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My King | Kookmin por MiRoApril

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No había bebido ni una sola gota de alcohol, pero sentía como si estuviera completamente ebrio. El efecto de los besos del mayor eran embriagadores, su vista se nublaba ante el deseo, el simple contacto de las manos de Jimin en su cuerpo lo estaban volviendo loco. Controlarse ya no era una opción. 

 

Durante dos hora aguanto a esas tipas acercándose hasta su príncipe, los nudillos de sus mano dolían bastante al aguantar la fuerza de su mano empuñada, no podía hacer más que observar como toqueteaban lo que era suyo, los femeninos dedos pasando por el rostro de su hombre, esa fina y suave piel siendo acariciada por manos que no eran las suyas. La ultima mujer fue invasiva, no se separaba de Jimin y este mucho menos la alejaba, entendía que debía de mostrarse como si disfrutará esa maldita celebración, pero, ¿Por qué mierda no las alejo ni una sola vez?. Termino acabando con su paciencia, si no hubiera interrumpido, no sabía que podría haber sucedido, no por parte de la mujer, sino por el reaccionar de Jimin, no lo estaba disfrutando como lo fingía.

 

El juego de sus labios entre los pasillos, si, lo calentó aún más de lo que le había calentado saber que el cuerpo de Jimin reaccionaba ante el contacto con el suyo. Conseguía lo que las mujeres no, y eso lo excitaba. Por ende, busco más contacto en la celebración hasta que claro, logro su cometido, Jimin no podía resistirse. Para su suerte, existieron pasillos desolados donde nada más que el sonido de sus besos podía ser escuchado, además de uno que otro jadeo que lograba sacar de esos hermosos labios. 

 

Entrar a la habitación de Jimin fue una perdición, las telas de la nada estaban incomodando su cuerpo, necesitaba retirarlas desesperadamente. Gracias a la iniciativa del mayor no se contuvo en retirar las prendas tanto propias como las contrarias. Ni siquiera se preocupó por la caída de su espada, ¿Qué podría suceder? Nada debía arruinar esa noche, la última en la que Jimin podía ser completamente suyo. Así lo llevo hasta la cama, donde ya al estar ambos desnudos las caricias aumentaban ese calor de sus cuerpos en busca de más contacto y esa unión que tanto esperaban. 

 

 

—Shh… Nos van a oír. —Advirtió Jungkook.

 

—No.. Ah.. No puedo Hm…—Dijo entre gemidos.

 

Sus labios se apoderaron del cuello contrario cuando tuvo la oportunidad, con ambos cuerpos ya ubicados en el centro de la cama, sus piernas entre las contrarias, dejo que sus manos se encargaran de acariciar la piel de este mientras su boca hacía de las suyas marcando la piel a su gusto. 

 

—¿Quieres que te la chupe? 

 

—¿Eh? 

 

No tuvo tiempo de asimilar las palabras contrarias, la propuesta había sido tan sorpresiva que se quedó nada más observando el rostro contrario, pero no por ello menos excitante. 

 

—Eso… ¿Quieres que te masturbe? —Volvió a preguntar Jimin provocando de nueva cuenta una reacción de su entrepierna. 

 

—Pero acabas de decir…

 

—Si, con mi boca. 

 

¿Por qué la imagen de Jimin tragando su erección se le hacía tan excitante? Podía sentir como se endurecía aún más de solo pensarlo, no quería negarse pero estaba tan excitado y se avergonzaba de solo pensar que Jimin notaría lo mucho que le excitaba solo tenerlo de esa forma bajo su cuerpo, con nada más que roces y gemidos. 

 

—¿Qué estas…?

 

—Jungkook, quiero comerte… 

 

Definitivamente estaba perdiendo el control. La voz de Jimin sonó con tanto deseo y en un tono que necesito morder sus labios para no dejar salir un jadeo cuando sus manos se deslizaron por su pecho. Lentamente bajaron hasta tomar su erección, sintió las caricias por toda su extensión, crecía y endurecía con cada tacto que el mayor le daba. Sus labios se silenciaron con los contrarios con un beso de apenas unos segundos, ya que continuaron en un camino lento por su mejilla y cuello. No era práctica, no era experiencia, es que ellos llevaban tiempos realizando caricias entre sus cuerpos donde ya habían notado en el otro las zonas erógenas, sabían dónde acariciar y cuáles eran sus debilidades.  Con apenas el contacto de los labios ajenos en su piel, sonidos provenientes de su boca amenazaban con salir, aquellos que podían haberlo avergonzado, pero que Jimin disfrutaba de escucharlos, roncos gemidos. 

 

Jimin no demoro en llegar a su meta y encargarse de su problema, de hecho el problema ahora era su boca la cual no quería dejar emitir sonidos que le avergonzaban además de unos cuantos gruñidos, pero el mayor parecía disfrutarlo. Su erección ingresaba por completo a la boca ajena, Jimin jugaba con su lengua recorriendo su extensión, provocando que más de un corriente recorriera su cuerpo desde su erección  su cabeza erizando incluso los cabellos de su nuca, más cuando este concentraba las caricias de su sinhueso en el glande de su pene. 

 

No aguanto más tener lejos la boca contraria y el calor que proporcionaba tener el cuerpo de Jimin acorralado contra el propio. Si bien Jimin no era un experto, más bien era la primera vez que conseguían ir tan lejos, parecía que podría tener experiencia en el área, más sabía que solo estaba realizando lo que él deseaba alguna vez que le hicieran. Tomaba su miembro, lo empuñaba y de igual forma que lo hizo tantas veces, repitió sus acciones, sumando a esta las caricias con su boca. Era toda una locura. 

 

Cuando ya sentía que terminaría en la boca contraria, tomo al mayor de los hombros y le obligo a detenerse, su respiración estaba tan agitada que no podía articular una palabra, por lo que Jimin continuo consiguiendo finalmente lo que tanto deseaba, comerlo. Al ver que tenía toda la ventaja, tomo una vez más su hombría y lo ataco, literalmente lo ataco una vez más para darle esas atenciones con su boca que lo llevaron a eyacular sin previo aviso. Jimin trago su semen cual felino. 

 

Jamás pensó que una imagen como esa le excitaría tanto. Ver la boca del mayor nuevamente lo obligó a devorarlo, ya ni siquiera pensaba sino que estaba actuando conforme a lo que deseaba su cuerpo. Poco le importo saber que por esa boca paso su erección y no solo eso, sino que su semen también, podía sentir el sabor de su propia esencia, seguía siendo igual de excitante.  Se ubicó entre las piernas del contrario, sus labios recorrieron este de su boca hasta la erección de Jimin, pero su fin no era imitarlo sino buscar lo que realmente quería, su entrada. Le había hecho creer que repetiría su trabajo, dejo que su lengua se encargará de aquel lugar, no sin antes provocarlo rodeando el lugar con esta, necesitaba lubricarlo si no quería hacerle daño, la zona era muy diferente al de una mujer, esta no se lubricaba por sí sola, debía hacerlo él. Lamio sus dedos  e ingreso uno a la vez, primero probando el lugar y luego dejando que jugaran en su interior,  además de eso lo estaba masturbando, ¿Quedarse quieto? Después de hacerlo durante más de un mes y años de deseo, ya no podría detenerse. 

 

Agradecía que esa noche la gran mayoría de los guardias estuviera en la fiesta que dudaba la finalización de esta, sin el príncipe y con una sola orden, los demás harían y desharían a su gusto. Sin nadie tras las puertas, dejaría que Jimin gimiera su nombre y este resonara en las paredes, lo grabaría en su cabeza, ya que probablemente sería el único día en el que podría escuchar los gemidos de este sin peligro alguno, pero jamás la última vez que sacaría gemidos de su boca.

 

—Jungkook, por favor… Solo hazlo. —Pidió el mayor a duras penas entre gemidos. 

 

—Si lo hago inmediatamente, ¿No crees que te lastimaré? —Era obvio, por algo estaba preparando la zona para que este le recibiera. 

 

—Hazlo, solo hazlo. —Insistió el mayor. 

 

—Te haré daño Jimin. —Volvió a advertir. 

 

—Entonces hazlo, hazme mucho daño…

 

Su sangre estaba hirviendo, su corazón a nada de salirse de su pecho y su cuerpo ya se encontraba sobre el contrario. No le molesto seguir insistiendo en cuanto a lubricar la entrada de este, si bien ambos sabían que no era un lugar donde debía meter su erección al no ser  una zona que se lubricara fácilmente, no les estaba importando en absoluto, su pene necesitaba ingresar a esa prisión, ya luego su pre-semen se encargaría de dejar la entrada completamente lubricada para permitir el movimiento. 

 

Así lo hizo. 

 

Se reubico en la cama, tuvo que encargarse de la boca ajena cuando ingreso poco a poco en él. Jimin comenzó a gemir de placer y dolor, sobretodo dolor,  no sabía cuál sensación predominaba en su cuerpo pero en ningún momento lo detuvo ni dio aviso de sentir tanto dolor. Se aferró a su espalda, clavo sus uñas mientras el menor ingresaba en su interior, lo hizo tan lento que logro sentir como poco a poco sus paredes se dilataban por el gran tamaño del pelinegro, eso sin decir que sentía como si le estuvieran partiendo en dos tal cual mataban a los traidores en la época de su abuelo, sentando a los culpables en un tronco con forma triangular y poniendo pesas en cada pierna hasta que el cuerpo se partía por completo en dos. Agradecía que el rey entrará en razón a esas alturas. 

 

Al ingresar por completo, el menor guardo la calma en la misma posición, sentía una mezcla de dolor y placer que lo estaba volviendo loco, las paredes vírgenes de Jimin apretaban al punto de desear salir de él, pero el movimiento envolvente le causaba tal placer que volvería a ingresar. Sin esperar la señal del príncipe comenzó a moverse, lento, muy lento, necesitaba disfrutar ese momento. 

 

Sus cuerpos se encontraban cubiertos por una capa de sudor, ambos pechos se movían aceleradamente, y sus bocas no dejaban de delatar el placer que estaban sintiendo ante esa unión. Con cada embestida, Jimin dejaba salir un gemido, algunos de ellos contenían su nombre, de solo escuchar ese “Jungkook” con aquella excitante voz, sus movimientos aumentaban, a esa alturas entrar y salir de su interior era bastante simple, la lubricación gracias a su pre-semen le facilito la tarea. 

 

Nunca pensó que el sexo lo llevará a ese nivel. No era un idiota, estuvo imaginando una noche como esa con más de una mujer, solo cuando las hormonas de su cuerpo necesitaban atención, más no lo hizo, su trabajo de guardia personal no se lo permitía, el tiempo era escaso. Cuando finalmente tuvo el tiempo necesario, su cuerpo ya no reaccionaba a las mujeres, sino a Jimin. En más de una ocasión se vio en problemas, ver al príncipe salir de la ducha, verlo entrenar, el roce de sus cuerpos. Terminaba bajo del agua fría o en su habitación arreglando el  problema que generaba Jimin. 

 

—J-Jungkook…Agh…—Gimió Jimin. 

 

—Jimin… Jiminie… Eres mío, no lo olvides. — Con suerte podía pronunciar algunas palabras, su respiración se encontraba tan agitada que sus palabras salían entrecortadas. 

 

—Tuyo…J-Jungkook… Todo tuyo.

 

Su voz entre gemidos incesantes, sobre todo con su nombre y produciendo ese eco en el vacío de la habitación, era hermosa. 

 

—Te amo Jimin. 

 

Fue en ese ultimó gemido de palabras que el menor termino finalmente en el interior del mayor. El caliente semen lleno el interior de Jimin, ese calor y el sentir además como los movimientos de Jungkook no cesaban, lo llevo igualmente al orgasmo. El mayor capturo los labios ajenos para ahogar ese gemido que amenazo con salir desde su garganta, una vez que su cuerpo se calmara al acabar entre sus abdómenes, logro articular un sensual…

 

—Te amo Jungkook... 

 

 

 

Toda una noche juntos donde no había probado una simple posición, fue una especie de investigación, donde cada posición sexual los llevaban más a la locura. Tras su primera vez juntos, el efecto del alcohol en Jimin se perdió, aunque jamás bebió para olvidar sus acciones, sino para dejar que su cuerpo entrara en calor, así la timidez no interfirió en sus acciones logrando que todo fluyera con naturalidad. 

 

Con los molestos rayos del sol en su cara, seguía descansando sin importarle nada. No podía calcular las horas de descanso que habían logrado tener, solo recordó el cielo con la tenue iluminación poco antes de cerrar sus ojos. No fue sino hasta que el golpetear de la puerta les obligo a abrir sus ojos. Por primera vez no le molesto moverse ni siquiera por el miedo de ser descubiertos, ya había pasado a segundo plano el sentimiento de terror. 

 

—¿Si? —Pronuncio Jimin con apenas un hilo de voz. 

 

—¡Señor! Las criadas se presentan para su baño.

 

—Mierda. — Se quejó en un susurro. — Odio las celebraciones. —Volvió a recalcar su mala suerte de ser el príncipe.

 

—No.

 

Justo al momento en el que Jimin se movió, Jungkook se encargó de tomarlo por la cintura y evitar cualquier posible movimiento del contrario.

 

—No. — Volvió a negar con esa voz adormilada pero bastante decidida. 

 

—El matrimonio es hoy… —Soltó en un susurro leve, completamente resignado. 

 

—No me importa, no necesitas ayuda para vestirte. —Se quejó.

 

—¿No me dejarás ir? . —Pregunto sorprendido. 

 

—No. 

 

—¿Y que harás para evitarlo? 

 

Jimin giro su mirada hasta dar con la contraria, así se mantuvieron unos cuantos segundos antes de que fuera el menor quien perdiera por completo el control de su cuerpo. El príncipe quedo una vez más aprisionado bajo el cuerpo del mayor, sus labios estaban siendo devorados por los contrarios y gracias a sus cuerpos desnudos, la temperatura igualmente estaba afectando. 

 

—¿Señor? 

 

La voz del anunciante volvió a resonar en los pasillos. 

 

—Hm.. J-Jungkook… Agh.. Espera… J-Jungkook. —Gimió sobre los labios ajenos. 

 

Si bien conocía al menor más que nadie, en ese momento estaba impresionado por la posesividad que mostraba, no le dejaba si quiera hablar. 

 

—No puedes dejarme… —Volvió a quejarse, estaba vez sin separar demasiado sus labios. 

 

—Hm.. J-Jungkook... N-No lo haré… —Se estaba excitando una vez más, las acciones tan sorpresivas del menor aumentaron su temperatura. — Pero..

 

—Shh… Te haré el amor una vez más… —Decidido, Jungkook volvió a atacar su boca, lo tomo por la cintura y comenzó inmediatamente con esas caricias que lo doblegaban 

 

—Agh.. No es… No es eso…

 

—¿Señor? — La voz nuevamente. 

 

Tomo al menor de los hombros y detuvo los labios contrarios. Su respiración se agito tan solo con tener la boca ajena devorando la propia, además de que posiblemente el aire le faltará por la temperatura que estaba tomando su cuerpo. 

 

—¡Estoy con resaca! ¡Yo me encargó de todo! —Estaba de más decir que le fue muy complicado decir esas palabras con la respiración así de agitada. 

 

—Pero señor, la reina…

 

—¡Dije que yo me encargó! . —Interrumpió. 

 

—Entendido, señor. —Se escuchó en respuesta. — Nos retiramos. 

 

Fueron las últimas palabras que se escucharon de la voz tras la puerta. Junto con el sonido de los pasos contrarios alejándose, volvió aquellos que le excitaban, el sonido que provocaban sus bocas al unirse, ese sonido húmedo que producían cuando sus lenguas jugaban en la cavidad ajena.  

 

Una vez más las manos del menor se encargaron de provocar cada una de las corrientes eléctricas que consumían su cuerpo en el deseo. No demoraron en retomar la actividad que, aunque no dejaron inconclusa, no estaban completamente satisfechos, eso parecía, sus cuerpos se deseaban más con cada orgasmo. 

 

El tener que comer y arreglarse para la celebración pasaron a segundo plano, solo le importaba dejarle claro al pelinegro lo que sentía, aunque con la respiración agitada y el movimiento de sus cuerpos era un tema difícil de hablar. Una vez que este le recibió en sus brazos agotado tras la segunda ronda, espero que su corazón fuera el que se calmará, era ese órgano el que aumentaba sus nervios. 

 

—Jungkook…

 

—¿Hm?...

 

No quiso elevar su mirada al menor, mantuvo sus ojos en el techo mientras jugaba con las manos ajenas que rodeaban su cintura y sentía la respiración de este contra su oído. Desde su encuentro nocturno, ambos seguían completamente desnudos en la cama. 

 

—No quiero que sea la última vez. —Soltó con suavidad.

 

—¿La ultima? 

 

—Hm.. —Tomo una pausa. — ¿No volverás a tocarme luego de estar casado? 

 

Eran los labios ajenos que se encontraban rozando la piel de su cuello que logro notar como se movieron para formar una sonrisa. 

 

—¿Crees que será la última vez? —Pregunto con una voz suave y una sonrisa delatadora de sus pensamientos. — Era justamente por esto que no quise tocarte estos días. —Confesó provocando un ligero dolor en su pecho, ¿Jungkook no quería tocarlo? — Espere al último momento cuando tuvieras tiempo para mí, porque me volvería adicto a ti. ¿Crees que podría trabajar estos días si te hubiera tocado? 

 

La sonrisa que tenía Jimin en sus labios solo mostraba felicidad. Se abrazó con fuerza contra el cuerpo contrario, entendía perfectamente a que se refería, apenas lograba moverse en ese momento, de hecho temía bajar de la cama y que su trasero no le permitiera caminar hasta el cuarto de baño.

 

—Entonces…—Interrumpió el silencio. —  ¿No importa que este casado? ¿Volverás a tocarme? —Realizó finalmente la pregunta más importante. 

 

El menor fue quien separo sus cuerpos para tomar su mentón y dejar que sus rostros se encontrarán. La felicidad que sentía no podía describirla, estaba seguro que nada lo haría de la forma en la que Jungkook lograba que sus emociones colapsarán. 

 

—Tu eres mío. —Susurro. — Un papel…Unos anillos. No significan nada. Sunghee podrá tenerte atado a ella por un papel. Pero tu estas atado a mí… Por el corazón. —Soltó con total sinceridad. 

 

Jimin soltó una risa leve, estaba nervioso. Su guardia personal había llamado a la princesa por el nombre sin titubear, eso era un peligro para su cabeza, de ser escuchado por alguien más seguramente la perdería, pero se trataba de él, si Jungkook moría, él también lo haría. 

 

—Te amo…—Susurro contra los labios ajenos.

 

—Y yo te amo a ti…—Respondió en el mismo tono de voz. 

 

Tras sus palabras, sus labios se unieron aunque de la misma forma en la que lo hicieron siempre, tenía un significado diferente tras la confesión de amor que habían tenido. 

 

 

Aunque las horas pasaban, ellos no movían ni un solo musculo, fue sino hasta que tocaron la puerta para traer la comida de Jimin que Jungkook rápidamente se ocultó, aun desnudo, en el armario. Jimin se encargó de organizar las sabanas, aun sentado, pues moverse no era una opción tras las contables veces que habían hecho el amor. Las criadas ingresaron con un carro lleno de comida, el cual dejaron a un lado acomodando todo, abriendo las cortinas, organizando las mantas, cosa que Jimin negó que lo hicieran, levantar una era que estas notarán que no solo tenía su torso desnudo. Tras agradecerle a las mujeres, las puertas se cerraron y un atractivo, sensual moreno salió de su armario desnudo acercándose a él. 

 

—Te comería otra vez si no necesitará llenar mi estómago con otro tipo de comida. —Pronunció en una suave risa, la felicidad de ese día nadie podría quitarla, siquiera esa maldita celebración que llamaban matrimonio. Al menos por el momento. 

 

—Shh… —Lo silencio el menor. —No deberías hablar así si pretendes caminar en el salón hoy. —Porque claramente el culpable de la caminata sería él. 

 

Las risas una vez más resonaron en la habitación. 

 

Una vez más, el tiempo no les importo, terminaron de comer con calma, disfrutaron de la comida entre alimentarse el uno al otro, jugar con unos cuantos sabores en la boca contraria y hablar de lo bien que se sentía estar juntos. Sin más volvieron a lo suyo, abrazarse y mantenerse quietos hablando esperando a que sus cuerpos no se necesitarán una vez más por el bien del príncipe, pero ambos sabían que no serían capaces de controlarse. Lo veía venir, probarlo una vez era volverse adicto al otro. 

 

Cuando le anunciaron las horas restantes, las sensaciones desagradables volvieron. Jimin no quería casarse y Jungkook mucho menos verlo con alguien más. Los minutos pasaron una vez más, mientras ellos estaban en silencio, no necesitaron sus palabras para que ambos notaran que el otro no se sentía bien con el tema. 

 

—Tengo que tomar un baño. —Finalmente Jimin acabo con  el silencio.

 

—Si, también yo. —Dijo sin animo alguno el menor. 

 

—Jungkook…—Lo llamo en esa voz suave, desanimada que lo había llenado ante notar como el tiempo a su lado pasaba tan rápido. 

 

—¿Hm? 

 

—Quédate conmigo. —Pidió casi en un ruego, lo conocía tan bien que obviamente no querría perder el tiempo. No era una ceremonia cualquiera, no podía llegar tarde ninguno de los dos. 

 

—Tenemos que alistarnos…—Soltó su primera excusa. 

 

—Pero debes tomar un baño, y yo también…—Ahí estaba, la loca idea del príncipe. 

 

Dicho aquello, Jimin bajo de la cama, finalmente, después de no moverse de ahí desde la noche anterior en la que Jungkook le arrastro hasta el colchón. Siempre quiso intentar seducir a Jungkook con su cuerpo, quedarse quieto no era la mejor forma de hacerlo pero dar un paso significaba sentir el dolor proveniente de su trasero. Aguanto el dolor por cada paso que daba hasta el cuarto de baño, el dolor no le iba a impedir cumplir con lo que deseaba. Movió su trasero de un lado a otro hasta llegar al marco de la puerta donde se apoyó para observar al menor, solo por la mirada que este tenía supuso que lo había logrado. 

 

—¿No vas a ayudarme?.. —Sentía un poco de timidez al pronunciar esas palabras con un tono más seductor. — ¿No quieres marcarme una vez más?

 

No hablaría de la sensación que tenía de sentir en su interior el semen ajeno, podía ser antihigiénico, pero era excitante sentir parte de este caer entre sus piernas, tanto que le avergonzaría que Jungkook lo notará. 

 

Jimin desapareció de la habitación, había ingresado al cuarto de baño a la espera del menor quien luego de esa seductora escena difícil fue resistirse a salir tras el mientras caminaba. Una vez que termino por completo la escena, se levantó de esa cama, su cuerpo estaba algo adolorido por los tantos movimientos de su pelvis contra el mayor, además de más de una posición nueva que habían probado. 

 

Por más que su cuerpo estuviera agotado, no podía decir que no ante la invitación que le hacía el mayor. Las tinas de la familia real ocupaban gran parte del cuarto, eran pozos de piedras final, bien adornadas, después de todo el baño tenía casi el mismo tamaño que la habitación del príncipe, era otro cuarto, así como el armario de este. 

 

No demoro en ingresar al agua caliente junto con el contrario, al encontrarse de espaldas, lo abrazo y dejo unos cuantos besos en su cuello. Veía como Jimin mantenía en sus manos la crema que utilizaba para su cabello, y la tomo, él se encargó esta vez de bañarlo. Masajeo su cabeza con las yemas de sus dedos, sin olvidar que esas manos no se quedarían quietas en esa cabeza, se deslizaron por el cuerpo esparciendo la espuma hasta ingresar bajo el agua y hacer de las suyas tocando el cuerpo ajeno. 

 

Tenía que aprovechar cada minuto, cada segundo, no podía dejar que Jimin se escapara de sus brazos, solo pensar que esa tarde lo perdería por una mujer que apenas había logrado ingresar a la vida de ambos.

 

—Jungkook…—Le llamo el mayor. 

 

—¿Qué ocurre? —Preguntó sin dejar de seducirlo con sus caricias por el cuerpo. 

 

—Hay algo que… —Tomo aire y soltó un suspiro. — No quiere dejar mi cabeza. 

 

—¿Qué ocurre? ¿A que le temes? —Preguntó, pues lo conocía bastante bien. 

 

—Tu sabes bien que, bueno… Tengo que tener relaciones …con Sunghee.

 

No era un tema para conversarlo en una situación como esa, donde ambos estaban llenos de felicidad, se dejaban llevar por las caricias del otro, no había nada que se interpusiera, pero… Era difícil para el tener relaciones con alguien más que no fuera Jungkook, ¿La razón? Porque creía que le estaría siendo infiel. Necesitaba dejarle claro al menor lo que sentía al respecto.

 

—Si. —Respondió cortante. 

 

—Te molesta, ¿No? —Preguntó con cierto temor. 

 

El silencio se apodero de la habitación. 

 

—Es solo que… Ya sabes, tengo que actuar con ella, tú me lo pediste. —Si, estaba nervioso por la reacción del menor, no quería causarle daño por una responsabilidad que debía cumplir. Era la única forma de proteger su secreto, sino, ¿Por qué sería que el futuro rey no podía tocar el cuerpo de su esposa?. — Y… Y tengo que darle al pueblo un heredero… Y…

 

—Jimin…—Interrumpió las tantas excusas que soltaba el mayor.

 

—Yo…Lo siento. 

 

El mayor oculto inmediatamente su rostro contra su pecho. Era muy difícil pensarlo, no quería engañarlo, no quería gemir otro nombre que no fuera el de Jungkook, no quería sentir otras caricias que no fueran de él. Solo lo necesitaba a él. Lo peor de todo era la vergüenza que podía pasar si no se excitaba con su mujer, su única solución era imaginar a Kook, pero, ¿Cómo hacerlo cuando estaban en posiciones diferentes? ¿Cómo llegaría al orgasmo? ¿Cómo marcaría a su esposa? 

 

—Siento que te engañaría si estoy con ella, pero eres consciente de todo. —Confesó. —No quiero hacerlo. 

 

—Jimin…

 

¿Por qué justo en ese momento el mayor había dicho algo como eso? Si antes no tenía deseos de compartirlo, ahora realmente deseaba secuestrarlo y alejarlo del mundo, que solo fuera de él, sin importar los peligros que existieran, sin importar nada. El amor de Jungkook por Jimin era egoísta. Muy egoísta. Le dolía y era su propia imaginación que le jugaba en contra. 

 

—No quiero casarme, Jungkook…


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