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Amor del demonio por Sakuriita_Henandez

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Notas del capitulo:

Nuevamente traigo hastaa ustedes en la comodidad de donde se encuentren (?), una historia mas Karmagisa!

Espero sea de su agrado y me acompañen nuevamente en esta linda travesia de crear un mundo para ellos dos.

Como advertencia adicional les informo; quiza llegue a haber un poco de Asagisa por que yolo (realmente amo esa pareja, son mi segunda ship favorita de A.K).

Dicho esto, pasen y lean! 

Por favor...

Un peliazul corría de forma veloz hacia su casa. Se le había pasado la hora de queda ya que se quedo un poco mas en el colegio para hacer un trabajo y, al no tener móvil, le había sido imposible notificar a su madre.


Corría tan rápido como sus cortas piernas le permitían, tan rápido para que nadie lo notara, tan rápido que no pudo frenar a tiempo para evitar chocar con el bravucón numero uno de su vecindario.

-Pero que tenemos aquí...- dijo el grandullón girándose para encarar al pequeño tirado en el piso - La mujersita con pene me ha querido dar un arrimon - dijo con desprecio y asco acercándose al pobre de Nagisa que miraba a todas direcciones en busca de ayuda pero para desgracia suya, el lugar parecía totalmente vacío, exceptuando, claro esta, a el y sus agresores.

 

Narra Nagisa

 

De todas las personas con las que pude haber chocado, tenía que ser con quien me molesta desde preescolar. Maldición! Acaso no puede haber un día sin que me tope con el y su grupo de amigos!?

-Te-Terasaka-kun... Este... Yo... Fue un accidente...- le respondí nervioso al observar que se acercaba a mi para, seguramente, darme la paliza del día, que sin duda continuara mi madre cuando vea a que hora llegó y en que condiciones... -(Dios! Si existes, has que se vayan!)- pensé cuando ya los tenia rodeandome.

-{Si ese idiota quisiera, lo haría, pero no quiere, por eso ignora sus plegarias} - dijo una voz que no pertenecía a ninguno de mis agresores -{Ah~ pobre ratoncito, seguro lo van a moler a golpes... Debería interferir?}- volvió a decir con un ligero tono de duda al final.

-A-Ayuda... - Murmuré con el miedo a flor de piel pues Terasaka ya había levantado su mano en señal de que me golpearía primero -Ayudame! Por favor! - grite rogando porque realmente el portador de aquella voz interfiriera.

El golpe seco impacto en mi rostro, después una patada al estómago, de nuevo al rostro, brazos, piernas y abdomen.

-{La ayuda nunca llega cuando la necesitas, los humanos ya deberían saberlo} - se burlo aquella voz mientras veía el espectáculo.

.
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Narración normal

 

Caminaba lo mas natural que podía, le dolían las costillas, tenia el labio partido, su cabello; antes atado; ahora iba suelto y tenia pequeñas basuras que había recogido del piso en el cual quedó tirado.


Su ropa lucia manchas de sangre provocadas por la hemorragia nasal y lo que había escurrido de su labio.

Tenia un aspecto deplorable que despertaría la lastima de cualquiera que lo viera, pero a esa hora nadie andaba por las calles.

Se detuvo metros antes de llegar a su hogar pues no quería enfrentarse con su madre, ya que seguramente esta lo golpearía también.

Vio las luces apagadas y tembló.

Si las luces estaban apagadas podía suponer dos cosas: Uno. Su madre había salido y no se había enterado que el no estaba, lo cual era muy poco probable. Dos. Su madre esperaría tranquila hasta el día siguiente para poder "castigarlo" y hacer que fuera al colegio con el dolor de cada golpe.

Para su desgracia, esa era la opción mas factible.

Subió las escaleras con pesar, tomo su tiempo para sacar las llaves de la mochila y para llevarlas al picaporte. Una vez que la puerta estuvo abierta, contó los segundo mientras se quitaba los zapatos, 300 segundos que para el fueron solo 15.

-(No vale la pena ocultarse, seria pero ir mañana con los golpes recién hechos)- pensó tomando la decisión de ir a buscar a su madre hasta su habitación -(Entrare, la haré enojar, me golpeara, iré a bañarme para evitar la hinchazón y el aumento de hematomas y mañana iré a la escuela tan fresco como una lechuga!)- se dijo mentalmente una vez que se puso frente a la puerta de su madre, sin embargo, el temor lo hizo dudar unos momentos, pero decidido tomo la perilla de la puerta -(Al chingue su...)- río internamente por la expresión que había escuchado cerca de un restaurante mexicano donde trabajaba su amigo Isogai.

Abrió rápido dispuesto a recibir todo golpe que el destino le diera, de forma claramente literal, pero el silencio abrumador lo descolocó.

Dispuesto a no desperdiciar el poco valor que había logrado reunir, busco por cada habitación dentro de la casa, obteniendo el mismo resultado.

-No lo puedo creer... Esperaba poder ser golpeado antes de la cena...- dijo totalmente desilusionado - Ahora tendré que esperar a que me golpee en la mañana... O quizás no ha estado en todo el día... Eso seria realmente bueno... Por favor dios mio, que sea así - suplicó.

"Si ese idiota quisiera, lo haría, pero no quiere, por eso ignora tus plegarias"


El recuerdo de esas palabras lo hizo estremecer, negando absolutamente que dios ignorara de forma deliberada las plegarias que sus fieles le hacían, después de todo... Dios creo al mundo, al hombre y a todo cuanto lo habita... Por que razón dejaría de atender a sus creaciones.

Camino a su habitación para poder quitar de su cuerpo la ropa que conservaba la sangre de su pelea anterior. Miro el techo de su habitación y su memoria decidió tomar aquel instante para hacerle recuento de su vida.


Su familia no siempre fue como lo era ahora, eran una familia normal, tranquila y feliz; pero la vida no es amable con nadie y le gusta hacer miserable a las personas, en su caso, decidió arrebatarle a esa familia el núcleo de la estabilidad haciendo que su padre cayera enfermo de buenas a primeras.

Desde ese momento su mundo fue cayendo pieza por pieza hasta quedar en un lienzo negro y falto de esperanza.

Su madre, antes dulce y amorosa, fue cayendo en un desequilibrio absoluto, que transformo las rizas en sollozos silenciosos y las sonrisas en moratones.


Comenzó con cambios insignificantes, su alimentación, su cuidado personal, pero después se agravo, los últimos días de su padre dieron pauta a la distorsión de la realidad que su madre se empeñaba en vivir, empezando por obligarlo a dejar crecer su cabello e incluso usar ropa de niña y el la obedeció en todo, pues para ese momento, el sabia que sus negativas solo la llevarían a la agresión.

Abrió los ojos de golpe y se aparto de sus memorias en cuanto un ruido se hizo retumbar desde la entrada.

Alarmado salio de si habitación para revisar la causa y se topo con su madre y otros cuantos sujetos que vestían de negro total y dibujaban en el suelo un circulo.

-Mamá? - la llamo nervioso mientras sentía que podía respirar su propio miedo.

-Nagisa, me alegro que estés aquí...- respondió ella con un tono tan dulce y maternal que hicieron que todos los nervios en su cuerpo se erizarán -Necesitamos que nos ayudes en algo, cariño - dijo Hiromi mientras caminaba hacia el.

-En que puedo ayudarles, mamá? - pregunto el ignorando la voz que en su interior le dictaba alejarse de la mujer.

-Veras, mis compañeros y yo vamos a hacer algunas cosas - le respondió con una candida sonrisa - pero olvidamos conseguir un ingrediente de suma importancia...- explico ella con pesar.

-Que se les olvido? Puedo ir a comprarlo enseguida - dijo el teniendo a la mujer ya frente a el.

-No hace falta que lo compres amor, tu lo tienes - indico ella sujetando uno de los hombros del peliazul.

-Mamá... Que fue lo que olvidaron? - volvió a preguntar notando que su madre lo sujetaba con demasiada fuerza.

Hiromi sonrió con demencia y tiro de la ropa del menor hasta que lo colocó dentro del circulo que aquellos hombres misteriosos habían dibujado en el suelo.

-Mamá? -.

-Olvidamos algo sencillo, Nagisa - le volvió a mencionar ella mientras sacaba un cuchillo de empuñadura dorada y adornado por runas difíciles de entender.

Entonces entendió todo... Y solo le costo una puñalada en el pecho saber como figuraba el en ese momento.

-nos falto el sacrificio, mi niño.

 

 

 


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