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Intercambio Literario por PurpleNeedle

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Notas del capitulo:

Y bueno hemos llegado al final de esta historia. Espero les haya gustado a todos los que la siguieron.

Amor para el Radamanthys/Kanon!!

Luego de aquellos besos compartidos la relación entre Kanon y Radamanthys iba viento en popa, los meses pasaban tan rápido que ni cuenta se dieron ambos hasta que Pandora les recordó una fecha importante:

-   ¿Qué piensan hacer para su aniversario? –preguntaba la chica mientras esperaba la cena en un restaurant con su hermano y los gemelos-.
-   ¿Aniversario? –preguntaron ambos al unísono con cierta cara de sorpresa-.
-   Llevan saliendo casi un año –completó Saga- no puedo creer que ustedes no se hayan dado cuenta.

Y la verdad era que no, el profesor y el arquitecto habían estado tan metidos en sus proyectos y en su muy fluida relación que realmente no se habían percatado que ya llevaban casi un año después de aquella cita y aquel beso que comenzó todo.

Su relación distaba de ser perfecta pero entre el acoso al que se sometían, las escapadas de sus rutinas y las actividades en común la hacían totalmente funcional. Desde los paseos en moto hasta estar en silencio ambos en la sala leyendo un libro, todos los momentos eran valorados por ellos, incluso los silencios incómodos como el que se acababa de instaurar en la cena.

El mesonero se acercó con los platos, lo que hizo que la atención se dispersara y no fuera su relación el centro de la conversación; Kanon tenía su plan orquestado hacía varios meses, y la conversación no fue casualidad realmente quería saber si Radamanthys tenía algo en mente, la respuesta fue la esperaba, el británico no había planificado nada.
Saga y Pandora habían ayudado a Kanon a planificar ese gran día, incluso Ikki había aportado ideas para ese próximo gran paso que pensaba asumir el gemelo menor; los días pasaban agónicamente lentos y ahora a solo una semana el heleno era un manojo de nervios.

El teléfono del gemelo mayor comenzó a sonar, este al ver el nombre en la pantalla se sonrojó y se apartó para atender la llamada:

-   ¿Saga está saliendo con alguien? –preguntó el rubio, quien había visto toda la reacción de su cuñado- Ya era hora –dijo poniendo los ojos en blanco arrancando una sonrisa de parte de su hermana-.
-   Si bueno, no me ha dicho nada pero esas conversaciones hasta la madrugada me hacen pensar en eso, ya era hora que superara al innombrable –respondió Kanon con una sonrisa torcida-.
-   ¿y si es Aioros que volvió y esta pidiéndole perdón por todo?
-   Poco probable pero si es así, bien por ellos –dijo mientras bebía un trago de su mojito-.
-   Al salir de aquí vamos a la disco, Ikki ya nos reservó un lugar –comentó la chica mientras veía la pantalla de su móvil- ¡vamos a celebrar! –y alzó su vaso frente a los otros que decidieron chocar sus tragos con el de la muchacha-
-   ¡Por haber terminado ese proyecto! –comenzó Kanon-
-   ¡Por otro contrato de un año en la universidad! –fue el brindis de Radamanthys-
-   ¡Por el amor!

Todos voltearon al ver al gemelo mayor acercarse y brindar con esa premisa, todos sonrieron y brindaron alegremente, terminaron de comer y se dirigieron al sitio donde el japonés ya los esperaba. La sorpresa para todos fue ver que no estaba solo, tres chicos más estaban en la mesa esperando a los cuatro recién llegados.

Pandora se abalanzó a los brazos del peliazul dándole un beso largo mientras los otros se acercaban a donde, congelados en la puerta, estaban los gemelos y Radamanthys. El británico halaba la mano del gemelo menor quien protector se puso frente a su hermano, preparados para lo peor estudiaban todos hasta que estuvieron viéndose las caras.

El castaño con una cinta roja en su frente saludó con inusual familiaridad a los gemelos, a pesar de que Kanon no dejó que se acercara a su hermano; el rubio comprendió todo, esos eran Aioros, su hermano y el español. Ese chico de cabellos negros y pobladas patillas había sido la razón de una de las peores crisis psiquiátricas de Saga y aparecían ahí en la discoteca como si nada.

El castaño menor hablaba con mucha familiaridad con Ikki, cosa que realmente desconcertó a Radamanthys quién lo observaba todo desde lejos. El momento estaba tornándose incómodo hasta que Shura, con su marcado acento le dijo al menor:

-   Aioria creo que no fue buena idea, aunque tu hermano este intentando recuperar a Saga pues veo que se vino con guardaespaldas.
-   Kanon con un solo movimiento agarró a Aioros del cuello de la franela - ¿Qué demonios haces aquí? ¿No has causado suficiente daño ya?
-   Si me dejas explicar todo se podría solucionar… Pero necesito que me sueltes.
-   Radamanthys separó a Kanon de Aioros- Explícate.

Saga veía todo en shock, una parte de sí le decía que era mentira estar viéndolo allí, la otra moría por abrazarlo y ver si en sus sentimientos el tiempo no había pasado; llevaban semanas escribiéndose pero no sabía que estaría allí esa noche.

-   Shura me recibió cuando me fui a Madrid, el detalle es que malinterpretaron todo. Nunca salimos, fue el contacto en aquella ciudad puesto que él y Aioria –cerró los ojos y sonrió por lo bajo, inclinó la cabeza hacia donde ambos estaban sentados, el castaño menor en las piernas del otro mientras se hablaban al oído- Pues llevan saliendo todo este tiempo, perdí mi móvil y con ello los contactos de ustedes. Luego me fijé que Saga me había bloqueado de todas las redes sociales y pues –levantó los hombros- esperé a volver y hablarle.

Kanon y Radamanthys estaban impresionados ante la explicación, momento que fue aprovechado por el gemelo mayor para acercarse al castaño; tomó su rostro con las manos y pegaron sus frentes mientras respiraban entrecortadamente, se habían escrito por mucho tiempo pero verse era sencillamente otro nivel de emoción.

El gemelo menor seguía renuente pero guiado por el rubio fueron a sentarse en la mesa, tomó una de las cervezas que le ofrecía el japonés y la bebió mientras asimilaba todo lo ocurrido. Con un poco más de tiempo, conversación fluida y alcohol el ambiente se destensó para que todos disfrutaran de la salida.

Bailaban en la pista, meneando sus cuerpos al ritmo de la música y aprovechando las luces oscuras para darse roces discretos en público; en un movimiento felino del rubio tenía a su novio a milímetros de él y con el próximo beat lo besó para luego seguir bailando como si nada. Kanon lo veía sorprendido y agradado, realmente el británico jamás dejaría de sorprenderlo y eso le fascinaba.

Fueron a la mesa y Radamanthys escribió una nota en una servilleta mientras Kanon iba a los lavabos, dicha nota la enrolló alrededor de la cerveza que le sirvieron al gemelo menor.  Cuando volvió vio la trabajada letra del profesor y sonrió, podría pasar mucho tiempo pero la esencia de su relación seguía allí. Desenrolló la servilleta y sonrió al leer la cita:

“Un beso legal nunca vale tanto como uno robado” R.

Se carcajeó y enfocó sus orbes verdes en los amarillos del otro, le mostró la servilleta y luego le dio un beso. Ambos eran felices y esos momentos hacía que todo valiera la pena.

Llegado el día del tan esperado aniversario, Kanon bajaba las escaleras con premura muy temprano para poder ir a arreglar la sorpresa que le tenía al menor. Al volver de su diligencia se consiguió al británico recogiendo la correspondencia de su apartamento, el heleno se acercó con sigilo y lo abrazó por la espalda:

-   No deberías bajar sin camisa, cualquiera podría verte y enamorarse –terminó la frase depositando un beso en su cuello-.
-   Eso ya pasó hace un año, y ni siquiera tuve que quitarme la camisa –contestó sarcástico el rubio, volteándose y quedando frente al gemelo- Feliz aniversario Kanon.
-   Feliz aniversario cejón –y le plantó un corto beso en los labios- ahora te agradezco subas a tu casa, te vistas y vamos a salir.
-   ¿Y si no me da la gana? ¿Y si estoy planificando una sorpresa que acabas de arruinar?
-   Radamanthys no mientas ¡tú no sabes hacer ni un examen sorpresa! –dijo el heleno sonriendo- vamos, te acompañaré en la caja metálica del demonio.
-   Ascensor Kanon, se llama ascensor –contestó el rubio sin poder evitar sonreír-

Ambos abordaron el ascensor y se besaron apasionadamente en el corto trayecto hasta el tercer piso, cuando salieron consiguieron a Pandora saliendo del apartamento, los saludó con la mano y se fue dejándolos solos en la sala del lugar.

-   Pues date una ducha, vístete y nos vamos en Diana.
-   ¿Algo más? ¿Desde cuándo acá tú das las órdenes? –dijo el rubio enarcando una ceja-.
-   Pues si no te apuras me meteré en tu habitación y te sacaré de allí como estés. Vestido o no, así que apúrate.

Cuando el británico dio un paso hacia el pasillo de su casa recibió una fuerte nalgada del heleno que fue seguida por risas de parte de ambos, recordando aquella cita en el café donde trabaja Pandora. 

Al final Kanon no supo si Radamanthys se arregló rápido o si la ansiedad que sentía lo hizo pensar que todo pasó muy rápido, pero allí estaba el rubio con su cabello húmedo y la chaqueta de cuero que él mismo le había regalado cuando comenzaron a salir; El heleno mordió sus labios pues se veía exageradamente sexy, de hecho el gemelo pensó en no ir a ningún lado y arrancarle ese sexy atuendo en esa misma sala; pero se controló, lo que tenía planificado era aún mejor.

Bajaron las escaleras y se acercaron a la motocicleta de Kanon, ambos se colocaron sus cascos y arrancaron con rumbo desconocido para el rubio. Llegaron a una pequeña urbanización de lujo con casas de dos pisos bastante cómodas, Kanon estacionó su moto en una de las casas y se quitó su casco:

-   Este es el proyecto que finalicé querido, diseñé toda esta urbanización y pues antes de ir a comer contigo quería mostrarte un poco de mi pasión, de mi trabajo. –abrió la puerta fingiendo sorpresa al conseguirla abierta- ¡Está abierta! Vamos a que la veas por dentro.

Se adentraron en la residencia tomados de la mano con los dedos entrelazados, Radamanthys estaba sorprendido de lo bien distribuido que estaba el pequeño espacio: una sala amplia, una cocina bien definida, un patio pequeño y las escaleras que llevaban hasta las habitaciones.

Al comenzar a subir dichas escaleras, Kanon se devolvió alegando que había dejado la llave en el encendedor de Diana. Radamanthys no le importó pero al ver unos pétalos de flores en algunos escalones superiores comenzó a sospechar de la razón de dicha visita, guiado por su naturaleza curiosa llegó hasta donde los pétalos eran antesala de una puerta colocados todos en línea recta en el borde de la puerta de lo que presumía era la habitación principal.

Abrió la puerta y su sorpresa fue gigante al ver que sobre la cama había una foto de ellos, abrazados, que habían tomado hace unos meses en una salida al mismo parque de su primera cita. Se acercó temblando a la cama y consiguió todas las notas que le había entregado a Kanon desde que se conocieron.

Haciendo un círculo, y de manera cronológica estaban todas las cartas, desde la primera que fue entregada con el vino hasta la servilleta húmeda de la salida a la discoteca la semana pasada, en el centro una cartulina con un par de pétalos de rosa en los extremos mostraba el siguiente mensaje:

En asuntos de amor, los locos son los que tienen más experiencia. De amor no preguntes nunca a los cuerdos; los cuerdos aman cuerdamente, que es como no haber amado nunca. K

Radamanthys lo levantó atónito, diciendo en voz alta “estás loco Kanon” sin saber que a su espalda el gemelo menor estaba viéndolo todo y tomando algunas fotografías con su móvil.

-   Si, lo estoy, y por eso estamos aquí un año después –bajó su móvil y se acercó al rubio- porque mis locuras equilibran todo lo estirado que eres Rada. Creo que sobra decirlo en estos momentos, pero –besó la nariz del rubio y lo encerró en sus brazos- Te amo Radamanthys. ¿Te gustó la casa?
-   Está hermosa Kanon, de verdad que sí. Eres un gran arquitecto –juntaron sus frentes y el rubio sonrió- yo también te amo.
-   Pues aquí es donde viene la sorpresa…

Se alejó del rubio y se arrodilló, sacó de su bolsillo un par de llaves y clavó su mirada en la ambarina mirada del británico.

-   No, no voy a pedirte matrimonio. -dijo poniendo los ojos en blanco- Quisiera saber si aceptas… -aclaró su garganta- si aceptas mudarte conmigo a esta casa.

Radamanthys se paralizó de la emoción, una parte de sí decía que levantara a Kanon de allí y le pidiera que se dejara de tonterías; la otra, gritaba mil y una veces que sí, que quería dar ese próximo paso con el heleno. Al no obtener respuesta Kanon se levantó y comenzó a exponer sus argumentos:

-   Pandora ya es mayor de edad y puede querer vivir sola, desde que Saga se reconcilió con Aioros ellos quieren algo de privacidad y pues si llevamos todo este tiempo juntos… -hablaba acelerado presa de los nervios- Estamos a una distancia perfecta, la universidad te queda a menos de diez minutos, los apartamentos están cerca también… Entiendo si no quieres…
-   ¡Cállate Kanon! –se acercó y le plató un profundo beso en los labios- ¡A veces parloteas demasiado! Sabes cuál es mi respuesta.

Las orbes verdes brillaron como un par de esmeraldas expuestas al sol, se abrazaron con los corazones agitados disfrutando ese momento, el primero de muchos entre esas paredes que a partir de ese día llamarían: hogar.


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