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Dulce y Amarga Nirvana por Joshua_Heart

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Notas del fanfic:

Cono es más que sabido, los adorables personajes que aparecen aquí no son de mi propiedad. Créditos a sus respectivos creadores. Genios.

Notas del capitulo:

Hola, hola. ¿Como han estado? Mucho tiempo sin reportarme por aquí. Lo sé, no tengo disculpas. Ataquen con palos y piedras, está bien, lo merezco. Sólo diré que hay veces que pierdes inspiración, y no puedes luchar contra eso.

En fin, traje esto (recién salido del horno) y a ver qué les parece. Es algo inexplorado pero en lo que siempre he querido incursionar como intento de escritor, jeje. Espero no sea muy traumatico. Sé que es una pareja por demás inusual, pero para lls que ya me conocen saben que ése es mi plato fuerte.

—Por favor...— el sonido fue una mezcla de dolor, frustración,  deseo  y nesecidad. Quizá en otro  momento  se habría  querido  morir  de  la vergüenza... No ahora. Ahora estaba a su merced; ahora era suyo; ahora podía pedirle lo más aberrante en el universo y él con gusto se lo daría con tal de sentir su toque, cual perrito faldero. ¿Patético? Quizás. Pero a este punto ya nada importaba.
 
—Shhhh, tranquilo, hermoso— dijo esa rica voz  a sus espaldas, no lo suficientemente cerca para rozar su nuca pero sí para hacerle revolotear sus cabellos con su cálido aliento. Sus piernas, aun atadas al punto de haber perdido el 50% de la sensibilidad,, temblaron  Sus brazos, dormidos, luego de estar suspendidos por tanto tiempo se erizaron como si les hubieran echado un cubetazo de agua helada —Yo me encargo.  Confías en mí ¿cierto, bebé?
 
Ese material tan suave y conocido recorrió sus expuestas nalgas en una casi imperceptible caricia. Un enorme contraste luego del trato recibido previamente.
—.... S-sí, amo. — respondió,  un poco tarde. No era intencional. La presión era mucha: sus muñecas, sus tobillos, sus tetillas, 
su verga.... Era demasiado. Ansiaba correrse, pero ese anillo se lo impedía. — Por favor, amo. Por favor— lloriquió.
 
—Tranquilo, bebé, lo haces muy bien. Eres perfecto. Ya falta poco... Continuemos ¿sí?Ya sabes qué hacer....
 
¡¡Zazzz!!
 
—¡Aahh! Veinticinco, amo. Gracias, amo.
Oh, dulce, dulce dolor. Siseó cual serpiente en su hábitat natural. Más lágrimas se aglomeraron en sus ojos para luego adherirse a la tela que cubría sus ojos.
 
—Perfecto, mi niño. Eres perfecto. Perfecto para mi....
Esas palabras sólo hacían desembocar su ya de por sí arrebatado corazón  Él solo quería complacer a su amo, quería ser bueno.
—Ya pronto tendras tu premio, hermoso. Cuenta después de mi
 
¡Zazz!
 
Ventiseis, veintisiete, ventiocho.... 
 
El mar de sensaciones clamaba con abrumarlo en cualquier momento. Ya ni siquiera se sentía tangible. ¿Cuál era su nombre? Ahh, sí. Tarble. Pero eso era irrelevante ahora que estaba en las nubes. Todo era quietud y paz allí arriba.  ¿Cuánto tiempo duró eso? No lo sabía. Dicen que parte de tu alma se queda arriba cuando vas en aterrizaje, pero este no era el caso. Lo siguiente que pasó, Tarble suponía que así es como se sentiría volver a la vida. 
 
Sus sentidos poco a poco regresaron  a la realidad. Sólo para descubrirse en otro  paraíso pecaminoso. Estaba atado al respaldar de la cama de su amo, amordazado, mas la venda que cubría sus ojos ya no estaba. Pero eso no era importante, no. Lo que le robó el poco aliento fue encontrarse con ese adonis griego degustandolo con la mirada, como si Tarble tuviera el derecho de ser admirado por semejante monumento de hombre  y no al revés. Ojos negros sin fondo.. ¿Qué estaría pensando?
 
Oh sí, y cómo pasarlo por alto, se se lo estaba follando, devorando, joder. 
 
—Hmh, hmmmm, mmmh—  Traducción: Dios, sí, así.  Joder, aquello era bueno.
Aun después de varias veces el placentero escozor que producía semejante instrumento dentro suyo era una maldita bendición. Amaba esa clase de dolor. ¿Qué es el amor sin dolor, después de todo?
 
—Her-mo-so— veneró su amo en medio de embistes certeros.
Oh Dios. Oh Dios. Tanto placer debería estar prohibido. Estaba seguro que el ser supremo  allá arriba los miraba con tanta desaprobación ahora mismo, hasta con asco inclusive. Apretó los párpados en una mueca de deleite perpetuo.
Amaba a este hombre. Vendería su alma al diablo sí con eso aseguraría tenerlo para siempre. Lo nesecitaba casi de una manera enfermiza. Pero no era él con quien su amo se se acostaba y despertaba todos los días. Esos “te amo” que tanto ansiaba escuchar estaban reservados para alguien más. Alguien a quien nunca podría odiar ni aunque muriera en el intento....
 
“Perdóname, ni-san”.
 
Tales pensamientos culposos fueron desterrados cuando su amo desplegó una de sus piernas y la llevó a su hombro. El doloroso  tirón en su ingle fue inmediatamente ignorado por las punzadas con ahínco en su próstata.
Enmudeció, literalmente. Fue como si haya sido electrocutado con una cantidad desmesurada de voltios. Su vil cuerpo mortal no sabía como reaccionar ante la forma de amar de un dios como lo es Son Goku. Su mente voló de nuevo a ese mundo de éxtasis y su cuerpo, completamente laxo, quedó a disposición para complacer a su amo, como si haya nacido exclusivamente para ello. Su verga, por fin libre del anillo, escupió todo lo que tenía y no tenía que ofrecer. Ahhh, qué liberador era. Y sus ojos... Je, posiblemente terminaría bizco luego de esto.
 
—Eso es. Buen chico. Córrete para mi. Eres la cosa más rica que jamás haya visto. 
Tarble gimió como un miserable animal al que le han sacado el aire de una patada. Este hombre acabaría con él, sin duda.
 
Lo siguió follando hasta que volvió a correrse un par de veces más. A la tercera ya terminó seco, mas su hambre por más,  por lo que sea que su amo le ofreciera no mermaba. Un prolongado y gutural gemido fue lo único que le advirtió del clímax de su amo y Tarble maldijo el látex por ser otra cosa que los separaba.
 
No podía quejarse, se decía. Son Goku era un amante muy generoso. Siempre más preocupado por el placer y los límites de Tarble que él mismo. Su rostro y cuerpo, luego de extensas faenas, eran adornados de dulces besos, lo cual rápido de dió cuenta era una forma de verificar si se encontraba lastimado. También como una especie de disculpa innecesaria. Esa noche durmieron acurrucados como tantas otras. Tarble era la cuchara pequeña para su descontento fingido.
 
Y como era de esperarse, la mañana siguiente el otro lado de la cama se encontraba vacío y frío. Salvo por una simple nota que decía un “lo siento :(”.
 
Siempre era lo mismo. Esos encuentros no ocurrían seguidos por decisión de Goku. Tarble sólo le tocaba resignarse. Se hundía en depresiones y se auto odiaba por largos meses. Después de todo, veía a su dulce tormento todos los días en la universidad. Sólo que ahí no eran amo y sumiso, no. Ahí eran maestro y alumno, y la distancia jamás se le había antojado tan amarga.
Pero era lo justo, lo sabía. El karma era un hijo de puta que no perdonaba a nadie.
 
Pero de algo estaba seguro: no se arrepentía, no de corazón al menos.
 
 
Fín.

Notas finales:

Gracias por leer. Ha pasado un buen tiempo desde que me sente a escribir, por lo tanto disculpen que esté algo oxidado. Intentaré seguir subiendo más fanfics de Dragon Ball más seguido. Que la inspiración no acabe por favoooorrr!!!

Nos leeremos pronto. :)


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