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Sálvame por Akashi_Male

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Entró al lugar hecho una furia, el enojo lo invadía completamente, tenia ganas de matar a alguien.

Se sentó en su lugar predilecto antes de llamar a sus subordinados. Sus hijos se arrepentirían, juró que les haría pagar el haber sido tan malagradecidos. Él era su padre, tenia todo el derecho de poner en el camino correcto a esos cuatro bastardos. Y lo haría, claro que sí.

 

―Quiero que me traigan a estas personas, y lo quiero ya―. Les mostró las cuatro fotografías de los jóvenes, los hombres bajo su mando asintieron sin pensar―. Nunca debieron tener sentimientos, las emociones son basura. Me encargaré personalmente de sacarles esas cosas de la cabeza, volverán a ser lo que eran.

 

 

Hospital General de Sabaody, habitación de Niji Vinsmoke.

 

Estaban sentados uno frente al otro, el silencio era sepulcral. Sabo estaba nervioso, decaído, triste. El menor notó eso, por lo que decidió hablar.

 

―Me enteré lo que pasó, de verdad lo siento mucho―. El rubio lo miró sorprendido.

―¿Cómo…?

―Tengo mis fuentes de información…― Hizo una mueca antes de agregar algo―. No puedo decirte que entiendo como te sientes, porque no lo hago. Sin embargo, creo que fuiste duro con Ace, ellos son tu familia a pesar de no tener lazos sanguíneos.

―Precisamente, nada nos une―. Los ojos del mayor estaban cristalinos, debía sentirse totalmente desolado y confundido.

―¿Estas seguro? Yo creo que te equivocas―. El chico lo observó, esperando que siguiera hablando―. Creo que en esta situación la sangre no importa, en muchas ocasiones madre y padre no son los que te paren, si no los que te crían. ¿Tan mal lo hicieron? ¿Tuviste una infancia cruel o dura? ¿Te llevas de lo peor con Luffy y Ace? ¿Hicieron diferencias entre ustedes? ¿Garp nunca te reconoció como nieto?

―Yo…― Desvió los ojos, perdiéndose en sus recuerdos.

 

Dragón y Rouge siempre fueron padres amorosos, demostrándoles cariño desde que tenían memoria. Los apoyaban, los cuidaban cuando estaban enfermos, los mimaban mucho, los amaban a los tres por igual.

Se acordaba de las noches que Rouge se quedaba hasta tarde ayudándolo con la tarea, cuando era adolescente le preparaba botanas para que estudiará tranquilo y con el estómago lleno. Siempre lo felicitaba cuando sacaba una nota alta, y lo consoló cuando sufrió su primera mala calificación. Le demostraba su amor y orgullo sin dudarlo, estando al pie del cañón para levantarlos cuando estuvieran cayendo.  

Dragón era una persona dura y seria, pero con ellos se le caía la máscara. Lo alentaba a ser lo que quisiese ser, que nunca olvidara que era libre. Le aconsejaba respecto al amor, y le advertía que se cuidará cuando tuviera relaciones. Noches y noches en las que se quedaban hablando en el salón, tomando un café, contándose cosas sin importancia.

Ace era el mayor, el primero. Siempre protector con Luffy y él, rompiéndole la cara a cualquiera que osará a meterse con ellos. Tardes de risas cuando trepaban los arboles siendo niños, cómplices en sus travesuras y noches de campamentos en el gran jardín de la mansión. Hermanos, mejores amigos, secuaces, compinches.

Luffy era el mas pequeño, aquel a quien juró proteger hasta el fin de sus días. Inocente como nadie, pero de corazón noble. Días de entrenamiento para volverse más fuerte, aunque siempre le ganaba. Cuando estaba triste, el pelinegro se enojaba y prometía que le rompería el trasero a quien lo hiciera llorar. Nunca pensaba las cosas dos veces, sin embargo, sabia que pasará lo que pasará él siempre estaría ahí, porque dejaba muy en claro que sus hermanos mayores eran lo mas preciado para él.

Garp, el abuelo duro y firme, siempre dándoles puños de amor cuando se portaban mal o le hacían una travesura. Pero, bueno como nadie, así como despistado. Tenia un corazón amable, sin embargo, muchas veces le costaba mostrarlo. Apoyándolos siempre, estando con ellos luego de la masacre, demostrándoles que realmente lo amaba.

 

―No, ¿verdad?― La voz de Niji lo sacó de sus pensamientos―. ¿Sabes? Mis hermanos y yo hubiéramos dado lo que fuera por tener padres como Dragón y Rouge.

―¿Por qué lo dices?― Preguntó con curiosidad, para decir eso tenia que saber que clase de personas eran, de otra forma no podía afirmar algo así.

―Cuando cuidaba a Luffy escuché muchas historias sobre su infancia, tu abuelo se las contaba para ver si tenía alguna expresión o reacción―. Sonrió melancólico al recordar los relatos―. Una infancia feliz, una familia amorosa que siempre los alentaba y nunca los presionaba, a pesar de saber que tenían la etiqueta de los herederos del Clan Monkey-Portgas. Los amaron, cuidaron y apoyaron, les enseñaron valores importantes―. Una lagrima cayó por la mejilla de Sabo al oírlo―. Si ellos hubieran sido malos, no podrían haber educado a tres hijos con corazones tan nobles como ustedes.

 

Esta vez, el rubio no pudo evitar llorar con fuerza, llevando su mano a su rostro. ¿Cómo había sido tan idiota? Niji tenía razón en todo lo que decía, en esa situación no importaba los lazos biológicos, ellos eran su familia.

Ace y Luffy eran sus hermanos, Garp su abuelo, y Rouge y Dragon los mejores padres que pudo haberles tocado. ¡No quería perderlos, no quería dejarlos!

Por su parte, el peliazul le acarició la espalda con lentitud. Sabia que sus palabras le habían calado a fondo, así que estaba feliz que el chico se diera cuenta del error que cometió.

 

―¿Qué demonios…?― Una voz resonó en la habitación, obligándolos a ver quién era.

―¡Ichiji!― Exclamó con sorpresa, su hermano pasaba sus ojos entre ambos―. ¿Qué haces aquí?

―¡Sabo!― Vale, le molestó un poco como lo ignoró―. Dios mío, acá estabas. ¡Todos estaban muy preocupados por ti en la estación!― El joven se sorbio la nariz y se limpió las lagrimas con el dorso de la mano.

―Yo… ya me iba―. Miró Niji y le sonrió levemente―. Gracias por todo, Niji-san―. Le dio un beso en la mejilla, causándole un sonrojo.

 

Se levantó ante la mirada incrédula del pelirrojo, de quien solo se despidió con la cabeza, luego se fue del lugar.

 

―Ey, espero que no estés tras ese niño―. El peliazul lo observó confundido.

―¿Niño? Es mayor que nosotros―. Ichiji solo suspiró, ya tendrían una charla sobre eso, pero ese no era el momento―. ¿Qué haces aquí?― Inquirió curioso.

―Vengo para protegerte.

 

 

Restaurante Baratie.

 

Y ahí se encontraba nuevamente, mirando al hermoso joven rubio sin quitarle el ojo de encima. Estaba seguro, ya no le cabía duda: ese chico era hermano de Ichiji, Niji, Yonji y Reiju.

No solo por su sorprendente parecido entre ellos, si no porque logró notar muchos tics que los otros también tenían. Además, las cejas risadas era un complemento más.

Miró su reloj de muñeca, dándose cuenta que en unos pocos minutos sería el descanso del chico, el cual saldría a fumar como era su costumbre. Pagó la cuenta de lo que comió, y salió a paso lento.

La noche estaba un poco fría, las nubes eran grises, seguro llovería fuertemente.

 

―Tres minutos―. Fue lo único que dijo antes de apoyarse sobre la pared, con las manos en los bolsillos y una expresión sería.

 

Y pasó exactamente ese tiempo, momento en que lo vio salir y prenderse un cigarrillo, sin reparar en su presencia.

 

―Nos vemos de nuevo, cejillas―. El rubio se sobresaltó de tal manera que casi se traga el cigarro.

―¡Demonios!― Le hecho una mirada furiosa―. ¡Maldito marimo, no me asustes así!

―¡¿A quién llamas marimo?!― Se observaron con enojo, hasta que el peliverde suspiró y volvió a su anterior posición―. Te lo preguntaré una vez más, ¿tienes hermanos?

―Ya te he dicho que no, ¿por qué insistes con lo mismo?― Zoro lo miró de reojo, una media sonrisa surco su rostro.

―Porque sé que me mientes―. Sanji no pudo evitar una expresión de sorpresa ante su tono tan seguro―. Tienes tres hermanos mayores y uno menor, en total son una chica y cuatro hombres. ¿Me equivoco?― Ahora su rostro cambió a uno de total terror.

―¿Qué…? ¿C-como…?― Ahora el peliverde fijo sus ojos en el cielo―. ¿Por qué…?

―Al menos ya no niegas―. Se cruzó de brazos―. No lo entiendo, aunque le doy muchas vueltas, no logro comprenderlo. ¿Te escapaste de casa? ¿No soportabas ser hijo de papi?

―No, nunca fui el favorito de Judge―. Respondió, un malestar lo invadió al recordar aquel día―. Simplemente nací inútil para su utilidad, jamás llegaría a ser como mis hermanos. ¿Lo sabes, verdad? Son considerados superhumanos: inteligentes, fuertes, con capacidades superiores a los demás. Siempre me despreciaron por ser como era, hasta que uno quiso asesinarme.

―¿Qué? ¿Asesinarte?

―Si, terminé en el hospital, internado por varios días―. Respiró hondo―. Cuando desperté, Judge me dijo que Ichiji planeaba matarme a como diera lugar, por lo que me haría el favor de no volver a casa. Fue la ultima vez que lo vi, prohibiéndome que mencionara a la familia Vinsmoke, me abandonó en aquel lugar.

 

Zoro desvió la mirada hacia la nada. ¿Ichiji quería asesinarlo? No, había algo en ese relato que no lo cerraba. Lo vio pocas veces, pero el pelirrojo no parecía ser una persona así, mas bien el que siempre le dio muy mala espina era el jefe y padre de esa familia.

 

―Si has tratado de develar el misterio es porque los has visto ¿verdad?― Asintió levemente, Sanji sonrió un poco―. ¿Están bien? Supongo que han tenido una vida difícil, Judge siempre fue una persona complicada. Pero, si cumplías sus ordenes al pie de la letra, te trataría como un rey. Si esos tres son como solían ser de niños, deben estar listos para suceder a Judge en su puesto.

―¿Su puesto? ¿Te refieres al EILA?― Negó con la cabeza.

―Me refiero al Germa 66―. Lo miró sin entender―. Hace siglos que los Vinsmoke manejan una tecnología muy avanzada, más de lo que te imaginas, y empezaron a construir lugares donde poder expandirlo. Nunca las he visto, solo sé que son centros científicos-tecnológicos, donde hay muchas maquinas y demás cosas bastantes complicadas. Dicen que una vez que entras, cuando sales ya no eres el mismo.

―¿A que te refieres con eso?― El rubio alzó los hombros.

―Sinceramente, no lo sé―. Lo miró fijamente a los ojos―. Como te dije, nunca los he visto, solo sé eso por una conversación que escuché cuando era niño.

―Ese tipo da miedo―. Sanji rio bajito.

―Lo sé, si lo llegas a traicionar, no saldrás ileso―. Suspiró―. Ese hombre no perdona.

 

 

Mansión de la Familia Donquixote.

 

Killer tenia que aguantarse una mueca de completo asco ante el Ejecutivo llamado Trebol, pero ver sus mocos colgando le estaba dando demasiadas ganas de vomitar. ¡¿Tanto le costaba limpiarse?!

 

―Ne, ne. ¿Enserio son tan fuertes como dicen? Ne, ne~―. Y esa voz burlona lo estaba volviendo loco. ¡Que ganas tenia de cerrarle la boca de un golpe!― Ne, ne. ¡Soldado Asesino! Ne, ne~―. ¡Que alguien lo callara o enserio terminaría rompiéndole los dientes!

―Trebol, ya déjalo tranquilo―. En ese momento, para su suerte, apareció Diamante en el salón―. Oye, Soldado Asesino, sígueme.

 

Asintió antes obedecerlo, a sus espaldas escuchaba las quejas del hombre moco.

Caminaron por los pasillos hasta llegar a la entrada de la mansión, lugar donde también estaban Katakuri y Kid. Ambos lo miraron con curiosidad, tampoco entendían que hacían ahí.  

 

―Me alegra verlos, fufufufu―. Escucharon la voz de Doflamingo, quien se acercaba a ellos con una sonrisa retorcida―. Quiero presentarles a alguien―. Detrás de él apareció un hombre pelinegro, de alta estatura, y extrañamente tenia comida pegada en la mejilla―. Él es Vergo.

―Vergo…― Ese tipo trasmitía un aura extraña, era poderosa, tanto como los demás Ejecutivos y altos mandos de la Familia.

―Para ustedes soy ¨Vergo-sama¨, que no se les olvide.

 

Se miraron entre los tres, el de cabello granate tenia un muy mal presentimiento.

 

―Vergo―. Al escuchar como el pelirrojo lo llamaba, una vena se le hincho en la frente―. ¿Eres uno de los Ejecutivos?

 

No lo vio venir, pero una patada estuvo por darle en la cabeza, logrando esquivarla por pocos centímetros. Sin embargo, un puñetazo fue lo siguiente, la cual le dio de lleno en el rostro.

 

―¡Kid!/¡Eustass!― Gritaron sus compañeros, sin esperarse que el pelinegro te estampara otro golpe justo en la rodilla.

―¡Gah!― El muy maldito le había dado justo en la rótula―. ¡Maldito!― Logró devolverle el golpe, Vergo fue a parar a la pared de la entrada.

 

Eso solo lo enojó aun más, empezando una pelea en la cual ninguno se rendía. Vergo era rápido, tenia resistencia y sus golpes dolían como la misma mierda. Kid poseía una fuerza descomunal, que nadie más en ese lugar tenia, además de reflejos excelentes y sabia donde pegar.

 

―¡Suficiente!― Exclamó Doflamingo luego de algunos minutos―. Me gusta como peleas, Kid-chan. Esta vez lo dejaré pasar, porque he podido ver tus habilidades, pero que no se te olvide que los miembros de la Familia son intocables.

 

Katakuri y Killer lo ayudaron a levantarse, Eustass podía jurar que le había roto la nariz. Vergo lo miró con enojo, antes de marcharse junto al rubio.

 

―Ese tipo es rápido y muy fuerte, no cualquiera podría acabar con él―. Sus compañeros entendieron a la perfección lo que realmente quería trasmitirles: si llegará a haber un enfrentamiento entre la policía y la Familia Donquixote, debían tener mucho cuidado con los Ejecutivos y, seguramente, los altos mandos.

 

 

 

 

 

Continuará…


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