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Prayers whisper to the heart por AlphaTK

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Notas del fanfic:

Vale, os advierto desde un principio que este fic va lento en cuanto a la pareja y a las actualizaciones.  Amo escribir pero desgraciadamente lo que me va a dar para vivir es la carrera que estudio. ¡Os amo!

Nina, te amo. Esto es para tí.

 

 

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La delgada mano, de un pálido enfermizo, era rodeada gentilmente por otras más grandes. Thor observaba, preocupado, el rostro demacrado de Jane, sentado en una incómoda silla, a un costado de la cama de sábanas de hilo mientras el lento, pero constante pitido de la máquina del otro lado de la camilla le aseguraba que ella se mantenía estable. Acarició cuidadosamente los castaños cabellos, con dedicación y ternura; aunque en los últimos tiempos las cosas no habían ido muy bien, él seguía guardándole un cariño muy especial, como la mujer que amo tanto en algún momento.

Pero ya no amaba.

Aquello era innegable. Pero Jane había enfermando y él no tuvo cara para dejarla así, en ese estado. Entonces ella mejoró, y él decidió que era hora de hablar sobre su relación. Sobre darle fin.

Eso, por supuesto, tampoco sucedió. Jane le informo ese día —el mismo en el que él planeaba terminar con todo aquello— que estaba embarazada. Y Thor, nuevamente, se vio en la imposibilidad de dejarla.

Sin embargo, a principio de él embarazo las cosas parecieron mejorar. Él estaba muy emocionado, ella también. Y ni hablar de sus amigos y familia. Thor y Jane se habían vuelto a unir, haciendo do todo tipo de planes para el futuro.

Aunque, en realidad, eso tampoco duró mucho.

Al finalizar el segundo mes de gestación, la salud de Jane empezó a flaquear. Ella estaba cada vez más cansada e irritable, y cuando el resultado de los exámenes llegó, las cosas solo empeoraron.
Jane aún estaba débil debido a su reciente enfermedad, demasiado débil. Y estar embarazada representaba un gasto constante de energía que ella no tenía. Sin mencionar que ella estaba gestando un semidiós.

Los típicos malestares del embarazo eran mucho más pesados para ella, y los dolores eran cada vez insoportables en su frágil cuerpo. Jane estaba asustada, quiera acabar con aquello.

Entonces llegó el punto de quiebre.

Thor y Jane volvieron a distanciarse, esta vez de manera tan proverbial, que para todo en la torre fue más que obvio que aquella relación estaba caminando sobre un hilo muy fino. Jane también lo notó. Entonces las discusiones se hicieron cada vez más constantes y fuertes. Ellos se enojaban y perdían los estribos, gritaban y se herían.

El quinto mes llegó con el temor de un posible aborto involuntario. Jane, sin embargo, parecía un poco aliviada con la idea, observó un día a media voz Bruce, cuando solo estaban Steve y él, sentados en la sala común, esperando los nuevos resultados sobre el avance del problemático embarazo.

Thor en cambio se veía cada vez más desesperado, añadió luego de verlo cruzar rápidamente hasta perderse entre los pasillos y escuchar el sonido de un portazo.

Bruce se despidió de Steve para seguir a Tony, que al igual que James había llegado junto a Thor, hasta los laboratorios. Él asintió en entendimiento y también se marchó con Bucky.

Nadie pareció notar la ausencia de Loki
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—Doctora, mire esto— Señaló el joven asistente la pantalla que mostraba habitación donde Jane descansaba — ¿No deberíamos hacer algo?

Ella negó, estoica.

— Déjalo.

Él frunció el ceño, pero se limitó a observar, curioso, como la oscura, alta y estilizada silueta se acercaba con cautela a la joven científica, para luego posar sus manos sobre el redondo vientre. Un sonido ahogado, mezcla de miedo y asombro, se escapó de su boca cuando vio de las pálidas manos emanar lo que parecía ser energía pura de color verde, girando el rostro impresionado hacia el de su jefe. Ella estaba completamente concentrada en la escena y no parecía preocupada en lo más mínimo. Eso no logro tranquilizarlo del todo.

Cuando la persona desapareció — si es que era una persona, y si es que las personas desaparecían— la doctora Cho se encaminó al cuarto, con él siguiéndole los pasos.

Ella revisó los signos vitales y él se percató con incredulidad, que ella no solo se encontraba estable, sino que, casi milagrosamente, estaba mucho mejor.

Helen se giró hacia él — No lo detengas, si es que lo vuelves a ver, él es la única razón por la cual éste embarazo ha logrado llegar hasta este punto. Sin embargo, ni siquiera él, podrá atrasar más lo inevitable. — Ella negó con cierto pesar antes de volver a su semblante pétreo. — Llama a la torre, comunica que Jane Foster debe entrar a quirófano lo antes posible.

Él asintió.

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El cielo, sin luna o estrellas visibles, se encontraba cubierto por una gruesa capa de nubarrones oscuros y era iluminado constantemente por los relámpagos que lo surcaban de un lado a otro, con el sonido de los truenos acompañando su travesía y rompiendo el tenso silencio en el que permanecían las personas reunidas en la salita de espera adyacente al ala médico de la torre donde Jane Foster era atendida durante aquella particularmente fría noche de mediados de agosto.

Con los nervios crispados y los sentimientos a flor de piel, Thor caminaba en círculos en medio de los asientos que ocupaban sus compañeros de equipo y amigos.
En el momento en que la puerta de un inmaculado blanco se abrió, él no dudo ni un instante en plantarse frente a la joven doctora de rasgos asiáticos, levemente sobresaltada, aunque no sorprendida, por sus siempre modos y formas por demás bruscas.

— Me temo que no es posible esperar más. Ella debe dar a luz ahora mismo, o morirá.

—Pero solo tiene seis meses. Y apenas acaba de cumplirlos — Interrumpió él. Si el bebé nacía, definitivamente no sobreviviría, era demasiado pequeño, demasiado débil: no apto para este mundo. — ¿No podemos esperar...?

— Si no lo hacemos ahora, morirán ambos. — Atajó ella.

Los hombros de Thor se tensaron un poco más, antes de caer laxos. El rostro dejaba ver la desdicha y el desasosiego y, como si entendiera la miseria de su regente, la lluvia se dejó caer al fin y la tormenta arreció.

— ¿Y si usamos una de las arcas? — Propuso la voz de Tony. Thor alzó la mirada en el acto, chocándola esperanzadoramente con la de la doctora Cho. Pero ella negó.

—No se trata de un ente externo lo que está debilitando el cuerpo de la Sra. Foster. El bebé necesita demasiada energía, que un cuerpo común, como el de un humano, difícilmente puede proveerle. En otra situación, tal vez hubiese una posibilidad, pero debemos tener en cuenta que ella acaba de recuperarse del cáncer.

El silencio volvió a reinar en la estancia mientras la lluvia caía también de los ojos del dios dorado.

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Helen Cho no pareció particularmente sorprendía, y mucho menos asustada de verlo allí, al costado de la camilla donde la científica dormía. Ella tenía agallas, Loki nunca lo admitiría, pero eso le agradaba.

— ¿Ya has logrado calmarla? — No era una pregunta. Loki asintió. Ella reviso su reloj de muñeca — Dos horas. Lo mires por donde lo mires, lo que sea que habías estado haciendo, ya no está funcionando.

— Entonces lo haré mejor. La mortal debe resistir al menos un mes.

Cho arqueó una ceja — Ella no lo resistirá.

Loki apretó la mandíbula.

—Y si nace ahora, él —Rozó el vientre— no lo hará.

Se miraron fijamente.

— La cesaría será en unas horas. 
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Clint, sentado en una de las sillas de la sala de espera, movía la pierna nerviosamente. Este tipo de situaciones no eran, definitivamente, sus favoritas. Relajó un poco los hombros al sentir la mano, fría y amable de Natasha, apretar cariñosamente la suya.

Frente a ellos, Steve no parecía estar mucho mejor; el capitán América tenía fruncido el entrecejo y los labios. La mandíbula fuertemente apretada. Y al igual que Clint, lo único que parecía calmarlo un poco, era el hecho de tener a Bucky a su lado.

Tony no estaba. No se había sentido con la capacidad de estar allí y Bruce, tan comprensible como siempre, se había quedado con él en los laboratorios.

— Cálmate— Murmuró Natasha a Thor, que caminaba de un lado a otro.

— Es...

— ¿Loki...? — Interrumpió Steve. — ¿Dónde has estado? Sabes que no puede desaparecer así — Reprendió, luego ladeó el rostro, curioso, al reparar en la vestimenta del menor de los dioses — ¿Eso es...?

— Una bata de quirófano, sí. — Completo y caminó directamente a la puerta que separaba la estancia de la sala de operaciones.

Thor, con el gesto descompuesto, se interpuso.

— ¿Qué, por Sutur, crees que estás haciendo? — Siseo. Pero antes de que Loki respondiera, las puertas se abrieron y Helen Cho lo halo dentro, cerrándolas nuevamente tras ellos.

Las miradas se concentraron, atónitas, en el blanco metal.

—No hemos logrado sedarla — Informó Helen — Los dolores son muy fuertes y mientras ella siga retorciéndose, no hay forma de hacerlo.

Loki asintió.

— Yo me encargo.

Hele lo giró repentinamente del hombro y lo miró fijamente — ¿Por qué haces esto? Y no te atrevas a mentirme, dios del engaño.

Él miró la mano en su hombro y luego a la mujer, varios centímetros más baja que él.

Negó — No tengo la menor idea.

Ella entorno los ojos, apretando un poco más su agarre antes de soltarlo.

Él no mentía.

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Probablemente muchos habrían huido o incluso vomitado allí mismo al ver como la piel del vientre de Jane Foster era estirada y a través de ella resaltaba algo que se movía.

El cuerpo humano era algo increíble, ella siempre lo había pensado, y su sentido de autoconservación era aún más impresionante.

Si algo era tomado como amenaza, el cuerpo se encargaría de deshacerse del objeto extraño atacándolo. Y el organismo de Jane había tomado al bebé como un ente extraño que amenazaba su seguridad.

Y, por supuestos, estaba tratando fieramente de expulsarlo de su sistema.

Helen debía admitir, sentía cierta conmoción al ver a la mujer retorcerse, y también debía aceptar que ver la manera fría e incluso calculada con la que el dios Asgardiano parecía manejarse en aquella situación era incluso un poco fascinante.

Loki se acercó, posando las manos sobre el vientre, dejando fluir su energía y haciendo calmar a Jane al instante, entonces ella y su quipo procedieron a sedarla e iniciar la operación. Loki observó todo con minucioso interés desde una esquina del quirófano, y se acercó un poco más cuando vio a la doctora Cho introducir sus manos entre la carne abierta del vientre de la científica e intentar sacar algo.

Él escuchó, impresionado y deslumbrado de igual forma, como el silencio era roto por el fuerte llanto del pequeño; muy, muy pequeño bebé, entre las manos de la doctora.

Una enfermera se apresuró a envolverlo en una manta y envolverlo en ella y el sintió el deseo visceral de arrancarlo de las manos y abrazarlo contra su pecho.

Para sus pasos ante el absurdo pensamiento y los redirigió a la salida.

— veinticinco de agosto, cero horas con cuarenta y tres minutos, quinientos gramos, niño. Llevadlo a la incubadora.

Fue lo último que escucho en medio de su huida.

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Thor salto de la silla en la cual se encontraba sentado en el momento en que las puertas se abrieron, casi chocando con Loki, haciendo que el hijo de Laufey diera un paso hacia atrás.

— ¿Qué pasó? — Interrogó sujetándolo de los hombros. Loki intento vanamente deshacer el agarre, suspirando agotado al no lograrlo.

— Es muy pequeño, lo han puesto en una de sus máquinas mortales para ayudarlo.

Respondió monótono.

Thor asintió y volvió a presionar sus dedos en su piel — ¿Por qué te dejaron entrar a ti?

Loki encajó una ceja y le dedicó una mirada mordaz — ¿Acaso eres tú capaz de calmar el dolor en alguien? —Presionó su dedo índice sobre el pecho fornido del dios del trueno — ¿Alguno de tus amigos, quizás...? — Aparto de un manotazo los brazos de Thor, que esta vez lo dejo ser — Entonces no fastidies.

 

 

Notas finales:

A quienes hayáis logrado llegar hasta aquí, y no haburirse en el proceso, ¡Os amo!


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