Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sálvame por Akashi_Male

[Reviews - 48]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Cuando entró a su departamento, nunca se esperó encontrarse con el desastre que había frente a sus ojos. Papeles tirados, una taza hecha añicos, y la patita de la mesa ratona en algún rincón del lugar. ¿Qué rayos había pasado ahí? ¿Entraron a robar? Estaba seguro que no, la entrada no estaba forzada, y dudaba que alguien trepara catorce pisos para hurtar un lugar.

 

―¿Qué demonios…?― La última, y única, persona que pisó su departamento fue Ichiji―. Lo mataré…― Suspiró con pesadez, ahora tenia que limpiar todo. No era un maniático de la limpieza, para nada, pero eso ya era demasiado.

 

Comenzó por agarrar una bolsa grande de consorcio, ya que realmente estaba hecho un desastre. ¿Qué se supone que había pasado? El pelirrojo no era de las personas que perdieran el control de esa manera.

 

―¿Qué es esto?― Tomó unas hojas que estaban sobre la mesa, tenia muchos esquemas y algunos dibujos―. ¿Un cerebro humano?― Comenzó a leer todo, y, a cada párrafo que pasaba, las venas de su frente iban hinchándose más―. ¡¿Qué significa esto?!

 

 

En algún lugar del Bajo Mundo.

 

Toc, toc, tic, toc.

 

―Rosi, sabes que confío plenamente en ti, pero…―. Suspiró con pesadez―. ¿Estas seguro? Realmente no necesitamos gente. ¿De verdad son tan fuertes?

―…― Asintió mostrándose seguro de si mismo, el hombre frente a él sonrió de medio lado.

―No lo sé…― Apoyó su mejilla sobre el dorso de su mano―. ¿Tanto necesitas un sequito propio?

―…― Sacó una libreta de debajo de su capa de plumas, comenzando a escribir de inmediato―. ´Confió en ellos. En los tuyos también, pero son muy fuertes y cumplen ordenes sin miramientos. Confía en mí, Doffy. No te arrepentirás.´

 

El rubio se quedó callado, pensando en la razón por la cual el menor quería algo así. Por otro lado, era su hermano pequeño, podía cederle su capricho por una vez. Después de todo, ¿qué podía salir mal?

 

―Vale, vale―. Dijo finalmente―. Si son tan fuertes y obedientes como dices, entonces les daré un periodo de prueba. Que vengan mañana al mediodía.

 

 

Hospital General de Sabaody, habitación de Niji Vinsmoke.

 

Sus hermanos se habían ido hacia un rato, debían dejarlo descansar y les insistió en que fueran a dormir a casa en vez de quedarse en el hospital. Costó convencerlos, pero al final accedieron, prometiendo volver al otro día.

Ahora se encontraba mirando el techo, pensando en todo lo que sucedió. No estaba solo, se lo habían dejado mas que claro, y le alegraba el hecho de tenerlos junto a él.

 

Toc, toc.

 

Giró la cabeza al escuchar los toques en la puerta. ¿Quién sería? No esperaba a nadie a esas horas.

 

―Pase―. Luego de decir eso, la puerta se abrió lentamente, dejando ver a un muchacho rubio que poseía una gran cicatriz alrededor del ojo izquierdo―. Tú…― Lo reconoció enseguida, y no pudo evitar ponerse tenso.

―Buenas noches, Niji-san―. Hizo una reverencia a modo de saludo, cerrando la puerta tras de si―. ¿Cómo estas?― Preguntó acercándose a él.

―B-bien…― Fue su corta respuesta, ¿por qué estaba ese chico ahí?― ¿Qué haces aquí?

―Creo que tú y yo necesitamos hablar, Niji-san―. Sonrió levemente, pero el gesto no llegaba a sus ojos―. No sabes quien soy, ¿verdad?― Se sorprendió al oír la pregunta repentina, quedándose completamente callado―. Yo… te reconocí la primera vez que te vi, pero preferí fingir que no. Como tú no me hablabas, tampoco lo hice… ¿Tanto he cambiado? Tu no mucho, sigues portando ese gesto de seguridad que tanto me gustaba cuando éramos niños… ¿O es por la cicatriz? Sé que es feo verla, pero no puedo hacer nada para componerlo―. Río con nervios, Niji estaba totalmente estupefacto y no pudo evitar temblar.

―Sé que te llamas Sabo―. Dijo finalmente―. Sin embargo, por algunas cosas que han pasado, no me acuerdo de ti. No recuerdo el tiempo que pasamos juntos de niños, ni la promesa que te hice, ni nada de nada―. Suspiró con derrota―. Tu hermano pequeño me contó sobre esas cosas, hasta ese momento no sabia nada de ti mas que cosas de la investigación…

 

El rubio no sabía que decir ante eso. ¿Luffy le había contado? ¿Cómo lo sabia para empezar? ¿Niji no lo recordaba? ¿Por eso lo ignoró completamente cuando se vieron esa vez en el hospital?

 

―Sé que sonará egoísta lo que te pediré…― Sabo lo escuchaba atentamente, estaba con curiosidad―. ¿Puedes contarme? Sobre nuestra niñez juntos…― Sonrió al oír su petición, y asintió.

 

Se acercó a él, y se sentó en el borde de la cama. Niji solo lo observaba, tenia tantas ganas de saber, de enterarse. Quería conocer mas a ese chico, mas sobre el pasado que le borraron de la memoria.

 

―Ambos vivíamos en Arabasta―. Comenzó el relato sin sacar su sonrisa melancólica―. Éramos prácticamente vecinos, estábamos a tres casas de distancia.

 

 

Camino por las calles de la ciudad, mamá se fue con Luffy a la Terminal Gray para buscar a Ace, quien seguro se escapó a tener aventuras. Papá esta trabajando, así que prefiero no molestarlo.

 

―¡Vamos, más rápido!― Escucho como un hombre le grita a alguien, por lo que corro en su búsqueda―. ¡Sanji, no te retrases!― Llego a una gran casa, frente a esta hay cuatro niños y una niña, el tipo les grita mucho―. ¡Trepen rápido!― Los chicos comienzan a trepar los arboles con mucha destreza, pero el de cabello azul agarra mal una rama y cae al suelo.

 

El pequeño cae de cabeza con demasiada fuerza, y un gemido de dolor sale de sus labios, pero se fuerza en no llorar.

 

―¡Niji!― Exclaman los que, supongo, son sus hermanos. Están preocupados, sin embargo, no bajan de sus sitios. El gran hombre rubio arena se acerca a pasos agigantados hacia él, tomándolo de la muñeca y mirándolo con ojos furiosos.

―Niji―. Me da un escalofrió al oír su voz tan fría, el niño mantiene su expresión seria. Sus ojos se ven cristalinos, pero no llora…

―Estoy bien, padre―. Dice finalmente, acto seguido el tipo lo baja y él vuelve a subir al árbol sin dificultad alguna.

 

 

―Recuerdo que en ese momento pensé que tu padre era muy malo, quiero decir… ¿Cómo no podía darse cuenta que ese golpe te había dolido? Creía que era demasiado estricto con todos ustedes―. Niji ladeo la cabeza con sarcasmo.

―Siempre ha sido así, no me sorprende…― Se removió inquieto―. Pero… ¿Cómo nos hicimos amigos tú y yo?

―Bueno, un día estaba dando vueltas por el vecindario…― Sonrió traviesamente―. Mis hermanos se habían ido con mis padres, y yo quise tomar un poco de aire. Tú estabas por ahí, maldiciendo a un tal ¨Sanji¨―. Hizo una mueca al oírlo, de verdad era un completo idiota en ese momento―. Fue entonces cuando te vi, estabas en la entrada de tu casa mirando como los niños compraban helados…

 

 

Frente al porche de la casa esta ese niño que se cayó del árbol aquella vez, está concentrado en los demás chicos del vecindario que le compran helados al camión que viene cada semana.

Me pregunto si sus hermanos y él se relacionan con los niños de por aquí.

No sé por qué, pero algo me incita a acercarme a él, por lo que camino hacia la casa.

 

―Hola―. Lo saludo con una sonrisa, él se sobresalta al escucharme―. Me llamo Sabo, ¿y tú?― Me observa con confusión, como si no creyera que le estuviera hablando.

―Niji―. Responde cortante, se ve que no esta interesado en interactuar conmigo.

―Iré a comprar unos helados, ¿quieres venir?― Ladea la cabeza.

―No, eso es de plebeyos―. Me sorprendo cuando dice eso―. Tú debes ser uno de esos pobretones que anda por el vecindario pidiendo limosna, ¿verdad? No hay forma de que alguien de nuestra condición enserio compre esas cosas.

―¿Disculpa?― Hago una mueca de desagrado. ¿Quién se cree que es?― ¿Qué importa de que clase social soy? Eso no es algo importante, además no solo la gente de bajos recursos compran helados en la calle ¿sabes?― Me observa con detenimiento, fijándose en los pequeños detalles.

 

Suspira profundamente, levantándose de su sitio y me mira.

 

―No, tú no eres un pobretón―. Dice determinante―. Entonces ¿por qué?― Pregunta con incredulidad.

 

Ladeo la cabeza. ¿Qué clase de educación le han dado a este chico?

 

―Me gusta―. Respondo seguro―. Mira, no sé que clase de ideas te han metido en la cabeza, pero hacer ese tipo de cosas no es determinante de una clase social, además ser pobre o ser rico no es importante, lo que realmente importa es la esencia de una persona.

―¿Esencia?― Gira levemente la cabeza confundido.

―Si, esencia―. Sonrió levemente―. En algún momento de tú vida lo entenderás, espero.

 

 

Se quedó en silencio cuando el rubio terminó su relato, de verdad tenia una mentalidad podrida en ese momento. Su padre les había inculcado valores equivocados, clasistas, realmente horribles.

 

―Al final terminamos cruzándonos con mas frecuencia, y entre charla y charla nos hicimos amigos―. Sonrió con nostalgia al recordarlo―. Yo… estaba enamorado de ti, pero tú solo me veías como un amigo―. Suspiró―. Un día simplemente desapareciste, tu familia y tú se marcharon de la ciudad y jamás supe nada más de ti.

―Sabo, yo…― No sabía que decir. ¿Cómo podía explicarle que realmente no se acordaba de nada?

―No te preocupes―. Sentenció―. Al paso del tiempo yo fui olvidándome de ti, hasta que empecé a soñarte… Y, cuando te volví a ver me di cuenta que el niño en mis sueños eras tú―. Lo miró fijamente a los ojos―. Entiendo si te olvidaste de mí, no hay rencor.

―…― Bajo la cabeza, sentía la culpa carcomerlo desde adentro―. Lo siento…

 

 

En un parque de Sabaody.

 

El cielo estaba despejado, oscuro con una gran luna en el centro. La brisa era fresca, tranquilizadora.

 

―Gracias por estar en este momento conmigo…― Dijo luego de un largo silencio―. No quiero causarte problemas, puedes ir a tu casa si quieres…― La persona que mantenía su cabeza sobre su hombro negó levemente.

―No es una molestia, Yonji-san―. Respondió seguro―. Estas pasando por un momento duro, no sería capaz de dejarte…― Sonrió al escucharlo, abrazándolo mas fuerte por la cintura.

―De verdad eres especial, Chopper―. El menor se sonrojó―. ¿Sabes? No sé que pasará en el futuro, pero quiero que sepas que realmente te quiero―. Respiró hondo, sin saber como proseguir―. Tal vez las cosas no salgan como esperamos, quizás un día ya no estemos en este mundo…― El castaño levantó la cabeza al oírlo, no entendiendo a que venia todo eso―. Pase lo que pase, sea cual sea el desenlace… ¿Puedo pedirte un favor?― Asintió con miedo, sentía la angustia interna de su amigo―. No te olvides de mi…― Se congeló ante sus palabras―. Tiempos muy difíciles se avecinan, y el final del camino es impredecible…― Lo miró directamente los ojos―. Haz sido como una luz en mi vida, quiero que este amor que siento por ti me ayude a superar todo lo que venga, poder tener el final feliz que anhelo desde que te conocí…― Se calló al sentir las cálidas manos del menor en su rostro, sorprendiéndose.

―Lo tendremos, pase lo que pase―. Realmente no entendía del todo las palabras del chico, pero tenia la necesidad de decirle lo que sentía y lo que pensaba―. Yo te amo, Yonji…― El peliverde abrió un tanto los ojos con sorpresa por dos razones: era la primera vez que lo llamaba por su nombre sin sufijo, y le había dicho las tres palabras mas importantes―. Por ti sería capaz de todo, eres única persona por la que he sentido todo lo que me corroe por dentro, quiero ese final feliz contigo…

―También yo―. Sonrió levemente―. Te prometo que jamás me rendiré, por ti, por mis hermanos… Me mantendré en pie―. Chopper asintió, luego se acerco más al rostro del chico.

 

Fue cuestión de milisegundos antes de que pegaran sus labios, uniéndose en una promesa eterna. Ese beso era el sello de sus declaraciones, de sus confesiones. Aquel que marcaría su juramento.

 

Nunca darse por vencido, aunque estuvieran vencidos.

 

 

 

Continuará…


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).