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Sabor a libertad por La Rosse

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Notas del fanfic:

ONE SHOT

LES AGRADECERIA MUCHO SI LE DAN UNA OPORTUNIDAD

Notas del capitulo:

Hola a todos  para los que aun me siguen jeje se que no he escrito en mucho tiempo pero he pasado por cosas que me lo impiden.

si estan leyendo esto, os agradezco que esten aquí y le den una oportunidad al escrito

espero que les guste y va de todo corazón para ustedes

(los personajes de junjou romantica no son de mi autoria)

“Solía saber quién era y cuál era mi camino, no era mejor ni peor, solo era yo y eso bastaba”

 

-Y qué es lo que te gusta- preguntó

-La música, quiero tocar por todo el mundo

-En serio?, pues yo te ayudaré, lo prometo..

 

Que fácil le era romper sus promesas, seis años habían pasado desde entonces; pero ya que más daba estaba acostumbrado a las decepciones y como no estarlo, si él mismo era una decepción viviente. Miró con cierta nostalgia su anillo de matrimonio, observó a su alrededor, era la fiesta de aquel bufete de abogados, el bufete de la familia para ser exactos, vio a todos, elegantes, serenos, distantes y de pronto se sintió fuera del lugar. <<Qué hago aquí>> miró a su esposo en señal de auxilio; pero Asahina se encontraba muy lejos, ignorándolo como de costumbre, todo comenzó a girar y se sintió mareado, salió silenciosamente.

“Pero yo me perdí, equivoqué el camino, olvidé quien quería ser y hoy vivo atrapado pensando en lo que pudo ser y no fue” 

La garganta comenzaba a escocerle, quería gritar; pero que objeto tenía, caminó lentamente sin darse cuenta de que comenzaba a alejarse del salón de la fiesta, ya en la calle el viento sopló en su cara dándole algo de alivio, escuchó música en algún lugar cerca de allí, era jazz, reconoció la canción : time after time de Miles Davis, no sabía que hora era aunque debía ser bastante tarde ya, sonrió cuando recordó a su abuela: “Ay mi Ryu, todos dicen que New York es la ciudad que nunca duerme; pero en realidad el Nueva Orleans, allí nunca hay silencio, la música está por todos lados”

Él vivía en Nueva Orleans; pero no escuchaba la música,  antes podía, la escuchaba en todas partes, la tenía dentro de sí. La encontró cuando tenía doce, su abuela le había regalado un disco de Luis Amstrong y fue toda una revelación, suplicó por que le pagasen clases de saxofon hasta que sus padres accedieron, aprendió todo lo que debía y practicó más de lo requerido, a los diez y seis debutó con un grupo pequeño de New York, no fue nada elegante, solo él y otros chicos en la calle principal, el jazz se les salía por los poros, aun ahora podía sentir el sudor recorrerle la frente a causa del sol, la energía, los aplausos y  sintió que el mundo era suyo, por ese fugaz momento él fue un músico. Sin embargo, sus padres cortaron su entusiasmo <es música de vagos Ryu, no es adecuado para ti>>, tuvo que dejarlo y eso solo fue el principio, con el tiempo tuvo que renunciar a muchas otras cosas.

 <un Isaka no debe vestir así>, <ya viste como luces>, <no te criamos para que fueras esto>, < serás abogado y no está a discusión> <Ryuchirou eres tan decepcionante>.

Y gracias a argumentos como esos dejó la ropa colorida y holgada, se cortó el cabello, dejó de teñírselo de rojo para llevarlo negro y cuando llegó el momento de la universidad, pues ya sus padres le habían trazado una carrera como abogado.

Encontró de donde venía la música, un grupo de chicos tocaba en un festejo en mitad de la avenida, le resultó dolorosamente familiar. Sintió una mano grande posarse sobre su hombro:

-Isaka, por qué diablos saliste sin mi permiso- dijo serio Asahina- por tu estúpida culpa tuve que irme antes, nos vamos- sentenció

Los observó a todos con suma atención, había algo allí que no lograba descifrar, algo contagioso casi mágico..

“ solo hallé dolor donde espere sentir amor y sin tener salida mi sueño expiró”

Ruy se dejó llevar dócilmente, sin hablar,  analizó el aspecto de su marido durante el viaje de regreso, seguía siendo apuesto, a pesar de que algunas canas se empezaran a asomar en la cabellera castaña, medía aproximadamente 1.86 metros, su complexión siempre había sido atlética y lo acompañaba un perpetua halo de seriedad detrás del cual guardaba un carácter explosivo, Ryu se estremeció, se dio cuenta que le temía.

 Entrada la madrugada, aun despierto en la cama que compartía con el que se hacía llamar su marido, pensó en los chicos esa noche, todos se veían verdaderamente felices. <¿soy feliz?> examinó los últimos seis años de su vida, no se dio cuenta de cuando cambio todo, de pronto Kaoru, comenzó a reprobarlo, denigrarlo e incluso le había golpeado en más de una ocasión,  “deberías estar agradecido de tener a alguien tan importante a tu lado” le decía siempre su madre, cuando le contaba de su situación, ¿era así? ¿En realidad debía estar agradecido? ¿Es que acaso él era tan insignificante?

Se levantó con cuidado y se colocó un albornoz hacia frio afuera; pero no le importó salió al jardín la mañana era nublada, se sentó en una de las sillas de mimbre y contempló la nada se quedó inmóvil mucho tiempo pensando en su vida, en sus padres,  su abuela, en Kaoru, de qué le había servido el tratar de complacer a todos si jamás lo conseguía, nunca hacía nada bien, sollozó al ver que su vida era un fracaso. Entró y se vistió para ir al bufete, su esposo se había marchado hace tiempo, optó por caminar, guardaba la esperanza de que el grupo de anoche se encontrara tocando otra vez, no tuvo suerte, respiró resignado cuando escuchó un sonido apenas perceptible, parecía venir de una esquina, se acercó y encontró a un chico que no pasaba de los veinte, tocando una guitarra muy vieja, se miraba cansado y algo sucio, el estuche de su guitarra le servía para recoger las monedas que le dejaban, el chico sonreía. Y entonces Ryu corrió hasta las oficinas deshaciendo su corbata, echando el saco al piso, sonriendo como cuando era pequeño, abrió la puerta de la sala de juntas de par en par interrumpiendo a su esposo, que lo miró interrogante.

-Me voy- dijo sonriente

-Eh?, de qué hablas, perdiste la cordura?

-No, jamás me he sentido mejor, me voy de aquí Kaoru.

-¿irte dónde?

Ruy se carcajeó fuerte antes de decir- no tengo ni la menor idea-

“Y de pronto recordé un época feliz, cuando no tenía miedo, cuando era solo yo, perdí mucho tiempo intentando ser lo que otros querían y me olvidé de mí, hoy me voy, debo partir, para andar mi camino, pues al fin me encontré”

Ryuchirou Isaka, se marchó ese día, con ropa ligera y poco equipaje, sin un rumbo fijo. Llevaba a cuestas un viejo saxofón No miró atrás, sus miedos dejó, tomó un tren a cualquier lugar, con una canción de bolsillo y sabor a libertad

 

Notas finales:

SI LO LEYERON PUES MIL GRACIAS, AMARIA QUE ME DEJEN UN REVIEW ARA SABER QUE LES PARECIO

BESOTES Y BENDICIONES


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