Salía de la universidad con una gran sonrisa tras haber humillado a unos "bravucones". Me sentía feliz puesto que había hecho de nuevo la mayor puntuación en el examen de nervios cerebrales de todo mi curso. Era mi segundo año en la carrera de medicina y parecía que las cosas iban bastante bien, a excepción de la gente que intentaba meterse conmigo, que por supuesto acababan con varios dientes rotos. Sobre mis amistades.... La verdad no hay mucho que decir, me consideran como un asesino o algo así supongo... Así que no tengo ningún amigo, pero solía tenerlos en la ESO.
Caminaba mientras observaba con fastidio la puesta de sol, odiaba esta época del año, se hacía oscuro demasiado rápido y apenas me daba tiempo de salir a caminar por la tarde, pero de todos modos hoy iría a dar una vuelta, no me gustaba estar siempre encerrado en casa y solo salir para comprar comida o ir a la universidad, esa vida era demasiado aburrida, asi que de vez en cuando salía a algún bar a divertirme.
Ese día decidí ir a un parque de diversiones para matar el tiempo, no tenía nada que hacer después de todo y parecía una opción entretenida para matar el tiempo.
Caminaba por la casa del terror, estaba bastante oscuro la verdad, pero más que tener miedo sentía gracia por las personas que asustaban, ¿cómo habían acabado trabajando en un lugar así?
Debía admitir que la decoración estaba bien elaborada y realmente daba un tono siniestro al lugar, pero esas calaveras... maldita sea, esas calaveras me daban demasiadas ideas para chistes malos, reí interiormente inventándome algunos, no sé si esto era por ser demasiado infantil o porque ya me estaba volviendo loco de tanto estudiar.
Seguí caminando por varios pasillos, se volvió algo incómodo cuando estos comenzaron a estrecharse, quizás debería dar media vuelta e irme, no me gustaban los lugares cerrados.
Me giré para marcharme justo en el momento en que algo me golpeó fuertemente el estómago haciéndome caer al suelo tratando de coger grandes bocanadas de aire.
Intenté ver a la persona que me había atacado pero veía bastante borroso, solo distinguía la intermitente luz roja del pasillo y una silueta grande y oscura.
- Tómate esto -la voz de lo que parecía ser un hombre sonaba algo distorsionada en mi mente por el golpe, me había dejado sin aire por unos segundos y eso ya era suficiente para sentirme desorientado.
Alargó su mano hacia mí y me ofreció un objeto pequeño y blanco, ''una pastilla'' pensé al verlo.
Yo, naturalmente, apreté mis dientes con fuerza y giré mi cara, no me dejaría drogar, no podía.
Ante aquella reacción agarró mi cabello para que mirase hacia su dirección e intentó abrirme la boca con sus grandes manos, mantuve haciendo uso de toda mis fuerza mis dientes juntos y mi mandíbula cerrada.
Apartó sus manos de mi boca, y cuando pensé que se había rendido y me dejaría en paz dio un fuerte golpe a mí entrepierna provocando un grito de dolor por mi parte, aprovechó la ocasión para meter esa pastilla en mi cavidad bucal cerrando la misma con su gran mano para que no la pudiera escupir.4
Todo empezó a oscurecerse momentos después de que la pastilla se disolviera en mi boca y obligatoriamente tuviera que tragar la saliva con la substancia disuelta, intentaba permanecer despierto y lancé varias patadas y puñetazos débiles hacia la nada, pero ninguna cosa de lo que hice cambió algo.+
Mi vista se perdió en un negro profundo y me desmayé momentos después.