Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Unrequited love [Oneshot] por pxtxtxe

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Este one shot forma parte de la dinámica de @EXOUniversefanfics en Wattpad, llamada, «Escribir entre cantos una melodía literaria».

• Canción asignada: What if, del álbum EXODUS.
• Título en español: Amor no correspondido.
• Advertencias: demasiado desvarío de mi parte, contenido sexual leve, un amor no correspondido.
• Extensión: 4k.
• Género: light!drama.
• OTP: ChanBaek, HunHan, un Sehun enamorado de Baekhyun (cada acontecimiento en la historia deriva de esto).

Sehun, deberías salir de la cama ya —la voz del mayor hablaba suave y comprensiva del otro lado de la línea, como teniendo cuidado porque sabía lo peligroso que era despertar al menor sin una razón realmente buena—. Recuerda que hoy llega lo que tus padres enviaron —y supo que eso había sido suficiente para que Oh cayera de la cama, maldiciendo por el golpe con el que el suelo lo había recibido.
— ¡Joder, deja de molestar tan temprano, idiota! —Gritó, poniéndose de pie como pudo.
Lo siento, es solo que estoy ansioso por ver lo que harás con ese nuevo juguete, Hunnie —canturreó meloso, riendo un poco al saber que el chico se había golpeado al caer.
—Sabes que solo Baekhyun puede llamarme así... —murmuró, mientras metía los pies en las pantuflas de Totoro que su madre le había obsequiado hacía un par de años—. Deja de intentarlo, no voy a aceptar esa propuesta tuya, Luhan —suspiró, para luego colgar la llamada sin previo aviso.


Sehun nunca ha sido precisamente respetuoso con las personas mayores y mucho menos si estas se atrevían a interrumpirle cuando se encontraba disfrutando de sus escasas horas de sueño. Bufó, mientras pateaba una bola de camisas que, por razones que desconocía, estaban descuidadamente regadas por todo el suelo de su habitación.


Sentía el cuerpo pesado, sus ojos aún permanecían llenos de somnolencia y había despertado con un ánimo pésimo para comenzar el día. Sabía que estaba cargado de ansiedad, no por el paquete nuevo, sino por ver a Baekhyun siendo feliz con alguien que no era él, al igual que lo hacía todos los días desde hacía dos años.



Era temprano, al rededor de la una de la tarde. El sol picaba un poco en lo alto del cielo despejado de nubes y las personas que recorrían cada centímetro del exterior parecían estar regresando de algún viaje al parque acuático, pues muchos niños se encontraban aún en vacaciones. Finalmente, Baekhyun había logrado meter la enorme caja en la cajuela del auto y cualquiera hubiese pensado que para él —quien tenía una figura menuda— era prácticamente imposible cargar con aquello tan pesado.


Resopló al terminar y metiendo la mano en el bolsillo de su pantalón, sacó las llaves del carro y se dispuso a conducir hasta el apartamento donde iría instalado el aparato que les habían enviado. Suspiró con cansancio mientras hacía un alto en uno de los semáforos cerca de la facultad a la que él y su mejor amigo asistían. Había estado despierto desde las cinco de la mañana pues, en una exagerada muestra de su molestia, Sehun no dejaba de quejarse por haber sido despertado tan temprano, gritando como un niño pequeño por no poder volver a la cama.


Recordó que por esas fechas los profesores ya debían haber entregado las calificaciones, así que en cuanto la luz se volvió verde, viró en una las entradas al estacionamiento de la universidad y saludó con amabilidad al guardia de seguridad que ahí se encontraba, regalándole una cálida sonrisa.


Giró en las pequeñas curvas por varios minutos, buscando un espacio para aparcar, cuando pudo hallar uno se sintió feliz al saber que este se encontraba bastante cerca de la entrada del edificio al que se dirigía. Apagó el motor, bajó del coche y programó la alarma, asegurándose de llevar consigo las llaves, para luego no pasar pornla pena de tener que pedir ayuda con eso también.


Al estar en el exterior, se vio prácticamente obligado a ponerse los lentes oscuros pues la luz afectaba su visibilidad. Ya de por si le costaba ver debido a sus ojos de color claro, así que ahora con los rayos solares impactando directo en sus pupilas, se volvía casi imposible moverse del sitio donde sus pies estaban anclados.


Segundos después estaba subiendo las escasas gradas hacia la puerta de cristal, y en cuestión de minutos estuvo frente a Yoora, la amable asistente del decano de la carrera de música.


—Hola, Yoora —saludó con voz suave.
— ¡Byun Baekhyun! —Chilló la chica, al percatarse de la presencia del muchacho, colocando una mano sobre su pecho del lado del corazón, como señal de haber sido asustada por el chico—. Deja de asustarme así, mocoso.
—Lo siento —rio un poco, para luego recuperar la compostura—. Vengo por la hoja de mis resultados de este semestre, ¿podrías dármela, por favor?, ah, y la de Sehun también.
—Claro —ella revolvía entre varias decenas de papeles, dejando caer algunos incluso, hasta que dio con los documentos que el chico bajito le pedía. Extendió el brazo, pasándole las hojas.
—Gracias, querida —canturreó, guiñándole un ojo para luego salir por la misma puerta por la que había entrado.


Desde que los dos se habían convertido en compañeros de clase y prácticamente en hermanos, el más bajito había empezado a preocuparse por el avance del menor, obligándolo, cada vez que podía, a hacer todas las tareas y proyectos que les asignaran. Sehun era terco, maleducado, irrespetuoso de vez en cuando y no puede negar que hubo momentos en los que quizo golpearlo, sin embargo nunca lo hizo y por el contrario se dedicó a cuidar de él, razón por la que Sehun, al final de su primer año viviendo juntos, había terminado enamorándose del mayor. Aunque este, semanas después del inicio de su segundo año como compañeros, le dio la noticia de estar saliendo con un chico de nombre Chanyeol.


Afuera aún brillaba el sol, por lo que los lentes volvieron a ocupar sitio sobre el puente de su nariz, resbalándose hacia abajo cada cierto tiempo. Le dio un vistazo a las calificaciones en su hoja y la del otro, las dobló por la mitad y continuó el camino hasta el automóvil, sintiéndose orgulloso de su esfuerzo. Una vez estuvo frente al volante, a punto de insertar la llave en la cerradura, su teléfono celular vibró al recibir un mensaje de texto. Tomó el aparato entre su delgadas manos y una sonrisa se dibujó en sus labios, tecleó un par de palabras y finalmente arrancó directo a su destino final; el departamento que compartía con Sehun.



Sehun se encontraba caminando de un lado a otro dentro de la sala de estar del apartamento, parecía alguien que esperaba recibir noticias de algún familiar que había caído enfermo y ahora se encontraba en el hospital, pero en realidad, solo esperaba por el obsequio que su padres le habían enviado y por Baekhyun, por supuesto.

Le llenaría de abrazos y besos cuando este regresara, por haberle hecho el favor de ir a recoger el paquete, debido que él mismo ni siquiera tenía idea de cómo encender un auto y si lo hiciera, probablemente ocurriría un terrible accidente, cosa que nadie quería que sucediera.


Acabó golpeándose mentalmente por querer expresarle su gratitud al mayor de aquella forma, ya que se había acostumbrado a no exteriorizar sus sentimientos por él, porque sabía lo que eso podría provocar.


Suspiró, rindiéndose ante el tiempo de espera, tirándose en el sofá y dejando que este lo absorbiera. Hundió la cara en uno de los almohadones, soltando un gritito de frustración, luego giró la cabeza para no ahogarse con la tela de esa superficie suave.


Pensaba en lo mucho que había casi rogado por la consola, pues desde pequeño le gustaba todo lo relacionado con el sonido y, aunque hacía buenos trabajos con el programa en su computadora, los resultados no eran tan buenos como los que obtendría con ese nuevo juguete.


Sonrió para si mismo, al recordar la hermosa melodía de la voz de Baekhyun resonando en las paredes del estudio de grabación de la universidad; era escuchar a un ángel de cabello castaño y ojos verdes, y ahora podría acompañar aquel hermoso canto con sus mejores notas musicales.



Estacionó en el sitio que le habían asignado cuando se mudó al edificio de dieseis pisos. Ya la tarde había avanzado y faltaban quince minutos para que la aguja pequeña del reloj de pulsera en la muñeca de Byun, marcara las tres de la tarde.


Como pudo, sacó la caja del auto y tiró de ella hasta llegar al elevador; eran esos momentos en los que agradecía infinitamente que su espacio de aparcamiento estuviese a solo unos metros del ascensor. Una vez dentro, presionó el botón con el gastado número once impreso en cima, presenciando, con cierto alivio, cómo las puertas se cerraban y la caja metálica empezaba a subir.


Su estómago rugió, haciéndolo cayer en cuenta que no había comido nada además del desayuno, y aquello le hizo querer, con más ansias, llegar al departamento y lanzar la consola por ahí.


Vio las puertas abrirse y reanudó su misión de arrastrar el enorme paquete hasta la puerta del apartamento. No fue nada sencillo, estuvo a punto de caerse de espaldas unas cuantas veces, pero finalmente lo logró. Rebuscó entre los bolsillos de su pantalón, esperando hallar las llaves de la puerta pero, ¡sorpresa!, había olvidado llevarlas consigo.y el único llavero que encontró fue el del auto.


Cerró los ojos y respiró profundamente, contando hasta diez. Levantó la mano, y con suavidad dio varios golpecitos a la superficie de madera, esperando que Sehun estuviese despierto, o siquiera, que estuviese en casa.


Un sonido sordo le anunció que sí, en efecto, el menor se encontraba dentro, y momentos después, apoyado en el marco de la entrada, le observaba de pies a cabeza como si no lo conociera.


Se mantuvieron así por varios minutos, Sehun estaba exactamente igual que cuándo Baek se había ido horas antes. La mirada del chico rubio se posó en los ojos del mayor, permaneciendo serio, sin expresión alguna -como de costumbre-, como si fuese una lucha entre ambos; una donde ni si quiera existía un premio, o un ganador o perdedor.


Baekhyun fue el primero en voltear la cabeza, con un notorio brillo de incomodidad reluciendo en el iris de sus ojos. El menor se dio cuenta de la situación en la que había puesto al contrario, por lo que solo se movió ligeramente sobre el marco de la entrada, dejando espacio suficiente para que el otro pasara, sin embargo, el bajito no iba cargando únicamente su cuerpo. Cruzándose de brazos, le dirigió una mirada molesta, casi indignada por la actitud tan floja que estaba teniendo.

—Sehun, deja de hacer el tonto y ayúdame a llevar esto —regañó, al ver que el muchacho solo lo observaba, como queriendo decir algo, pero arrepintiéndose antes de si quiera abrir la boca—. Hablo en serio, Sehun, deja de verme como sino estuviese cargando una caja que dobla el peso de mi cuerpo.


El mencionado solo se acercó, aún en silencio, arrastrando los pies con pereza, y tomó uno de los extremos de aquello que el mayor intentaba, sin demasiado éxito, transportar hasta la sala de estar.


Caminaron por el pasillo que desembocaba al resto del lugar, haciendo que un florero que se encontraba sobre la mesa del umbral cayera accidentalmente fuera de su lugar, para suerte de ambos, ninguno tendría que correr el riesgo de cortarse, pues era un objeto de plástico.


Aquel paquete parecía contener el cuerpo de una persona muerta en su interior, y hubieran sospechado que era así, de no ser porque eran los mismos padres de Sehun quienes lo enviaban.


Golpearon algunas cosas más en el camino, pero ellos solo prestaban atención a no caerse y no dejar caer la consola. Colocaron la caja cerca del sofá donde, minutos antes, el larguirucho cuerpo del más alto vegetaba.


—Debería cobrarte por esto, casi me caigo por las escaleras al salir de la oficina de correos, ¡tuve que pedirle ayuda a un chico que pasaba por ahí! —el mayor se quejaba, mientras caminaba hasta la cocina, revolviendo la alacena en busca de cualquier cosa que pudiera ser digerida.
—Gracias —dijo el menor, en un tono de voz bajo.
—¡Oh por Dios! —dio un brinquito, volteándose exageradamente—. Acabas de decir gracias, pediré un deseo, Hunnie, esto no pasa todos los días —se burlaba del menor, acercándose a este con el dedo índice extendido, picándole en la mejilla, como señal de estar disfrutando a costa de su comportamiento.
—Y es por estas cosas que nunca soy amable contigo, enano —se giró, dispuesto a regresar a la sala para sacar del envoltorio su nuevo regalo.
—Espera, Hunnie... —nerviosismo recorría ahora el cuerpo del mayor, y verlo juguetando con el dobladillo de su camiseta lo dejaba más que claro.
—¿Qué pasa? —indagó el rubio con curiosidad.
—Yo... eh, Chanyeol vendrá hoy en la noche y se quedará aquí hasta mañana —las palabras salieron atropelladas, y demasiado rápido de la boca de Baek, pero esto no impidió que Sehun las entendiera a la perfección.


Baekhyun sabía que aquellos dos no tenían una relación a la cuál pudiese llamársele agradable. En cada una de las ocasiones que habían quedado solos en una habitación, alguno había salido con moratones y hasta con una costilla rota, y era por eso que cada vez que el más alto pedía ir al departamento, prácticamente enviaba a Sehun con Luhan, para evitarle cualquier situación incómoda o vergonzosa.


Le apenaba que su mejor amigo tuviera que dormir en otro sitio, pero eso no se comparaba con la pena que podría darle levantarse al día siguiente y verle la cara luego de haber follado con Chanyeol; sería extremadamente incómodo.


De pronto, un par de manos le aprisionaron contra el filo de la alacena, lastimando un poco su espalda baja. No sabía qué estaba pasando, pero no tuvo que esperar mucho para entenderlo.


—¿Por qué lo elegiste a él? —preguntaba el menor con la voz cargada de resentimiento y el aliento tibio rozando el mentón de Baekhyun.
—Yo... yo... —titubeaba, con el rostro girado hacia un lado, sintiéndose incómodo e impotente—. Lo siento —murmuró, haciendo que el otro apretara el agarre sobre su cintura.


Él sabía de los sentimientos del rubio, claro que sí, solo un ciego no se daría cuenta de aquello, pero no podía corresponderle, no podía decirle que sí, porque su corazón ya pertenecía a alguien más.


No podía levantar su cabeza y mirarle a los ojos, no cuando acaba de romper su corazón en voz alta, con un lastimero «lo siento» que claramente no arreglaría nada. Sintió cómo el agarre sobre su cuerpo era retirado, y aún así no se dignó a subir la mirada, o siquiera voltear el rostro.


Escuchó pasos suaves, casi arrastrados y después, el sonido de un portazo lo sacó de aquel limbo temporal en el que había caído, sabía que la había cagado, pero ya no podía solucionar nada.


Esperó unos minutos, quedándose apoyado en la encimera, y con lentitud texteó en el móvil un mensaje para su novio. «Necesito que vengas ya, debemos hablar».



Luhan estaba sentado frente a su escritorio, con la computadora encendida y los gráficos de audio corriendo por la pantalla de esta. Aún no entendía qué estaba mal, pues todas las líneas se veían en perfecto estado, pensaba que quizá el programa estuviese funcionando mal, y por eso el resultado era desagradable.


Unos golpecitos en la puerta principal lo sacaron de ese trance de concentración que estaba experimentado, poniéndose un par de sandalias fue hasta la salida, sorprendiéndose al ver quién era el que se encontraba ahí, buscando por su persona.


Se apoyó en la orilla de la puerta, observando al menor con toda la paciencia que pudiera tener, hasta que llegó a su rostro y se dio cuenta que este había estado llorando.


No le dio tiempo de preguntar, ni de seguir observándolo o de siquiera moverse por si mismo, pues Sehun lo había empujado hacia el interior del apartamento, tomándolo por los hombros y cerrando la puerta con el pie.


Se acercó demasiado, y sin previo aviso estampó los labios contra los suyos, dando inicio a un húmedo beso. Se sintió invadido por unos segundos, pero cuando logró reaccionar, llevó las manos hasta el cuello ajeno, enredando sus dedos en las hebras rubias, tirando de estas un poco.


Continuaron caminando sin romper el contacto que los mantenía unidos, fue hasta que el trasero de Luhan chocó contra la mesa y Sehun le obligó a sentarse en ella -cosa que él acató sin chistar-, que se separaron un poco, solo para continuar besándose segundos después.


Las manos del menor ahora aprisionaban las muñecas de Lu contra la superficie plana de madera, y el mayor solo podía articular monosílabos compuestos de una vocal y una consonante, mientras su espalda se arqueaba debido a la presión del cuerpo de Sehun sobre el suyo.


El menor lo besaba con rudeza, deborando los labios contrarios como si no hubiese un mañana, como si aquello fuera lo último que haría. Abandonó los hinchados labios de Luhan, para ahora concentrarse en morder cada porción de piel a su paso, provocando incluso, que hilillos de sangre recorrieran el área de las clavículas.


Fingía estar realmente concentrado en la figura delgada bajo su cuerpo, pero su cabeza se encontraba situada en la última hora antes de salir casi corriendo de su departamento. Sus manos andaban por la piel que la tela de la camiseta cubría, pero Sehun reaccionó a tiempo antes de hacer cualquier otra cosa con el mayor.


—Lo... lo siento —dejó su cabeza descansar en el hombro ajeno, apoyando la frente contra el mismo—. No sé lo que hacía, solo... Lu, él rompió mi corazón.
—Tranquilo, tranquilo —ahora se encontraba sentado y acariciaba el cabello del menor, esperando poder reconfortarlo con esa acción.
—Déjame quedarme aquí, no quiero verlo.
—De acuerdo, Sehun, puedes estar conmigo todo el tiempo que sea necesario.



Cuando Chanyeol llegó al departamento de su novio, este se le había tirado en cima, abrazándolo como un niño pequeño abraza a su madre. Habían permanecido así por un buen rato, hasta que el mayor habló. —Channie, llévame a vivir contigo, por favor.


El alto se quedó estático, no sabía cómo tomar aquello que Baekhyun le estaba pidiendo y mucho menos lograba adivinar las razones por las que esos pequeños ojos verdes estaban hinchados, rojizos y llenos de gotitas saladas y cristalinas que también surcaban las regordetas mejillas coloreadas de un tenue rosado.


Se abalanzó hasta el bajito, aprisionándolo entre sus brazos, sintiéndose como un completo idiota por no saber qué hacer. No estaba seguro de si debía hacer suposiciones, pero conocía a su novio y aquel comportamiento no podía ser más que el resultado de haber discutido con Sehun, porque siempre era lo mismo.


Le empujó con suavidad hacia el interior del departamento, pues aún después de veinte minutos, continuaban anclados a la puerta principal. Como pudo, cerró y con cuidado cargó al contrario hasta el sofá. Lo mantuvo abrazado por unos quince minutos más, sin preguntar nada, escuchando los sollozos quedos que soltaba sobre su hombro, mientras sentía a su corazón latir con lentitud.


No fue hasta después de un rato en aquella incómoda posición que el mayor se separó con lentitud, restregándose los ojos con el dorso de las manos, secando así las lágrimas que habían empañado su vista. Sorbió un poco, intentando calmarse para poder hablar de nuevo a su novio.


Se sintió bien al saber que tenía a Chanyeol a su lado, apoyándolo y brindándole la calidez que en ese momento necesitaba, quería agradecerle, pero sabía que si lo intentaba, el más alto le daría un golpecito en la frente y diría algo similar a, «no tienes porqué decir gracias, estoy para ti cada vez que lo necesites».


Se acomodó en el sofá, viendo directo al suelo, pensando y ordenando las palabras en su cabeza; debía ser cuidadoso con lo que diría, porque no quería que Sehun fuese lastimado por su culpa, lo que era irónico, puesto que él mismo había herido al menor.


—Chan —habló casi en un susurro—, ya no puedo lidiar con esta situación de Sehun, es decir, sé que él está enamorado de mi, pero, parece que hemos llegado a un límite y es por eso que quiero irme contigo —explicó, omitiendo cualquier detalle de lo que había pasado más temprano.
—Baekkie... —colocó una mano sobre la delgada espalda ajena, acariciando de arriba a abajo, como un gesto de su compañía y comprensión—, de acuerdo, nos iremos hoy mismo —sentenció.



Sehun despertó al día siguiente, acurrucado contra un montón de almohadas, en una cama que no era la suya y con un peso hundiendo el otro lado del colchón.


Una punzada de dolor cruzó su cabeza, obligándolo a cerrar los ojos con fuerza, poco a poco volvió a permitir que la escasa luz que se filtraba por un espacio entre las cortinas, de nuevo se abriera paso entre sus pupilas.


Se movió perezoso, empezando a girarse para quedar de frente a Luhan. Pensó en esa propuesta extraña que le había hecho el mayor unos meses atrás y que, en ese momento, le había parecido lo más descabellado y ridículo que le habían propuesto en la vida.



—Sehun, espera —el más bajito seguía con dificultad al menor a través del campus principal de la universidad—. Sehun, por favor, deja de actuar como un niño, joder, solo quiero hablar contigo.
—Déjame en paz, Luhan, no estoy de humor para hablar con nadie —bufó, intentando caminar más rápido.


El en ese entonces teñido de rosado, se esforzó aún más para poder alcanzar al terco muchacho que huía de él, de todas las personas, en realidad. Caminaban por los senderos deshabitados del lado norte del campus, ese sitio en particular no era precisamente visitado con frecuencia por los estudiantes, a menos, claro está, que quisieran follar con total tranquilidad, sin que nadie les interrumpiera.


Sin embargo, aquella no era la finalidad por la que los dos se encontraban ahora ahí. En un descuido del menor, doblando en alguna de las tantas curvas, Luhan pudo abalanzarse sobre este, tirándolo al suelo y quedando sobre el cuerpo de Sehun. Lo aprisionó por las muñecas, impidiéndole la movilidad, asugurándose así que no escaparía con facilidad.


—Te tengo —suspiró el mayor.
—¡Suéltame, joder, no me toq... —y las palabras de Sehun quedaron en el aire, porque Luhan se había atrevido a besarle, con el único fin de callarlo y hacer que el cuerpo del muchacho de relajara.
—Te haz quedado quieto al fin —masculló una vez dejó los esponjosos labios ajenos—. Ahora escúchame bien, mocoso idiota, no voy a repetir esto —respiró profundo, antes de dejar ir sus palabras—. Me gustas, Oh Sehun, y estoy dispuesto a darte mis sentimientos aunque tu estés enamorado de Baekhyun. Puedo convertirme en el sustituto de él si así lo deseas. Estoy dispuesto a herirme yo mismo, con tal de que tu estés bien.



—Sehun —la suave voz adormilada de Luhan lo devolvía a la vida real, el mayor se tallaba los ojos con el dorso de una mano, mientras se estiraba para despertarse por completo. Estaba haciendo un puchero y tenía el cabello desordenado. El menor de los dos pensó que, quizá, aquello podría funcionar— ¿Qué tanto me ves? —preguntó el castaño, fijando los ojos en la mirada contraria.


El rubio no respondió con palabras, se movió hacia el frente, pasando sus brazos por la cintura ajena y pegando sus labios a los finos de Luhan, iniciando un movimiento suave, siendo correspondido casi al instante.


Sus dedos acariciaban con suavidad la nívea piel de la espalda del mayor, provocando en este escalofríos que le recorrían cada rincón del cuerpo. Oh coló su lengua en la boca ajena, buscando darle una buena experiencia al mayor, intentando convencerse de que aquello era lo mejor para todos.


—Sehun —susurró Luhan casi como un suspiro entre los labios del menor, aferró las manos al pecho de aquel chico que le estaba haciendo sentir como en las nubes, y pegó aún más su cuerpo al contrario, permitiéndose sentir el calor que este le transmitía.


Le estaba besando de una forma íntima, diferente a cualquier otro beso que haya recibido antes, y por un segundo pensó que el menor solo estaba jugando o aún seguía medio dormido y creía estar besando a Baekhyun.


—Lu, ¿todavía está en pie esa propuesta tuya? —preguntó en un murmuro al separarse del mayor, formando una mueca en su rostro, intentando imitar una sonrisa. Luhan no pudo sentirse más feliz de lo que se había sentido cuando Sehun le invitó por error al baile de verano hacía un año—; se mi novio, Lu, y hazme olvidarlo, enamórame, Luhan —dijo, para luego enterrar la nariz en el cuello ajeno.

Notas finales:

Esta historia es de mi total autoría. Los personajes conocidos como EXO pertenecen a la empresa correspondiente. Queda totalmente prohibido resubir, adaptar o traducir esto, SIN MI CONSENTIMIENTO PREVIO.

La historia también la encontrarán en Wattpad, bajo el seudónimo de pxtxtx_e.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).