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Intercambio Literario por PurpleNeedle

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Notas del capitulo:

Disculpen la tardanza, pero aqui les traigo no uno sino 3 capítulos!!

xox

En las afueras del apartamento del tercer piso dos hombres de cabellos azules discutían con un tono de voz poco prudente:

-   ¿Qué carajos tenías que hacer viniendo a buscarme? ¿Tengo diez años o qué?
-   No es normal que entrada la noche no estés en el apartamento y más si no tienes trabajo Kanon, lo siento –se cruzó de brazos y alzó los hombros- me preocupé. ¿Qué hacías dentro de la casa de Radamanthys?
-   Hablábamos, le pedí un libro que me mencionaron en el trabajo –mintió el gemelo menor-
-   Kanon se te da fatal mentir, al menos a mí –Saga lo increpaba con la mirada- No me digas que…
-   ¿Qué no quieres que te diga Saga? Que me gusta el vecino… Pues SI, SI ME GUSTA MI VECINO –Al alzar la voz se escucharon varios sshh provenientes de los pisos vecinos-
-   Hablaremos esto en la casa, que decepcionado estoy hermanito…

Kanon se metió en el ascensor en contra de su voluntad con su hermano, odiaba los espacios cerrados y eso también era culpa del gemelo mayor. Cuando niños lo dejó encerrado en un semi sótano en la casa vacacional que tenían en Cabo Sunión hasta que sus padres lo encontraron varias horas después, él lloraba e hipaba por la claustrofóbica situación mientras su hermano reía; lo peor del caso es que sus padres no creyeron posible que Saga hubiera hecho algo malo a su amado hermano y lo atribuyeron a que Kanon escondiéndose mientras jugaban se quedó encerrado. Nada más alejado de la realidad.

Justo cuando el ascensor estaba entre los pisos 4 y 5, Saga preso de la ira apretó con fuerza el botón de alto.

-   ¿Qué demonios te pasa? –preguntó Kanon cuando sintió el aparato detenerse y las luces comenzaban a parpadear-
-   Te lo voy a decir una sola vez Kanon –tomó por la camisa a su hermano gemelo y lo veía con mirada felina- Aléjate de Radamanthys, lo quiero para mí
-   Suéltame Saga, estás loco, suelta ese maldito botón –empezaba a hiperventilar, la claustrofobia hacía su entrada y su hermano lo sabia-
-   Promételo –el mayor apretó aún más el cuello de la camisa del menor-
-   ¡No puedo prometerte eso! Por favor Saga suelta ese maldito botón hablemos en la casa –intentaba ver a su hermano y no al espacio a su alrededor, conocía ese brillo rojizo en sus ojos cuando quería que se hiciera su voluntad-

Saga soltó el botón y el ascensor llegó a su destino, el gemelo menor bajó desesperado quedándose un rato apoyado contra la pared y sus manos sobre sus rodillas ligeramente flexionadas mientras tomaba aire nuevamente. El mayor lo veía con una sonrisa cínica mientras abría con total parsimonia la puerta de su departamento, dejó las puertas abiertas para que Kanon decidiera entrar cuando quisiera y fue a servirse una copa del tinto que Radamanthys había dejado en su puerta cuando se mudaron.

Cuando el gemelo menor pudo respirar con normalidad se adentró a su casa sabiendo que se enfrentaría a otro de los episodios maníacos de Saga. Su hermano había convivido con el trastorno bipolar desde los dieciocho años, el cuál fue desencadenado por la muerte de sus padres; Kanon había fungido como centro de su hermano durante un tiempo hasta que decidió alejarse ya que el papel de celador lo estaba consumiendo, por su parte el gemelo mayor tenía más episodios depresivos que maníacos pero el menor estaba claro que mientras más tiempo pasara del último episodio depresivo más cercano estaba el episodio maníaco.

Hacía un año que Saga tuvo el último episodio cuando su novio de varios años lo dejó para irse a estudiar a España, no fue el rompimiento lo que más le afectó sino las fotos publicadas casi de manera instantánea de Aioros con un nuevo pretendiente. Fue durante ese episodio que Kanon decidió volver a vivir con su hermano luego de que lo llamara en lágrimas diciendo que lo necesitaba tanto como él lo necesito cuando consiguió a Thetis con Julián.

Pero esto era totalmente nuevo, si vio la reacción de su hermano ante el inglés pero no espero que se convirtiera en una obsesión. Se sentó frente a su hermano con las pastillas de su tratamiento en la mano:

-   No pienso decirte nada hasta que te tragues esto –colocando el frasco frente a Saga- y sabes que no puede ser con el vino

El mayor lo vio y sintió ganas de botar el frasco con todas las capsulas en el drenaje, pero sabía que si hacía eso Kanon no dudaría en llevarlo al hospital más cercano para que lo sedaran de manera intravenosa así que soltó la copa de vino y comenzó un monologo mientras caminaba en círculos por la sala:

-   Es más fácil decir que el loco de tu hermano está mal, es más fácil gritar a los cuatro vientos que te gusta el vecino –se volteó y encaró a Kanon, sus ojos ya estaban totalmente rojos- es sencillo ignorar las señales obvias pero somos hermanos te las repetiré. Primero fue a MÍ quien le abrió la puerta cuando nos mudamos, no a ti. Segundo estaba leyendo MI libro preferido cuando nos conocimos. Tercero compartimos un café y va todas las tardes a sentarse en la mesa que da directo a mi negocio esperando verme.

Kanon puso los ojos en blanco al escuchar tal cantidad de estupideces, abrió el frasco y colocó dos de las pequeñas cápsulas blancas en su mano para hacer que Saga se las tomara por las buenas o por las malas. 

De un salto el gemelo menor tenía a su hermano tumbado contra el sofá, con la mano izquierda tapó sus fosas nasales para obligarle a abrir la boca donde lanzó hasta su garganta las capsulas que había agarrado. Una vez se percató del movimiento de su manzana de Adán lo soltó, al verse libre Saga le lanzó un puñetazo a la boca mientras aún no se sentía adormecido por los calmantes. Cuando empezó a caminar con dificultad el gemelo menor paso uno de los brazos de su hermano por sus hombros y lo llevó hasta su cama, acostado y arropado en un estado de leve letargo Saga solo pudo preguntar:

-   ¿De verdad te gusta?.
-   Mucho hermano, mucho –dijo mientras acariciaba los cabellos del mayor- y me imagino que pensaste que en él podías encontrar quien te sacara a Aioros del corazón, pero no puedes ver señales donde no las hay. Descansa Saga, mañana hablamos.

Depositó un beso en la frente de su hermano y se dirigió al baño, una ducha fría era lo que necesitaba en ese momento para analizar todo lo que había pasado. El pasado de Radamanthys, la foto con el tal Valentine, la caricia que buscó en su mano, la reacción de Saga, el moretón en su mejilla y el sabor metálico en su boca por la sangre que había derramado. Demasiado para una sola noche.

A la mañana siguiente consiguió a su hermano preparando un desayuno a manera de disculpas por el episodio de la noche anterior, se acercó con cautela pero Saga parecía ser él mismo nuevamente. Desayunaron en silencio mientras se veían fijamente a los ojos, el mayor pedía disculpas en silencio mientras su mirada viajaba del moretón a las esmeraldas de su hermano. Decidió retomar la conversación que debió ocurrir la noche anterior:

-   ¿Estás seguro que eres correspondido, Kanon? Mira que el límite de personas depresivas por apartamento es uno y yo ya ocupo ese puesto –se rió acerca de si mismo con este comentario buscando una sonrisa de su hermano-
-   Si, de hecho de eso hablábamos ayer. Desde que nos mudamos hemos estado intercambiando una serie de –bebió un largo trago de café con leche- mensajes de nuestros autores preferidos y el trasfondo es siempre el mismo. Hay algo.
-   Tu ni lees hermano –mencionó el mayor haciendo un gesto con la mano-
-   El que no grite a los cuatro vientos que me he leído tantos libros como calzoncillos tengo no quiere decir que no lea Saga –soltó la taza con algo de brusquedad en la mesa- con permiso voy a buscar el libro que me prestará Radamanthys.

Tomó su casco que reposaba en una mesita y salió del apartamento dejando a Saga un poco perplejo, parece que al final no conocía a su hermano tanto como él creía.

Bajó por las escaleras con premura hasta llegar al piso tres, luego de un par de timbrazos nadie salía así que siguió su camino hasta el sótano. No tenía plan alguno solo quería montarse en su motocicleta; la cual cariñosamente llamaba Dirty Diana, y recorrer la ciudad.

Al encontrarse en el sótano escuchaba como un motor insistente intentaba encender pero la batería no tenía la carga necesaria, se acercó por cordialidad cuando descubrió que detrás del Renault Megane color gris plomo estaba el rubio peleando con el mismo:

-   ¡Estúpida máquina por qué te averiaste hoy!
-   Wojo más respeto con el amigo –decía Kanon jocoso dándole unos golpecitos cariñosos al capó- se quedó sin batería ¿no reconoces ese sonido?
-   Pues necesito que tu “amigo” encienda y me lleve a clases inmediatamente –contestaba Radamanthys como si al pasar más fuerte la llave el vehículo le hiciera caso-
-   Vamos Rada, yo te llevo a la universidad si así lo quieres y más tarde buscamos la batería de tu vehículo pero deja de maltratarlo.
-   ¿Ahora también sabes de carros? Literatura, arquitectura y mecánica; el sueño de cualquier hombre –dijo con ironía el inglés-

Kanon se rió abiertamente del comentario y ayudó al inglés a salir del vehículo, tomó algunos de los libros que tenía en el asiento del copiloto para guardarlos en el asiento de la moto mientras sacaba el casco que le ofrecería al rubio con una sonrisa. Radamanthys dudó, jamás se había montado en una motocicleta y la expresión de su rostro debió delatarlo:

-   Tranquilo cariño que Diana es una señorita, no te vas a caer
-   ¿Diana? –preguntó el rubio intrigado-
-   Si ¡te presento a Dirty Diana! Mi mejor amiga desde hace cuatro años –dijo golpeando suavemente el asiento-
-   ¿En serio que bautizaste a tu motocicleta? –aún el inglés no podía creer tal disparate-
-   Por supuesto, tu ordenas tus libros por año y yo les he puesto nombre a todas mis motocicletas, ¿vienes o no? –terminó ofreciéndole el casco-
-   Conste que acepto porque voy tarde –tomó el casco y se acomodó en el asiento trasero de la motocicleta-

Radamanthys jamás espero que Kanon arrancara con tal velocidad, pero parecía que el griego disfrutaba mucho de la adrenalina a punto de olvidarse que no iba solo en su particular vehículo. Al tomar la autopista para llegar más rápido a la universidad el rubio no tuvo otra opción que aferrarse a la cintura del otro para no caer aunque muy internamente, ambos disfrutaban de esa cercanía.

Acercándose a la universidad fue cuando Kanon por fin redujo la velocidad y preguntaba hacia donde debía dirigirse para dejarlo. Justo frente a la sede de Literatura estaciono su vehículo para permitir que el rubio se bajara. Abrió el asiento sacando los libros cuando consiguió un par que llamaron poderosamente su atención:

-   Con que este es el libro de Dickens que “te pedí” –añadió haciendo señales de comillas con sus dedos-
-   Exactamente Kanon, Historia de dos Ciudades.
-   Como Atenas y Londres –haciendo clara alusión al origen de procedencia de ellos-
-   Acertaste otra vez, tan distintas como Atenas y Londres. Por favor entrégame el libro de García Márquez –estiró su mano esperando el pesado volumen-
-   “Mejores citas de García Marquéz” suena interesante… ¿alguna en particular?
-   Sí, que casualmente encaja con toda esta situación –le dijo mientras le devolvía el caso y se acercó a escasos milímetros de que sus narices rozaran- Lo que más me gusta de ti es la seriedad con la que inventas disparates.

Kanon rió a todo pulmón haciendo que un par de estudiantes indiscretos voltearan a ver la escena, moría de ganas de robarle un beso pero respetaba el lugar de trabajo del rubio, sonrió y le dijo:

-   Pues este disparate vendrá al mediodía por ti para buscar la batería del amigo que dejaste en el sótano, feliz día.

Se despidió y arrancando la motocicleta se alejó del lugar. Radamanthys estaba sonrojado por una mezcla de adrenalina, emoción y dicha que tenía en ese momento, miró su reloj de pulsera y empezó a contar que solo faltaban cinco horas para verlo nuevamente.


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