Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sálvame por Akashi_Male

[Reviews - 48]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Leían los documentos con tranquilidad, realmente no encontraban nada que Ichiji no les hubiera dicho. Se explicaba el paso a paso del protocolo, y posibles secuelas, además de anotaciones en las hojas.

 

―Reiju, mira esto―. Le tendió una hoja, donde había una corta lista de advertencias―. El proceso de reseteo no puede ser hecho dos veces en una misma persona, al ser destruidos los neurotransmisores la primera vez, corre el riesgo de morir antes de finalizarlo.

―En ese caso, no podría hacérselo a Niji…― Leyó una y otra vez las letras, pensante―. No se arriesgaría, muerto no le sirve de nada.

―¿Y crees que vivo si? Nos hemos opuesto a él, claramente no lo dejará pasar―. La pelirrosa sonrió levemente, causando confusión en su hermano menor.

―Eso no quita nuestras habilidades, nunca podría encontrar humanos como nosotros, nos guste o no somos superiores en muchos aspectos, desde inteligencia hasta lucha y fuerza.

―Es extraño, eso sonó ególatra…― Sonrió burlón―. ¡Debería ser mi frase!

 

 

En una calle cerca del Hospital General de Sabaody.

 

La noche cada vez era mas fría, las nubes amenazaban con una fuerte lluvia. No lo admitiría en voz alta, pero sentía la brisa helada, causándole pequeños escalofríos.

Había salido a comprar comida preparada, dado que estaba sin cenar y Niji tampoco había probado bocado, porque le daba asco la comida de hospital. Si, lo metería de contrabando.

 

―Katakuri…― Se detuvo un momento para mirar el cielo, se preguntaba dónde estaría su novio, si estaría bien―. Te extraño…― Y era verdad, sentía mucho su ausencia.

 

Siguió caminando sumergido en sus pensamientos. Debido a ello, y a que la calle estaba demasiado oscura, no se percató de los pasos que lo perseguían con cautela.

Dio vuelta por un pequeño callejón, parándose en seco al sentir una presencia detrás suya.

 

―Vaya, esto fue más fácil de lo que pensé―. Se giró lentamente al escuchar esa voz, no la reconocía, pero tenia un pésimo presentimiento―. El hijo mayor del jefe, Ichiji Vinsmoke.

 

No tuvo tiempo de pensar cuando uno de los hombres se abalanzó contra él, con un cuchillo peligrosamente largo. Lo esquivó con facilidad, dándole una certera patada en la cabeza.

 

―¿Fácil?― Sonrió altanero―. ¿De verdad creen que es fácil enfrentarse contra alguno de nosotros?― No tenia sus armas encima, grave error, pero no se dejaría vencer por esos imbéciles―. No nos subestimen, banda de idiotas.

 

Los tipos lo miraron con enojo, le bajarían los humos a ese chico como fuera.

 

―¡Veremos quien ríe al último, maldito mocoso!― Atacaron en grupo, creyendo que así le sacarían ventaja, pero el pelirrojo era muy rápido y fuerte.

 

Lograba desarmarlos y darles el golpe de gracia, hasta que uno le atravesó el brazo con una cuchilla.

 

―Agh…― Aprovecharon ese momento de desconcierto para darle un duro puñetazo, que lo tiró al piso, atontándolo un poco.

―¿Cómo decías? ¿Qué no los subestimáramos?― Le clavó algo en el pie, logrando que le saliera un grito de dolor―. Por favor, no seas tal iluso, trabajamos para el jefe Judge. ¿Esperabas que fuéramos débiles?

―Lo son―. Le dio una patada con su pierna sana, sacándolo volando hasta la pared―. Ustedes trabajaran para ese tipo, pero no se olviden que nosotros hace mucho estamos listos para sucederlo en su puesto. No son tan idiotas como para no entender a que me refiero ¿verdad?― Una vena se le marcó al que dirigía a los hombres, haciendo una señal que el joven no entendió.

―No te preocupes, te llevaremos vivo… apenas―. Trató de levantarse, pero su pierna derecha no respondía. ¿Qué le habían clavado?

 

Los tipos se acercaban dispuestos a apalearlo, si no lograba moverse no podría defenderse. ¿Qué hacer? ¿Qué podía hacer? ¡Demonios, tenía que pensar en algo!

 

―¡Ahora, Manami!― Se miraron desconcertados al oír eso voz infantil, el jefe se giró sin esperarse el golpe que recibiría en medio de la cara―. ¡Bien, mi turno!

―¡¿Qué demonios?!― Dos niños de cabello blanco y llamativos ojos rojos los miraban de una manera bastante sádica, la chica tenia un cuchillo en la mano mientras que el chico una especie de espada―. A por ellos, los quiero muertos.

―¡No, detente!― Exclamó Ichiji con temor, reconoció a la niña al instante―. ¡Váyanse de aquí!― Los pequeños solo le sonrieron, antes de empezar a defenderse del grupo de tipos que querían asesinarlos.

―Tres movimientos seguidos, tres segundos de respiración. Cinco movimientos seguidos, dos segundos de respiración. Siete movimientos seguidos, uno de respiración―. Ichiji miraba extrañado al chico, quien parecía estar contando algo.

 

Abrió los ojos con sorpresa al darse cuenta de lo que hacía: contaba la cantidad de ataques que los enemigos hacían y el tiempo que se detenían, dándole la oportunidad de atacar.

 

―¡Bien!― Y claramente no se equivocó, el niño eligió el orden para dañarlos dependiendo de lo anterior, venciéndolos con demasiada facilidad―. No les hice ninguna herida letal, pero se quedarán ahí por un largo rato―. Sonrió hacia el pelirrojo, enseñándole el dedo pulgar en señal de victoria

 

Su baja estatura le ayudaba a esquivar y atacar, dado que era muy rápido. En ese momento, miró a la niña, quien poseía una rapidez igual a la de su hermano. Daba patadas muy certeras, sin necesidad de usar su arma, esquivando los ataques con mucha facilidad.

¿Qué demonios eran esos niños?

 

―¿Te encuentras bien?― Se sobresaltó al escuchar la voz infantil del chico―. Creo que te han inyectado algo en la pierna, esta levemente morada…― Lo analizaba con cuidado, él no salía de su asombro.

―Estoy bien―. Respondió finalmente―. Tengo que ayudar a tu hermana…― Quiso levantarse, pero el niño lo detuvo.

―No te preocupes, Manami es fuerte―. Se sorprendió al notar la confianza que tenía en ella, después de todo, solo eran dos pequeños.

 

Fue entonces cuando comenzó a sentirse mareado, sus extremidades no le respondían y escuchaba la voz del chico demasiado lejana.

 

―Niji, esta sólo…― Habló en un susurro antes de caer desmayado.

 

 

Mansión de la Familia Donquixote.

 

Su corazón se hundió de un segundo a otro, sentía el pecho vacío y una ansiedad lo rodeo. Lo sentía, sabia que algo malo le había pasado a Ichiji.

 

―¿Estas bien?― Preguntó Killer, a juzgar por su tono de voz supo que estaba preocupado―. Estas muy pálido.

―Mi novio está en problemas―. El rubio hizo una expresión de extrañeza total, preguntándose como podía saber eso sin verlo―. Y no puedo hacer nada, ni siquiera llamarlo…

―Si, seria demasiado arriesgado…― Suspiró con pesadez al no poder ayudar a su compañero, Corazón les dejo muy en claro que no hicieran nada sospechoso porque eran vigilados.

 

La puerta se abrió con un estruendoso sonido, viendo a Kid entrar a la habitación con la mano en la nariz.

 

―Ese maldito…― Tenia el ceño fruncido, se notaba su enojo―. Me las va a pagar, lo mataré.

―No digas esas cosas, idiota―. Katakuri se puso recto, reprendiéndolo con la mirada―. Nos escuchan, no lo olvides.

―¡Me importa una mierda!― El pelirrojo dio un fuerte golpe contra la pared―. ¡¿Quién se cree que es para golpearme?!

―Aquí es nuestro superior, así que tranquilízate antes de que nos metas en mas problemas―. Eustass lo miró con ojos furiosos, pero Katakuri no retrocedió―. Controla tu instinto animal, si sigues moviéndote por tu temperamento terminaremos muertos, así que no actúes sin pensar.

 

Al otro lado de la pared, justo al lado del umbral de la puerta, un alto rubio sonreía retorcidamente. Le gustaba la actitud del Comandante Dulce, su tranquilidad y forma de pensar era un punto a favor del trio.

Ya había podido ver con sus propios ojos que Eustass Kid era excelente peleador, notaba que vivió en la calle, porque sus movimientos se mezclaban entre lucha callejera y entrenamiento personal. La pregunta ahora era: ¿Katakuri y Killer serian igual de buenos? ¿O tendría que deshacerse de ellos?

La personalidad de cada uno era un complemento que serviría, sin embargo, si no poseían las capacidades físicas, le eran inútiles.

 

―Y los inútiles quedan fuera.

 

Sólo había una forma para que demostraran su lealtad y capacidad a la hora de la acción: hacer que se enfrentaran entre ellos tres, combate a muerte.

Mataría dos pájaros de un tiro.

 

 

Penthouse de la familia Monkey-Portgas.

 

Estaba sentado en el sillón mas grande de la sala, con las piernas apoyadas sobre la mesa ratona y con la cabeza echada hacia atrás.

 

―¿Estas preocupado por Sabo?― Preguntó su novio desde el pasillo que llevaba a las habitaciones, él solo pudo asentir―. Es cierto que ya es bastante tarde, y parece que lloverá torrencialmente―. Ace suspiró, derrotado.

―Me preocupa que ya no vuelva, o que le haya pasado algo…― Cerró los ojos, no debía pensar lo peor, al menos por ahora―. ¿Dónde estará? Esta solo y sin dinero encima, no podrá ni quedarse en un hotel…― Marco hizo una mueca, el castaño tenia razón en lo que decía. Además, estaba sin protección policial, siendo que aun estaban en mucho peligro.

―No pienses esas cosas…― Se sentó a su lado tratando de tranquilizarlo, luego lo abrazo de tal forma que su cabeza quedará sobre su hombro―. Si para mañana a primera hora no aparece, mandaremos un equipo de búsqueda.

 

En el mismo pasillo donde el rubio estaba anteriormente, el menor de los hermanos escuchaba todo lo que decían. Sabia que algo estaba pasando, todos estaban actuando de forma demasiado extraña. Ahora la pregunta era: ¿Qué sucedía? Sabo estaba sin aparecer, no lo había visto en varias horas, su abuelo no quería decirle nada y Ace se veía muy afligido.  

Fue a su habitación, cerrando la puerta y agarrando su celular. Trato de llamar a su hermano, pero no contestaba. Luego trató con su abuelo, y tampoco tuvo suerte. Como ultimo pensó en alguien que quizás podría ayudarlo, el hombre que traía su corazón completamente loco.

 

¿Luffy-ya?― Escuchó su voz al otro lado de la línea, causándole un efecto tranquilizador―. ¿Pasa algo?― Preguntó extrañado, dado que hacia solo unas horas se habían visto.

―No… Bueno, no sé…― Respondió inseguro, realmente no sabia que pasaba así que no podía explicar una situación específica.

¿Eh?― Notar su duda solo lo hizo preocuparse más―. No entiendo…

―¿Alguna vez has sentido que pasa algo a tu alrededor y no quieren decirte el que?― Law hizo un ruido afirmativo―. Bueno, algo así. Sé que algo esta pasando, pero no quieren decirme…

―¿Y supongo que sientes que es algo malo?

―Si, me da mala sensación―. Suspiró―. ¿Puedo pedirte algún consejo, Torao?

Bueno…― Se quedó en silencio unos segundos―. Si no te han dicho nada es por algo, quizás no quieren preocuparte. Mi recomendación es que trates de mantenerte tranquilo, en su momento te dirán lo que sea que este pasando.

―Trataré…― Sonrió levemente antes de hablar nuevamente:― Por cierto, la pase muy bien contigo hoy, Torao―. Un sonrojo apareció en su rostro, del otro lado no se escuchaba nada―. ¿Torao?

― Lo oyó respirar profundamente―. Yo también la pase genial, Luffy-ya―. Dudó un poco como decir lo siguiente―. Hay que repetirlo alguna otra vez. ¿Qué te parece?

 

La sonrisa de Luffy se ensanchó al escucharlo, su corazón bombeaba fuertemente.

 

―¡Me encantaría! ¿Podríamos ir al parque de diversiones?― A Law se le escapó una risita al escucharlo tan emocionado, ese chico si que era especial.

Por supuesto, a donde quieras, mientras sea contigo no importa el lugar―. Las mejillas del menor se encendieron ante la declaración.

―¡Lo mismo digo, Torao!

 

 

Departamento de Charlotte Katakuri.

 

Reiju miraba a los dos niños mientras tomaban un vaso de leche achocolatada cada uno y comían las galletas servidas en el plato. Sonreían a mas no poder, saboreando la comida como si no hubiera un mañana.

Podía sentir que esos pequeños no eran normales, había algo en ellos que no le encajaba. Yonji le hizo saber que pensaba lo mismo, algo en ellos le llamaron la atención.

 

―Tienen algo especial, por algún lado me hacen acordar a nosotros de pequeños.

 

Fue lo que dijo su hermano menor antes de marcharse, y tenia razón. Sus miradas eran parecidas a Ichiji, Niji y Yonji de niños. Pero, por otro lado, también notaba la inocencia de una criatura de sus edades. No pasarían de los diez u once años.

¿Quiénes eran esos niños en realidad?

 

 

 

 

Continuará…


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).