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CHEATERS por Bucky_O

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Notas del fanfic:

Este es un fic que hace tiempo lo tengo en la cabeza y pos...me propusieron publicarlo, asique aqui está. Puede que a algunos no les vaya este tipo de fics y no los culparía, pero espero que agrade igual.

Cap 1: Happy Birthday

                Santiago era un chico lindo, bastante bonito de hecho. Cuando Brad empezó a salir con él hace medio año él se veía como un chico algo tímido y retraído. Como para que se hagan una idea, ahí va un ejemplo: Una vez que ambos noviecitos se pidieron unos sándwich en la escuela a él le habían dado uno que no se suponía que  había pedido en primer lugar, sin embargo resolvió todo con un “no importa, este me gusta igual” en vez de seguir el consejo de Brad de que cambiase ese “maldito sándwich de una vez”.

               Santi no era bueno defendiéndose por sí mismo, y mucho menos era alguien abierto con su sexualidad. Claramente su homosexualidad estaba armario hacia adentro, aunque tras salir con Brad se había animado a contarles de él a sus padres. Es que era un hecho, ambos estaban perdidamente enamorados el uno del otro. Los tortolitos que comían siempre juntos a la salida del colegio, los que jugaban los mismos videojuegos, los que tenían un sexo esplendido a pesar de que Santi le costase a veces soportar el dolor, pues Brad tenía un miembro de un tamaño envidiable para muchos, ambos eran inseparables.

               Incluso con sus constantes miedos e inseguridades en sí mismo algo sí era seguro para Santiago: Brad era el chico de su vida. Se lo repetía a sí mismo cada día, a cada hora. Incluso lo hacía mientras Brad tenía sexo con otro más a unas cuadras de su propia casa. Claramente él no lo sabía, y los cuernos comenzaban a florecer sobre su cabeza incluso si él no fuese capaz de notarlos.

              Brad acababa de cumplir los 19 hace no mucho, 7 horas y 44 minutos para ser exactos, y estaba en ese momento recibiendo una “mamada de feliz cumpleaños” de parte de Ricky, su más íntimo amigo. Hace medio año que Brad salía con Santiago y esa era la primera vez que le metía los cuernos, aunque no sería la última, después de todo esa primera “cuerneada” era para ver hasta qué nivel Ricky era capaz de llegar.

               Santiago no era la primera pareja de Brad en ser engañada, y hay que dar por hecho que tampoco sería la última. Después de todo ahí radicaba la gracia de una relación para Brad, él solo tenía parejas para poder meterle los cuernos. Aunque claro, los cuernos por la espalda ya eran aburridos para Brad, no, no, esta vez sería como sus últimas relaciones, serían cuernos en sus narices, para tener la oportunidad de ver la cara de Santi en el momento que él lo haga.

—Dios –exclamó Ricky mientras bajaba los boxers de su amigo –la tienes más grande de lo que pensé.

              Ambos se encontraban en casa de Ricky. El novio de Ricky no estaba allí, sino haciendo unas compras, lo cual le daba aún más morbo a Brad. Quería poder meterle los cuernos a Santi hace varios meses con Ricky, pero cuando este consiguió también un novio Brad decidió esperar un par de meses para intentar convencerlo, lo cual sería una tarea difícil, pero no imposible. Después de todo Brad notaba como Ricky lo miraba en los vestidores de la escuela.

“Que también sea gay no significa que tú me gustes, presumido”

              Ooohh, esa frase era tan progresista viniendo de parte suya, y sin embargo mírenlo al pequeño Rick, engañando a su novio para comenzar a lamer suavemente el pene de Brad desde lo más bajo hasta la punta del glande.

—Si Gon me descubre me mata –mencionó Ricky deteniendo la lamida.

—No te estarás arrepintiendo ¿verdad?

—No lo sé.

               Brad acarició la mejilla de su amigo y con un leve movimiento empujo su pene hacia sus labios. El resultado fue el esperado, Ricky como el goloso que era abrió su boca para darle paso al pene, y humedecerlo con su tibia saliva.

“No puedes conmigo pequeño” pensó morbosamente Brad mientras movía su cadera para comenzar a penetrar la boca de Rick.

               Obviamente lo que pasase allí no sería lo más interesante para Brad. Él planeaba ser descubierto por Santi, de una forma que pudiese ver en primera persona como el tímido y retraído de su novio no podía aguantar la situación. Ningún novio jamás le duró a Brad, porque él amaba la humillación de meterle los cuernos a sus parejas. Lo amaba.

               Agarró a Rick de los pelos y comenzó a aumentar sus embestidas hacia la boca del joven, sintiendo como su cálida lengua humedecía y llenaba de saliva su pene.

—Cómo te gusta ¿eh? Hace tiempo que venías mirándome la verga en los vestuarios –mencionó Brad continuando sus movimientos.

               A Rick le dio un enorme morbo esas palabras de dominación, como un interruptor que activaba su lado más sumiso y morboso.

— ¿Era por el tamaño? ¿Te has masturbado pensando en mi verga Ricky?

               Brad quitó su pene de la boca de su amigo y la mantuvo a pocos centímetros del rostro de Rick, en donde un pequeño hilo de saliva aún mantenía conexión entre la punta de su glande y el labio inferior de Rick. Agarrando su pene con su mano, como sosteniendo un premio de enorme valor, Brad movió su pene de arriba hacia abajo.

— ¿La quieres? –preguntó alzando su mirada.

               Ricky no podía evitar el morbo. Gon, o más bien  Gonzalo, su novio le daba buen sexo, pero no tenía esa iniciativa tan dominante. Ciertamente Gon era un chico callado, no tímido, simplemente reservado, pero eso le jugaba en contra al momento de actuar durante el sexo. A veces a Ricky le faltaba un poco de performance, un poco de jueguito dominante que Brad le estaba dando en ese momento. El tamaño, la mano de Brad agarrándolo de sus pelos, ese aroma tan varonil, todo era muy embriagador, más embriagador que la culpa misma de sentir que engañaba a su novio.

—Sí, la quiero toda –exclamó Ricky, para al instante recibir una penetración directo a su boca nuevamente.

Brad por su parte no tenía culpa. No tenía remordimientos. Tenía una ligera sensación de que lo que hacía estaba mal, y eso le excitaba al punto de querer seguir adelante. Pero el broche de oro llegó cuando Santi lo llamó por teléfono. Ricky hizo un ademan de parar, pero Brad lo agarró firmemente de su cabeza y empujó su pene lo más profundo posible mientras que con su otra mano atendía el celular.

— ¿Hola?

—Braaad, hola tesorito.

—Hola tesoro ¿Cómo estás? –preguntó Brad con total naturalidad mientras sentía como la garganta de su amigo envolvían la punta de su pene con una calidez y una suavidad digna de los dioses.

—Muy bien, feliz feliz cumpleañooos.

—Jooo gracias, me siento más viejo ahora.

—Bleeeh, estoy de novio con un viejo.

—Pfff, cállate.

               Que su novio lo llamase con ese aire tan despreocupado e inocente le excitaba aún más y lo propulsaba a seguir dando embestidas a la boca de Rick. Pobre tonto de Santi, no sospechaba nada.

—Tengo tu regalito de cumple ¿sabes?

— ¿En serio? no te hubieses molestado.

—Jeje, es que es algo para cuando estemos juntitos.

Pobre y tonto Santi.

— ¿Eh? No será algo pervertido ¿no?

—No te diré nada –aunque por su tono de voz era obvio que sí o era, Santi se ponía muy nervioso cuando se avergonzaba.

Pobre tonto e inocente Santi.

—Malooo –dijo Brad mientras volvía a sacar su pene de la boca de Rick para masturbarse usando la saliva de su amigo como buen lubricante para que su mano resbale con tanta fluidez.

—Jeje oh…debo irme, mi madre me está llamando. Te amo mucho ¿sí?

—Yo también te amo mucho, espero verte pronto mi tesoro –Brad restregaba su miembro por el rostro de Ricky.

—Yo también te súper súper suuuper amo –Brad comenzaba a meter su pene nuevamente en la boca de su amigo.

—Jeje yo igual ternurita, adiós –Brad comenzó a darle embestidas en la boca a Ricky.

Una vez que colgó el teléfono Brad terminó de quitarse la remera y el resto de la ropa.

—Quiero tu culo ahora mismo jovencito –dijo en modo burlón a Rick.

— ¿Cómo pudiste hablarle con tanta naturalidad a Santi de ese modo? Yo me moriría de los nervios…oh, pobre Santi…y pobre Gon ¿Cómo podemos estar haciendo esto  a sus espaldas?

               “Quedate tranquilo, que Gon se enterará pronto también” pensó Brad. Gon si bien no lo conocía ni lo había visto nunca tenía claro que también debería enterarse de una forma bien patética que él se había cogido a su noviecito. Ahí radicaba la gracia para él.

— ¿A ti te gusta? –preguntó Brad.

—No se trata de eso.

            Brad se acercó a Ricky y le dio un beso en el cuello, comenzando a recorrer su abdomen y su pecho con su mano por debajo de la remera. Sabía que Ricky quería, y que a la vez se sentía culpable, sucio. Eso lo excitaba aún más.

               Brad lo agarró de la mano y lo guió a la habitación que el mismo Ricky ya conocía bien. Ricky no parecía oponer resistencia alguna. De un empujón Brad lanzó a Ricky a la cama para comenzar a bajar sus pantalones poco a poco para vislumbrar un bulto asomándose en el bóxer. Ricky solo podía gemir y dejarse llevar por los suaves besos que  Brad dedicaba a su bulto antes de bajar definitivamente el bóxer para que su miembro saliese dando pequeños botes.

—No pienses en tu novio… –dijo Brad únicamente para que Ricky pensase más en él –…solo piensa en mí ahora.

               Rick sintió el primer cosquilleo proveniente de la lamida que Brad le acaba de dar a su pene. Poco a poco la lengua comenzó a descender desde su pene hasta sus testículos, para bajar hasta la entrada del ano. Ricky sintió un enorme cosquilleo al sentir la lengua de su amigo entrando por su culito, sensación que no había tenido nunca con su novio ya que Gon le daba asco la idea de lamer esa parte.

—Oh dios…

—Shhh.

               Brad le dio varias lamidas humedeciendo esa zona, sabiendo muy bien lo que se venía, después de todo su pene estaba bastante lubricado por la mamada de antes. Sin embargo…era mejor dejar a Ricky con ganas, si descargaba todo su arsenal ahí seguro después se arrepentiría y no querría repetirlo, y se suponía que se repitiese. Brad se levantó acercando su entrepierna al rostro de Rick manteniendo su pene a pocos centímetros de su boca.

—Hora de comer –le dijo Brad en un tono burlón.

                Rick abrió su boca y sin pensárselo dos veces Brad le envistió directo en la garganta, dándole morbo de que su amigo por poco se atragantase. Se sentía tibio, húmedo, era excelente. La suave lengua masajeando todo el largo de su miembro y sintiendo como Rick no podía evitar acumular saliva era una sensación demasiado agradable.

               Sin embargo era el morbo de los cuernos lo que a Rick le importaba. Ya no recordaba la última persona con la cual no hubiese tenido sexo solo por los cuernos, ya había pasado demasiados años. Sí era cierto que, en términos literales, Brad mantenía relaciones con su pareja de turno, pero incluso ese sexo era aburrido para él, no le interesaba tener sexo con sus parejas porque ellas les gustasen sino porque así reafirmaba más la confianza, confianza que rompería con los cuernos. Brad disfrutaba el sexo cuando sabía que había un engaño humillante de por medio. En ese momento, no podía evitar imaginar la patética cara de Santi cuando este lo descubriera todo.

“El pobre tonto debe estar preparándome un pastel en este momento. Ilusionado de que me pondré contento por festejar mi cumpleaños. Extrañándome con locura mientras aquí estoy a punto de llenarle la boca a este tonto con mi semen”

               Oh, el morbo. La sensación del engaño. La humillación. Brad no aguantó mucho más y despidió unos potentes chorros de semen directo a la garganta de su amigo. Rick intentó apartársele pero él no lo permitió, le clavó su cadera lo más cerca de su rostro para que sintiese esa potencia, ese poder, esa dominación.

                Y claramente a Rick le gustó. Razón por la cual el suceso se repetiría nuevamente, solo que esta vez sería con Santi presente, a punto de romper en llanto.

* * * * * * * * *

               Tras el episodio con la mamada de su amigo, Brad volvió a su casa a pie. Sabía que Rick se había quedado con ganas, las suficientes para aceptar a la propuesta de “repitamos esto el próximo viernes”.

               Sabía que Santi debía estar esperándolo en su casa, o más bien departamento. Brad vivía en un modesto departamento alejado de sus padres, manteniéndose a base de dinero de su padre por un lado y a base de un trabajo a medio tiempo por el otro. Santi tenía una copia de las llaves de su departamento, asique la cosa “iba en serio”, al menos para el pobre Santiago. A Brad poco y nada le importaba. Ciertamente quería mucho a su novio, pero no lo suficiente, y terminar la relación con los cuernos era lo que él hacía siempre. No se arrepentía de ello.

               Ciertamente pocas parejas habían querido perdonarlo tras eso. Una vez Brad estuvo como tres meses de novio con una chica llamada Janisse. Era preciosa, un cabello castaño claro, unos ojazos color miel, unas tetas preciosas, pero ciertamente una tonta sin igual. Brad había cortado con ella grabándose teniendo sexo con otra chica y enviándole el video a ella, diciendo que “estaba borracho cuando envió el video”.

               Janisse no lo dejó. Solo le gritó para después perdonarlo, lo cual Brad amaba con locura. Ciertamente algo mejor que una pareja engañada era una pareja que no podía evitar quererlo por mas engañada que esté. Brad siguió con ella y repitió el proceso tres veces.

               Las tres veces Janisse estuvo a punto de matarlo, y las tres veces lo perdonó. Claramente a la tercera vez Janisse estaba paranoica, muy desconfiada y hasta incluso resignada a los cuernos, cegada por seguir amando a Brad. Y obviamente el joven se aburrió de la situación. No, no se molestó. Sencillamente se aburrió como quien no quiere la cosa.

               El cuarto video que le envió fue el definitivo. Brad recuerda bien el hecho porque probablemente fue la jugada más morbosa que hiso. Al momento de enviar el video sabía que Janisse tenía un examen muy importante, lo cual potenciaba el morbo en cuestión.

               Esta vez Brad se encontraba con tres vergas en la cámara, una clavándosele en la boca, otra en una mano y la otra penetrándole el culo. Mientras él gemía que le diesen más Janisse tenía un ataque de pánico tras ver a su novio no solo engañándolo con un chico sino con tres a la vez. Era el colmo. Era una locura.

               Una vez durante una charla intima, Janisse le había contado a Brad que su fantasía más pervertida era ser cogida por varios hombres a la vez. “Pues tenías razón cariño, se sintió de puta madre” le escribió Brad tras enviarle el video.

             No volvió a verla nunca más.

               Engañar a Santi conlleva un morbo extra al ser la pareja que más le había durado. Medio año sin meterle los cuernos, o sea, mierda que había batido su propio record! Aunque claro…así como alguien que deja crecer una planta de tomate con paciencia para que al sacarla este sea más jugoso, Brad sabía que la paciencia de la relación con Santi tendría sus frutos. Su novio tendría la mayor cara de decepción de todas en comparación a las otras parejas que Brad había tenido. Y eso le encantaba.

Al llegar a casa Santi estaba mirando la televisión. Había un ligero aroma a quemado que daba la sensación de que su novio había estado cocinando.

—Brad, hola –Santi se levantó de la cama para darle un fuerte beso en los labios a su novio.

               Si le preguntaras a cualquiera de los amigos de  Brad, la mayoría diría que él y Santi hacían una “muy bonita pareja”. Brad se veía algo aniñado, lampiño de cara y de cuerpo con sus pelos despeinados negro azabache, y unos ojos amarillos llamativos para el color de su pelo. Mientras que Santi se veía aún más aniñado, pero por su actitud insegura más que por otra cosa. No era tan flaco como Brad ciertamente y de estatura era medio baja, pero su timidez le daba un aire enternecedor, almenos cuando debía darle un beso a Brad en público.  Pobre e inocente Santi.

—Hola mi gatito ¿Cómo estás?

Santi amaba que le llamase así y Brad lo sabía muy bien. Pobre Santi…

—Bien, te estuve esperando. Tardaste un poco.

—Lo sé, es que tuve que desviarme a ver a mi abuela hoy a la salida del trabajo –mentira.

—Oh, ya veo.

—Veo que estuviste cocinando algo.

—Ah…eh…eso no importa.

—Aahh, vamos ¿me vas a decir que ahora te da vergüenza?

—Es que se me quemó un poco.

— ¿Un poco? Huele como un quemadero municipal de neumáticos aquí.

              Tiempo atrás Santi se habría ofendido o sentido herido con ese chiste, pero había aprendido a entender y a querer a Brad como venía, con su sentido del humor poco habitual y toda la cosa. Porque en verdad lo amaba. Y en verdad se le rompería el corazón el próximo viernes.

—Cállate, ya quisiera verte a ti intentando cocinar una simple lechuga.

—Pff, a mí solo se me quemó una cosa en la vida.

— ¿Una sola?

—Sí, mi verga cuando me la mamaste la primera vez.

Santi le dio un ligero golpecito en el brazo sin poder disimular el rubor de sus mejillas. Se dirigió a la cocina y sacó del horno un pastel un tanto tostado, pero que ciertamente se veía comestible a pesar de todo.

—Feliz cumple amor.

              Brad le dedicó una leve sonrisa para después darle un beso en la boca. De esos besos embriagantes donde tu lengua invade la boca del otro. Y Santi se dejó besar sintiendo esa inocente ilusión del amor.

—Ven, vamos a comer algo afuera.

— ¿Afuera?

—Sip, hoy me pagaron bien asique podemos permitirnos ese lujo. Bebamos una cerveza y festejemos bien a tope mi cumpleaños.

—Pensé que preferirías quedarte en casa e invitar a tus amigos.

—Nah, esta noche quería pasarla contigo.

               A Santi le dio un pequeño vuelco al corazón, y Brad obviamente lo notó. Y el desgraciado se sintió orgulloso de eso.

* * * * * * * * *

               A pesar de estar medio año saliendo tener sexo con Santi no era tarea fácil. No estaba lo suficientemente acostumbrado y cada vez que Brad lo penetraba debía hacerlo demasiado despacio y no duraba más de un minuto y medio sin que Santi le pidiese que parase porque no aguantaba más el dolor. El sexo terminaba con alguna mamada o incluso masturbándose entre ambos, pero no con anal, ya que Santi no lo soportaba lo suficiente.

               Esa noche tras salir a beber algo ambos novios entraron dando un par de brincos en el departamento, caminando casi en zigzag. La cama del depa era prácticamente un colchón en el piso y ambos se arrodillaron sobre él.

—Dios, todo se me está moviendo de lugar –comentó Santi quitándose la remera.

—Creo que nos pasamos con esa cuarta botella.

—Creo que nos pasamos desde que abrimos la segunda.

—Pff, no aguantas nada.

              Brad comenzó a quitarse los pantalones para ya acostarse a dormir, pero Santi, borracho y todo se acercó para desabotonarle él mismo sus pantalones.

—Te dije que…que tenía un regalo de cumple para ti… -las palabras le costaban salir por lo ebrio que estaba, pero Santi estaba decidido.

— ¿Ah sí? Me pregunto que será –dijo en tono burlón Brad.

               Santi le bajó los pantalones con bóxer incluido para ver que el pene de Brad estaba tieso. Sin pensárselo mucho se lo metió entero a la boca y comenzó a chupar.

—Wow, oye goloso, espera un poco.

               Santi no hizo caso. Al principio no era muy excitando tener el pene entero y tieso de su novio en su boca, pero comenzó a sentir como dentro de su garganta el pene comenzaba a crecer y a ser mas difícil de mantenerlo por completo dentro. Pasó de tenerlo todo entero a tener solo tres cuartas partes del mismo, llenándolo de saliva con leves movimientos.

—Ufff, amorcito –Brad acarició la cabeza de su novio, recordando como Ricky le había mamado la verga también esa misma tarde.

               Santi chupaba, la sacaba, la lamía, la volvía a chupar. Ciertamente estaba muy motivado, cosa que sorprendió un poco a Brad.

—hoy andas inspirado ¿eh?

—Es que quiero que esté bien lubricado. 

— ¿Quieres que intentemos anal acaso?

—N…No…nada de intentar…no importa cuánto me duela. Hoy me harás lo que quieras.

               Brad largó una pequeña risa.

—No digas tonterías.

—Este es mi regalo de cumple para ti Brad, hablo en serio.

—Pero amor.

—Brad…en serio… hazme lo que quieras…

               Penetrar a Santi no era la mayor ilusión de Brad. Pero hacerlo estando a una semana de engañarlo por completo era glorioso. Su novio se estaba ofreciendo a dejarse hacer lo que quiera…porque lo amaba. “El tonto está perdidamente enamorado de mí”

               Brad se agacho para besar a su novio recostándolo sobre el colchón. Comenzó a bajarle los pantalones y el bóxer mientras que con uno de sus dedos comenzó a masajear el ano.

“Tan enamorado que piensa aguantarse el dolor por mí”

               Brad ensalivó su dedo y volvió a masajear la entrada de Santi comenzando a meter su dedo con cuidado. Santi gemía y se retorcía un poco, pero Brad lo clamaba con leves besos en el cuello.

“Vas a hacer algo como esto porque me amas…menudo idiota estás hecho”

               Brad metió dos dedos. Y Santi gimió más fuerte.

“¿Qué cara pondrás el próximo viernes?”

             Brad acercó su pene al ano y comenzó a masajear la punta del mismo comenzando a meterse poco a poco dentro de su novio.

“¿Qué cara patética pondrás cuando entres al depa y me veas teniendo sexo con Ricky?”

            Brad empujó y su pene entró con más agilidad. Santi largó un pequeño gritito ahogado y comenzó a gemir de los nervios.

—¿Quieres que pare?

—N…No…este es tu regalo. Tu…tu haz lo que quieras.

             Brad sonrió levemente y le dio un beso en los labios para comenzar a dar envestidas poco a poco. Santi intentó mantener el beso, pero no pudo hacerlo, su boca se abría demasiado para lanzar los fuertes gemidos de dolor al sentir  el pene de su novio entrando y saliendo dentro suyo.

“Mira cómo te sacrificas por mí ¿Será que mientras te aguantas este dolor estas pensando que ahora te amo más”

              Las envestidas se agilizaron, a un punto que Brad agarró de ambas piernas a Santi y sin mucho despecho comenzó a darle embestidas más fuertes, dando audibles sonidos de palmadas al chocar su cadera con las nalgas de su novio. Santi no paraba de gemir, o más bien, de hiperventilarse, respirando muy agitadamente, sudando mucho y mordiéndose el labio inferior para aguantar el dolor.

“¿Que harás cuando me veas con Ricky?”

              Las envestidas eran más fuertes y Santi comenzaba a lanzar pequeñas quejas de súplica, como esperando que todo se termine rápido.

“¿Te pondrás a llorar como lo haces ahora?”

—No más…no más Brad, por favor.

“¿Suplicaras como ahora que me detenga cuando me veas penetrándolo a él?”

—Te amo –exclamó Brad metiéndole con más potencia su pene para ver como Santi no aferraba con sus manos a la cama mientras que su rostro se enrojecía de tanto aguantar.

            Brad no paraba de pensar en el próximo viernes. En como la situación de su novio entregándose al dolor le daba más morbo, porque sabía que le dolería el doble cuando lo descubriera todo. Brad ya no recordaba la última vez que había tenido sexo con alguien más solo por placer y no por el morbo de los cuernos. A esas alturas, que demonios importaba.

—Acabo adentro amor, ya me vengo –anunció Brad en un éxtasis de morbo.

             Llenándole el ano de potentes chorros de semen Brad le dio la envestida final, la más fuerte y por supuesto la más profunda de todas. Santi dio un gritito final, aunque relajado de saber que el pene saldría de allí de una vez. Todo había terminado, pero había valido la pena…porque ahora su novio lo amaba más ¿Cierto?

             Brad quitó su pene de adentro dejando ver como Santi no era capaz de cerrar el agujero dilatado que le había dejado. El ano había quedado bombeando, como pidiendo más.

—Fue el mejor regalo de cumple que me han dado amor –dijo Brad dándole una pequeña nalgada a Santi.

El pequeño estaba respirando hondo, tratando de que el dolor se relajara. Estaba totalmente sudoroso, cansado y adolorido. Sin embargo dio una leve sonrisa ante ese comentario.

—Qué bueno que te gustó.

—Te amo mi chiquito –le dijo Brad recostándose a su lado para dedicarle un beso en la boca.

— ¿Mucho mucho hasta el cielo?

—Mucho mucho hasta el cielo amor –le repitió Brad.

Claro que sí. Mucho mucho…hasta el cielo…

* * * * * * * * *

               La semana se pasó volando y Santi había salido de la universidad aquel viernes totalmente estresado. Era su primer año estudiando la carrera de medicina, y mierda que le estaba costando. Uno de sus compañeros había querido boicotearlo en el último examen y se sentía entre molesto y aturdido.

               Hacía bastante calor a la salida de la uni y sentía deseos de beber algo fresco.

—Hey, Santi.

               La voz que lo llamaba le sonaba conocida. Al voltearse vio que se acercaba Mirella, su amiga más apegada de la clase junto a un grupo de otros chicos. Ciertamente se llevaba bien con ella, era de las pocas personas que sabía que él era gay y que salía con Brad. A veces hasta se animaba a contarle detalles personales, aunque dudaba de si le contaría que le había entregado el culo a su novio.

—Mire ¿Qué pasa?

—Ah, nada, acá con los chicos íbamos a ir a tomar algo ¿No nos quieres acompañar?

               El resto del grupo Santi no lo conocía lo suficiente y de hecho notaba que se la pasaban bebiendo y fumando, cosa que no le agradaba mucho. Ciertamente Santi tenía sed, pero prefería beber algo en casa de su novio, que seguramente estaría aún en el trabajo.

—Perdón, pero hoy paso. Este viernes la paso con Brad.

—Aaaww, “me la paso con mi noviecito” –Mirella le hizo burla y Santi le sacó la lengua.

—Callate tonta.

—Ñeee, no me callo nada.

               Mirella se retiró despidiéndose de Santi, mientras el joven se dirigió al departamento de Brad. Tenía la copia de las llaves después de todo. Al llegar lo primero que hizo Santi fue dirigirse al cocina, pero notó que la ropa de Santi como lo era la campera y el calzado estaban en la entrada.

— ¿Mmmm? ¿Brad? ¿Saliste más temprano?

               Santi se dirigió a la habitación para descubrir que sí, que Brad efectivamente había salido más temprano del trabajo, específicamente para invitar a Ricky a su casa, y hacerle llevar el trago más ácido de toda su vida. Claro que esto Santi no se lo esperaba, y la cara que puso ese día se quedó marcada en la memoria de Brad como la mirada más decepcionante y patética que haya logrado conseguir jamás.

Y eso le dio aún más morbo.

Continuará…

Notas finales:

Si les gustó pues comenten que les pareció y si no...bueno...igual, de los malos comentarios tambien se aprende. Saludos y hasta la proxima semana supongo.


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