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Historia de un Amante por Yoru Kaede

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A través de esa oscuridad que los cubría... Unas pequeñas muñequitas danzaban al son de aquella canción de cuna... Bailaban con esperanza, con ilusión; no sabían otra cosa... Solo tenían ese deseo de complementar, guiando a almas que eternamente se encontraban luchando contra cosas imposibles.... Les daban paz, para siempre..........

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Historia de un Amante

En un susurro, un porqué los inunda... Una idea de seguir adelante, un instante solamente... Quiero saber la verdad, del mundo irreal, aquel al cual todos temen; a mi bello futuro hogar... Durante un descanso, la muerte piensa en encontrarme; pero no tengo miedo, simple temor de dejar algo amado... El lindo amor de mi vida... Alfred...

 

-Querido, ¿qué haces? -escucho a mi lado.

-Escribo...

-¿Qué cosas?

-Mis cosas... -sonrío.

-Eres un caso, ja ja

Y lentamente, observo cómo mi amado , después de darme un beso en mi mejilla, se retira de esta habitación.

Pienso que es de mala educación decir las cosas a secas; necesito presentarme. Mi nombre es Eloy, soy un hombre adulto, no digo edad solo por si acaso; me gusta mucho escribir y tocar el piano. Pero mi pasatiempo favorito, es sentarme frente al gran ventanal que se encuentra en la sala, junto a mi querido esposo.

Bien, lo admito, soy una persona de viejas costumbres, ¿qué se le puede hacer? Adoro las cosas simples y divertidas, tal y como una vida tranquila en casa.

Me acerco a la ventana. En verdad que extrañaré todas estas cosas. La hermosa vista hacia los setos iluminados por el sol, los pequeños animales corriendo por estos mismos, mi enorme y bella casa ambientada a los siglos XVIII y XIX... y por supuesto... A mi gran amor, Alfred.

Ambos sabemos lo que pasa, sabemos la solución... Pero yo no quiero, aunque él insista, no me someteré a dolorosos tratamientos para una vida artificial. No es que no me quiera, cómo me suele decir, sino es por que yo no quiero vivir así, es todo. No quiero estar conectado a ningún aparato, ni dormir en una cama de hospital. Lleno de agonía. No lo deseo....

Pero, se que lo más difícil, será despedirme de él. Ya no me queda mucho tiempo, lo sé. Pero lo hemos aprovechado de la mejor forma. Pasamos juntos estos últimos años con gran felicidad; viajamos a lugares hermosos, y reímos como nunca. Vivimos rápidamente nuestro presente y futuro.

Solo queda esperar... Lo único que puedo hacer ahora es escribir...

Sé muy bien que la muerte no perdona y no da excepción, por eso ahora me dedico solo a él... Todo él... Pero, ¿qué pasará después?, ¿cómo lo afrontará?... Ya le he dicho que no es su culpa...

Falta poco para el final, lo siento sobre mi piel en esta cama cálida. En esta noche fría.

Abro el cajón de mi mesita de noche y saco mi cuaderno. Te miro a mi lado y no haces más que inspirarme más. Y sigo escribiendo aquellos pensamientos que se escurren por mi mente; catastróficos y ligeros... Horribles y bellos... Y la soledad de miles de estrellas brillando, guiando con su luz una personalidad devastada. Pero no es tu caso, claro que no.

Duerme plácidamente, tal vez sueña con su pasado en aquellos paraísos hermosos; la luz, las flores, aquel lugar sin noche, con esperanzas.........y monotonía.......

¡Qué hermoso sentimiento se siente cuando se es feliz! Pero que triste cuando se siente la desolación. Un egoísmo infiltrado, lo puedo sentir. Pero ya me quiero retirar, fue lo único que le pude decir a Alfred anteanoche; solo se retiró con sumo enfado. Lo amo y sé que él a mi... Pero tiene que soportar la idea de que me iré pronto.

Me levanto de esta maldita cama. No quiero seguir así de moribundo, aún tengo alguna que otra fuerza. Bajo con cuidado las escaleras, cada escalón resulta una trampa a cierta debilidad física mía. Me dirijo rápidamente a mi instrumento compañero: el piano.

Comienzo por tocar lindas melodías... las mismas de mis sueños. Unos pasos alertan la presencia de alguien, pero yo no hago caso. Sé que aprecia mi música y adora mis sentimientos en ellas. Puede escuchar más allá de cada nota, de cada partitura. Es la persona a quien más amo, es quien se autonombra mi fanático.

Se acerca lentamente, sin decir algo se sienta conmigo en el banquillo. Me acompaña en mi melodía mortuoria, dándole más valor; expresa el futuro dolor a perderme. La música perdura hasta que las lágrimas y lamentos nos invaden, será una triste despedida.

 

Me toma de la cintura y me ciñe a él, mientras besa mi cuello tiernamente. Y entre dulces caricias un ‘Te amo’ sale descubriendo sentimientos nunca perdidos, mientras un ‘Yo también’ le sigue sin chistar. La música acompaña a estas dos frases hasta su final en la boca del otro. Mientras tanto, otro final llegaba a tiempo para llevarse a un alma... la mía.

No supe cómo sucedió, solo sentí felicidad y libertad. Me alejé de un cuerpo en materia, para ser llevado en forma astral. Y entre tanta confusión, pude vislumbrar, que a lo lejos mi querido esposo abrazaba mi cuerpo llorando por la falta de vida y de melodías.

En mi memoria quedarán aquellos sucesos de tranquilidad y sé muy bien que por fin estoy en paz. Aquel que no ore correctamente, sufrirá una consecuencia aún peor... ninguna oportunidad de encontrar la felicidad...

Ha pasado tiempo... He visto a Alfred y no es bueno, ha decaído. Me duele verlo de esa forma, por eso lo intento acompañar, no he tenido el valor suficiente para dejarle.

La tristeza nos invade a ambos, importando poco las dimensiones en las que nos encontramos; ninguno puede descansar, yo no puedo disfrutar de las sensaciones hermosas de la muerte, por que no está él... Sin Alfred no soy feliz...

Como quisiera tocarlo, abrazarlo... Pero no puedo, nuestra piel no se toca y nuestras lágrimas se derraman por el cruel destino a estos amantes...

¿Cómo el destino ha osado separarnos? Y aún escucho el sonido del piano quebrantado. Tristes melodías de una soledad infinita y un deseo que consume las ideas. Mientras en los atardeceres yo intento acercarme, en el reflejo del espejo sé que me puedes ver. Un intento en vano, cuando lo que se quiere y lo que se puede no congenian; no colaboran.

Lloras tanto... Lloro tanto... Lágrimas tristes, lágrimas desesperadas. Y como cada día, vas a visitar lo que queda de mi; un cuerpo vago, sepultado... enfermo, devastado. Mi alma te acompaña y te suplica distante, no lo cometas... ni siquiera lo intentes. Te amo, pero no es la solución; y aun así mi mente me traiciona, suplica tu presencia... te necesita aquí. Grito tu nombre, aunque no lo escuches. Veo tu caminar, en paso lento. Observo tus manos, un ramo de bellas rosas se encuentran. Me acerco, intento sentirte, que me sientas. Escucho tus disculpas, las dices al aire.

“No fue tu culpa”, te susurro quedamente en el oído. “Te extraño...”, y sin poder evitarlo mis sollozos interrumpen mis frases. No hay marcha atrás... Lo harás.

La soledad nos hace cometer las más grandes atrocidades, pero el amor lo reconforta de alguna forma. Con pena comienzo a llorar... Los recuerdos de aquellas notas formadas melodías, vienen a una mente confundida... No, es realidad; la música se escucha. ¿Nuestros deseos? Y de pronto, sacas un arma. La misma que habías adquirido para protección... la que va a acabar con tu misión.

Me coloco frente a ti. Lo acepto, ya no lloraré. E intentando que nuestras manos se toquen, cerramos nuestros ojos mientras los miles de recuerdos nos invaden; el día en que nos conocimos, los problemas que tuvimos, los veranos eternos y memorables... nuestro amor por el otro. Un suspiro se escucha, para después tener ese sentimiento de liberación...

Lo hiciste...

Y las melodías de nuestros viejos tiempos no dejan de sonar. Tu cuerpo yacido en la tierra santa, los pétalos adornando mi lápida y la sangre derramada como ríos de tinta carmesí. Y tu alma, enfrente de mi. Por fin te veo nuevamente, tu sonrisa no es más que hermosa.

Me acerco más a ti, nuestras manos... se pueden tocar. ¡Nuestra piel, por fin! Los sentimientos nos embargan en una tétrica y hermosa realidad; juntos al fin, sin ningún otro obstáculo. Y guiándonos por nuevas y tiernas caricias, un beso se escapa de un deseo que creíamos olvidado. Nuestros ojos se encuentran después de un largo rato y tomándonos de la mano, nos guiamos a un nuevo lugar donde nadie nos separe.

Por que somos almas gemelas.

Y en aquel bello paraíso de flores y plumas, bailamos ante el canto de los ángeles y juntos volamos entre los rayos del sol... Danzamos en la noche bajo la lluvia de estrellas, con aquellas eternas muñecas; nos dirigen hacia la felicidad eterna. Pero nuestras almas ya no están hostigadas, felices se encuentran ante nuestro nuevo encuentro... tiernas caricias, precioso sonido de amor; esperamos ... hasta que la ignorancia de otros nos alcance cometiendo nuestros errores... y nos elimine dándonos descanso......

 

 

Y con estas últimas palabras, las frases escritas se terminan... La tinta celestial se acaba. Y la mano fantasmal que lo escribía desaparece lentamente. Los deseos de un difunto, las últimas palabras de un amante muerto que quiso contar su historia.... De su eterno amor.....

Mientras lentamente el diario se cierra y dos almas se dirigen hacia la felicidad........

 

 

 

~ FIN ~

 

Notas finales:

Bien... otra historia mia, jajaja... y como dije al principio, es como la otra parte de "El Baile Oscuro", ahora en la versión de Eloy... espero que les haya gustado, aunque a mi no me gustó mucho... SO, Gracias por leer, se los agradezco de corazón... ^^

JA NE!!!!!!!!


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