Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ausencia de malicia por zandaleesol

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Título: Ausencia de malicia

Disclaimer: Los personajes todos son de propiedad de J.K. Rowling. No percibo beneficio económico por esto.

Parejas: Draco/Harry/Lucius

Clasificación: R

Advertencia: Post Deathly Hallows. EWE (Sin epílogo) Voyerismo. Tríos.



Capítulo 5.



Lucius decidió quedarse en la mansión unos días. Aunque no tenía motivos reales para permanecer en Inglaterra, extrañaba un poco su hogar pese a que el recuerdo del Señor Tenebroso, todavía estaba presente en cada rincón de ese lugar. Esa noche, mientras intentaba con poco éxito conciliar el sueño, pensaba en Harry. Sonrió con cierta malicia al recordar la expresión de sorpresa del muchacho, cuando le había revelado el secreto mejor guardado de su hijo.



Aún no sabía qué pensar con respecto a la reacción de Harry. Dijo que le habría rechazado de haber conocido aquel secreto. Pero, ¿por qué? ¿Por qué deseaba evitar un conflicto entre padre e hijo? O porque Draco no le era indiferente. Si el asunto iba más por la segunda opción sería un verdadero lío. Aunque si lo pensaba con más detención quizá no lo fuese, después de todo, Harry era novio de la «traidora a la sangre» y seguramente acabaría casándose con ella más temprano que tarde.



Por otra parte, Draco también debía cumplir con su deber, dar un heredero al apellido Malfoy. El nombre de la familia no podía desaparecer.



Todos los pensamientos anteriores eran los que le dictaba la parte práctica de su carácter. Pero por más que intentara ser indiferente igual le preocupaba el que su hijo se enterase de su pequeño desliz con Harry. Mientras más lo pensaba más se convencía de lo estúpido que fue al dejarse llevar por sus pasiones. Pero también reconocía que desde hacía mucho que no se sentía tan vivo. Azkaban había dejado huellas en su cerebro y el Señor Tenebroso en su cuerpo.



Tenía que admitir que aquella jugarreta con Harry no había sido nada más que una apuesta que nunca creyó llegaría tan lejos. En su fuero interno nunca confió en que el muchacho cediera a sus deseos y se dejase llevar. Pero lo hizo. El mago que había acabado con el Señor Tenebroso y él habían forjado un extraño vínculo. Después de todo lo vivido durante la guerra, que dejó su dignidad a muy mal traer, ya que ni siquiera pudo proteger a su familia, lo sucedido con Harry le enorgullecía. Aún recordaba el día en que el Señor Tenebroso había exigido su varita, pues con la suya no podía matar al Elegido; ese recuerdo junto con otros más humillantes se revolvían en su estómago.



Ahora se preguntaba hasta qué punto era cierto eso de que había querido seducir a Harry solo para que Draco se animara y por fin cumpliera sus fantasías de adolescente con el héroe del mundo mágico y le olvidara de una vez por todas. Empezaba a dudar del verdadero motivo que se escondía tras la imprudencia de buscar al muchacho de ojos esmeraldas por segunda vez. Quizá pudiera realizar un ejercicio de honestidad y reconocer que lo necesitaba. Harry le dio algo que hacía años había perdido, algo tan íntimo que solo después de dejarse poseer por el muchacho recuperó. Y de un modo terrible comprendía que ya no podría vivir en paz otra vez. No podía conformarse con lo recibido, quería más, necesitaba mucho más.



Lamentaba un poco no ser ya el práctico hombre del pasado. De ser así podría volver la hoja y dejar lo sucedido con el héroe solo como un suceso anecdótico en su vida, pero los fracasos de su existencia eran muchos. No quería sentir que Harry era uno más. El muchacho era un héroe. La idea de que esa familia de pelirrojos se lo llevase como un trofeo le resultaba molesta, en realidad más que molesta, repugnante en extremo.



De pronto se encontró fantaseando con la idea de tener a Harry en la mansión. Era una idea loca, no tenía dudas de que el muchacho odiaba ese lugar. Pero también recordó a su hijo, y la pasión de éste por el moreno. Dejó volar su imaginación aún más lejos. Se veía llegando a la mansión una noche cualquiera, su hijo y Harry estaban ahí, eran amantes, pero aquel secreto solo lo conocía él. Harry se había casado con la chica Weasley, y Draco con una bruja sangre pura muy rica que le había dado un hermoso heredero. Pero eso no había sido impedimento para verse. Y en cuanto a él, que jamás dejó de desear a Harry, venía de visita y los tres daban rienda suelta a sus pasiones más intensas.



El miembro de Lucius dio un tirón con solo imaginarse en esa misma cama, siendo follado salvajemente por Harry, mientras éste a su vez recibía el mismo tratamiento por parte de su hijo. Lamentablemente aquello no era nada más que un sueño. Un sueño ardiente y loco, pero que fue suficiente para que le hiciera terminar masturbándose de modo tan furioso e intenso que casi se hacía daño. Cuando eyaculó entre sus dedos sintió placer, pero no era ni parecido al que le hiciera vivir Harry Potter.



No comprendía qué le sucedía. Él nunca fue un hombre que se dejase arrastrar por ese tipo de pasiones. En el pasado sus necesidades estaban muy lejos de relacionarse con apetitos de índole sexual. Lo suyo siempre fue por el lado del poder, del dominio de sus semejantes. Quizá la certeza de saber que ahora no tenía influencia en mago alguno, le había empujado a buscar a Harry nuevamente. Porque el héroe, de un modo extraño se sometió a sus deseos e hizo realidad sus fantasías.



Regresar a Francia era lo sensato y lo único que quedaba por hacer, pues Harry le aseguró que nunca más se dejaría llevar por sus pasiones. Sin embargo esa noche no tuvo descanso, pues pasó gran parte de ella soñando con un atractivo muchacho de ojos esmeraldas que tomaba su cuerpo sin darle tregua.



*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*



A la siguiente mañana cuando despertó, supo que no estaba solo en su habitación. Se incorporó en la cama y vio a quien menos esperó sentado en su sillón favorito.



-¿Draco?

-El mismo, padre.

-¿Pero qué haces aquí?

-Es una extraña pregunta viniendo de ti.

-¿Por qué?

-Porque yo tampoco comprendo qué haces tú aquí.

-Esta aun es mi casa -dijo Lucius.

-No me refiero a eso y lo sabes. No entiendo que viniste a hacer a Inglaterra.

-Tenía un asunto pendiente, eso es todo.

-¿Un asunto pendiente con Potter?



Lucius miró sin comprender del todo a su hijo.



-Sé que te viste con él.



El rubio de más edad miró al joven incrédulo.



-A madre no le agradó la idea de que acudieses solo aquí. Cree que aún hay gente que te odia demasiado y temió por ti, por eso me suplicó que viniese.

-Eso no era necesario Draco. Soy bastante competente como para defenderme sin la ayuda de nadie.

-Quiero saber qué asunto tienes pendiente con Potter, padre.

-Ninguno Draco.

-Entonces para qué viniste a buscarlo.

-¿De dónde sacas que vine a buscarlo?

-Te vi con él.



Lucius pasó saliva.



-Ah sí… fui al callejón Diagon y me lo encontré.

-No es cierto. Lo buscaste… y quiero saber por qué.

-No lo busqué, Draco.

-No soy estúpido, padre. Te vi entrar a ese lugar y luego vi a Potter.

-¿En qué lugar?

-Lo sabes perfectamente.

-Draco, no es lo que estás pensando.

-Te citaste con Potter en ese sitio para… devolverle el favor.

-No, no fue así.

-Pretendes qué crea que fueron a ese sitio solo para conversar.

-Sí, hablamos.

-¿Y eso fue antes o después de qué lo follaras?

-Es eso lo que te preocupa entonces -dedujo Lucius -. Quédate tranquilo, fue igual a la primera vez. Fui el pasivo.



Draco entrecerró los ojos con furia.



-Así qué te consideras menos traidor porque dejaste que Potter te follara.

-¿Traidor?

-Sí padre.

-¿Y a quién he traicionado si puede saberse?



Draco miró furioso a su progenitor.



-Lo sabes perfectamente.

-¿Te refieres a ti? Draco, si no fuese por mí, nunca hubieses tenido a Potter. Un Malfoy, siempre toma lo que quiere y cuando lo quiere. Pero tú has preferido vivir años y años reclamando en contra de él, en vez de luchar para tenerlo de tu lado.



El muchacho rubio miró furioso a su padre.



-Ahora me vienes con eso, tú intentaste matarlo dos veces o es qué se te olvidó.

-No lo olvido. Pero te aconsejé cuando entraste a Hogwarts, que hicieras todo lo posible por atraerlo a tu lado, pero ¿qué hiciste? De entrada te convertiste en su enemigo.

-Parece que los Dementores afectaron tu memoria padre, nunca me dijiste que buscara tenerlo de mi lado, tus palabras exactas fueron: «Finge que te agrada, que lo admiras».

-Draco nunca has sabido lo que es la sutileza. Me escuchaste alguna vez despotricar en contra de los «traidores a la sangre» o los «sangre sucia» delante de alguien qué no fuese de nuestro círculo. Nunca. Tu arrogancia y presunción hizo que Potter prefiriera a Weasley. Potter era un lienzo en blanco cuando llegó al mundo mágico. Esos «sangre sucia» que lo criaron, sus tíos, lo odiaban, si tú hubieses tenido un poco de cerebro aquello pudo jugar a tu favor, pero no, de entrada le dijiste que unos magos eran mejores que otros.

-¿Y no fue eso lo que tú me inculcaste?

-Sí, pero no para que lo expresaras a los cuatro vientos.

-Ahora se te hace muy fácil criticarme. Pero yo solo soy el resultado de lo que madre y tú hicieron conmigo. Y por último padre, según recuerdo fue precisamente tu falta de sutileza al ejecutar las órdenes de tu Amo, la que te alojó en Azkaban por un largo periodo.



Lucius entrecerró los ojos con gesto enojado. Aquello sin duda era un golpe bajo de parte de Draco, pero hizo un esfuerzo por comprender que era producto del enojo del muchacho a causa de lo que había descubierto sobre Harry y él.



-No tendré en cuenta eso último que has dicho.



Y Draco había sacado a relucir el tema porque sabía perfectamente cuanto detestaba su padre recordar aquellos casi dos años en Azkaban, y lo mucho que debió esforzarse por volver a ser un poco parecido al hombre que era antes de su estadía en la prisión mágica.


-Siempre he sido leal contigo padre, sin importar que hicieras…

-Lo sé, hijo. Y debes creerme cuando digo que no era mi intención lastimarte. Lo que sucedió con Harry no fue algo planeado.

-Dijiste que yo buscaba sucedáneos de Potter, pero tú has preferido ir por el original que es peor.

-Draco lo hecho, hecho está.

-¿Así de simple?

-No es simple, para nada. No te mentiré. Yo solo quería que te sacaras esa fijación que has tenido con él por años. Pensé que si lo tenías de una vez todo aquello acabaría.

-He vivido sin Potter, y puedo seguir haciéndolo… aunque no sé si tú puedas decir lo mismo, padre.

-¿Entonces ya no lo deseas? -preguntó directamente Lucius.



Draco tardó unos segundos en responder.



-Potter me provoca cosas que… no es tan simple, tú mismo lo has dicho.

-Draco, yo comprendo perfectamente lo que me pasa con Harry. Lo asumo sin vergüenza.

-Me gustaría saberlo.



Lucius asintió.



-Todo lo que hice estando al servicio del Señor Tenebroso, jamás me lo cuestioné. Siempre me gustó el poder. Así de simple. Me gustaba ser su hombre de confianza, su favorito. Pero después de Azkaban… eso cambió. Sabes el efecto que provocan los Dementores. Revivir mis peores recuerdos, cosas que a través de los años fui olvidando, me hicieron comprender porque era quien era. Me había convertido en un monstruo. No puedo cambiar nada de lo que hice, no puedo reparar el daño causado, eso me acompañará hasta el día en que muera. El hecho de que Harry no me rechazara, precisamente él, quien fue víctima directa de mis crímenes, él, que venció al Señor Tenebroso ¿Alcanzas a comprenderlo, Draco?



Draco apartó la mirada.



-Quizá un poco.

-Harry acabó con el Señor Tenebroso, sin pronunciar la maldición asesina. Ningún mago podría, pero él fue «elegido» para ello. Subestimamos a Harry, yo el primero. Lo consideré mediocre como mago, pero fue un error.

-Viniste en su busca porque te sigue gustando estar al servicio de quien es poderoso -dijo Draco con tono burlón.



Lucius entrecerró los ojos con rabia ante el comentario de su hijo.



-Es parte de mi naturaleza hacer lo que sea preciso para alcanzar un objetivo. La primera vez me dejé poseer por Harry porque era necesario para lograr lo que quería, esta segunda vez lo hice porque lo deseaba, lo necesitaba.

-¿Entonces te gustó que Potter te la metiera? -preguntó Draco con sorna.



Lucius no dejó de mirar fijamente al chico rubio.



-Sí Draco. Me gustó y quiero más… y es lo que tendré.



Las mejillas de Draco se colorearon de puro coraje.



-¿Qué significa eso?

-Significa lo que dije, cada vez que sienta deseo por Harry, lo tendré.

-Querrás decir que él te tendrá a ti, porque según tus propias palabras fuiste tú quien se abrió de piernas.



Lucius lejos de molestarse por ese comentario, sonrió. Entendía que cada palabra que salía de la boca de su hijo era solo motivada por el infantil deseo de ofenderlo. Los celos estaban haciendo estragos en su retoño.



-Lo confieso, estoy dispuesto a abrirme de piernas para él… estoy dispuesto a ponerme a sus pies cada vez que él me lo pida.



Draco retrocedió con ojos incrédulos.



-No puedo creerlo, has perdido la cabeza…

-Draco, cómo no lo comprendes todavía. No vez que esta oportunidad no podemos dejarla pasar.

-¿De qué demonios hablas?

-Harry puede ser nuestro… tuyo y mío.



El chico rubio negó con la cabeza.



-Sí Draco. Piénsalo… ya fue tuyo una vez, podría volver a serlo… imagina a Harry siendo nuestro amante.



Por su supuesto que Draco había fantaseado con esa posibilidad muchas veces después de ese encuentro en la oficina de Harry.



-Potter jamás aceptaría algo así, se casará con la traidora a la sangre.

-Por supuesto que se casará, igual que tú… cuando aparezca la bruja apropiada.

-Y si lo sabes entonces por qué… hablas de que podría ser nuestro amante.

-Harry estará dispuesto a casarse con cualquier bruja que le proporcione la familia que nunca tuvo, en este caso será esa mocosa, pero eso no es impedimento para que él me desee, tal como te desea a ti.



Draco no dijo nada, pero algo se retorció en su interior con lo último dicho por su padre. Y se moría por preguntar, pero su orgullo se lo impedía.



-Sí Draco. No tengo problema en reconocer que Harry Potter, te desea.

-¿Y sí me desea por qué se acostó contigo?

-Yo diría que es bastante obvio.

-Para ti quizá lo sea, pero no para mí.

-A ver veamos… tal vez porque soy una versión más madura de ti. Aunque también podría ser al revés, tú eres una versión más joven de mí. En fin, no importa, tú eres mi hijo, eres un Malfoy.

-¿Quieres decir que Potter nos desea a los dos?

-Por fin lo estás comprendiendo.

-¿Él te lo dijo?

-Draco, realmente creíste que lo que sucedió en su oficina hace unos meses fue pura casualidad.

-No lo fue, porque tú ideaste todo en forma deliberada, lo confesaste.

-Por supuesto que fue un plan, muy bien logrado además.

-¿Y ahora también era parte de un plan?

-No. Ojala lo fuera, pero confieso que Harry me afecta más de que me gustaría y a ti también aunque te niegues a confesarlo.

-Y si yo no quiero, y si no me interesa conformarme con migajas.

-Explícate -exigió Lucius.

-Ser su amante padre, a eso me refiero.

-Ser el amante de Harry Potter, no es una migaja Draco. Imagínate a Harry Potter, el héroe de todos casado y con hijos, pero siendo tuyo en realidad, no me digas que eso no te haría sentir poderoso.



Tener a Harry Potter, fue lo que Draco siempre quiso y Lucius lo sabía mejor que nadie.



-Potter es demasiado Gryffindor para aceptar algo semejante.

-Si eso fuera cierto, aquel día en su oficina no hubiese cedido a mi propuesta, no se habría dejado llevar como lo hizo.



Draco no supo que alegar a esa aseveración de su padre, porque hasta el presente día no tenía respuesta al enigma que era para él la personalidad de Potter.



-Draco te compensaré por mi encuentro furtivo con Harry, te lo juro.



El muchacho rubio miró al hombre con expresión desconfiada.



-Invitaré a Harry aquí, y podrás tenerlo solo para ti… me conformaré con ser solo un espectador… por esta vez.

-Estás completamente loco -respondió Draco.

-No. No lo estoy. Sé que no confías en lo que te digo, pero ya verás, antes de lo que imaginas Harry estará sobre ese colchón más que dispuesto para ti hijo mío.



Draco una vez más se preguntó qué buscaba su padre con todo eso. No estaba convencido de que el hombre pretendiera solo satisfacer sus fantasías eróticas con Potter. Conocía a la perfección a quien tenía delante.



-Deja en paz a Potter, padre. No quisiera verte encerrado en Azkaban otra vez.

-Entiendo que no confíes en mí, pero te demostraré que mis intenciones no son las que estás pensando.

-No quiero pensar en tus intenciones… no quiero…

-Soy yo el que no quiere oír tus reclamos Draco -interrumpió Lucius -. No dejaré de buscar a Harry. Para mí está bien si no quieres participar, no puedo obligarte como la primera vez.

-Te has encaprichado de Potter.

-No es capricho, es necesidad.

-¿Qué harás si te dice que no?

-Eso no pasará, Harry no puede resistirse a mí.

-Eso quiere decir que son el uno para el otro -dijo Draco con tono malicioso.

-Yo le recuerdo a ti.



El muchacho rubio miró al hombre con incredulidad.



-El otro día… Harry se corrió dentro de mí de un modo maravilloso, pero fue tu nombre el que escapó de sus labios sin que se diera cuenta.



Draco no pudo decir palabra, simplemente tragó duro.



-¿No dirás nada?

-Estás mintiendo.

-Para qué iba mentir, para hacer crecer tu ego. No es mentira, así sucedió. Harry te desea también y deberías aprovecharlo.



Draco luchaba con todas sus fuerzas por no caer en la tentación de creer en las palabras de Lucius.



-Si te agrada tanto Potter, y al parecer tú le agradas a él, pues quédatelo… y que lo disfrutes.



Draco se dio la vuelta para salir de la habitación.



-¿Estás seguro de que no lo vas a lamentar luego?



El rubio se detuvo.


-Te ofrezco la oportunidad de tener lo que tanto deseas y la rechazas, no puedo creer que seas tan cobarde.



Draco se dio la vuelta para encarar a su padre.


-¡Tú me hablas de cobardía! -exclamó furioso el muchacho -¡Yo te vi temblar frente a él!

-Solo un insensato no hubiese sentido miedo, yo conocía sus poderes mejor que nadie. Sabía de lo que era capaz… además estamos hablando de un tema muy diferente.



Draco movió la cabeza en señal de negación.


-¿Por qué insistes en complicarte la vida? -preguntó el muchacho rubio -. Olvida toda esa tontería y ven conmigo, regresemos a Francia con madre.

-Volveré, pero no antes de conseguir mí objetivo.

-Para mí se acabó… haz lo que quieras padre.

-Draco, espera…



Un sonido interrumpió la oración de Lucius. Era un elfo domestico que acababa de aparecer.


-Amo, el señor Harry Potter, pregunta por usted, está en el salón.



Draco abrió la boca con gesto incrédulo.



-Harry, siempre ha tenido un especial sentido de la oportunidad. En el pasado me causó muchos problemas con eso, pero ahora no puedo más que celebrarlo.



¿Potter presentándose en la mansión? El lugar que habitó el Innombrable, debía tratarse de algo muy urgente ¿O tal vez sería que su último encuentro con Lucius le resultó demasiado placentero y buscaba repetirlo? Una sensación extraña se revolvió en el estómago de Draco, un poco definido malestar.



-Dile a Harry que suba -indicó Lucius al elfo.



Draco miró desconcertado a su progenitor.



-¿Lo recibirás aquí, en tu habitación?-preguntó incrédulo.

-Sí, no tiene nada de malo. Él y yo tenemos bastante confianza.

-Esto es el colmo, acaso pretendes follar con Potter aquí en esta cama donde no hace mucho dormía mi madre.

-Draco no seas tan susceptible, ni esta habitación ni la mansión son un santuario precisamente. Recuerda todo lo que aconteció aquí mientras «Él» habitó esta casa.

-Claro, y ahora pretendes usar aquello como excusa para irrespetar nuestro hogar.

-Draco, que tonterías dices. En esta casa se torturó gente, murieron unos cuantos. Ya se te olvidó que tú mismo viste como Él torturaba a una profesora de Hogwarts. Y Bella, a cuantos torturó y mató.



Draco iba a responder pero en ese momento la puerta de la habitación se abrió dando paso al elfo que traía a Harry de la mano.



Harry se quedó paralizado en la entrada luego de darse cuenta de que Lucius no estaba solo como había creído, sino que Draco le acompañaba. De inmediato recordó la revelación que le hiciera el hombre solo el día anterior sobre que Draco estaba enamorado de él y su rostro se tiñó de un violento tono rojo.



Lucius le acogió con una sonrisa más que feliz.



-Querido Harry, no sabes lo dichoso que soy de tenerte aquí.



El muchacho de ojos esmeraldas intentando controlar la vergüenza que sentía miró a hurtadillas al rubio de menor edad.



-Lucius… yo no… bueno lo lamento, no debí importunarte de esta manera, no imaginé que estarías ocupado.

-No estoy ocupado, no para ti. Draco y yo solo estábamos aclarando algunas cosas, eso es todo.



Draco miró con encono a Harry, del mismo modo que lo hizo en el pasado.



-¿Qué haces aquí, Potter? Porque no dejas a mi padre en paz de una buena vez.

-No fui yo quien comenzó este lío, fueron padre y tú.



El rubio sintió incomodidad ante esa verdad innegable.



-Yo no lo planeé, fue mi padre Potter, lo sabes perfectamente.

-Es cierto, pero eso no te impidió disfrutarlo.



Ahora fue Draco quien experimentó vergüenza y sus mejillas acusaron aquello al tornarse levemente rosadas.



-Cualquiera en mi lugar hubiese hecho lo mismo. Me hiciste pasar un buen rato Potter, no lo niego, pero no te sientas tan especial, he tenido muchos como tú.



Harry experimentó enojo al escuchar la destemplada respuesta del rubio.



-Muchos como yo -susurró dando un paso hacia adelante -. No Malfoy, eso no es cierto. Yo no soy como muchos… si lo fuera no estarías enamorado de mí.



Draco entrecerró los ojos y su rostro acusó la gama de sentimientos que despertaron aquellas palabras.



-Eres un imbécil Potter, se te fue la fama de «Salvador» a la cabeza. Yo no soy como esos que besan el suelo que pisas.



Harry en vez de enojarse, sonrió.



-Y no quiero que lo seas, me resultas mucho más interesante así -mientras avanzaba un paso más hacia el rubio -, esa lucha que vives entre lo que deseas y tu orgullo… hace muy difícil ignorarte.



Draco muy a pesar suyo se sintió descolocado.



-¿Se te hace difícil ignorarme? No entiendo porque Potter. Me despreciaste durante años…

-Eras un niño mimado y consentido, me caías muy mal… pero aquello ya pasó… ahora somos adultos -interrumpió Harry.



Lucius sonrió satisfecho. Presentía que ese asunto terminaría de un modo muy placentero para él.



-Para mí no pasó… aún me caes muy mal, Potter.



Harry sonrió y dio otro paso más hacia Draco.



-Porque no aceptas de una vez que estás loco por mí… yo… desde aquel día no he dejado de pensar en ti… Draco.



Draco miró casi con miedo a Harry. No podía ser posible que le hubiese llamado por su nombre y lo que era peor, que él se estremeciera con solo escucharlo.



-¿A qué estás jugando, Potter?

-A nada, te lo juro.

-Vete de una vez. Si quieres follar con mi padre… no lo harás en mi casa y frente a mis narices. Tendrás que buscar otra oportunidad.



Harry sonrió otra vez.



-La idea es tentadora, no lo niego -contestó Harry dándole una apreciativa mirada al rubio mayor ”, pero la verdad es que es a ti a quien deseo.

-Potter, yo no seré tu…



La frase de Draco quedó interrumpida porque sin mediar aviso, Harry se lanzó sobre los labios del rubio, que pesé a todo su discurso no reaccionó en absoluto y se dejó avasallar y dominar por ese beso, más aún, se entregó como si en derredor suyo no existiese nada más.



Lucius por su parte no emitió ni un sonido, se quedó extasiado con la sensualidad que desprendían su hijo y Harry. Sin poder evitarlo sintió un tirón en su miembro. Pero de pronto Draco reaccionó, rompió el beso y trató de apartar a Harry. El rubio mayor decidió intervenir.



-No Draco, no rechaces a Harry, lo deseas tanto como él te desea a ti. Son adultos, asuman lo que sienten y entréguense a este momento… olviden todo lo demás… también a mí. Ámense como si no existiera mañana.



Draco y Harry se miraron intensamente.



-Este momento es de ustedes -dijo el hombre mayor mientras hizo amago de ir hacia la puerta.

-Padre, espera.



Lucius se detuvo y miró interrogante a su hijo.



-Este momento también será tuyo… pero solo como espectador, si Harry está de acuerdo.



Lucius miró incrédulo a su hijo y luego a Harry, que tras un instante dio su consentimiento.



-Será mejor que te pongas cómodo, Lucius -advirtió Draco -, esto va para largo.



Tras esas palabras el joven rubio sonrió con malicia, luego se apoderó de los labios de Harry de tal manera que éste no pudo contener los gemidos que se escapaban de su garganta.



Lucius, que se había sentado en el mismo sillón que su hijo ocupaba media hora antes, sonrió complacido. Era definitivo, un Malfoy siempre conseguía todo aquello que se proponía.



_____o0o_____

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).