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Conquistando al chico perro (KibaNaru) por Kiba Monster

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Notas del capitulo:

¡Naruto estará con Kiba en el trabajo! Sin embargo, la presencia de Tenten impedirá que cometa alguna locura de momento. O al menos eso es lo que se piensa... ¿ocurrirá algo? ¿Alguien más aparecerá en la vida del rubio?

Naruto aún no procesaba bien la información, ¡estaba emparejado con el Inuzuka! Bueno, en cuanto al trabajo se refería. ¡Qué afortunado era! Luego de que el profesor Yamato impartiera lecciones magistrales por un rato y Naruto permaneciera en un estado de dispersión total, dio la orden de juntar las mesas y comenzar a organizar el proyecto. Por comodidad, Kiba decidió trasladarse hacia Tenten y Naruto que estaban del otro lado del salón. El rubio solo miraba cómo el castaño levantaba la mesa con tal facilidad como si estuviese levantando un libro. Sus venas se marcaban en sus brazos y todas las chicas (y Naruto) observaban a Kiba como si estuviese dando una pasarela por el salón. A Kiba le acongojaba a veces llamar tanto la atención con cosas tan simples, pero en realidad le gustaba sentirse así (como a todo hombre quizás).


Cuando al fin llegó hasta donde el rubio y la chica, colocó la mesa al lado de la de Naruto y al frente de Tenten y se sentó. Akamaru parecía feliz con el equipo que le tocó a Kiba. Eso era un buen indicio pues el castaño podía comunicarse con el can y al parecer le agradaban.


— Muy bien. ¡Comencemos! — propuso Tenten.


— Detesto los trabajos que valen tanto... Me ponen nervioso. — Comentó el rubio como pretexto a sus nervios por estar tan cerca de Kiba. Lo importante de momento sin duda era romper el silencio.


— ¿Por qué te preocupas? Conmigo en el grupo será pan comido. — Presumió el castaño dándole un "pequeño" golpe amistoso al rubio en el brazo. De verdad que Kiba a veces no medía su fuerza. El menor gimió levemente con pena.


Fue así como los tres integrantes empezaron a proponer ideas para comenzar su trabajo. Naruto necesitaba un gran esfuerzo para no ver de más a Kiba ni evitar que sus manos se moviesen a las del castaño como en las películas melosas de novios primerizos. Estaba muy inquieto al estar tan cerca de él, a tan pocos centímetros de tanto. El rubio solo quería sentir esas grandes y ásperas manos de su amor platónico, pero si lo hacía Kiba lo podría dejar inconsciente del golpe que le daría, seguramente. Debía relajarse y pensar en otra cosa, puesto que todo eso no favorecía en nada el planteamiento de las ideas del trabajo que necesitaban hacer.


Como ejemplo del grado de dispersión tonta que presentaba el rubio, en un momento dado se le ocurrió la tonta idea de dejar caer su borrador a propósito para ver si Kiba lo recogía. Sin embargo, Kiba no hizo el esfuerzo esperado de recogerlo.


— ¡Hey Naruto! Se te cayó el borrador. — así tal cual.


— ¡Oh! Gracias...


Eso desilusionó un poco al rubio, pero era tonto desmoronarse por un motivo tan absurdo. Al final de cuentas, Kiba era sumamente despreocupado con otro chicos puesto que no había coqueteo de por medio.


— Estos trabajos requieren concentración, y no me puedo dar el lujo de tener una baja calificación. Yo opino que este tipo de trabajos se hacen mejor reuniéndonos en la casa de alguien. — expresó luego el castaño cruzándose de brazos al ver que no llegaban a un consenso rápido.


— ¡Guau! — apoyó Akamaru.


— Estoy de acuerdo con Kiba. — asintió la chica.


Sin embargo, cuando Naruto estaba por proponer su casa, Tenten le ganó la partida.


— ¡Pueden venir a mi casa! Mi abuela nos puede preparar algo de cenar. — propuso feliz.


Kiba y Naruto aceptaron. Esa misma noche se reunirían con tal de ajustarse al horario de trabajo del rubio. Finalmente, la lección se terminó y era tiempo de recreo. Naruto le echó un último vistazo a Kiba quien se alejaba con sus amigos populares por otro pasillo mientras se dirigía a los baños. Siempre necesitaba orinar a esa misma hora como si tuviera un reloj instalado en su vejiga. Ya dentro de ellos, se lavó la cara mientras se sonreía a sí mismo en el espejo. Estaba feliz de lo que le había reparado el destino. Ya tenía una excusa de peso para ver a Kiba más seguido. No obstante, estos agradables pensamientos fueron desvanecidos cuando el rubio sintió cómo dos fríos brazos lo tomaban por detrás.


— Ya te encontré, Naruto. — dijo una voz grave y terrorífica.


— ¡Sasuke! — gritó Naruto exaltado separándose inmediatamente del azabache.


Así es. Era Sasuke Uchiha. El chico más popular de la primaria pero que recientemente había sido superado y opacado por Kiba. Un chico alto, pelinegro, guapo, aunque de mirada algo fría y sentimientos enjaulados. Se decía también que era medio emo. Siempre había sido un joven muy masculino, sin embargo, desde el año pasado salió del closet para sorpresa de todos y ha intentado seducir al rubio desde entonces cada vez que se encuentra solo. De esta forma, muchas chicas se decepcionaron con la pérdida de su crush mientras Naruto se ha visto en la obligación de comenzar a evitarlo. Naruto sabía bien que no sentía nada por él.


— ¿Por qué tanto pánico? — con una leve sonrisa.


— ¡¿Cómo no me voy a asustar si apareces de pronto como un fantasma?!


— Pero no te preocupes... — susurraba al rubio en el oído. — Yo soy real y estoy aquí contigo. — acariciando su hombro lenta y sensualmente.


— Sasuke, ¡cuántas veces te debo decir que aunque eres un chico listo y agradable, no eres mi tipo de chico!


— No hay problema. Yo me podría acomodar a lo que me exijas, ¿sabías? No sé por qué el escepticismo. — besando a Naruto en el cuello de forma seductora. Esto provocó que el rubio, con sus ojos bien abiertos y ruborizado, lo empujara. Un escalofrío invadió al cuerpo del ojiazul.


El azabache cambió su expresión. Ahora mostraba un semblante muy serio. No era la primera vez que se presentaba esa situación.


— ¿Qué es lo que no te gusta de mí? ¿eh? ¿Qué debo hacer para agradarte, para que me aceptes? — cuestionaba mientras una pequeña lágrima bajaba por su pálido rostro. Intentaba explicarse porque era imposible acercarse al rubio. — ¡Te he prometido cielo y tierra y mi eterna compañía pero siempre me rechazas! Podría ser tan simple y lindo pero a ti no te da la gana...


— Sasuke...


Naruto no pudo evitar conmoverse al ver así al chico. Después de todo, antes de las insinuaciones del azabache, siempre se habían llevado muy bien. Naruto era con quien Sasuke lograba expresar un poco sus sentimientos sin sentirse vulnerable, situación que eventualmente hizo que el Uchiha se enamorase de él. El rubio le dio un abrazo a Sasuke a modo de consuelo. De todas formas lo comprendía.


— ¡Dímelo Naruto! ¡Por favor! ¿Qué te evita quererme? — aferrándose fuertemente al abrazo del rubio, uno de esos que siempre luchaba obtener de manera natural.


— Lo que pasa es... — separándose del chico. — Lo que pasa es que no siento nada por ti. Eso no lo puedo cambiar, aunque lo intente. No soy capaz de mentirte y decirte que te quiero cuando en realidad no es así. No sé qué ves en mí que te ha enamorado tanto, pero creo que deberías de olvidarme. Es lo mejor.


— Naruto... ¿No ves que no puedo estar sin ti? Mi cuerpo y corazón te buscan incansablemente. ¡Simplemente te necesito aunque me diga que no!


— Yo... lo siento. — derramando el rubio una pequeña lágrima. No soportaba ser el motivo de tanto dolor de otra persona. — Creo que deberías enamorarte de alguien más... Tú tienes muchas admiradoras y admiradores, ¿no recuerdas?


— Lo sé, pero yo no soy un Kiba Inuzuka para ofrecer mis labios a cualquier persona sin querer de verdad. Entiende que yo solo te querré a ti, aunque pasen años, y por eso no me rendiré.


La piel de Naruto se estremeció al oír el nombre mágico de cuatro letras.


— Sasuke... Lo siento, de verdad. Me encantaría hacerte feliz, muy feliz. Pero definitivamente no debes encasillar tu felicidad al hecho de tenerme o no. Tú mismo lo dijiste, mejor tener nada a una relación falsa.


Dicho esto de boca del rubio, hubo un considerable periodo incómodo de silencio entre los dos, hasta que el azabache interiorizó todo lo que Naruto dijo y lo rompió.


— Está bien, Naruto. No te voy a seguir insistiendo. ¡Eso sí! Espero que este rechazo no sea porque tu corazón ya es de otra persona. ¡Eso espero Naruto! — dijo amenazante con una mirada seria conforme se retiraba del baño y entraron más chicos. Sasuke entendió muy bien que no había forma humana de que Naruto se fijara en él, o al menos por las buenas...


Naruto sintió una fría atmósfera tras la partida de Sasuke. Parecía que en vez de haber hablado con el azabache había entablado conversación con un dementor. Esperaba que eso último que mencionó hubiese sido solo un comentario y no una amenaza, pues eso preocupaba al rubio pues detestaba que violentaran su ambiente de paz. Sin embargo, decidió dejar de pensar en eso y pensar en lo que realmente lo ponía de buen humor, el castaño. Naruto solo se imaginaba en casa de Tenten con la chica ausente y ambos chicos diciéndose cosas sexys al oído, besándose y tocando sus cuerpos... Fantasías por allí y fantasías por allá. No obstante, tuvo que detenerse al notar que su amigo inferior estaba ya muy alborotado. Tanto así que Sai, uno de sus compañeros quien había entrado a los baños, notó aquel notable bulto.


— Oye Naruto, ¡deja de construir pornografía mental!


— ¡S-Sai! ¿Qué haces aquí? — Improvisó el rubio.


— Pues, ¿a qué más? Venir a orinar. Aunque parece que tú viniste a echarte una paja.


— ¡N-No! ¡Para nada!


— Tu risa nerviosa te delata. Leí en un libro que la risa es un signo delator.


— ¿Y tú desde cuándo me hablas con tanta confianza?


— No sé. Solo te dije lo que pensé. La espontaneidad es un buen atributo según el mismo autor.


— Mmm, ya veo. Por algo te cuesta hacer amigos...


En ese momento, la campana de la escuela sonó. Ese primer receso era algo corto. Era hora de regresar a clases.


Tras una larga jornada de aburridas clases, el rubio debía de apresurarse para ir al trabajo. Naruto trabajaba en una tienda de ropa masculina y su jefe le exigía mucha puntualidad. No sabría con qué cara le diría a la abuela Tsunade si lo llegasen a despedir por llegar tarde repetidamente.


Pasó rápidamente a su apartamento, se comió una galleta que había por la cocina y se puso su camiseta polo naranja de trabajo. Al llegar al local, supo que su labor iba a ser doble, pues su compañera de trabajo se ausentaría en su turno por un fuerte resfriado. Al menos eso lo mantendría distraído de Kiba.


Pasadas unas horas, eran la 6pm. El sol iluminaba vagamente el horizonte sin llegar a caer aún en ocaso. Naruto salió de su trabajo y se dirigió a su apartamento de nuevo. Estaba decidido en ponerse la mejor ropa que tenía (ropa casual) para ver a Kiba en la noche. Era como una "falsa cita", se pensaba el rubio. Se puso unos jeans cortos, una camiseta naranja y una sudadera blanca, además de unos zapatos de cuero muy lujosos que su abuela Tsunade le compró para Navidad. Hacía algo de frío, así que la ropa sentaba muy bien.


Naruto partió hacia la casa de Tenten, tomó su mochila con los materiales y tomó taxi. La chica vivía en un pueblo muy rural no muy lejos del centro de la ciudad. Aun así, era de las primeras en llegar a clases siempre. Definitivamente Naruto envidiaba esa capacidad de puntualidad que poseía. Por otro lado y no muy lejos del apartamento de Naruto, Kiba también se preparaba para ir a la casa de Tenten. Se puso una camiseta blanca ligeramente ajustada, una sudadera gris con rombos negros, unos jeans color negro y unos zapatos de cuero parecidos a los de Naruto, aunque de un color marrón más oscuro. Se echó una mirada al espejo corroborando lo guapo que se veía. Se arregló rápidamente su cabello, se perfumó, se despidió de su hermana Hana y de Akamaru, y posteriormente se fue. A diferencia del rubio, el castaño decidió llegar a la casa de Tenten trotando para mantener su preciada condición física.


Mientras tanto, Naruto solo deseaba que el taxi llegara lo antes posible a la casa de su amiga, ya que necesitaba vaciar su vejiga urgentemente puesto que lo olvidó hacer en su apartamento. Cuando el taxi llegó al punto de destino, el rubio sacó su monedero en forma de rana y pagó. Se bajó del vehículo con su mochila y corrió rápidamente hasta la puerta. Cuando tocó el timbre, la chica abrió y saludó amigablemente al chico. Sin embargo, antes de poder decirle "pasa adelante" Naruto le preguntó con tono desesperado que si le podía prestar el baño. Tenten le mostró el camino por el pasillo y el rubio sin más demora salió disparado hacia el aposento.


Por otro lado, Kiba estaba a un kilómetro de llegar a casa de Tenten. Podía correr más rápido pero no quería arruinar su esencia con sudor. De todas maneras, si eso pasaba siempre portaba una colonia consigo. Tuvo que quitarse la sudadera a medio camino para refrescarse. Cuando se encontraba por fin al frente de puerta de la chica, tocó el timbre y la chica le abrió, con la misma sonrisa con que recibió a Naruto. Cabe destacar que Tenten era una de las pocas chicas que no estaba loca por Kiba. En su lugar, ella sentía algo ligero por Rock Lee, pero no se esmeraba en querer tener una relación pronto.


Cuando Kiba entró a la casa, dejó su mochila y su sudadera en un sofá, se perfumó un poco con una fragancia muy masculina y le preguntó a Tenten también por el baño. Al parecer, el castaño había llegado a la casa en la misma situación crítica que el rubio. Tenten le señaló el camino. Sin embargo, antes de poder decirle que Naruto estaba dentro, el castaño ya había tomado camino rumbo al aposento con un trote acelerado. 


Naruto ya había terminado su labor así que se lavó bien la manos (su abuela Tsunade le decía que no hay peor estudiante que el que no sabe asearse) y salió del sanitario. Ahora bien, para gran sorpresa de ambos, en una giro del pasillo en forma de L, ambos chicos se encontraron. El castaño al venir casi corriendo embistió a Naruto, y ante el choque inesperado y la fragilidad del último, no pudieron evitar caer al suelo. Kiba quedó sobre el rubio. Naruto se golpeó un poco la espalda ante la embestida, pero ver el rostro perfecto del castaño tan de cerca de él y tener su cuerpo encima del suyo hizo no sentir dolor alguno, o al menos en el momento. Solo sentía cómo el pecho de ambos estaban en contacto y ambos percibían el aroma del otro. Naruto se estaba drogando con el perfume recién puesto. Los paquetes se rozaban a medida que adquirían vida propia. Esa posición calentó mucho al rubio. Kiba estaba completamente inexpresivo y algo sonrojado. Aún procesaba qué diablos había ocurrido. Observaba perdidamente esos grandes y bellos ojos azules del rubio como zafiros. Cuando volvió en sí, lo más rápido posible se disculpó.


— ¡Perdóname Naruto! — dijo el castaño apenado quitándose inmediatamente de él.


— N-No te preocupes, Kiba. Debí estar más atento. — se excusó el rubio, muy sonrojado aún.


— No. Fue mi culpa. Hoy te regañé por correr sin cuidado y ahora he hecho lo mismo.


— Tranquilo. ¡De veras! No es nada.


— ¿No estás molesto? — preguntó Kiba extrañado. Una persona común se hubiera molestado por haber sido atropellada de esa forma. — Bueno, ¡dime si no te lastimaste!


— ¡No! ¡Tranquilo!


— ¡Qué bueno! ¡Déjame ayudarte! — dijo poniéndose de pie y ayudando a Naruto a levantarse. Naruto se quedó ido por un momento en cómo sus fornidos brazos lo levantaban sin ningún esfuerzo.


— ¡G-gracias Kiba!


Naruto tenía el corazón a mil. Si no se hubiese controlado hubiera cedido a sus impulsos y hubiera besado a Kiba y hubiera tocado su trabajado cuerpo. Es más, luego de eso tuvo que huir rápidamente del lugar ya que su amigo estaba fuera de control, así que se metió en una habitación desconocida mientras su erección disminuía. Parecía ser la habitación de la abuela de la chica, que por dicha, no se encontraba ahí. ¿Por qué todo eso estaba ocurriendo? Naruto ya comenzaba a sentir esperanzas, pues, aunque Kiba se sintió avergonzado del hecho, pareció gustarle. ¿O era solo su impresión? Los amigos inferiores no mienten después de todo.


Por otra parte, Kiba estaba muy pensativo en el baño. Meditaba sobre cómo rayos quedó en esa posición tan comprometedora con su amigo. Pero eso no era lo que lo atormentaba, lo que verdaderamente lo atormentaba era que en realidad sintió mariposas al estar sobre el cuerpo del rubio. ¡Pero no! Tenía que borrar esos pensamientos de su mente. Definitivamente lo que sintió fue congoja. Jamás podría sentir algo así por un hombre, sería una locura. Si lo hiciese, su madre lo echaría a patadas de la casa pues jamás lo aceptaría, eso lo tenía muy claro. Además, no se sentiría un verdadero hombre.


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Notas finales:

¡El destino ha hecho de las suyas! Kiba y Naruto tuvieron un encuentro algo particular jeje. ¿Surgirá alguna llama en el corazón de Kiba o simplemente olvidará lo ocurrido? ¿Abandonará Sasuke tan fácilmente a Naruto? 

Por favor, ¡me gustaría leer sus comentarios y reviews! ¡De veras! Espero que les haya gustado :)


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