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Qué esperar cuando se está esperando por Aranel Poli

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Notas del capitulo:

Nuevo capítulo mis bebesitos.

El embarazo en hombres era algo tan común como el embarazo en mujeres, pero poco comprendido, sobre todo por los mismos hombres.

Mu Arní era un egresado de la escuela de medicina y tenía la especialidad de Andrología, y aunque no ejercía como médico, tenía un lugar especial en donde vendía toda clase de libros, incluso los propios, para comprender éste tema, además de accesorios para los hombres que estaban por convertirse en padres.

Y ese día justamente, tenía la presentación de uno de sus libros sobre la lactancia en el recién nacido. Fuera del local se encontraba su hermano Shion con un montón de globos invitando a la gente a acudir

-¡Pasen! ¡Hay fotos de senos!

Y mientras adentro, Mu, su esposo Saga Dídymo y el esposo de Shion, Dohko, se encargaban de tener todo listo.

-Hola a todos los presentes, les habla Mu Arní, el dueño del negocio y autor de mi tercer libro “Padre de leche”.

No era el mejor título, pero ahí estaba, frente a mujeres y hombres dispuestos a conocer sobre ese acto tan natural y tan temido.

-Tanto la leche materna como la paterna son de la misma calidad. Existen hombres que no logran producir leche durante los meses de gestación, pero siempre hay opciones, como fórmulas lácteas o incluso llegan a pagar por una nodriza, lo cual no es muy recomendable. En este libro se les enseñará cómo hacer una extracción de leche en caso de no poder producirla, fotos de la anatomía del hombre y consejos durante el embarazo.

Hablaba el pelilila con una sonrisa dejando a sus oyentes encantados y dispuestos a comprar ese nuevo libro.

-Papá dice que cuando papi nos daba mucha leche porque tenía unas grandes tetas- dijo Kiki, uno de los mellizos de Shion y Dohko, dejando a todo el público sorprendido.

-Dohko- susurró Mu señalándole con la mirada al pequeño travieso, quien enseguida fue levantado por su padre y llevado a la parte trasera en donde estaba su hermana.

-Estuviste excelente, cielo- felicitó Saga  besando la mejilla de su esposo mientras éste sonreía. La presentación había terminado con un rotundo éxito y muchas ventas.

-¿Lo grabaste?

-Incluso lo de las tetas de Shion- reía el peliazul alzando su mano donde llevaba la cámara.

-¡Saga!- gritó su amigo de cabello cobrizo, quien llevaba al pequeño Kiki de la oreja y este hacía una mueca de desagrado.

-Bien, debo irme- sonrió Saga dejando la cámara en un estante.

-¿Qué? no, Saga- se quejó Mu con un puchero.

-Debo vender esa casa, cariño.

-¿No puede hacerlo alguien más?

-Lo haría si no fuese para Cameron Díaz- sonrió Saga con suficiencia, tenía un don espectacular para venderle casas a los famosos.

-Bien, estúpida Ángel de Charlie- chistó desviando la mirada- Iba invitarte a comer, pero como quieras.

-Será después, cariño. Felicidades, bien hecho- gritó Saga a punto de salir del lugar cuando una alerta del celular de Mu se escuchó. El pelilila lo sacó de su pantalón revisando aquello y sonriendo enseguida. Era su fecha de fertilidad.

-¡Saga!- gritó mostrándole ese curioso calendario que tenía un letrero enorme que leía “Embarázame”.

-Mu- se quejó el mayor haciendo una mueca. No era que no lo deseara, pero de verdad debía vender esa casa.

-Dos minutos, cariño.

-No serán dos minutos- sonrió el griego yendo hasta su esposo mientras Dohko y Shion los miraban extrañados.

-Dohko, llevaré a Saga a mi oficina- y su cuñado sabía a qué se refería con eso. Lo mejor era colocar el letrero de cerrado.

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En otra parte y no muy lejos de ahí, se encontraba un joven de cabellos dorados y mirada azul detrás de una sofisticada cámara fotográfica. Su rostro lucía cansado y estaba irritado.

-Bien, haremos esto de la manera más fácil. Te entiendo, estás desnudo y vulnerable, pero eso no es malo, no necesitas hacerte la víctima y todo ese drama. Podrás hacerlo, somos artistas y hay que sobreponernos.

El pequeño bebé que sólo vestía un lindo short, estaba sentado frente a la cámara con un fondo de flores y lo miraba sin comprender una sola palabra de lo que le había dicho.

-Oye niño, si no estás feliz, tu mamá no compra fotos y no cobro, así que sé un hombre- susurró el joven evitando que la madre escuchara todo ello, y por arte de magia el pequeño sonrió. -Eso es bebé, te quiero feliz, muéstrame esas encías. Así se hace nene, eres perfecto- sonreía el rubio tomando foto tras foto de ese pequeño ángel.

Una vez listo el trabajo, cargó al bebé para llevarlo a su escritorio y ver todas esas bellas fotos que le había tomado.

-Ay, Shaka, son hermosas- felicitó la mujer mirando las fotos de su hijo.

-Gracias June. Te daré un 20% de descuento si ordenas hoy.

-Genial- Shaka cargaba al bebé cuando de pronto soltó un poco de leche sobre su hombro.

-Lo lamento tanto, lo siento, Shaka- se disculpó la mujer sacando un pañuelo de su bolsa y limpiando a su amigo.

-No te preocupes, está bien- negó el rubio sonriendo tomando el pañuelo de la mano de June y limpiando al bebé.

-Bebé malo.

-Son cosas que pasan, no hay problema. Hubo otro que me vomitó encima ¿Y sabes qué hice? Lo volví mi esposo- dijo haciendo sonreír a su amiga mientras cargaba al bebé frente haciéndole caras graciosas.

-Eres excelente con los niños, deberías tener uno.

-Sí, ya estamos en eso- respondió Shaka con un deje de decepción.

-Deberías tenerlo ahora, ya no somos unos niños.

-Sí, claro- sonrió con algo de pesar mientras desviaba su mirada hacia la computadora evadiendo a June.

Notas finales:

Besos inmensos, pronto sabremos más de otras parejas, espero les guste.


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