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×Tic-Tac× [Taegguk] OS por Txzgguk

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Apareció en su vida como si de un parpadeo se tratase, cuando ya no podía lograr divisar su esbelta figura en los espejos y cuando sus lágrimas buscaban nuevas excusas, cuando su corazón ya no dictaba latidos de esperanza, cuando finalmente se rompió y quedó tirado.

No te mentiré, no está reparado. Pero sigue funcionando a pesar de que su reloj dejara de hacer tic-tac, a pesar de que ya nunca más vaya a poder cumplir su misión ya que ahora es otro ser insignificante, roto y adolorido, lleno de mentiras. Ahora solo seguirá adornando con su presencia en el entorno con sus frágiles cuerdas flojas. Sigue funcionando porque al encontrarlo le dio cuerda, tratando de limpiar la impureza impregnada en él. Jeongguk necesitaba.

Sin falta desde ese día en adelante todas las noches comenzó a recibir cuerda y limpieza.

El relojero tampoco está reparado. Tenía la manía de limpiar hasta los relojes más relucientes, pero nunca se tomó la molestia de siquiera darse cuenta lo destruido que realmente estaba, ignoraba las noches de soledad conformándose con dar cuerda a otras personas, dándoles los que ellos quieren. Atención. Mientras él solo se conformaba con las visitas nocturnas a la luna y las fotografías que tomaba de ella.

Apareció como si otra persona cualquiera fuese, cuando la ayuda se convirtió en costumbre y luego rutina, cuando comenzó a dejar de soñar para él, cuando más necesitaba un abrazo y alguien quién finalmente lo consuele. Taehyung necesitaba.

-🐻-

Las lágrimas acompañaban la sutil melodía de la lluvia que se mezclaba con el piano de fondo. El cigarrillo cumplía su función de poder suspirar tus pesadillas y aspirar tus medicinas y él simplemente se posaba en el umbral, con la cabeza acostada en el respaldo derecho dándose pequeños golpecitos inconscientemente mientras miraba cómo el agua rebalsaba las plantas secas que en un pasado cuidó.

Qué importaba. Después de todo, ¿A quién le importaría que el joven estuviera empapado de pie a cabeza? ¿Qué tiene de malo que tuviera cicatrices en los costados de sus hombros de tanto sostenerse, de tanto querer autoconsolarse con sus uñas hasta terminar clavándoselas y dañarse nuevamente? Después de todo es otro chico aburrido que no sabe qué hacer con su vida y nadie estaba pasando por las calles con tales tormentas eléctricas.

Jeongguk realmente tenía la esperanza de que un rayo le destrozara por la mitad, pero la idea se fue yendo en lo que levantó la cabeza y sintió un tic-tac en su corazón. Su cigarrillo comenzó a quemarle levemente y el dolor de su cabeza incrementó violentamente a causa de los golpes.

-Auch- soltó el cigarro y sobó su parte dolorida detrás de su cabeza y volvió a mirar delante para saber si el joven de tez canela había presenciado la torpeza de sus movimientos.

El joven caminaba tranquilamente en el mojado pavimento, dobló la vista para encontrar al intruso de sus pensamientos y lo que él creía una corazonada de tic-tac por el susto. Cruzaron vistas por primera vez y algo dentro comenzó a encajar, como una pieza faltante finalmente encontrada y colocada en su lugar, donde pertenece, pero el sentimiento no duró mucho cuando otro rayo resonó en el cielo con un brilloso esplendor y un Jeongguk asustado reaccionando con un pequeño salto y un agudo gritito. Taehyung rió al presenciar tal pureza y simpleza, lo miró con ojos sensibles, enternecidos y con una sonrisa que denotó felicidad. Oh, otra vez otro tic-tac.

-Hola.-en lo que el menor recuperaba el aliento el castaño se acercó silenciosamente y lo tocó con su voz al chico, quién dejaba recorrer cada letra de la palabra por sus oídos, pues, encontró cautivador y atrapante la firmeza de su voz.

-Hola.

-Soy Taehyung- Jeongguk agachaba la cabeza, temía que pudiera ver los defectos de su cara tales eran como las ojeras, su pálida piel con el tono rosado que poseían sus cachetes y su nariz, con sus pequeñas cicatrices de rasguños y las lágrimas secas esparcidas por todo lados. -No te ocultes, si levantas la mirada verás que estoy igual de destruido que tú- El menor salió de sus brazos y levantó la mirada, tenía unas facciones perfectas, casi gloriosas, vio su sonrisa y creyó que solo lo hizo para burlarse de él ya que tenía una sonrisa hermosa y enorme, pero cuando vio sus ojos lo vio. Vio a Taehyung y vio las llamas flameantes retándolo, vio el océano pidiendo disculpas y la tierra seca de no encontrar ningún lugar en dónde refugiarse. Quedó embobado al ver tantos gritos guardados en la almohada y millones de deseos de poder salir de la fuerte prisión que creó su alma. Relamió sus labios e inhaló como nunca creyó hacerlo.

-Soy Jeongguk- sonrojó violentamente al escuchar su voz, llevaba semanas sin escucharse o verse en algún espejo y esperaba de todo menos avergonzarse de su propia voz ronca, saludando en un susurro.

-Lo sé.

-¿Lo sabes?- dejó caer levemente su mandíbula y sus ojos se cristalizaron en segundos, tenía miedo de que él piense lo mismo que el resto sobre sus cuerdas mal colocadas y mugrientas, tenía miedo de que solo le estaba hablando por lástima, que muy dentro suyo también creía era basura a pesar de que quizás si lo conocía.

-Se puede decir que tu sonrisa atrae miradas- una mueca se instaló en forma de una sonrisa torcida. Para él tampoco era fácil estar allí parado interactuando con el chico que siempre veía en sus sueños y que siempre quiso retratar. A no ver más que sorpresa en sus ojos se preocupó. No quería echar todo a perder en la primera y quizás última oportunidad que tenía para hablar con el maravilloso joven de piel lechosa-. A lo que me refería era qu-

-Está bien- suspiró -Es solo que no soy... no siempre me dicen eso.

-Creo que están mal, creo que a pesar de que no te vea sonreír mucho cuando paso por aquí sigues siendo igualmente muy atractivo mirando sea lo que mires- Jeongguk hizo un ruidito parecido a una risa inocente y Taehyung nunca pudo olvidar esa sonrisa de conejo fabricada por el pequeño reloj a cuerdas.

-Cambio lo dicho, sí te conozco.

La primera vez que hablaron, recordaron como sonreír, como hablar y como sentir nuevamente fuera de los sueños.

-🐻-

El relojero se la pasaba horas y horas despierto en las noches, quería terminar de una vez por todas y sacarse la sonrisa de Jeongguk que tantas vueltas estuvo dando en su cabeza el día en el que le habló, delinearlo, fotografiarlo y entregar sus fotos como resultado final a sus trabajos de universidad.

Desde que le habló no dejó de encontrar perfección hasta en las esquinas de una caja.

Pero la triste realidad es que no pasaron números ni emails, se tendría que conformar con el simple hecho de que intercambiaron miradas, palabras y casualmente esperanzas en la luna. La triste realidad es que seguiría viéndolo desde lo lejos y dibujándolo en las noches hasta que su mano se acalambrara, seguiría retratando arte mientras otros aprovechan de sus habilidades con los relojes, utilizarlo hasta que sus cuerdas vuelvan a parar y no le quede otra opción más que tirar lo inservible.

Las lluvias cesaron y sus corazones apagaron, dejaron de funcionar nuevamente pero la razón no era segura.

Las visitas siguieron siendo continuas a pesar de que no dirigían más que miradas de saludos lejanos, una nueva sequía vendría a la ciudad.

El estrés de ambos chicos fue incrementando mientras que la luz apagando. El tic-tac no volvería a no ser que vuelvan a cruzarse.

-🐻-

La segunda vez que se vieron. fue la definitiva.

El calor provocaba que te agotaras hasta respirando, Taehyung estaba intentando encontrar una buena pose de la mariposa, pero no veía belleza en ella, nuevamente volvió a perder el toque y todos se decepcionarían. Oh no, el no podía volver a ver a su profesor poniendo esa mueca de disgusto, de que volvió a ser incapaz en su profesionalidad.

tic-tac, tic-tac.

Su corazón dio un vuelco y dejó al joven moreno parado en la calle nuevamente intrigado por el repentino palpeteo feroz. Y no fue hasta que alzó la vista lo volvió a ver. Volvió a ver las mismas lágrimas, pero en medio de una cascada infinita en sus suaves cachetes de porcelana, volvió a ver las mismas ojeras pero de un tono mucho más preocupante, volvió a ver esa inquieta mirada pero ahora escandalosamente perdido. Y no fue hasta que dobló la mirada para encontrar un espejo que se vio. Vio lo que siempre quiso evitar, pues estaba destruido no solo mentalmente sino que físicamente.

Jeongguk corrió, no quería verlo estando en un estado mucho más horripilante que antes, se daba asco, repulsión y acabado. Llegó hasta su casa para simplemente entrar y prender un cigarrillo apresuradamente pero lo trituró con los dedos de la desesperación, joder ¿Por qué todo estaba pasando justo ahora? ¿Por qué no antes? Revolvió todos sus escritos mezclados posados en la mesa de trabajo, se odió por tener al menos una vez el nombre de Taehyung escrito en ellos, escritos de su llameante y goteante mirada, de sus labios abultados y el abrazador color de piel.

Ya está. Es el fin.

No pudo parar de llorar, mares de lágrimas recorrían sus cachetes como si de cascadas interminables se tratase. Y sin escuchar abrir la puerta, sin escuchar sus pasos acercándose, estaba él. Con una delicadeza casi irreal sujetó su cintura y presionó suavemente para apegarlo más y más a él, no se resistió ni quería hacerlo, a pesar de que tan solo se conocieran de vista, de una corta charla seguían compartiendo sueños y pesadillas en las que siempre se encontraban, compartían la misma soledad y tristeza de las noches, pero nunca más sería así. Jeongguk rápidamente volteó y vio sus ojos, los que alguna vez en sus sueños dudó que tuvieran algún significado mayor a la reparación de lo reluciente, hoy los veía con una galaxia entera e interminable dentro de ellos, pero sus cejas lo delataban de lo preocupado que estaba por su salud física y mental. El de piel lechosa se aferró de un abrazo, y por fin, luego de dar tantas cuerdas, luego de reparar lo irreparable el tic-tac volvió a sonar dentro de él, luego de tanto tiempo se sintió amado y comprendido. Taehyung tampoco pudo aguantar mucho tiempo más, pues el relojero encontró su reloj roto que le daba las cuerdas para vivir, y dejó de sentirse solo. Por fin tuvieron el abrazo cargado de emociones que tanto necesitaban y muchas veces se les privó sin justificación. Por fin rompieron la pared de tiempo final para comenzar a vivir nuevamente.

Notas finales:

Esto es de hace una eternidad; actualmente creo que mi estilo es completamente diferente, pero es lo que hay al menos para empezar.


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