Amortentia
Daymin
«Un experto fabricante de pociones puede generar un poderoso enamoramiento, pero nadie ha conseguido todavía crear el único sentimiento verdaderamente indestructible, eterno e incondicional que merece ser llamado amor.»
-Hector Dagworth-Granger
Ji Yong se removió con impaciencia en el banco, observando la variedad de ingredientes sobre la mesa, intentando ubicar al menos uno de ellos y, después de un exhaustivo análisis, bufó con molestia, no tenía ni idea de que eran.
Comenzó a mover los dedos impacientemente sobre la mesilla, produciendo un molesto sonido para los que estaban cerca de él y que intentaban escuchar las indicaciones del profesor Slughorn. No era que a él no le importara la historia de la amortentia, pero no era un mago precisamente dotado en pociones, apenas y lograba pasar los cursos gracias a su buen amigo y compañero de casa Daesung, quien había comenzado a preparar la pócima por su propia cuenta.
—Deberías al menos esperar a que termine de explicar cómo hacerlo, nos harás volar a todos aquí. —Susurró.
Daesung sonrió, continuando con lo suyo, cuando se trataba de pociones él era el mejor. Kwon, en cambio, era mejor en hechizos, tal vez ese era el secreto de su gran amistad, se complementaban.
Aburrido, miró a través del salón, dónde la mitad mantenían un rostro lleno de apatía y pánico al no comprender. Incluso él.
Centró sus ojos en Seung Hyun, un alto y ágil ravenclaw –cualidades que le otorgaron el título de buscador de su casa- mirando hacia la ventana completamente desinteresado en la clase, por lo que Ji pudo observarle con detalle. Inevitablemente sonrió, Choi Seung Hyun había cambiado drásticamente en los últimos años en Hogwarts, recién iniciada la escuela no era más que un dulce niño regordete que usaba anteojos y, que al paso de los años, se convirtió en el joven popular y apuesto al que querían todas la chicas, sin mencionar lo tremendamente bueno que era en quidditch.
—Si continúas mirándole así, realmente comenzará a pensar que estás molesto con él. —Ji Yong regresó la mirada a Daesung, con una expresión confusa dándole a entender que no tenía ni idea de que hablaba. —Por su compañera de casa, todos saben que ella andaba tras de ti hasta que Seung Hyun se convirtió en buscador y entonces fue tras él.
Ji elevó los hombros, sin importancia alguna. Realmente no le interesaba mucho aquella chica, ni sus amoríos posteriores. Cuando niños, Seung Hyun había sido de sus amigos más inmediatos, sus familias eran cercanas desde generaciones atrás, y el hecho de que quedaran en casas diferentes había sido un golpe terrible para él, cosa que para Seung no fue la gran cosa.
De vez en cuando se sorprendía a sí mismo observando a Seung Hyun a la distancia, ya fuera entre clases o en el gran comedor, preguntándose si de haber quedado en la misma casa ellos seguirían siendo buenos amigos, o si tan sólo Seung le recordaba.
Y es que Choi había cambiado tanto, no sólo físicamente, todos aquellos talentos natos habían florecido, era de los mejores de la generación –en todo- y siempre tenía cosas que hacer.
—…Por supuesto, la Amortentia no crea amor. Es imposible crear o imitar el amor. Sólo produce un intenso encaprichamiento, una obsesión. Probablemente sea la poción más peligrosa y poderosa de todas las que hay en esta sala. —Las palabras finales del profesor le sacaron de su ensimismamiento y decidió que era momento de fingir que había comprendido e intentar lograr algo medianamente decente.
No era como que le importara crear un filtro de amor, ni siquiera sabría a quien dárselo.
Daesung le pasó sus perfectas notas sobre la clase, socorriendo su expresión de pánico al no saber cómo comenzar. La perfecta caligrafía de su compañero gryffindor le hizo sentir aún más miserable, comparando los rayones y tachones sobre su propio pergamino.
Miró el listado de ingredientes detenidamente:
Asfódelo cortado
Tisana
Semillas de anís verde
Raíz de Angélica
Comino
Hinojo
Acónito
Ajenjo
Suspiró exhausto, dejando el perfecto pergamino a un lado, mirando su propia varita y preguntándose qué tan sádico sería cometer suicidio justo ahí.
—Podrías al menos intentarlo, Ji Yong. —Le reprendió un caprichoso Daesung, dejando su caldero por un momento. —Puedo ayudarte, he tomado un par de notas extras con algunos trucos que…—.
—Basta, Kang, ambos sabemos que soy un asco en esto.
Los pequeños ojos de su amigo le miraron con reproche, resignándose. Le conocía lo suficiente como para saber cuándo dejar de insistir, Ji Yong podía ser un cabeza hueca obstinado cuando se lo proponía.
Así que los siguientes quince minutos se dedicó a copiar las notas de Kang, si bien, no era bueno para preparar pociones, al menos podría tener una recopilación decente de éstas, de algo ayudarían para el examen.
A veces se preguntaba en que le beneficiaría saber preparar una perfecta amortentia, no pensaba obtener un amor falso y, desde luego, no derrotaría a nadie con efectos amorosos obsesivos. Era una pérdida de tiempo. Tras su pensamiento tan crudo, se estremeció cuando sintió sonar igual que el irritante slytherin de Lee Seung Ri.
Decidió que lo mejor sería continuar en su tarea de copiado, mientras comenzaba a escuchar a las chicas del curso chillar emocionadas ante los olores que comenzaban a percibir, e incluso escuchó a una de ellas hablar sobre darle unos chocolates a Seung Hyun con la poción.
Inevitablemente, rodó los ojos y sonrió, Seung Hyun era mucho más inteligente que todos los ahí presentes –incluyéndose-, nunca comería algo obsequiado por un extraño. Esa chica era estúpida, demasiado como para aspirar a tener algo con Choi.
Aflojó su propia corbata sintiéndose acalorado, mientras remojaba la pluma en el tintero un par de veces, se sentía inquieto. Miró alrededor ansiosamente, cruzando la mirada con el buscador del equipo de ravenclaw, quedándose como si estuviera petrificado.
Habían pasado, por lo menos, cuatro meses desde que se había cruzado directamente con Seung Hyun, sintió sus propias mejillas tensarse, preguntándose si debía sonreír o no, y pensando que tan pronto sería para retirar la mirada y si realmente quería hacerlo.
Intentó alejar esos extraños y molestos pensamientos, centrándose en la corbata azul cobalto de Choi, dándose cuenta de lo bien que iba con el tono de su piel y del nudo perfecto que lucía.
Habían pasado más de dos minutos y estaba seguro que seguir observándole era extraño, sin embargo, lo siguió haciendo, volviendo a su rostro, contemplando la mandíbula marcada y los pómulos altos, sus músculos parecían tensos y por un momento pensó que lucía más pálido de lo normal, casi enfermo. Cuando le miró a los ojos se dio cuenta de que también le miraba, con aquella expresión dura y sorprendida.
Ji Yong se puso de pie de inmediato, sin saber exactamente qué hacer, hasta que Kang le sujetó de un brazo.
—No te vayas, creo que ya está lista.
Ji Yong regresó su mirada ansiosa al caldero de Daesung, encontrándose con un perfecto brillo nacarado, mientras el vapor ascendía formando unos espirales perfectos que le agolparon el rostro precipitadamente, cómo las grandes ráfagas de viento que le golpeaban el rostro al volar, combinado con el pánico que sintió al enfrentar por primera vez un boggart. Se sintió mareado y lleno de nauseas.
—Ji…Ji Yong, ¿estás bien, amigo? Luces pálido.
Y así se sentía, envuelto entre los espirales del caldero de Daesung, atrayéndole uno por uno, revelando un olor distinto tras otro.
Hubo un fuerte olor a lavanda.
Una suave esencia a café.
Y el fuerte aroma de la tierra mojada del campo de quidditch.
— ¿Señor Kwon? —Pronunció el profesor Slughorn, obligándole a sentarse y alejarse de la poción. — ¿Se encuentra bien? ¿Qué ha pasado?
—Yo…él sólo olió la amortentia, creo que la hice mal.
Ji Yong escuchó al profesor y a Daesung hablar, sin embargo no pudo decir nada, perdido aun en los aromas.
¿Cómo podía ser posible?
Debía ser un error, Daesung realmente debió haber hecho la poción mal, se trató convencer, intentando ignorar que no había gryffindor más inteligente que Kang Daesung.
…
Sujetó la pila de libros con fuerza, luchando por no dejar caer ninguno, el día estaba terriblemente lluvioso y el piso tenía las pisadas lodosas de todos lo que habían pasado por ahí, si llegaba a arruinar alguno de esos libros se metería en problemas, pero los exámenes estaban a punto de comenzar y estudiar en una biblioteca llena de estudiantes angustiados no era lo suyo.
Sintió uno de los libros resbalar lentamente de sus brazos y se paralizó, ahora realmente se arrepentía de no aceptar la ayuda de Daesung.
—No, no, no, no, no. —Repitió con insistencia sintiendo sus dedos desfallecer, aferrados a los traviesos libros que se empeñaban en jugar a la resbaladilla mortal hacia el piso sucio.
Avanzó más rápido, rogando llegar pronto a la sala común de Gryffindor y soltar todos los libros sobre su cama, pero usualmente él no tenía suerte, y ese día no sería la excepción, resbalando al sentir las traviesas escaleras cambiar de lugar. Con prisa logró sostenerse de las gruesas barandillas de concreto, esperando lo peor.
“¡Wingardium leviosa!” Escuchó y entonces, al abrir los ojos, miró todos los libros flotando justo frente a él, completamente a salvo de la suciedad de los escalones.
Las escaleras se detuvieron en su nuevo destino y Ji Yong pudo enfrentar a su salvador. Choi Seung Hyun sostenía su varita justo frente a él, con una sonrisa llena de satisfacción.
—Ah…yo…—Balbuceó, sin saber realmente que decir.
Seung Hyun estaba justo frente a él, con esa pose perfecta de un ravenclaw de corazón, vistiendo su, mojado y lleno de lodo, uniforme de quidditch. Con agilidad movió su varita, apilando en el aire los libros, poniéndolos a salvo en una mesilla, debajo de todos los cuadros que les miraban con curiosidad y se burlaban de Ji Yong.
—…Muchas gracias. —Logró articular, enrojeciendo terriblemente, sintiéndose aún más miserable. Había añorado durante años poder interactuar con su amigo de la infancia, pero no de esa manera tan lamentable.
—Pudiste usar un encantamiento para llevarlos contigo sin tener que cargarlos, Ji Yong.
Ji Yong asintió sintiéndose estúpido, ¿Por qué no lo pensó? Pero no pudo detenerse en esa idea por más tiempo al escuchar su nombre salir de los labios de Seung Hyun.
—Sí. —Fue lo único que pudo expresar.
Seung Hyun se mantuvo quieto, meditando la expresión de Ji, poniéndole aún más ansioso.
— ¿Estudias para el examen de pociones? —Ji asintió. —No he repasado ni un poco, he tenido prácticas para los próximos partidos toda la semana. —Ji Yong quiso expresarle que él era muy inteligente, que seguramente no necesitaba repasar nada, pero sólo asintió nuevamente, entonces Seung rio, provocándole un sentimiento más confuso. —No hablas mucho, ¿cierto? —Ji estuvo a punto de dar un comentario ácido y marcharse, Seung no era nadie para decirle eso si nunca se detuvo a ser su amigo por más tiempo. —Cuando éramos niños difícilmente dejabas de hablar.
Entonces todo toque de desagrado desapareció de la mente de Ji y sólo sonrió, como un tonto seguramente.
—Supongo que la edad me ha hecho más discreto, suelo meterme en un montón de problemas.
—Lo sé. —Seung Hyun sonrió, conjurando un hechizo que secó su uniforme por completo, guardando su varita después y tomando entre sus brazos la mitad de los libros. — ¿Puedo acompañarte a estudiar? —Ji Yong asintió velozmente, tomando el resto de los libros. —Aunque tendrá que ser en el comedor, tus compañeros de casa nunca me dejarían entrar a su sala común, al igual que los míos a ti.
—No importa. —Se apresuró a decir, caminando deprisa tras los largos pasos de Seung Hyun.
Ji Yong aún no lograba entender que estaba pasando, ni siquiera cuando se sentaron uno al lado del otro y consiguieron bebidas calientes, todo parecía un sueño, uno recurrente en él.
—Entonces, comencemos. —Murmuró Seung Hyun, sacando un par de anteojos de su gabardina. Ji Yong entonces se dio cuenta. — ¿Qué ocurre? —Preguntó con interés tras sentirse bajo la mirada del gryffindor.
—Nada…sólo que, luces exactamente igual que hace años.
Seung abrió los ojos con sorpresa, para después sonreír amablemente.
—Tú has cambiado un montón, eres casi apuesto. —Ji Yong hizo una mueca ofendida para comenzar a reír junto a Seung.
Reír juntos. Eso es lo que más echaba de menos.
—Carajo, Kwon, tus notas son un asco. —De nuevo rieron divertidos, mientras Seung se inclinaba sobre Ji para mirar a detalle sus garabatos sobre los pergaminos de la clase.
Entonces Ji Yong recordó el olor de la amortentia, y no se sintió ni un poco sorprendido cuando encontró la similitud de todos los extraños olores con Seung Hyun, realmente, muy en el fondo, ya lo sabía.
El uniforme recién secado de Seung Hyun tenía un penetrante olor a lavanda; Su dulce aliento era apaciguado por el sutil olor del café que bebían para mantener el calor en ese momento; Y su cabello, aun mojado por la lluvia del exterior, mantenía ese exquisito olor a brisa y campo, debido a su practicas con el equipo.
Seung Hyun le miró, sonriendo después, y Ji pudo comprobar que el azul cobalto del uniforme de ravenclaw le iba perfecto con sus ojos y su piel.