Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sálvame por Akashi_Male

[Reviews - 48]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Abrió los ojos lentamente, todo estaba oscuro y silencioso. Le dolía el brazo, y al tocarlo se dio cuenta que estaba rodeado con una venda. ¿Qué había sucedido?

 

―¿Te encuentras bien?― Se sobresaltó al escuchar la voz infantil del chico―. Creo que te han inyectado algo en la pierna, esta levemente morada…― Lo analizaba con cuidado, él no salía de su asombro.

―Estoy bien―. Respondió finalmente―. Tengo que ayudar a tu hermana…― Quiso levantarse, pero el niño lo detuvo.

―No te preocupes, Manami es fuerte―. Se sorprendió al notar la confianza que tenía en ella, después de todo, solo eran dos pequeños.

 

Se sobresaltó al recordar aquello, levantándose rápidamente y saliendo del lugar donde estaba. Reconoció enseguida que ese era el departamento de Katakuri, ya que la decoración era digna de recordar.

 

―¡Dámela, es mía!― Escuchó la voz infantil, reconociéndola como la de Manami.

―¡No!― Y esa pertenecía al niño, de quien no se acordaba el nombre.

 

Se acercó al living viendo como ambos infantes estaban peleando por una galleta, luego divisó a Reiju viendo la escena divertida.

 

―¿Qué esta pasando aquí?― Inquirió débil, los seis ojos fueron a parar a él. Los niños dejaron de pelear para acercársele con una sonrisa.

―¡Has despertado!― Exclamo Manami emocionada―. Menos mal, creímos que dormirías hasta mañana.

―Es verdad, supusimos que te habían drogado con algo fuerte y una dosis igual…― El pequeño le hizo una seña para que bajara hasta su altura, cosa que obedeció. Sin esperárselo, lo abrazó con fuerza―. Pensamos que no podríamos salvarte, gracias a Dios que llegamos a tiempo.

―…― Se dejo hacer, realmente sentía la angustia del niño―. Ya estoy bien, gracias a ustedes―. Lo agarró entre sus brazos, alzándolo. Luego miró a ambos―. Fueron muy valientes, de verdad se los agradezco.

―Era lo menos que podíamos hacer, luego de lo que hiciste por nosotros―. Tanto Ichiji como Reiju miraron lo extrañados, cosa que pareció notar porque sonrió―. Gracias a ti pudimos comer luego de muchos días, esas cosas no se olvidan. Mi hermana me contó que fuiste tú así que quisimos ir a agradecerte, cuando te vimos te seguimos, pero cuando menos nos dimos cuenta ya estabas rodeado de esos tipos.

 

Los observó por algunos segundos, realmente se preguntaba quienes eran esos niños. Sin duda eran fuertes, incluso podrían asesinar por dinero para comer, pero no lo hacían. Su extrema delgadez hablaba por ellos.

 

―Daiki-kun, Manami-chan―. Ambos vieron a la pelirrosa, quien sonreía―. Tengo que hablar con Ichiji unos minutos, sigan viendo televisión si quieren―. Asintieron.

―¡Si, onee-chan!― Obedecieron, yendo hacia el sofá y sentándose para ver los dibujitos.

 

Reiju le hizo una seña a su hermano para que fueran a la cocina.

 

―Explícame―. Se sentaron uno al lado del otro, en los taburetes que había en la mesada que separaban la cocina del living.

―Judge mandó a esos tipos para llevarme, los hice enojar y quisieron apalearme…― Miró a los pequeños por un leve segundo―. Ellos me salvaron, tendrías que haberlos visto. Peleaban demasiado bien, saben defenderse y se nota que han tenido alguna clase de entrenamiento―. Se detuvo al pensar en algo, un detalle que se le había pasado por completo―. ¡Niji! ¡Niji esta solo!― La mayor lo agarró del hombro para que se tranquilizara.

―No te preocupes, Yonji esta con él―. Sintió como el alma volvía a su cuerpo―. ¿Tu ya los conocías?― Inquirió al recordar lo que dijo el niño, Ichiji asintió.

 

Pasó a contarle todo respecto de Manami y Daiki, a quienes conoció aquella noche y días después ayudó sin esperar nada a cambio. La pelirrosa lo escuchaba atentamente sin emitir sonido alguno y sin interrumpirlo.

 

 

Hospital General de Sabaody, habitación de Niji Vinsmoke.

 

―No puedo creerlo…― Fue lo único que pudo decir cuando su hermano le contó aquello―. ¡Qué maldito hijo de puta!― Tenia unas ganas incontrolables de golpear algo, de solo pensar que su padre mandó a secuestrar a Ichiji lo ponía totalmente agresivo, pero se contuvo como pudo.

―Lo sé, si no fuera por esos niños no sé que hubiera pasado…― Lo miró con una ceja alzada.

―¿Qué niños?― Inquirió curioso y confuso, esa parte no se la había contado. Yonji se rascó la nuca antes de suspirar.

―Cierto…― Se sentó en la única silla que había en la habitación―. Resulta que llamamos a Ichiji varias veces, pero no respondía. Queríamos saber como estabas y si todo estaba en orden, como no contestaba nos preocupamos…

 

―Ichiji no responde―. Reiju hace una mueca de preocupación―. Algo me dice que está pasando algo malo…

―Intenta una vez más―. Ordena con frunciendo el entrecejo―. No debemos adelantarnos…

 

Marco varias veces, sin tener suerte. ¿Dónde estás? ¿Qué está pasando?

 

―¿Y?― Veo que mi hermana se está poniendo un abrigo, lista para salir. Yo niego con la cabeza, resignado―. Solo espero que no sea lo que estoy pensando…

¿Hola?― Me congelo al oír esa voz desconocida, miró a Reiju y ella agarra el celular.

―¿Hola? ¿Quién eres? ¿Qué le has hecho a mi hermano?― Interroga con ojos sombríos, hasta a mí me da miedo.

Eh…― La persona al otro lado de la línea duda unos segundos―. No le hicimos nada, pero está inconsciente, no podemos sacarlo de aquí… es muy pesado para nosotros, no podemos levantarlo…

 

Un sudor frio baja por mi frente al escuchar eso, Reiju también está asustada.

 

―¡Dime donde esta!― Exclama casi gritando, la respiración del desconocido se acelera ante eso.

S-si…― Se queda callado unos segundos―. Manami, fíjate cuales son las calles―. Silencio―. Estamos a tres calles del Hospital General de Sabaody, del lado sur, en un callejón al lado de un restaurante.

―¡Vamos para allá! Y como le hayan hecho algo a mi hermano, lo mataré. ¿Entendido?

 

 

―Reiju si da miedo cuando se enoja…― Río levemente tratando de aminorar el ambiente, pero Yonji estaba serio―. Lo siento, continua.

―Cuando llegamos, vimos a varios tipos tirados con algunas heridas…

 

 

Después de varios minutos de viaje en auto, logramos llegar al lugar que nos indico ese desconocido. Solo espero que no sea una trampa, aunque entre los dos podríamos contra cualquier idiota que intente ir contra nosotros.

 

―¿Ustedes son con quienes hable por teléfono?― Me sobresaltó al escuchar una voz infantil saliendo de la nada, segundos después dos figuras pequeñas emergen de la oscuridad del callejón―. Woah, si se parecen a él…― Son dos pequeños que no deben pasar los diez años, están cubiertos de sangre y nos miran de arriba abajo.

―¿Ustedes quienes son?― Pregunto desconfiado, ellos hacen una avenía.

―Soy Daiki, ella es Manami―. Nos hace una seña para que lo sigamos, yo miró a Reiju tratando de ver si podemos confiar en esos niñatos, ella solo asiente levemente.

 

Caminamos por el callejón, el cual es un tanto largo. A cada paso que damos, vemos a muchos tipos inconscientes, lastimados, pero sin ninguna herida mortal. Trato de entender que demonios pasó aquí, sin embargo, no logro figurar ninguna escena.

 

―¡Ichiji!― Veo que Reiju corre hacia un cuerpo inerte, vestido de forma casual―. ¡Ichiji, hermano!

 

Abro los ojos al darme cuenta que efectivamente es él, corriendo detrás de mi hermana. Los niños se ponen de rodillas y comienzan a explicarnos que fue lo que pasó.

 

―Queríamos agradecerle por lo que hizo por nosotros, luego aparecieron esos tipos y él luchó contra ellos, pero le clavaron algo en el brazo y después le pegaron un puñetazo―. La niña señala el brazo de Ichiji―. Creo que lo drogaron con algo, parecía que la pierna no le reaccionaba y después se desmayó.

―Antes de perder el conocimiento, dijo algo que un tal Niji estaba solo…― Nos miramos cuando dice eso. ¡Demonios, Niji está solo en el hospital!

―¿Ustedes…― Reiju mira a su alrededor―. ¿Ustedes hicieron todo esto?― Ellos asienten con timidez.

―Lo sentimos…― Agachan la cabeza, sin esperarse que mi hermana los abrazara con fuerza.

―¡Gracias, gracias!― Solloza mientras agradece, los niños se quedan mudos de la impresión―. Salvaron a nuestro hermano, gracias, gracias.

―De nada…― El niño, que parece ser el mas serio de los dos, se sonroja de sobremanera―. También uno de los tipos esos dijo que trabajaban para un tal jefe Judge…

 

¡Lo sabía, maldito hijo de puta! Reiju me mira, también se imaginaba lo mismo en cuanto hablamos con el pequeño.

 

―Yonji, ayúdame―. Asiento y entre ambos levantamos a nuestro hermano, luego lo metemos en el auto―. Manami-chan, Daiki-kun…― Ladean la cabeza cuando los llama, intrigados―. Súbanse al auto, vendrán con nosotros.

―¿Eh? Pero…― Dudan un poco, yo me agacho a su altura y les acaricio la cabeza.

―No pueden quedarse aquí, es muy peligroso―. Se miran unos segundos antes de asentir lentamente.

 

 

―Luego Reiju me dejó en la puerta del hospital, y ella se fue con Ichiji y los niños―. Se quedó en silencio cuando terminó de hablar, pensando en varias cosas a la vez.

―No es por nada, pero los padres de esos chicos deben estar buscándolos―. Yonji negó con la cabeza.

―Son de la calle―. Afirmó, Niji lo miró intrigado preguntándose como podía saber aquello―. Están muy delgados, sus ropas todas rotas y bastantes sucios. Además, si tuvieran padres, ¿qué iban a estar haciendo a esas horas solos por las calles?

―Tiene sentido―. Respiró hondo―. ¿Cómo está Ichiji?

―Lo ultimo mensaje que Reiju me mandó decía que aún seguía inconsciente―. Suspiró, estaba realmente preocupado por su hermano―. Esos niños no son normales…

―Me lo imagino―. Lo miró intrigado, él solo sonrió de medio lado―. Me dices que vencieron a siete tipos que les doblaban la estatura, además mandados por Judge, no esperes que piense que no son extraños.

―Me recuerdan a nosotros cuando teníamos su edad, en ese entonces ya sabíamos pelear y defendernos muy bien ¿recuerdas?― Asintió sin borrar su sonrisa.

―Claro, si nos entrenaron desde que tenemos memoria―. Apoyó los codos sobre sus rodillas―. Quiero conocerlos, saber como aprendieron todo eso.

―Tiempo al tiempo, por ahora es mejor dejar que se adapten…― Ladeó la cabeza al escucharlo.

―¿Qué? ¿Planean dejarlos viviendo con nosotros?― Yonji hizo una mueca extraña, no sabia que responder―. Es ilegal, no podemos tenerlos en la casa, nos pueden acusar de secuestro.

―¿Quién? Son de la calle, y no es por nada, pero no es difícil imaginarse que desde hace mucho viven de esa forma―. Niji afilo su mirada.

―Igual, no podemos hacer algo así―. Reprochó―. Agradezco que hayan salvado a Ichiji, pero de ahí a hacer una locura así hay un gran paso.

―Como dije, tiempo al tiempo. No podemos dejarlos en la calle, primero porque son niños a los que les puede pasar algo, y segundo porque estarán en peligro cuando Judge se entere. Ellos no mataron a los hombres que mandó, así que es cuestión de tiempo antes de que se enteré, y créeme que querrá matarlos por haberse metido en el medio.

―Bueno…― Pensó un poco antes de seguir hablando―. En eso tienes razón…

―Dime cuando no la tengo―. Sonrió burlón, el mayor solo negó con la cabeza, divertido.

―Pero que sepas que no lo apruebo―. Yonji sólo ladeó la cabeza, dando a entender que él no aceptaba la pose que mostraba su hermano.

―Cuando todo esto termine veremos que hacer, por ahora se quedaran con nosotros y punto.

 

Niji solo suspiró, no valía la pena seguir discutiendo lo mismo. Sin embargo, se preguntaba si él era el único que tenia sentido común en esa situación.

 

 

Departamento de Charlotte Katakuri.

 

Reiju fue a la segunda habitación del inmueble, mandándole un mensaje a Yonji para avisarle que Ichiji ya estaba bien. Luego, dando un largo bostezo, se acostó en la cama y cayó en los brazos de Morfeo en dos segundos.

Por su parte, los niños y el pelirrojo estaban en la sala viendo televisión. Más bien, los infantes miraban los dibujitos y él no prestaba atención, ya no estaba en edad de ver esas cosas.

 

―¿De verdad ya te encuentras bien?― Preguntó el peliblanco luego de varios minutos, Ichiji le sonrió levemente.

―Si, no se preocupen―. Fue entonces cuando cayó en cuenta del olor que desprendían ambos, era realmente feo―. Será mejor que se den un baño, así duermen limpios y perfumados.

 

Los hermanitos se miraron a sí mismos, dándose cuenta que realmente estaban sucios y la sangre seca se mantenía intacta en sus ropas y parte del cuerpo.

 

―Lo sentimos, no nos dimos cuenta…― Se disculpó Manami, él solo negó con la cabeza.

―Tranquilos―. Se levantó del sofá y les tendió la mano―. Vamos, los ayudaré―. Dudaron un rato, hasta que aceptaron.

 

Ichiji se puso nervioso, él nunca había lavado niños, jamás en su vida tuvo que hacer tal cosa. ¿Cómo podía ayudarlos? ¿Tenia que fregarles la espalda? ¿Cómo se les aplicaba el shampoo?

 

―Vamos a ver…― Tapó la tina y prendió el agua, cuidando que no estuviera ni muy caliente ni muy fría―. Espérenme aquí―. Asintieron, él salió directo al cuarto de Katakuri, donde tenia algunas ropas.

 

Se fijo que podría prestarles, toda su ropa claramente era demasiado grande para ellos. ¿Y que con la ropa interior? ¡No tenía para niños!

Se quedó pensando unos segundos, quizás podía darles unas playeras y cuando ellos se durmieran, lavarles sus ropas interiores. Si, eso haría.

 

―Con esto estará bien―. Agarró dos playeras, una negra y otra roja, luego tomó un cepillo y fue de nuevo al baño.

 

Los pequeños seguían en la misma posición, eran realmente obedientes. Eso le gustaba, por lo menos no eran malcriados.

 

―Vale, sáquense la ropa―. Se volvieron a mirar, incomodos―. Tranquilos, no les hare nada, los ayudaré a bañarse bien―. Confiaban en él, realmente sentían que ese hombre era bueno y honesto.

 

Se desnudaron, quedándose en sus lugares, e Ichiji ni se inmutó. Bueno, al menos en su exterior, ya que sus ojos estaban fijos en sus cuerpos. Tenían varias lastimaduras y cicatrices de cortes, sus pequeños huesitos sobresalían en demasía, estaban demasiado flacos y se veían que no comían bien.

 

―Bueno, esto ya está―. Cerró el grifo, luego metió una mano en el agua para asegurarse que estuviera a temperatura―. Listo, métanse―. Ambos asintieron, obedeciendo y adentrándose en el agua.

―Woah…― Daiki sonrió de lado a lado, sin poder ocultar su felicidad―. Hacia tanto que no sentía una tina, me había olvidado lo bien que se siente.

―Si, es verdad―. Lo secundó su hermana, también sonreía abiertamente.

 

Ichiji los observó, se notaba que eran buenos niños, no tenían malas intenciones. Su corazón se sentía cálido, en paz.

Luego de algunos segundos, comenzó a enjabonarlos y los pequeños reían porque les daba cosquillas, también de tanto en tanto le tiraban agua al pelirrojo en forma de juego. Él solo sonreía, se veían que la estaban pasando bien.

 

―Bien, ahora voy a lavarles bien el cabello―. Primero empezó con Manami, le aplico los productos y le desenredó bien el cabello, lo tenia demasiado largo. Después, cuando estuvo lista, siguió con Daiki, quien lo tenía más corto, pero no menos enredado.

 

Les enjuago bien el pelo y los cuerpos, después destapo la tina y les tendió dos toallas. Los ayudó a secarse bien, después les tendió las playeras y se las pusieron.

 

―¡Que baño tan refrescante!― Exclamó Daiki sin dejar de sonreír―. ¡Gracias!

―No hay nada que agradecer, lo hice con gusto―. Le devolvió el gesto, los tomó de las manitas y los llevó a la habitación de Katakuri.

―¿Aquí duermes tú?― Inquirió impresionada la niña, jamás había visto una cama tan grande.

―Si―. Los subió a ambos, luego se dio media vuelta y salió del cuarto sin cerrar la puerta.

 

Se dirigió al baño, agarro las ropas de los pequeños y tiró todo menos la ropa interior. Las lavó bien antes de tenderlas, supuso que se secarían para el día siguiente.

Volvió a la habitación, viendo que los chicos estaban medio dormidos, por lo que se sentó en el borde y los observó un largo rato. Se preguntaba cuanto habrían sufrido en sus vidas, siendo tan pequeños y con tantas cicatrices físicas.

Iba a levantarse para dejarlos dormir, pero ambos tendieron sus manitas para agarrarle ambas muñecas.

 

―¿Puedes dormir con nosotros?― Preguntaron al unisonó, sus tonos eran somnolientos, no durarían mucho tiempo despiertos.

 

Dudó un poco, no sabía si era buena idea. Pero, al ver sus caritas, sonrió y asintió. Se acostó entremedio de ambos, quienes lo abrazaron con fuerza, como si temiesen que se fuera en algún momento.

Él acariciaba sus cabezas, dándoles a entender que estaría ahí cuando se despertaran. Al cabo de unos minutos, se durmieron sin soltarlo.

Ichiji no tardó en seguirlo, entregándose a los brazos de Morfeo sin darse cuenta.

 

Al otro día, Reiju se levantó temprano y busco a los tres, encontrándolos durmiendo profundamente, juntos. Como padre e hijos.

Esa escena le enterneció a mas no poder, tomando su celular y sacándoles una foto. Tenia que guardar eso, era un momento memorable.

 

 

 

Continuará…


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).