Harry se despertó temprano esa mañana en compañía de su hermano Neville, tenían que ir a comprar varias cosas al pueblo; como azúcar, harina, huevo, además de comprar clavos ya que la que tenían se había roto de una pata, además de madera, ya que Harry además de ayudar a su madre con la cosecha era carpintero, hacia sillas, mesas, adornos y ataúdes entre otras cosas y es por eso por lo que iba él y su hermano en la carreta de su padre en paz descanse. Para poder cargar con todo, además de que debía de apresurarse si no quería llegar tarde al partido, hoy jugaban contra las águilas, por lo que debía de llegar a tiempo para calentar y ponerse de acuerdo con su equipo ya que él era el capitán de los leones.
Ya habían comprado todo lo que necesitaban su hermano Neville se encontraba comiendo una bolsa de gomitas que le habían regalado en la tienda de Arthur, siempre que estaba Ron en el lugar les obsequiaba una bolsa de dulces diferentes, por eso su hermano siempre le gustaba acompañarlo cuando sabía que su hermano Harry iría a la tienda por la mañana, ya que a ese horario se encontraba el pelirrojo que le regalaba dulces.
Harry estaba dirigiendo el caballo por el camino, pero una cabellera rubia lo distrajo; a una poca distancia estaba el rubio empujando una silla de ruedas, en la cual llevaba a su madre, mientras que ella cargaba un espejo de madera maltratado entre sus brazos. Harry paro la carreta y bajo de un salto.
-Buenos días señora Narcisa, dijo Harry mirando amablemente a Narcisa
-Buenos días Harry, que te trae por aquí, dijo mientras le hacia un ademán a Draco para que dejara de caminar, por lo que Draco se detuvo.
-Andaba de compras, pero ya he terminado, quieren que los lleve hacia su casa, me queda de paso, dijo Harry mirando a Narcisa para después mirar a Draco, regalándole una sonrisa.
Draco miro a Harry, pero después poso su mirada hacia Neville, el cual le sonreía, por lo que Draco le correspondió y le saludo, Neville igual le respondió el saludo, pero se volteó y volvió a quedarse en su mundo mientras saboreaba sus gomitas.
Draco miro a Harry y le dijo con una sonrisa arrogante, -No gracias puedo caminar yo solo, gracias, dijo retomando su camino. Pero su madre se negó.
-Oh Harry no le hagas caso, yo claro que acepto, dijo Narcisa, haciendo que Draco se detuviera y frunciera el ceño.
Harry al verlo se rio y negó con la cabeza, -Claro Señorita se inclinó y después tomo en brazos a Narcisa y la subió a la carreta a un lado de Neville, Narcisa saludo a Neville y este solo le sonrió. Harry se giro hacia Draco. -Entonces, deseas subir.
-No gracias yo si puedo caminar, dijo fulminando a su madre mientras acomodaba el espejo que antes cargaba su madre y comenzaba a caminar.
Harry sonrió por el comportamiento del chico y subió a la carreta y dio un latigazo al caballo quien se puso en marcha, mientras seguía al rubio, hiendo a paso lento para estar cercas del rubio. Harry no podía apartar la mirada de él y sobre todo no podía dejar de sonreír al ver el rostro enfurruñado del rubio por lo que le había echo su madre, le hacía verse tierno.
Draco sentía la mirada de Harry en su espalda por lo que comenzaba a ponerse un poco nervioso, pero al recordar como fue su infancia a lado de los niños del pueblo todo rastro de nerviosismo cambio a uno de molestia.
Recordaba que cuanto lo habían lastimado, Harry nunca le había hecho nada, pero de igual forma le había hecho daño ya que el simplemente se quedaba callado o se iba cuando lo molían a golpes sus compañeros, no sabia porque lo odiaban tanto al igual que a su pobre madre.
--Flash back--
-Hijo por favor, ve por las medicinas, mientras voy con Minerva, para llevarle un poco de frijol, dijo su madre mientras le sonreía a su niño. Draco solo asintió con la cabeza y se dirigió al pequeño hospital del pueblo.
-Buenos días Señor Riddle, vengo por las medicinas, dijo Draco en voz baja.
Riddle miro al chiquillo y enarco una ceja, -Mírame mocoso cuando me hablas, dijo con desdén. Draco levanto la mirada inseguro. Riddle rio con sorna, -vaya eres igualito que tu madre, te apuesto que llegaras a ser igual de zorra que tu madre, aquí tienes zorrita, dijo con desprecio mientras le entregaba la bolsa con las medicinas a Draco.
--Fin del Flash back--
Salió de su estupor cuando escucho hablar a su madre, -Gracias Harry eres muy amable, dijo Narcisa mientras reía.
-De nada, fue un placer madam, dijo Harry haciéndole una reverencia. Draco no pudo evitar rodar los ojos, Harry al verlo le sonrío, -Hasta luego caballero, dijo con galantería. Su madre rio al ver la cara de su hijo que se había sonrojado por unos instantes. Pero después volvió a su color natural.
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Narcisa había tomado su bastón para ir al pueblo, además de arreglarse un poco con la ayuda de su hijo, ambos iban a ir al pueblo ya que ella quería ir a ver a Harry jugar contra las Águilas como cada año lo hacían, el año pasado habían perdido los Leones y hoy esperaba que ganasen.
Draco llevaba unos pantalones negros ajustados, que le hacían resaltar sus muslos, una blusa beige con gris, un chaleco negro, una corbata gris oscuro con un saco del mismo color que sus pantalones, lucia extremadamente sexy con ese conjunto, su cabello peinado pero revuelto le hacia dar un toque juvenil, dándole un aspecto de niño travieso.
Narcisa no dijo nada solo le miro sorprendida y le sonrió, Draco tomo la silla de ruedas para su madre, y le dio una silla a cargar, caminaron todo el camino en silencio, no era un silencio incomodo si no uno agradable. Su madre poco a poco se iba a costumbrando a su presencia. En cuanto llegaron Narcisa tomo asiento en las gradas, el partido ya había comenzado por lo que Narcisa rápidamente puso atención al partido. Draco miro a su madre, la cual ya estaba felizmente sentada en las gradas junto con los demás.
Saco la silla que había llevado para sentarse y comenzó a desdoblarla y acomodarla mientras Draco hacia todo esto, los del equipo de futbol no pudieron evitar dirigir su mirada hacia el trasero de Draco, vaya que esos pantalones le sentaban bien, demasiado bien, tanto que eran la distracción de los jugadores, que empezaron a caerse hacia el suelo olvidándose de que estaban en el juego, logrando que el otro equipo comenzara a notar goles.
-Es en serio, dijo enojada la señora Zabini. Mirando como los jugadores babeaban por Draco. No pudiendo soportar más ese espectáculo, miro al oficial. -Severus, haga algo, dijo indignada.
-Que quieres que haga Margaret, que lo encierre por solo acomodar su silla para sentarse?, dijo Severus mirando a Margaret divertido, esta solo lo fulmino con la mirada y volvió su vista al juego.
Draco por fin pudo acomodar su silla y se sentó, saco un cigarro de sus bolsillos y comenzó a fumar, dándole un aire de sensualidad.
Harry ya había visto todo por lo que comenzó a gritarles a sus compañeros.
-Muchachos, no lo miren concéntrense en el juego, no lo vean.
Los muchachos asintieron, pero era imposible no poder apartar la mirada de aquella figura, pero hacían su mejor esfuerzo para no mirarlo. Acabado la primera parte, ambos equipos tomaron un descanso para después continuar. Draco vio entonces como la madre de Ginebra se acercaba junto con la muchacha hacia los Zabini, Molly estaba tratando de juntar a la Muchacha con Blaise, podía ver como la madre comenzaba a alardear de los talentos de su hija, haciéndola sentir incomoda, por lo que no aguanto y se alejo de ellos, hiendo para el otro extremo de la cancha recargándose en un coche. Draco al verla fue con ella.
-Sabes, yo podría hacerte un lindo vestido, dijo Draco mirando a la chica, dándole una fumada a su cigarro.
Ginebra lo miró, -El atuendo no es lo que importa, sabes
-Oh pequeña, claro que importa, el como te ves y te mueves dice mucho de ti, mira y aprende, dijo Draco guiñándole un ojo. -Pero por si cambias de opinión no tengo nada que hacer mañana, dijo Draco antes de marcharse.
Ya había comenzado el partido por lo que, Draco se posiciono alado del equipo contrario, una vez ahí, comenzó a quitarse su saco de una manera sensual haciendo que la Águilas dejaran de jugar para prestarle atención al muchacho, Draco comenzó a desabotonarse de una manera lenta su saco mientras miraba a los chicos como estos tragaban grueso y uno que otro volvía a caer al suelo, el portero se había olvidado por completo de que debía cuidar la portería causando que los Leones metieran goles a la portería. Draco ya se había quitado el saco, el chaleco y ahora comenzaba a quitarse la corbata, paso la corbata por sus labios simulando un beso, era una imagen demasiado sensual.
Ginebra que estaba sentada en las gradas viendo todo el espectáculo, no pudo detener su risa, comenzó a reírse de todos los chicos de futbol, vaya que tenía razón Draco.
Gracias a Draco los Leones por fin ganaron este año, Draco satisfecho por lo que había hecho se retiró, junto con su madre que lo veía con una sonrisa pícara.