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Steve en Casa por Sigyn

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Notas del capitulo:

Hoooolaaa bueno aquí les traigo el One Shot Stony. Disculpen por tardarme mucho, pero cosas pasaron, pero ya espero que todo se normalice.

 

Disfruten de este Stony Omegaverse. Intenté hacerlo Hard, no sé si lo logre. Ustedes juzguen.

 

¡Disfruten la lectura y nos leemos abajo!

 

Recuerden que los personajes no me pertenecen, ambos tres son de Marvel.

Tony cerró la puerta luego de verificar que su amado hijo Peter se hallaba durmiendo tranquilamente. Seis meses había pasado desde que Steve Rogers se había marchado a una misión secreta de SHIELD. Se dirigió a la cocina y preparó un cargado café, como extrañaba al rubio de su marido. No tenía noticias de él y eso lo angustiaba, había intentado hablar con Fury, pero éste solo le dijo que el rubio se encontraba bien. Sirvió su taza de café y se dirigió a su taller, quizás esa noche iba a hacer como las anteriores, que a duras penas lograba conciliar el sueño.


Luego de la tercera taza de café, decidió que iba a volver a su cama, se encontraba agotado; el reloj marcaba las cinco de la mañana. Arrastró los pies hasta la habitación y cuando hubo entrado en ella, se acostó en la mullida cama. Quería llorar, ¿Y si a Steve le pasó algo? Lo más lógico es que se lo comunicaran, pero ya no sabía que pensar. Steve no tardaba mucho en sus misiones, quizás un mes como mucho, el rubio se encargaba de terminar rápidamente y volver al lado de su familia.


Steve era un Alfa dominante y protector, siempre quería permanecer a su lado, siempre quería cuidar de Peter y de él. Las lagrimas rodaron por los costados de su cara, alojándose algunas en sus orejas, rodó hacia un lado y se fijó en el marco que se encontraba adornando su mesa de noche, ahí estaba la foto de ellos el día de su boda.


Aún recordaba ese día con mucha alegría y nostalgia, Steve se veía impecable con su traje color blanco que resaltaba la perfecta figura ósea, pulcramente peinado y con las más deslumbrantes sonrisas. Le había peleado el poder usar el color blanco, él no pudo debatírselo, la verdad es que el color le lucía, sus ojos se veían más azules y su cabello más rubio. Así que él había usado uno color negro, pero en su bolsillo destacaba un pañuelo color azul turquesa que Rogers le regaló el día de su cumpleaños.


Steve no podía creer que Anthony fuese un Omega, ya que éste se encargaba de ocultarlo muy bien. La primera vez que lo conoció, luego de ser descongelado de aquella máquina, se veía imponente como un Alfa cualquiera, poseía una mente privilegiada y era dueño de una de las mayores industrias del país, pero mayor fue su sorpresa cuando descubrió al castaño inyectándose los supresores. Anthony le rogó que no contara sobre su condición, éste no se encontraba precisamente orgulloso de la misma, más el rubio Alfa se había encargado de persuadir todos esos pensamientos y lo había conquistado con la infinita amabilidad que poseía.


El aroma que desprendía el Alfa era exquisito para Anthony, desde que lo vio vestido con su traje de capitán sintió como una corriente eléctrica recorría su cuerpo y se alojaba en su vientre. Nunca le había sido tan difícil contener ese lado primitivo, como cuando conoció a Rogers.


El día que en que yació con el capitán por primera vez, fue el mejor día de su vida. El Alfa le había pedido que dejara los supresores y dejara que todos conocieran el Omega que era, todos se sorprendieron al descubrir el nuevo aroma que desprendía el hombre de metal, que resultaba ser un Omega y no un Alfa como todos habían creído por años, pero también al castaño le cubría sutilmente el aroma de un Alfa, del Alfa que nunca se despegaba de su lado. Todos cayeron en conclusión que Rogers y Stark estaban saliendo.


Luego que en una noche de celo haya sido marcado por su adorado rubio, las cosas fueron mejorando para la pareja. Y no hubo día en el que estuvo más orgulloso de ser Omega, que cuando estaba embarazado del pequeño Peter. El capitán le pidió su mano en matrimonio y se habían casado en Irlanda, por petición del rubio. Había sido una boda privada y una luna de miel fogosa. 


Tony observaba fijamente la foto donde Steve y él sonreían, las lágrimas se acumularon y desbordaron de sus ojos cafés. Como amaba al Alfa de Steve Rogers, como lo quería a su lado, que lo abrazara y lo besara con tanto cariño como acostumbraba, solo habían pasado seis meses, pero era un infierno. Peter crecía cada día y Steve se lo estaba perdiendo.


Con cinco años de edad, Peter era un sol; era un niño muy astuto e inteligente. Poseía los ojos azules de Steve y el cabello castaño como el de Tony, la sonrisa siempre se encontraba en la cara aniñada de su hijo; cuando llegaba a una habitación ésta se encendía ante la calidez que desbordaba el pequeño. Sus padres lo amaban con locura y nunca permitirían que le pasase algo. Aquella ausencia de su Alfa se hacía más a mena gracias a que el castaño niño estuviese saltando por doquier.


Y como si lo estuviese invocando, oyó como la puerta de la entrada se cerraba. Su corazón comenzó a latir precipitadamente y el olor característico del Alfa invadió sus fosas nasales, las lagrimas se acumularon en sus ojos cuando en plena oscuridad sintió la puerta de su habitación abrirse.


—¿Steve? —preguntó el castaño mientras encendía la luz.


—¿Te desperté? —Steve observó los ojos hinchados y llorosos de su marido.


Anthony observó perplejo al hombre que se encontraba frente de sí, Steve tenía el cabello más largo y una gran barba adornaba su anguloso rostro. Estaba un poco sucio y una marca roja adornaba su mejilla derecha. El alma de Tony salió y entró de su cuerpo ante la imagen de su marido.


Steve sonrió al observar como las gotas de agua brotaban de los ojos cafés y se acercó lentamente, expidiendo un aroma que tranquilizaba a su agitado Omega. Cuando estuvo parado frente a él, le acarició la mejilla y se inclinó a besar los labios hinchados de su marido. Anthony correspondió el beso, el aroma le brindaba tranquilidad, al igual que la caricia. Steve había llegado sano y salvo a casa.  


—¿Te encuentras bien? —Tony preguntó al separarse del beso y ver la herida en el rostro de su marido.


—Sí —Steve sonrió—, solo fue un rasguño.


—¿Por qué tardaste tanto? —el ceño del castaño se frunció con molestia— ¿Por qué no me avisaste que ibas a tardar tanto?


—Lo siento —pronunció el Alfa ante la cara angustiada de su Omega—, se presentaron varios improvistos en la misión —Steve acarició el cabello castaño y enredado de su marido.


—Ya no importa —Dijo mientras abrazaba al rubio—. Lo importante es que estas aquí.


Ambos se hundieron en el abrazo y aspiraron el aroma del otro. Steve fue el primero en separarse y brindarle otro beso a su marido. El beso se fue volviendo más intenso, Tony comenzó a desprender feromonas inconscientemente ante la caricia, esto logró que todo el cuerpo de Steve se electrificara ante las señales que mandaba su marido.


Steve había necesitado más que nunca a Anthony, lo extraño con locura en esos seis meses de separación, necesitaba a su marido. Anthony y Peter eran su todo, y que él se haya tenido que ausentar tantos meses no le había gustado, pero por protocolo de seguridad, le habían impedido lograr mantener una comunicación con su Omega. Sabía que esto preocuparía a Tony, el no recibir señales de él, pero agradecía que Peter estuviese ahí para acompañar y contener los impulsos de su marido.


Con un movimiento rápido el rubio se deshizo de la camiseta del castaño. Observó atentamente esa piel bronceada que tanto le gustaba, acarició los pezones y éstos reaccionaron ante el toque del Alfa. Tony dejó escapar un gemido ante la caricia proporcionada y sonrió al ver el efecto que éste ocasionaba en su marido. El Alfa gruñó antes de devorar el pecho de su Omega; lamió, succionó y mordió aquellos botones que adornaban el plano pecho de Anthony. Suavemente paso los dedos por el reactor que tenía Tony incrustado en su pecho y bajó sus dedos en una tierna caricia hasta el centro del castaño.


Tony observó las claras intenciones de su marido y sostuvo la barbilla, ahora adornada por finos vellos rubios, para atraerlo hacia él.  Lo beso con demanda e introdujo sus manos por debajo del uniforme, acarició el formado pecho y se deshizo de todo aquello que le impedía tocarlo. Se separaron para observarse y Tony suspiró al encontrar los ojos de su amado frente sí.


Steve lo empujó hacia la cama y se subió, retomó su camino con sus manos, mientras besaba el cuello de su Omega. Se detuvo a observar la marca que adornaba el cuello del castaño, la acarició con su lengua y brindó suaves besos sobre ella. Tony rio ante las cosquillas que le proporcionaba la barba de su marido. El Alfa se separó para observarlo con diversión y la mano del castaño se posó en su mejilla acariciando los rebeldes vellos.


—Mañana me afeito —dijo Steve mientras depositaba un beso en la boca de su amado.


—No —Tony lo miró serio—, me gusta. Nunca te había visto así.


Steve sonrió y beso al Omega, colocó sus dos manos alrededor del rostro de Anthony profundizando el beso. Introdujo su lengua en la cavidad bucal ajena y acarició el interior de la misma. Bajó sus manos para colocarlas en su cuello y acariciar esa parte que, personalmente lo volvía loco. Se encontraban muy excitados y el aroma del ambiente los delataba.


Tony acarició la espalda del rubio cuando este volvió a lamer su herida. A Steve le encantaba esa herida, le recordaba que aquel Omega era suyo; el rubio sintió como el castaño acariciaba su trasero y la parte baja de su espalda. Con una mano tomó el miembro duro del Omega, haciendo que este gimiera ante el contacto. Despojó de toda prenda a su marido y se alejó para observarlo, Steve se relamió los labios con deseo y Tony sintió un cosquilleo intenso en su vientre y como se humedecía cada vez más su entrada.


Los ojos del Alfa estaban brillando gracias a la lujuria. Para Steve, Anthony era el Omega más hermoso y perfecto que habitaba el planeta tierra, no había nadie que se le comparara, lo amaba con locura. Deslizó su mano por el interior del muslo, sintiendo el temblor de las mismos. Abrió las piernas de su marido y se acercó al erguido miembro y sin despegar la mirada del castaño, introdujo toda la anatomía en su boca.


Tony gritó al sentir la húmeda y cálida boca del Alfa, cuando éste comenzó a subir y bajar, marcando un ritmo placentero; sus ojos se cerraron y su corazón latía acelerado. Gimió con gran fuerza cuando el rubio introdujo dos dedos en su entrada y sus ojos se desorbitaron ante el placer que estaba recibiendo. Steve disfrutaba de la vista, observar al castaño retorciéndose ante sus caricias, era terriblemente placentero. La dureza entre sus piernas dolía al verse presa entre las capas de ropa, deseaba introducirla en el cuerpo de su Omega y explorar su interior.


El castaño sintió como las oleadas de placer recorrían su cuerpo, se arqueó un par de veces y se sostuvo de las blancas sabanas cuando la explosión de placer se apoderó de su cuerpo, un gemido largo resonó por la habitación. Con las pocas fuerzas que le sobraban luego de aquella eyaculación, observó como el Alfa se relamía los labios luego de haberse tragado hasta la última gota derramada.


Steve se despojó de sus pantalones y su miembro sintió la libertad, se levantó con imponencia y la punta rosada goteaba aquel líquido preseminal. Tomó de las piernas del castaño para colocarse en el medio de ellas y posicionar su miembro en la entrada húmeda de su marido.


—Hazlo ya —suplicó Anthony con desesperación.


El Alfa entró en su Omega en una sola estocada, ambos cerraron los ojos al sentir la caricia y la conexión. Como habían añorado ese momento, como habían añorado sentirse el uno al otro. Steve se mantuvo quieto mientras sentía como las paredes interiores de su Omega lo apretaban. Tony movió su vientre en círculos para indicarle que se moviera, que lo necesitaba. El rubio comenzó la danza con movimientos suaves y profundos, Tony gemía cuando entraban dentro de él de manera lenta.


El rubio tomó las piernas de Tony y las acomodó entre sus hombros, tomó por la cintura al castaño y comenzó a penetrar con más fuerza y firmeza. Aumentó la velocidad cuando veía que la cara del castaño se trasfiguraba del placer, comenzó a volver la caricia más violenta al sentir la respuesta satisfactoria de su pareja.


Salió de él en un momento brusco, provocando un orgasmo en el omega; éste se derramó sobre el vientre del rubio. Steve observó las mejillas sonrosadas de su marido y sonrió, se acercó a besarlo mientras que con sus manos lo guiaba a cambiar la posición. Ya en cuatro, Tony hundió su rostro en las almohadas y subió su trasero colocándolo al alcance del Alfa.


Steve se acercó y lamió la entrada provocando que su pareja temblara del placer, con una mano acaricio el redondo trasero y con la otra guiaba su miembro a la necesitada entrada de su marido. Fue penetrándolo poco a poco, mientras lamia la espina dorsal del Omega; soltó un gruñido cuando estuvo completamente dentro del castaño y éste lo apretaba impidiéndole la salida.


Anthony estaba cegado del placer, sentía como todo su cuerpo respondía ante cualquier toque o caricia proporcionada por su marido, estaba necesitado, quería que Steve lo partiera en dos, amaba cuando este era cariñoso en la cama, pero ahora necesitaba que fuese rudo y agresivo, necesitaba sentir que estaba ahí, que no se iría otra vez.


Y como si estuviese provocando a un animal, el rubio olió la desesperación y el deseo en su marido. Posicionó sus manos en la cintura y comenzó un acelerado y rápido vaivén. Tony no se esperaba aquella reacción, pero le provocaba el placer deseado. Steve perdió la cordura, logrando así un sexo desenfrenado y necesitado.


Penetró con violencia el cuerpo de su marido, el omega se retorcía de placer debajo de él. Tony gimió alcanzando su tercer orgasmo y sintió como el cuerpo de Steve se aproximaba al clímax. Se volvió más profundo el vaivén y el Alfa soltó un gruñido que resonó en toda la habitación mientras se derramaba dentro del Omega con una última estocada.


Estuvieron conectados unos segundos mientras Steve regularizaba su respiración y volvía en sí, Tony se volteó y abrazó a su marido.


—Te extrañé mucho Capsicle —el castaño se aferro al abrazo.


—Yo también te extrañe cariño —Steve depositó un beso en la cabeza castaña.


Ambos se acostaron en la cama y Anthony se acurrucó en los fuertes brazos del Alfa. Steve cerró los ojos y se quedó dormido rápidamente, se encontraba agotado. El Omega observó a su marido un largo rato, temiendo a que fuese un sueño, mientras que poco a poco se quedaba dormido y caía en un profundo sueño.


La risa y los saltos sobre la cama hizo que Tony despertara. Al abrir sus ojos observó como su hijo Peter saltaba sobre el torso desnudo de su papá, Steve sonreía y le pedía que parara de hacer eso, que despertaría a su papi.


—¡Estás aquí papá, estás aquí! —Peter sonreía de la emoción.


—Sí cariño —Steve sonreía mientras abrazaba con ternura a su hijo.


—Yo también quiero abrazos y besos de buenos días —Dijo Anthony en un puchero, mientras se acercaba a su hijo y le depositaba un beso en su pequeña cabecita.


—¡Buenos días papi! —El niño se arrojó a los brazos del castaño— Quiero desayunar pancakes.


Tony observó a su marido y ambos sonrieron.


—Que tal si vas a buscar tu proyecto de ciencias y se lo muestras a tu papá —animó a su hijo y a éste le brillaron los ojos.


—Sii —Peter bajo rápidamente de la cama y corrió a su habitación.


Steve aprovechó el momento de ausencia de su hijo para levantarse y colocarse un pantalón. Observó a su marido desnudo en la cama, se acercó y se sentó en el borde para depositar un beso de buenos días a su amado.


—Buenos días Tony —Sostuvo su rostro entre sus manos y sonrió.


—Buenos días cariño —Tony le devolvió la sonrisa y besó sus labios—, te salvas que Peter se despertó, sino iba por otra ronda —Steve rio ante el comentario.


—En la noche nadie se salva —respondió mientras profundizaba el beso en la boca del Omega.


—¡Papá, mira, mira! —Peter entró a la habitación con su proyecto en manos, logrando separar a sus padres—. Es un mini robot.


—Oh, ya eres todo un Stark —dijo Steve al observar lo que su hijo traía entre manos—. Venga explícamelo mientras te preparo tus pancakes —acarició la mata de pelos castaños.


El Alfa le dio un ultimo beso a su marido y se fue con su hijo rumbo a la cocina. Anthony se encontraba feliz de volver a tener la familia reunida, una sonrisa sincera y ancha adornaba su rostro, se levantó de su cama con intenciones de bañarse, cuando un rubio volvió a entrar a la habitación.


—Se me olvidó la camisa —abrió un cajón y sacó una camisa gris—. Te amo —dijo cuando se acercó a su marido para besarlo.


—Yo también te amo —respondió el castaño y despidió con la mano al rubio que lo veía desde la puerta.


—Ponte algo de ropa y baja a desayunar —Steve salió y Anthony sonrió.


Que reconfortante era tener a Steve en casa.

Notas finales:

Bueno, ¿qué les pareció? Espero no haberlas decepcionado. Es mi primera vez con esta pareja y también en el omegaverse.

Trabajé en varias historias que las iré subiendo poco a poco.

Denme su opinión acerca de esta historia y del lemon, de todo Jajajajaaj lo valoro mucho.

De igual forma, gracias por leer este proyectico.  Gracias por pasar por aquí y espero que te haya alegrado así sea un poco.

¡Que tengan un buen día y nos leemos pronto!


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