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Sálvame por Akashi_Male

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Notas del capitulo:

¡Holaaaa!

 

He vuelto!!!! Y perdon por la demora, el capitulo es corto pero no sé porque estoy medio bloqueada *puta inspiracion ;-;* 

 

Pero aqui les traigo la actu, medio que pude con mi bloqueo inspiraccional cerebral(?

 

Pues, en el capitulo anterior, me comentaron que pusiera algo de ZoSan, y ya en unos capitulos anteriores dije que SI iba a haber ZoSan, pero no suelo apresurar las cosas, asi que paciencia por favor xD tiempo al tiempo. 

Tambien apareceran mas parejas, pero el fic no sera precisamente corto (tampoco sé si muy largo xD) asi que tranquilas! :P

 

Ahora disfruten y ojala les guste!!!

Si le preguntaran, negaría haber estado enamorado alguna vez.

Creció en un lugar donde el amor y el cariño realmente no existían, aun cuando quisieran mostrar lo contrario ante la sociedad, por lo que desde temprana edad aprendió a no encariñarse con la gente.

No confiaba en nadie mas que no fuera su mejor amigo, a quien conoció en el mismo orfanato.

Era una persona fría, dura, difícil de entregarse, sarcástico, y muy cruel cuando quería. Tenia muchos defectos, demasiados para contarlos, y a esas alturas de su vida se preguntaba si poseía alguna virtud. 

Lo dudaba.

Claramente su forma de vida, el cómo creció y la educación que recibió, fueron suficientes para quitarle toda inocencia, y trastornar por completo su personalidad.

Sin embargo, admitía que era honesto cuando decía que él no era bueno. Porque no lo era, ya no.

 

―¡Gaaah!― Se estiro como pudo, sus huesos tronaron sonoramente―. Tengo hambre…― Justo cuando iba a levantarse para tomar un vaso de agua, su celular comenzó a sonar―. Eustass Kid―. Tal como era costumbre, al recibir una llamada en el teléfono destinado al trabajo, se presentaba con su nombre. Era algo obligatorio, aunque no entendía muy bien la razón.

―Eustass, quiero que vengas a mi oficina de inmediato―. Aquella era la inconfundible voz de Sengoku.

―Pero ¿dejo solo a Portgas D. Ace?― Inquirió confundido, si bien Marco estaba con él y no se separaba en ningún momento, estaba de baja temporal, así que no podría hacer mucho en caso de un ataque.

―No, Marco ya esta avisado, tiene permiso de actuar en caso de algún problema―. Ladeo la cabeza, todavía mas confuso que antes―. Ven ahora, les explicare aquí.

―Si, señor―. No entendía nada, pero ordenes eran ordenes, debía cumplirlas sin hacer preguntas de más.

 

 

Estación de policía de Sabaody, oficina de Sengoku.

 

Se mantenía sentado en la silla, girando de izquierda a derecha, y de regreso. Su mirada no se despegaba de la ficha personal de uno de los hombres de Garp, Killer.

No estaba seguro si había sido buena idea llamarlo para que se reuniera con él y los demás oficiales, debido a que tenían sospechas sobre su persona. Pero, era necesario.

Tanto Killer como Eustass eran imprescindibles en esa ocasión.

 

―Me pregunto qué conclusión han sacado…― Dejo el informe a un lado, apoyando su mentón sobre sus nudillos.

 

Estaba de mas decir que Judge y sus hijos, sobre todo ellos, eran los mejores cuando se trataba de investigaciones especiales.

Reiju, Ichiji, Niji y Yonji poseían habilidades que eran consideradas sobrehumanas. No existía persona que no hubiera oído sobre ellos, pero eran pocos los que podían presumir conocer sus rostros.

 

―Sengoku-san, traigo su café con galletas de arroz―. Pego un pequeño salto del susto, su subordinado entro al despacho empujando un carrito.

―Ah, si…― Carraspeo, se había olvidado completamente que había ordenado algo para desayunar―. Gracias, Coby.

―De nada―. El muchacho sonrió amablemente, acto seguido se dio media vuelta para salir.

―Espera―. Se giro al escuchar el llamado de su superior, temblando nerviosamente―. Por favor, en cuanto lleguen Eustass, Katakuri, Killer y Roronoa, avísales a los hermanos Vinsmoke y que vengan aquí.

―Si, señor―. Hizo una reverencia, marchándose definitivamente.

 

Suspiro.

Tenia un mal presentimiento, había algo en los informes del caso que no le cerraba, como un hueco en medio del desierto.

 

 

Restaurante Baratie, a diez calles de la estación.

 

Debía admitirlo, la comida en aquel lugar era deliciosa, jamás se cansaría de repetírselo. Pero, por su orgullo, nunca lo diría en voz alta.

Cada vez que tenia tiempo, lo cual últimamente era imposible, iba allí.

 

―¿Mmh?― La pierna comenzó a hormiguearse, por lo que supo que su celular estaba recibiendo una llamada―. Roronoa Zoro.

¿En donde estas?― La voz de Katakuri resonó al otro lado.

―Almorzando algo, tenia un hambre que no veas…― Se limpio alrededor de la boca, hasta que sintió un leve viento pasar por su lado, pero no le dio importancia.

Ya veo, recuerda que debemos ir a la estación para hablar con Sengoku―. Resoplo, ¿por qué siempre estaban repitiéndole las cosas más de dos veces? ¡No era un idiota!

―Ya lo sé―. Nuevamente la brisa se hizo presente, solo que esta ves si entorno los ojos para ver que lo producía.

Nos vemos allí―. Estaba a punto de despedirse, pero se quedo perplejo al descubrir al culpable de las pequeñas brasas de frio: un chico alto, con traje, rubio y muy atractivo.

―No puede ser…― ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué sentía que conocía aquella aura de otra parte?

¿Qué pasa?― Oyó la voz preocupada y confundida de su compañero, pero no le dio importancia. Sus ojos estaban abiertos de par en par, sin poder dejar de sentir una opresión en el pecho―. ¿Roronoa?

―Tengo que irme, nos vemos allá―. Sin perder tiempo, colgó la llamada.

 

No dudo un segundo más, se levantó del asiento y se dirigió a paso rápido hacia el chico en cuestión.

 

―Gracias por comer en el restaurante Baratie―. El muchacho hizo una reverencia antes de darse la vuelta, sin esperarse que el peliverde lo estuviera viendo fijamente―. ¿Disculpe? ¿Necesita algo?

―…― ´Esa cara, esos ojos, esas cejas, la belleza natural que emana…´

―Eh, ¿hola?― Le paso la mano por enfrente del rostro, notando que estaba perdido en sus pensamientos―. ¿Se encuentra bien?

―…― ´Su aura.´

―¿Señor?― Se estaba preocupando, el cliente estaba completamente ido y su piel estaba adquiriendo un color pálido.

―¡ES IGUAL A LA DE ELLOS!― El grito lo sobresalto, al tiempo que llamaba la atención de toda la clientela.

―¿Eh? ¿Qué?― No le dio tiempo de seguir hablando, el peliverde salió corriendo como alma que lleva el diablo, dejándolo confundido y asustado.

 

¿Qué había sido eso? ¿Qué había pasado? ¿Quién era ese tipo? ¿Por qué lo miraba de esa forma?

 

―Sanji ¿todo bien?― Su abuelo caminaba hacia él, su rostro mostraba preocupación.

―Si…― Respondió con duda―. Creo que si…

―¿Quién era ese?― Inquirió curioso, ya que había presenciado parte de la escena producida.

―No lo sé…― No sabia que decir, no entendía nada de lo que había pasado.

―Tomate un descanso, Vivi te cubrirá―. Zeff apoyo su mano sobre el hombro del rubio, dirigiéndole una pequeña sonrisa.

―Vale…

 

Tenía un pésimo sabor en la boca, y presentía que aquello solo era el comienzo de algo totalmente desconocido para él.

 

 

Hospital General de Sabaody, consultorio 289.

 

―Por lo que me comentas, es un probable caso de bullying―. Inspiro profundamente, lo sospechaba, levemente, pero ya tenía sus sospechas.

―¿Bullying?― Repitió la palabra, como si quisiera convencerse.

―Acoso escolar―. Aclaro la psicóloga, Law la miro con molestia.

―Sé lo que significa―. Claramente su enojo no iba contra ella, ni contra su hermano, sino contra si mismo―. No lo mande a la escuela hoy, quería hablar contigo primero…

―Entiendo…― La mujer se quito los anteojos y fijo sus ojos en él―. Me gustaría hablar con Chopper, tener una sesión y ver cómo podemos ayudarlo.

―No lo sé, es muy tímido y le cuesta entablar relaciones con los demás―. Suspiro, se sentía la peor persona del mundo―. Pero yo no sé cómo… Quiero decir, ¿cómo no me di cuenta antes?

―No te preocupes por eso, yo haré que se abra conmigo y poder tratarlo, porque las victimas del bullying suelen tener secuelas psicológicas desde graves hasta demasiado graves―. El pelinegro ladeo la cabeza, ¿por qué no hizo algo antes? ¿Por qué dejo pasar el tiempo y no actuó ante la primera señal? ¡¿Qué clase de hermano mayor era?!― Y no es tu culpa, Trafalgar-san, los niños que lo sufren suelen esconderlo, porque sienten vergüenza, culpa y tienen mucho miedo de como reaccionaran las personas de su entorno.

―Vale, te lo traeré mañana a las diez, si estas de acuerdo―. La mujer asintió.

―Por supuesto.

―No lo mandaré a la escuela por ahora, iré a hablar con el director para que le otorgue un permiso especial de ausencia. ¿Estás de acuerdo?

―Claro que sí, y es primordial que Chopper lo sepa, para que ese miedo reprimido de ir a la escuela lo vaya abandonando―. Law asintió lentamente, luego se levanto y se marcho a paso firme.

 

Iba a tener que ausentarse por unas horas del hospital, por lo que camino directo al despacho del Director General.

 

 

En algún lugar…

 

―No solo des cumplieron mis ordenes, y no mataron a esos hermanos…― Dio un fuerte golpe a la mesa, haciendo que está tronara y todos los objetos sobre ella cayeran al suelo―. ¡Sino que encima les contaron todo! ¡IMBECILES!

 

Los hombres comenzaron a temblar, el sudor bajaba por sus frentes y las manos no dejaban de tiritar.

 

―Pero claro, ¿quién me manda a mí a contratar a personas tan estúpidas como ustedes?― Se levanto con tal intensidad que la silla cayo, el ruido resonó por toda la habitación―. ¡POCO MAS Y ARRUINAN ABSOLUAMENTE TODO!

―Se-señor…― El valiente que se atrevió a hablar cerro la boca en cuanto la mirada de su jefe se posó en él, sentía que debió quedarse callado. 

―¿Señor, qué?― Se acercó a paso rápido, tomándolo por el cuello de la camiseta―. ¿Tienes algo que decir?― Al ver que no contestaba, sonrió con suficiencia―. Claro que no, ¿verdad?

 

Lo empujo con clara intención de lastimarlo contra la pared, ya que se dio la cabeza de lleno contra la misma.

 

―¡Los quiero muertos! ¡Muertos! ¡MUERTOS!― Piso al pobre muchacho justo en el pecho, su zapato estaba clavado de tal forma que parecía querer asfixiarlo―. Y mas les vale que esta vez no fallen, porque sino les juro que les ira realmente mal.

 

 

Estación de policía de Sabaody, puerta de entrada principal.

 

La brisa era fresca y el cielo comenzaba a tomar un color grisáceo, como si presagiará un futuro oscuro.

Ladeo la cabeza, aquel presentimiento no lo dejaba en paz, estaba seguro que algo pasaría cuando menos se lo esperaran.

 

―Oh, miren quien esta aquí―. No había dado ni dos pasos cuando sintió la presencia de tres personas que ya iba calando.

―Katakuri―. Y como siempre, el peliazul era el mas seco a la hora de hablar.

―Vaya, no los esperaba tan temprano por aquí―. Miro levemente al hermano mayor, quien se mantenía al margen.

―Ya ves, trabajamos mas de lo que parece―. Alzo una ceja al reparar en el rostro de Yonji, el cual iba sin sus eternas gafas.

 

Recién caía en cuenta sobre los frescos que se veían los Vinsmoke, sin las ojeras que habían ido marcándoseles durante los días pasados, además se los notaba descansados.  

 

―Veo que han tenido una buena noche de sueño―. Comento, sus ojos no dejaban de analizar a Niji y Yonji.

―Algo así…― Ichiji sonrió levemente, sin embargo, el de cabello granate no le hecho mirada alguna.

―Debo irme, nos vemos luego―. Sin más, siguió su camino hasta el escritorio de un muchacho pelirrosa.

 

Los tres se miraron entre sí, confundidos por la actitud del mas alto. Se lo notaba serio, frio y distante, como si estuviera molesto por algo.

 

―Buenos días, Coby―. Saludo en cuanto llego frente a la mesa, la cual estaba llena de papales regados.

―¡Oh! ¡Charlotte-san!― El joven se levanto e hizo una avenía, la sonrisa que tenia no se le esfumaba nunca―. ¡Buenos días!

―Sengoku me ha llamado, dijo que viniera para acá cuanto antes―. Coby asintió, levantando el teléfono inalámbrico que descansaba sobre el escritorio.

―Señor, Charlotte-san ya esta aquí…― Se escuchaba un pequeño ruido al otro lado de la línea―. Si, señor―. Colgó el teléfono antes de volver a mirarlo―. Dijo que en cuanto lleguen los demás, vayan a su despacho.

―Vale―. Volvió a alejarse, encaminándose directamente a la maquina de café.

 

No había podido pegar ojo en toda la noche, y no sabia la razón. Estaba inquieto, como un chico de secundaria que debía dar un examen al otro día, impidiéndole dormir.

Apoyo la espalda contra la pared, mirando de reojo a los hermanos Vinsmoke, más específicamente al pelirrojo mayor. Se encontraban hablando entre ellos, estudiando unos informes, sin quitar las expresiones serias del rostro.

No estaba enojado, molesto o algo parecido. Solo decepcionado.

Se sentía engañado por Ichiji, por su actitud y su verdadero rostro. En aquellos días en los que estuvieron hablando y conviviendo, realmente llego a creer que los rumores sobre la familia eran solo eso, rumores. Pero, el día anterior comprobó que había sido un idiota al haberse cegado de esa manera, ya que con la actitud que mostro el chico durante el interrogatorio, dejaba más en claro que todo lo que se decía de ellos era verdad.  

Él, que siempre había sido desconfiado. Él, que nunca consideraba a alguien como amigo fácilmente. Él, que por una vez en su vida había abierto su corazón contando cosas personales. Él, que solía ser muy distante con las personas. Él, que podía presentir hechos que la mayoría no. Él, que jamás se había equivocado en una predicción.

Él, que había comenzado a estimarlo al confiar en que le estaba mostrando a su verdadero ser, se sentía traicionado y realmente desilusionado.

 

 

Continuará…


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