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La Receta Perfecta -KaiSoo- por martyper

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Notas del fanfic:

¡Hola a todos! 


Apenas puedo creer que después de tanto tiempo haya decidido escribir algo, no soy muy dada a la escritura, prefiero leer, y tampoco se me da muy bien, pero repentinamente tuve ganas de hacerlo y esto es lo que salió, no tuve una idea clara para esto, solo empece a escribir de la nada y las cosas se dieron así, espero que les guste y que no hayan muchos errores.


Un agradecimiento especial a mi amiga Shin Ri por las correcciones.  


 

Notas del capitulo:

Este one shot también está publicado en Wattpad.

como ya puse en el resumen hay un intento de smut, intenté usar lenguaje explícito sin demasiados adornos pero no de una forma vulgar, solo llamar a las cosas por su nombre, espero que se entienda de esa manera. 

 

Una pizca de pimienta, un poco de sal y sin olvidar un ligero baño de aceite de oliva sobre sus pechugas rellenas y ya estaban listas para ir al horno, 20 minutos de cocción a temperatura media y su platillo está listo para servirse, el pequeño hombre se siente satisfecho cada que una nueva creación sale tal como la esperaba, disfruta del aroma de las especias inundando su cocina y de la textura de las verduras cocidas en el punto exacto, el sabor de la carne perfectamente marinada y la forma en que un ingrediente cambiaba totalmente el resultado de sus obras.

 

A sus 26 años Do KyungSoo es un chef excelente cuyos estudios se han concluido en la mejor escuela culinaria de París, ha aprendido a preparar platillos de varias partes del mundo y a diferenciar olores y sabores que una persona normal no notaría, siempre fue un gran amante de la comida y desde muy joven quiso aprender a cocinar; su querida abuela fue la responsable de iniciarlo en el mundo de las artes culinarias cuando era apenas un niño de 6 años, ayudándola a cocinar los platos locales que la dulce anciana tanto gustaba de preparar para su nieto.

 

Habiendo perdido a sus padres a una edad temprana, tuvo que crecer con su abuela como única familia, una señora amorosa que lo cuidó hasta que la edad se lo permitió, afortunadamente él era lo suficientemente habilidoso para conseguir una beca para la escuela culinaria de sus sueños, logrando de esa forma graduarse con honores y convertirse en el Chef que tanto había deseado ser.

 

Trabajando en un muy famoso restaurante utilizaba sus habilidades para mantenerlos en la cima como uno de los restaurantes más populares de la ciudad, llevaba trabajando 3 años ahí y no recibió más que halagos desde el primer día que puso un pie en esa cocina.

 

Tres años trabajando sin parar y sin descanso, realmente no le importaba mucho porque amaba su profesión más que a nada en la vida, sin embargo su jefe consideró que ya era tiempo que tomara esas vacaciones antes de que él fuera acusado por alguien de explotador por no dejar a su empleado descansar. Él no había estado muy feliz por la noticia, pero sus quejas no fueron escuchadas; aun así nada podía detenerlo de preparar sus recetas para sí en la comodidad de su hogar.

 

Luego de comer y limpiar todo lo que había ensuciado tomó una ducha y se preparó para salir de compras, debido a su profesión siempre se aseguraba de tener todos los ingredientes disponibles y al alcance en su cocina, un Chef no puede darse el lujo de carecer de ingredientes para sus creaciones, así que luego de notar que algunos elementos estaban terminándose decidió salir al supermercado que está a unas cuantas cuadras de su departamento para re-abastecerse.

 

Siendo el amante de la música que es, se puso sus audífonos y caminó tranquilamente hasta el supermercado, afortunadamente la mayoría de cosas que necesitaba las podría encontrar ahí. Tomó un carrito y se dispuso a recorrer todos los pasillos de alimentos, revisando las etiquetas y los precios para elegir todo de la mejor calidad, siempre era muy meticuloso con los productos que adquiría y se tomaba la oportunidad de probar distintos tipos de un mismo producto para averiguar cuál era el mejor, de esa forma conocía casi todos las marcas disponibles y podía comprar los que servían más para darle ese toque de sabor a su comida.

 

Su carrito estaba tan lleno que no se dio cuenta cuando un paquete de mayonesa se había resbalado y caído al suelo hasta que sintió un toque en su hombro. Giró su rostro para encontrar a un chico alto pelinegro que parecía querer decirle algo, pero al llevar puestos sus audífonos no tenía idea de lo que el otro estaba diciendo.

 

-Lo siento, no te escuché – se disculpó luego de deslizar sus audífonos hasta dejarlos alrededor de su cuello.

-Ah, no te preocupes, solo quería saber si esto es tuyo, estaba tirado detrás de ti – explicó el alto con una sonrisa que a KyungSoo le pareció dulce mientras mostraba el paquete.

-Oh sí, es mío. Muchas gracias –

-No hay de qué. Veo que llevas muchas cosas ahí. ¿Necesitas otro carrito? Porque puedo traerlo para ti, si quieres. – ofreció el chico amablemente. KyungSoo sonrió agradecido.

-Gracias pero creo que terminé por hoy. Ya no tengo más por comprar así que otro carrito no será necesario, pero agradezco tu amabilidad –

-No es nada, es mi trabajo después de todo – se excusó el muchacho acariciando la parte posterior de su cabeza con nerviosismo.

Hasta ese momento KyungSoo se dio cuenta que el chico llevaba la típica camisa polo blanca con cuello verde que tenía el nombre del supermercado en el lado izquierdo del pecho.

-Bueno, igual gracias, creo que debería irme para hacer fila en la caja ahora –

-¡Si, claro, por supuesto! – Dándole una última sonrisa KyungSoo se encaminó hasta la caja para pagar por su compra.

Luego de unos 15 minutos ya estaba fuera de las puertas del supermercado con una gran cantidad de bolsas y sin tener idea de cómo se las iba a llevar a su casa, nunca fue su plan comprar tanto pero no podía resistirse al ver tantos ingredientes e imaginar las infinitas posibilidades para usarlos.

-¿Necesitas ayuda? – el bajito dio un respingo dándose la vuelta para encontrar la mirada apenada del chico de antes.

Dando un profundo suspiro luego del susto, el bajito sonrió – Pues, creo que compré demasiadas cosas en realidad –

-Puedo ayudarte a llevarlas a tu coche si gustas – ofreció el chico.

-Gracias, pero no traje coche, no vivo muy lejos de aquí así que vine caminando –

-¿Y cómo te vas a llevar todo esto? – preguntó un poco sorprendido al ver la cantidad de bolsas en el carrito.

-Ese es precisamente mi problema –

El chico se mordió el labio inferior atrayendo la mirada de KyungSoo a esa zona haciéndolo notar lo lleno de sus labios y el color rosa de estos.

-Puedo ayudarte a cargar las bolsas si quieres. –

-Te lo agradezco pero ¿no estás trabajando? – preguntó confundido.

-Oh no, ya terminó mi turno así que me estaba dirigiendo a casa ahora –

-Ya veo –

-¿Entonces? ¿Te gustaría que te ayude? –

-No quiero ser una molestia –

-No te preocupes, no es una molestia, puedo ayudarte sin problema, de verdad –

-De acuerdo, entonces... ayúdame con esto – KyungSoo le pasó unas cuantas bolsas mientras él tomaba las otras y uno junto al otro comenzaron a caminar hasta la casa de KyungSoo.

Durante el camino el chico que era un par de centímetros más alto que KyungSoo estableció una conversación cómoda con el otro, contándole pequeñas cosas sobre él, como que su comida favorita era el pollo luego de que supiera la profesión del bajito, JongIn era su nombre, un año menor que KyungSoo y su único trabajo actualmente era en el supermercado que no lo hacía rico, pero le daba lo justo para pagar el alquiler y sus gastos más básicos.

 

También confesó haber visto a KyungSoo varias veces antes comprando en el supermercado, hecho que le sorprendió al bajito ya que nunca lo había notado; pero eso en realidad era lógico ya que siempre andaba perdido en su mundo.

 

Luego de dejar todas sus cosas en la cocina KyungSoo invitó al otro a cenar como agradecimiento si es que no tenía otro compromiso. El alto aceptó con la sonrisa más grande que KyungSoo había visto dándole un aspecto atractivo pero adorable, la forma en que sus ojos se entrecerraban y como dejaba ver sus perfectos dientes, KyungSoo se encontró sonriéndole de vuelta sin querer.

 

El moreno se encontró sentado junto a la isla de la cocina observando al bajito moverse con gran maestría por todo el lugar, moviendo los cuchillos con destreza y preparando todo con gran dedicación, estaba como hipnotizado fijándose en cada movimiento del otro, no creía posible que alguien pudiera moverse con tanta gracia y rapidez. En pocos minutos el departamento se llenó con el delicioso aroma de la comida de KyungSoo provocando que el estómago de JongIn gruñera fuertemente causándole un fuerte sonrojo que a KyungSoo le pareció adorable y le provocó un poco de risa.

 

Mientras comían el mayor notaba cada pequeño detalle en la expresión de JongIn, como sus mejillas se inflaban de forma adorable mientras comía, la expresión de sorpresa y absoluta felicidad cada que probaba algo nuevo, se notaba a leguas lo mucho que estaba disfrutando cada bocado y KyungSoo se sentía profundamente satisfecho al ver la aprobación en el rostro del otro.

 

Fue una cena agradable para ambos, KyungSoo se sorprendió al darse cuenta de la facilidad con que convivía con JongIn, manteniendo una activa y divertida conversación, compartiendo historias y experiencias de su vida, él se sentía realmente cómodo al lado del otro y secretamente estaba deseando que ese momento no terminara tan pronto.

 

Desgraciadamente llegó el momento de despedirse, KyungSoo le agradeció la ayuda de nuevo y JongIn le recalcó lo mucho que le había gustado su comida haciendo al bajito sonreír orgulloso de sí mismo.

 

Con un "nos vemos" susurrado de forma nerviosa por el menor se despidieron en la puerta del departamento del bajito quien luego de cerrar la puerta se apoyó sobre ella dejando escapar un fuerte suspiró sintiéndose extrañamente solo y un poco desilusionado porque había esperado que el menor le propusiera seguir en contacto.

 

Desde ese día el bajito cocinaba con más ganas y aún más a menudo que antes, preparando comida extra que gustaba de compartir con su vecina, una mujer agradable con dos niños que siempre lo saludaban cada que lo encontraban en donde fuera. La mujer siempre le agradecía por las delicias que él compartía con ellos y siendo una mujer ocupada con su trabajo a veces no tenía tiempo de cocinar por lo que la comida de KyungSoo siempre era más que bienvenida.

 

KyungSoo amaba cocinar, y ayudar a la mujer lo hacía sentir bien porque le gustaba ver cómo podía hacer a la gente feliz con su comida, sin embargo, ese no era el motivo principal por el que lo hacía y se negaba a reconocerse a sí mismo que quería que se terminara todo más rápido para poder tener una excusa de ir al supermercado.

 

Iba a comprar casi cada semana, a veces mucho antes, las primeras veces siempre llevaba muchas cosas y se aseguraba de hacerlo a la hora que terminaba el turno de JongIn para que este se ofreciera tan caballerosamente como siempre a acompañarlo terminando siempre en una deliciosa y agradable cena en su departamento, luego iba por casi cualquier cosa solo para verlo y el menor le regalaba la más grade y cálida sonrisa que podía dar cada vez que lo veía.

 

Luego de un par de semanas intercambiaron números telefónicos y dejaron de necesitar las compras como excusas para verse. KyungSoo comenzó a invitarlo más a menudo por medio de mensajes, alegando que ya que aún no acababan las vacaciones estaba muy aburrido. El menor siempre aceptaba de buena gana y pasaban momentos agradables juntos.

 

-¿KyungSoo? – llamó el alto. Ambos se encontraban sentados cómodamente en la sala de estar viendo una película luego de comer como se les estaba haciendo costumbre la última semana.

-Dime –

-Lamento no poder invitarte al cine en lugar de ver películas aquí, seguramente debes estar cansado de estar en casa y yo solo vengo aquí a hacerte trabajar aún más cocinando y obligándote a permanecer encerrado cuando seguramente podrías salir a pasear con tus amigos –

El bajito observó el semblante del otro, lucía un poco decaído con la mirada fija en la televisión frente a ellos.

 

Luego de soltar un suspiro se decidió a hablar. –no tienes nada de que disculparte JongIn. Si me quedo aquí contigo es porque disfruto de cada momento que pasamos juntos, no importa donde sea y realmente no me importa no poder ir al cine a ver películas cuando tengo todo lo que necesito justo aquí, televisión, buenos DVDs, comida, privacidad y sobretodo una muy agradable compañía, además no tengo muchos amigos más que mis compañeros de trabajo. Si cocino para ti es porque amo hacerlo y me gusta ver lo mucho que disfrutas mis creaciones, además no soy del tipo de personas que disfruta salir de fiesta o cosas así, soy más hogareño ¿me explico? – un pequeño sonrojo adornaba las mejillas del bajito luego de su confesión y el menor lucia levemente nervioso pero sus ojos brillaban intensamente mientras veía al chico a su lado. KyungSoo creyó que se debía al reflejo del televisor.

 

-¿De verdad no te molesta estar aquí conmigo? – preguntó ilusionado.

-JongIn – el mayor tomó al otro del cuello con una de sus manos y tiró de él atrayéndolo lentamente al mismo tiempo que se acercaba a su rostro - no hay nada más que desee que estar aquí contigo, justo así – susurró justo antes de conectar sus labios con los contrarios. Despacio y con algo de temor acarició los suaves belfos del menor antes de separarse con un poco de miedo a la reacción que fuera a tener el más alto.

 

Ambos se vieron a los ojos, JongIn lucía un poco aturdido pero antes que KyungSoo pudiera poner distancia entre ellos sintiéndose avergonzado, el menor tomó su rostro con ambas manos y lo besó de vuelta tomando sus labios con necesidad, ambas bocas se rosaban entre sí causando jadeos de ambos, las manos del bajito viajaron al cuello del menor atrayéndolo más cerca mientras que el otro deslizó sus manos por su espalda acariciándolo mientras lo presionaba contra él lo más que podía.

 

Sin dejar de besarse y mordiendo sus labios, el mayor se subió al regazo del otro mientras comenzaba un sutil movimiento de caderas haciendo a sus cuerpos frotarse y causando que la temperatura se elevara con cada roce de sus penes aun atrapados bajo el pantalón.

-Ven conmigo – el mayor se puso de pie y tomó la mano del alto guiándolo hasta su habitación.

 

Al entrar solo encendió la lámpara de noche haciendo que todo tuviera un sutil brillo naranja, mismo que iluminaba la piel ligeramente bronceada de JongIn y remarcaba sus atractivas facciones. El Mayor lo hizo sentarse sobre la orilla de la cama y volvió a besarle con ansiedad, solo se separó para quitar la camisa del uniforme del alto y se tomó su tiempo observando su torso hermosamente marcado, sus pezones erectos en sus pectorales y abdomen formado, JongIn sin duda es un precioso espécimen masculino, el pensamiento lo hizo sonreír antes de atacarlo con besos permitiendo que el otro deslizara sus manos tibias bajo su camisa regalándole caricias por su espalda y generando pequeños estremecimientos que estaban empezando a ponerle la piel de gallina.

 

-JongIn - escapó de sus labios como un susurro anhelante al sentir las manos del alto sobre su cuerpo. 

Sus labios recorrieron la mandíbula y el cuello de JongIn, dándole caricias con la lengua saboreándolo y tomando porciones de piel entre sus dientes de forma suave. Se dedicó a besar su clavícula mientras con sus manos acariciaba su abdomen y sus costados.

 

El menor retiró la camisa del otro y comenzó a besar su pecho de forma reverente dando mordiscos leves en su blanca piel. -me gusta tu piel, es tan suave - habló el alto lamiendo lenta y sensualmente sus pezones en punta, tomándolos entre sus dientes y provocando respiraciones pesadas en el bajito, quien empujó al alto para dejarlo acostado sobre la cama y comenzar a desabrochar sus pantalones. Luego de retirar los zapatos de JongIn deslizó los pantalones por las largas piernas hasta sacarlos por completo, pero eso no era suficiente, necesitaba verlo en toda su gloria así que tomó la orilla de los bóxers negros del alto y los quitó lentamente aprovechando a ver el cuerpo maravilloso del menor, su pene sin circuncidar se alzaba orgulloso de entre una fina capa de bello negro.

 

-Eres bastante guapo ¿te lo habían dicho? - Cuestionó el mayor sin perder detalle de la anatomía del contrario.

El menor sonrió lascivamente -Un par de veces. Pero tu cuerpo me gusta mucho más -

El menor lo veía con deseo, quería acariciarlo, tomarlo y hacerlo suyo por lo que quiso levantarse para tomar al bajito entre sus brazos pero fue detenido por el otro que lo empujo por el pecho para dejarlo acostado de nuevo. Decidido, el mayor acarició con sus labios y sus manos las piernas largas del alto, dando mordiscos a la parte interna de los muslos y succionando partes de piel. JongIn tenía la respiración acelerada observando como el bajito subía por su cuerpo acercándose cada vez más a su dolorido pene. El mayor tomó su dureza entre las manos sobándolo de arriba abajo; el moreno gimió suavemente dejando al otro hacer lo que quisiera con su cuerpo, ansiaba el toque del bajito, lo deseaba, lo llevaba deseando desde hacía mucho tiempo cuando lo veía con sus cascos puestos llevando el carrito del supermercado con un sutil balanceo de caderas que se le antojaba muy sensual.

 

El mayor inició dejando besos sobre la punta de su pene, raspando con sus dientes con cuidado mientras retiraba el prepucio causando estremecimientos en el cuerpo del menor, rodeando el glande con sus labios. Humedeció con saliva toda la extensión pasando la lengua cual paleta, recorrió la vena que iba desde la base a la punta causando que la carne se endureciera todavía más en sus manos. Luego de jugar con él por un rato con la lengua se lo metió en la boca empezando un vaivén a un ritmo que le resultara cómodo, relajando la garganta y dejando que se deslizara cada vez un poco más profundo. Su mandíbula dolía un poco pero no importaba, le gustaba ver la expresión del menor que estaba apoyado sobre sus codos para gozar del espectáculo.

 

La saliva se escurría por la comisura de sus labios, misma que le servía para lubricar al menor ayudándose con su mano para complacer al otro de la mejor forma que podía. Habiéndose cansado de solo observar, el menor lo tomó del cuello y tiró de él con delicadeza para separarlo; el mayor se dejó hacer limpiándose los restos de saliva con la mano entes de ser guiado a un beso arrollador que lo dejó sin aliento. 

Desesperado, el menor desabrochó los pantalones del bajito, tirando de ellos torpemente bajándolos junto con su ropa interior, el mayor soltó una risita al ver lo mucho que el otro lo deseaba, lo hizo sentir poderoso. Ayudándolo se sacó los pantalones quedando desnudo a horcadas sobre el menor, dándole un largo beso estiró su brazo hasta la mesita de noche para tomar una botella de lubricante y un condón, él siempre era un hombre precavido y aunque no acostumbraba tener sexo casual con nadie siempre estaba preparado, porque la protección es siempre lo más importante al igual que la higiene, cosa que el mantenía muy religiosamente cada día. 

 

Tomando lubricante en sus dedos el bajito se dispuso a prepararse a sí mismo introduciendo primero un dedo y luego otro para dilatarse cuidadosamente, el menor disfrutaba viendo las expresiones del otro puesto casi en cuatro sobre él mientras se preparaba para recibirlo, era una imagen altamente excitante; él se entretenía acariciándose a sí mismo mientras esperaba con impaciencia.

 

Luego de tener tres dedos en su interior el mayor jadeaba por la excitación, no sentía mucha molestia por lo que creyó que ya estaba lo suficientemente dilatado. Se lo hizo saber al otro con un caliente beso y un suave "estoy listo" a lo que el otro se apresuró a ponerse el condón antes de tirar de su cuerpo hasta alinear la punta de su pene bajo la entrada rojiza del bajito.

 

Lentamente KyungSoo fue descendiendo por la extensión del otro permitiendo que las paredes de su recto se estirara para darle cabida al pene de JongIn, sentía como su interior era invadido poco a poco provocando escozor en la zona. Aun así no se detuvo hasta tenerlo por completo dentro y tomando profundas respiraciones inició un movimiento circular para acostumbrarse a la sensación de ser llenado por el otro. 

 

Ambos tenían el corazón acelerado y respiraciones jadeantes. El mayor comenzó a subir y bajar sobre el pene del menor tomando ritmo poco a poco, aumentado la intensidad progresivamente, el menor estaba ansioso, sus caderas temblaban por la necesidad de enterrarse profundo y más fuerte en el otro. Cuando sus instintos ganaron impulsó su cadera con fuerza para encontrarse con el cuerpo del mayor sacándole un fuerte gemido y eso fue todo, no pudo detenerse; tomando con fuerza la cadera del otro que se apoyaba con sus manos sobre su pecho para mantener el equilibrio continuó impulsando su pelvis hacia arriba dando fuertes estocadas en el interior del mayor quien solo podía jadear soltando roncos gemidos desde el fondo de su garganta.

 

Tomándolo en un abrazo, el alto se las arregló para dejarlo bajo su cuerpo aun sin salir de su interior y levantando las blancas piernas del otro doblándolas hasta llevarlas casi hasta el pecho del contrario -quien las tomó para mantener la posición- comenzó a embestirlo con todas sus fuerzas haciéndolo jadear y sudar por el esfuerzo. La piel del mayor lucia hermosa bajo la capa de sudor que era iluminada por la luz de la lámpara, parecía brillar, le encantaba verlo. Cada estocada provocaba gemidos en el mayor, el sonido de sus pieles chocando solo lo calentaba aún más, el tacto del menor tocando cada parte de su cuerpo le causaba escalofríos placenteros, en su interior el duro pene de JongIn rozaba su próstata con cada envestida lo que lo hacía temblar, era un sensación muy agradable que aumentaba el cosquilleo en su estómago.

 

Dejaron a sus cuerpos liberarse entre caricias y besos ardientes, labios chocando torpemente y dientes dejando marcas en los cuerpos del otro hasta que ambos explotaron en la cúspide del placer, con gemidos graves y la piel sensible al más mínimo roce, dedos curvados y la piel enchinándose por el orgasmo. 

 

Ambos terminaron exhaustos recostados uno junto al otro, luego de deshacerse del condón usado, el mayor tomó las toallitas de su mesita de noche y se limpiaron desechándolas en el basurero que había junto a la puerta del baño en su habitación.

 

Permanecieron un rato abrazados, regalándose caricias perezosas y besos suaves con las piernas entrelazadas, sin molestarse en cubrirse con las sabanas, después de todo acaban de tener sexo, no era necesaria la vergüenza entre ellos y ver sus cuerpos desnudos juntos causaba cosquillas en sus estómagos y corazones acelerados de emoción.

 

-KyungSoo – La ronca voz del menor rompió el cómodo silencio que se había creado luego de que sus respiraciones volvieran a la normalidad.

-Hmm – hiso un sonido con la garganta para que supiera que le escuchaba pero sin verdaderos deseos de hablar.

-KyungSoo. Tú me gustas, mucho, desde la primera vez que te vi comprando en el supermercado, aunque nunca me atreví a hablarte y tú no me notabas, pero yo estaba muy atraído hacia ti. Y me gustaría tener más que una amistad contigo, pero... - guardó silencio indeciso de continuar.

-¿Pero? –

-Pero... yo no soy más que un hombre pobre que no terminó sus estudios y con un trabajo mediocre, realmente no tengo nada que ofrecerte, y aunque me gustaría que tú me aceptes y tener una relación contigo temo no ser suficientemente bueno para ti, no podría comprarte regalos, ni invitarte a comer, ni llevarte a ningún lugar bonito porque no gano lo suficiente, no puedo consentirte de la forma que tú te mereces y de la forma en que me gustaría. Soy un perdedor –

 

-Primero, tú no eres un perdedor, las circunstancias no han sido buenas para ti pero no eres ningún fracasado. Y ya te había dicho que no me importa nada de eso, lo único importante es que estés aquí conmigo, no necesito que me lleves a comer fuera, después de todo no hay nada que pueda probar en esos restaurantes elegantes que no pueda preparar yo mismo y hasta mejor – sus palabras llenas de orgullo le sacaron una pequeña risa al menor – podemos salir juntos a dar paseos por el parque y comer un helado juntos, no necesito más, tú me gustas y también quiero una relación contigo, lo demás no es importante, solo tú – terminó dejando un dulce beso sobre los labios contrarios. El menor sonrió.

-Eres la persona más increíble que he conocido –

-Sabes JongIn, tú para mí, eres como la pimienta, que le da más sabor y un mayor aroma a un platillo, es lo que hiciste con mi vida, hacer que todo sepa mejor, eres el ingrediente para crear la receta perfecta. –

-Pues si yo soy la pimienta tú eres el pollo frito –el mayor soltó una carcajada.

-¿Soy el pollo frito? – preguntó divertido.

-Así es – asintió enérgicamente con la cabeza – Porque eres definitivamente mi plato favorito. –

 

El mayor le regaló una amplia sonrisa antes de fundirse de nuevo en un beso que esperaba transmitiera todas las palabras que no se atreve a decir, como lo mucho que le importa, lo mucho que lo ha deseado y querido desde el primer día que el alto le ayudó a cargar sus bolsas, lo mucho que lo extrañaba cada que no se veían y lo mucho que pensaba en el cada minuto del día, incluso mientras cocinaba. Porque el moreno realmente se convirtió en el ingrediente más importante y sin él es imposible hacer sus tan perfectas creaciones, porque gracias a él todo sabia repentinamente mejor.

 

FIN

 

Notas finales:

Bueno chic@s, esto es todo, espero que les haya gustado, y si llegaron hasta aquí les agradezco por darle una oportunidad a esta cosa extraña, fue uno de mis patéticos intentos de Smutt, espero que haya salido bien, no soy buena en ello, pero trate que no sonara tan fantasioso pero que fuera de alguna forma un poco dulce pero a la vez real, no se que tan bien resulto eso pero en fin n,n 


 


Gracias por leer. Chau y besos a todos.  


 


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