que era común verlo cada semana besándose a una chica distinta en el pasillo y sin mesura, especialmente de forma reciente que había roto con Tamaki, su última novia. De este modo, Naruto concluyó que Kiba sería simplemente su amor platónico, un paraíso inalcanzable. Sentía por el castaño lo que nunca llegó a sentir ni si quiera por Sakura; era un deseo, una atracción, un anhelo tan grande y profundo que a veces pasaba horas y horas en la noches pensando en aquella silueta y aquel rostro de sexy facciones y lo acababan desvelando.


Dejando de lado por un momento la vida personal de Naruto, importa detallar que el joven vivía en un pequeño apartamento no muy lejos de la escuela. Aunque no era muy espacioso, era acogedor, aunque ciertamente sería más acogedor si Naruto fuese un poco más ordenado puesto que a veces pasaban días sin barrer el piso o había ropa sucia por todos los rincones. La distribución del apartamento consistía en una pequeña sala, dos habitaciones, el comedor y la cocina. La sala contaba con unos sofás verdes, una linda alfombra que el viejo Jiraiya (prácticamente un tío o abuelo para el rubio) le había regalado, un pequeño televisor y un retrato de sus padres en la pared. Las dos habitaciones eran de diferente tamaño: la más grande era donde dormía el rubio mientras que la otra era un cuarto de huéspedes. Este apartamento era pagado la mayor parte por su abuela adoptiva Tsunade, la quinta Hokage y directora del centro educativo, mientras que la otra parte faltante debía pagarla Naruto trabajando de ayudante en una tienda de ropa por las tardes. Tsunade consideraba que el hecho de que Naruto ya cumplió los 17 años era hora de que se volviera más independiente y se responsabilizara más de sus gastos.


Ahora bien, nos ubicamos un día entre semana por la mañana, cuando los molestos rayos de luz comenzaban a filtrarse por la ventana del rubio iluminando su rostro y generando calor sobre su piel. La alarma matutina sonó, por lo que Naruto lanzó un golpe al despertador que la apagó al instante. Otro día rutinario de escuela comenzaba, y el cansancio de medio ciclo lectivo ya estaba dejando sus huellas.


El rubio decidió quedarse cinco minutos más en la cama mientras cubría su cara con la almohada. Se decía a sí mismo que unos minutitos extra no harían daño a nadie. No obstante, cuando volvió a despertarse ya por la intensidad del sol que irradiaba sobre él, se dio cuenta de que habían pasado cuarenta minutos y no cinco. "¡Demonios!" pensó. El rubio se sobresaltó al ver la hora, se levantó de un gritó que agitó su sistema cardíaco y se dirigió rápidamente a la ducha. Tanta prisa llevaba que casi se desmonta el hombro por la fuerza con la que se golpeó con la manecilla de la puerta. Solo le quedaban veinte minutos para llegar hasta la escuela a pie, y si volvía a llegar tarde, lo mandarían a donde la directora nuevamente. Sí, donde la directora Tsunade, que aunque fuese su abuela adoptiva ella no mostraba favoritismo alguno con él dentro de la institución, y era realmente aterradora cuando se enfadaba.


Se duchó rápidamente, tan rápido quizás que hasta le cayó un poco de champú en los ojos y tuvo un desagradable ardor que le dejó los ojos bastante rojos. Luego de comer algo de cereal con leche para no irse en ayunas, alistó rápidamente su mochila y partió corriendo a la escuela con la esperanza de llegar puntual.


— ¡Rayos! No llegaré... — se decía a sí mismo mientras evitaba a la gente en la acera. — ¡Que me pase lo que sea hoy menos confrontar de nuevo a la abuela! — sentenció. La última sesión de regaño había sido bastante incómoda y no quería que se repitiera.


Sin embargo, mientras corría, el destino le reparó a Naruto una situación imprevista. Cuando el rubio llegó al final de una cuadra, un chico alto y castaño se cruzó con él en la esquina. Naruto quedó perplejo al ver que era él, Kiba. El rubio no pudo evitar parar de repente y ruborizarse, hasta comenzó a temblar un poquito. Se salvó que no andaba tan distraído como otras veces porque si no lo hubiese atropellado. Ahora bien, normalmente Kiba no hubiese notado su presencia, pero viendo que Naruto casi lo embiste como un toro, fue inevitable.


— ¡Oye! ¡Fíjate por donde caminas! — regañó el castaño molesto sin hacer reparo de mirar al rostro para ver si se trataba de alguien conocido. Akamaru también ladró en forma de reclamo.


— ¡Discúlpame Kiba es que...!


Kiba al escuchar que sabía su nombre vio a Naruto a la cara. Un rostro blanco de cabello dorado protagonizado por unos grandes ojos azules y graciosos bigotes felinos. Ahora bien, los ojos azules estaban opacados ante esas córneas tan enrojecidas.


— Oye, ¿qué te pasó en los ojos? Están muy rojos. — interrumpió mientras se acercaba al rostro de Naruto. ¿Andas de resaca?


Naruto no pudo evitar comenzar a sudar y sonrojarse al ver el acercamiento repentino del castaño, aunque esto fue imperceptible para Kiba. Afortunadamente el sentido estrella de Kiba era el olfato, no la vista. Kiba descartó que hubiese bebido pues no olía a alcohol.


— ¡A-Ah! E-Este. Lo-Lo que pa-pasó es... — tartamudeó de manera intensa. Incluso temblaba un poco. Nunca se imaginó que fuese muchísimo más difícil hablar con él de verdad que practicando en frente del espejo.


— ¿Qué te sucede? — rió un poco por lo tonto que se veía Naruto. — Al parecer estás cansado de correr, ¿no? De seguro se te hizo tarde al igual que a mí.


Naruto se intentó calmar y respirar un poco. Sabía muy bien que el cansancio no era el motivo de su tartamudez.


— Sí, se me hizo tarde. — sonrió tímidamente.


— Bueno. ¿Qué le pasó a tus ojos? No se ven muy bien.


— Me cayó champú mientras me bañaba. Nada de qué preocuparse.


— ¿Ah sí? ¡Vaya que eres torpe! — replicó Kiba levantando una ceja y soltando una pequeña carcajada.


— Sí, lo sé...


— ¡Un momento! Vieras que creo que yo te conozco... ¿Estás en la misma clase que yo? ¿No es así?


— Así es. Somos compañeros. Soy Naruto Uzumaki. — dijo Naruto ligeramente ofendido de que Kiba no lo recordase.


— Cierto. A pesar de que me rodeo con tantas personas, a veces no presto atención. Discúlpame. Kiba Inuzuka para servirte — estrechó su mano fuertemente con la del rubio. Podría decirse que en muchos años apenas se acababan de presentar formalmente. — Aunque veo que esto de andar distraído a ti te pasa seguido también. — rió — Pero creo que deberíamos apresurarnos, que los dos vamos muy tarde y faltan dos minutos para que cierren los portones. — observando la hora en su celular.


— ¡Guau! — asintió Akamaru quien yacía dentro de la camiseta del chico.


— ¡Es verdad! — recordó Naruto mientras echaba una ojeada a su reloj.


De este modo, ambos chicos corrieron juntos hacia la escuela. Kiba era más fuerte y rápido que Naruto, así que al poco tiempo iba más adelante. Naruto no podía evitar ver lo ancha que era la espalda de Kiba, así como lo gruesas que eran sus piernas que ajustaban bastante el pantalón. Su trasero tampoco pasaba desapercibido, pues era súper impactante ver cómo ese voluptuoso par de nalgas rebotaban con cada paso. Rápidamente tuvo que controlarse pues su ser interior se estaba encendiendo muy peligrosamente.


Le pareció irónico al rubio que nunca supo cómo acercarse antes a Kiba para hablarle y ahora el destino le hizo el favor, aunque debía esforzarse de no ilusionarse de más con Kiba pues solo se haría daño a sí mismo. "Era un amor imposible" había establecido desde antes, un encuentro casual entre los dos no cambiaría eso ni firmaría un contrato de amor, aunque por lo menos ahora Kiba era consciente de su existencia. Al rubio, además, le pareció extraño el hecho de que el mayor llegase tarde a clases cuando regularmente llegaba a tiempo. Ciertamente el castaño solía ser bastante puntual, pero ese día se había detenido en una veterinaria a comprarle unas golosinas a su amigo canino, a quien consentía mucho.


Al llegar a la institución, el ninja vigilante estaba a punto de cerrar las puertas de la escuela. Diez segundos más y no lo hubiesen logrado.


— Casi no llegan, ¿eh muchachos?


— Sí, ¡discúlpenos! — respondieron los dos chicos al unísono haciendo una ligera reverencia sin detenerse.


Al entrar, ambos se dirigieron a su salón de clases. En ese trayecto ninguno de los dos intercambiaron palabra. Cuando entraron al salón, solo había tres campos desocupados, todos estaban separados entre sí, lastimosamente. Kiba entró con la cabeza en alto y su cuerpo erguido, y de forma muy masculina, se dirigió al campo más cercano. Naruto parecía invisible para las chicas con Kiba entrando al mismo tiempo. Todas las chicas lo miraban como si estuviera entrando un dios del Olimpo, y Kiba amaba eso.


La clase era con el profesor Yamato, clase de historia. A lo que el rubio recordaba, ese día iban a comenzar un trabajo de mucho valor en la nota anual, así que tenía que esmerarse mucho.


— ¡Buenos días jóvenes! — saludó el sensei.


— Buenos días. — respondieron todos con algo de pereza y sueño mezclados. La primera clase era como una verdadera tortura para todos.


— Qué ánimo... Pero bueno, como recordarán, hoy comenzaremos con un trabajo que tiene un alto valor en su nota anual del curso.


"No esperó ni un segundo para hablar sobre el trabajo... ¡qué apresurado!"


— ¿Exactamente cuánto valor tiene sensei? — preguntó Ino Yamanaka, una de las jóvenes más aplicadas del salón aunque no necesariamente de las mejores notas.


— 40%. No hay que ser muy astuto para notar que si no lo realizan, reprueban el curso inmediatamente, así que les recomiendo que pongan lo mejor de cada quien en él.


— ¿Y es individual? — preguntó Sasuke Uchiha con su tono frío desde una esquina del aula, nunca había sido partidario de los trabajos grupales y la socialización forzada en general.


— No. Es en parejas. _ aclaró.


¿En parejas? Naruto solo comenzó a soñar despierto imaginándose a sí mismo quedando con Kiba como pareja. Mientras el rubio divagaba en su mundo paralelo, Sasuke lo observaba cautelosamente desde atrás.


— ¿Y podemos hacer las parejas nosotros? — preguntó una chica sentada más atrás.


— No, las parejas las hago yo. Necesitan aprender a desarrollar la capacidad de trabajar con los miembros de trabajo que se les asigne, independientemente de quienes sean.


Naruto cruzó los dedos esperando el sorteo.


— Shino Aburame y Sasuke Uchiha... Ino Yamanaka y Shikamaru Nara... Rock Lee y Neji Hyuga... Hinata Hyuga y Sai... Karin Uzumaki y Chouji Akimichi... Naruto Uzumaki y Tenten...


Naruto solo exhaló desilusionado mientras Tenten le dio una sonrisa amigable desde su asiento. Tenten era conocida por tener un carácter bastante llevadero, lo que le permitía llevarse bien casi con casi cualquier persona, pero tenía como defecto principal su amor al chisme. Todos estaban intrigados por saber quién sería la afortunada pareja de Kiba.


—...Kiba Inuzuka y Sasame Fuuma. Y con eso están todas las parejas asignadas.


— ¡Un momento sensei! — se levantó Kiba llamando la atención de todos — Sasame se cambió de escuela hace una semana según nos informó la directora, no sé si está enterado sensei.


— ¿Qué? ¿De verdad? — revisó entre sus papeles hasta que comprobó la veracidad de lo que decía el castaño en una carta de la directora que había olvidado leer. — Pues en ese caso, el grupo queda de número impar, y no habrá más remedio que formar un trío. ¿Tienes algún grupo en particular al cual quieras unirte?


El rubio solo volvió su mirada al castaño y le intentaba decir telepáticamente que escogiera su grupo. Pero no resultó así.


— No. Con nadie señor. Con cualquiera estoy bien. — se dijo a sí mismo con aires de grandeza. Sabía que el 99% del grupo suspiraba por trabajar con él.


— En ese caso, únete con el grupo de Tenten. — ordenó mientras comenzaba a alistar su libro y demás cosas para comenzar con la materia. El rubio se echó para atrás en su silla rendido.


"Qué dichosa que eres Tenten... De verdad me gustaría tener tu suerte. Mientras tanto, deberé trabajar con... ¿Tenten?" analizó el rubio mientras unía piezas y se comenzó a formar una gran sonrisa en el rostro del rubio. Un par de neuronas menos y no se percataba de que lo que más deseaba que ocurriera, sucedió. Kiba estaba en grupo con él. Naruto sintió su piel de gallina y algunos escalofríos en su cuerpo. Haría el trabajo con la persona que más quería. ¿Acaso la telepatía funcionó pero en Yamato-sensei? No lo sabía, pero estaba muy feliz en su interior. Al fin tendría la posibilidad y la excusa de platicar más con el Inuzuka, aunque Tenten estaría ahí también, debía procurar no olvidarlo.


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Notas finales:

¡Naruto empezará a socializar con Kiba! ¿Qué sorpresas habrá para Naruto? ¿Ilusión o desilución? ¡Esperen el siguiente capítulo!

Por favor, me harían muy feliz si escriben sus comentarios y reviews jeje. Espero que les haya gustado :) 


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