—Ah...-Un suspiro se escuchó por aquella sala llena de personas, provenía de un chico solitario que se encontraba bebiendo en el fondo. Aquel fue tan grande que logró llamar la atención de varias de las personas que se encontraban en aquel bar a las afueras de la cuidad, lejos de todo y de todos.
Aquel chico dueño del sonoro suspiro, al darse cuenta de lo que había provocado, simplemente miró con mala cara a todo aquel que le puso los ojos encima, hoy, definitivamente, no era su mejor día.
Todo había comenzado horas antes, donde un chico de pelo y ojos morados se encontraba hablando con un tímido chico rubio que siempre llevaba una capa blanca y sucia encima.
—Es que tú... no lo entiendes, él realmen- Por cuarta o quinta vez había sido interrumpido por su propio hipo, porque sí, estaba borracho, ni siquiera se acordaba en que momento había empezado a beber, pero tampoco le importaba.
-Yo... me gustaría ayudarte pero no sé del tema, además... una copia como yo...- Yamanbagiri quería ayudar a su amigo, Fudou Yukimitsu, pero éste le estaba hablando sobre el amor y lo mucho que amaba a cierta persona que nunca nombró, pero era imposible que él, que apenas tenía conocimientos sobre la amistad, le diera consejos de algo tan complejo como el amor, pero aun así lo intentó consolar como pudo, pero no funcionó.
—¡Ya no importa!-Gritó molesto para luego pararse de aquel suelo donde llevaba más de una hora sentado. —Iré a hablar con alguien que SI sepa de lo que estoy hablando.
Y así se fue de lahabitación, dejando a su amigo con un dolor en el pecho, él solo quería ayudarlo, pero posiblemente lo estropeó, como todo.
Poco después que la borrachera se le hubiese ido, se dirigió a otra habitación, solo que esta vez se encontró con dos chicos, uno llevaba puesto un parche en uno de sus ojos y otro, aparte de su característica piel morocha, llevaba un tatuaje de dragón en su brazo.
Quería hablar con ellos porque seguramente eran los que más sabían sobre eso del ¨amor¨, al final y al cabo, ellos eran pareja desde hace tiempo.
Fudou les contó por lo que estaba pasando, buscando algún tipo de sugerencia o consejo.
—Así que, para resumir, tú estás enamorado de alguien que posiblemente te ve como un hermano menor, y por ende, en el caso de que tú te declararas, él no te correspondería, ¿me equivoco?-Shokudaikiri rápidamente había comprendido la situación, no era tan complicada, tal vez Fudou solo exageraba o simplemente no sé había dado cuenta de algunas cosas, tal vez aquella persona sí sentía algo por él, pero éste no se daba cuenta de aquello.
—¡EXACTO, ASÍ ES!-Elevó la voz como lo había hecho unas cuantas veces antes. «Ruidoso» pensó Ookurikara, para él ya era suficiente con aguantar los regaños de su novio, no tenía ganas de escuchar a nadie más.
—¿Y no crees que sería mejor hablar con él y ya?-Preguntó Kara- Probablemente solo estés exagerando.
—¡YO NO EXAGERO! Les estoy diciendo que me trata como su hermano menor, si voy y me declaro él me rechazará, ¡NO VA A QUERER ESTAR CON ALGUIEN QUE DENOMINA COMO SU HERMANO MENOR!
—¡Exacto! Nadie va a querer estar contigo si sigues con esa estúpida actitud, ¿Por qué no mejor te centras en mejorar tu actitud y luego piensas en el amor?
—Kara...-Shokudaikiri le puso una mano en el hombro a su novio para que se calmara, él podría tener razón, pero la manera en que lo dijo no fue la más adecuada, temía que Fudou se lo tomara de mala manera.
Y así fue, el chico de ojos morados se paró y los miró enfadado, porque lo estaba y mucho.
—¿Mejorar mi actitud? ¿Yo? ¡MIRA QUIEN HABLA! Ustedes no son más que unos idiotas, pensé ustedes me ayudarían, pero por lo que veo NO SERÁ POSIBLE, ¡ME LARGO!
La pareja no hizo más quedarse mirando la puerta por la cual su compañero de ciudadela se había ido, Shou ya se imaginaba que iba a causar ese tipo de reacción en él, al final y al cabo, él siempre había sido así desde que se había manifestado.
Mientras tanto Fudou ya se encontraba en otra sala en busca de una respuesta a su dilema, solo que esta vez no había un chico, ni tampoco dos, ésta sala estaba repleta de niños, adolescentes y un adulto, allí tal vez podría encontrar algo. Su problema tenía algo que ver con ser considerado como un hermano menor por la persona que le gustaba, así que, ¿quién podría saber más de los hermanos menores que Ichigo Hitofuri?
Y por tercera vez, contó su historia, a lo que Ichigo, y uno que otro curioso, comprendió enseguida.
—Entiendo que recurras a mí porque soy él que tiene más hermanos menores, pero-Hizo una pequeña pausa para suspirar—a diferencia de ti, mis hermanos no están enamorados de mí, así que no sabría cómo ayudarte.
—¿Qué pasaría si ahora mismo uno de tus hermanos se te declarase?-Preguntó Fudou, ignorando lo que le había dicho y señaló su alrededor, donde se encontraban los niños.
—Eso no pasará-Respondió enseguida el hermano mayor.
—¡¿Y si pasara?! ¿Qué harías?
Inmediatamente Ichigo puso una mano delante de la cara de Fudou para que se calmara, se estaba exaltando demasiado y estaba poniendo nerviosos a sus hermanos, sobre todo a los más pequeños.
—Primero que nada, estas incomodando a mis hermanos con tus gritos, así que cálmate y segundo, ni siquiera sé muy bien lo que estás buscando de mí, ¿acaso quieres que te diga que yo sí aceptaría una declaración de uno de mis hermanos para hacerte sentir que tienes una oportunidad con el chico que te ve como un hermano?, lo siento, pero no te lo diré, te seré sincero y pero si me dejas, intentaré ayudarte como pueda.
No lo aceptaba, definitivamente no lo aceptaba, ¿Qué se creía él como para hablarle de esa manera? él nunca le había pedido que le mintiera, solo quería que se pusiera en sus zapatos y que le diera su opinión, ¡nada más!
—¿Sabes algo? Vete a la mierda, como si necesitara una opinión tuya...-Fudou no esperó una respuesta y simplemente se fue, dejando a más de uno atónico con su actitud y con lo último que dijo.