Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mu es un cotilla por Tita Adri

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes pertenecen a Kurumada, esta historia esta escrita sin ánimo de lucro.

Notas del capitulo:

No era mi idea subir este fic el primero pero al que tengo preparado le falta todavía el titulo.

Mu es uno de mis personajes favoritos y no podía quedarme sin escribir sobre él, aunque fuese un poco.

 

 

Empezó todo un sábado... quizás era sábado, no estaba seguro. Poco importaba, había escuchado su nombre de la boca de un compañero y por algún motivo se había sentido muy curioso por saber que opinaban de él, Mu no era muy dado a dejarse influenciar por las ideas de otros pero ese día sintió la necesidad de saber y con un sigilo practicado todas las noches para no despertar a Kiki, se acercó a la cuarta casa ocultando su cosmos. Quizás sus ansias de conocimiento fueron las culpables, quizás fue su falta de honestidad al no preguntar directamente pero antes de acercarse escuchó la misma voz con un tono fuerte, malhumorado, casi asqueado solo por hablar del tema. Y escuchó esas dos palabras que atenazaron su corazón.

 

“Mu cabrón”

 

Se quedó completamente paralizado al oír eso, pensaba simplemente en huir de allí y fingir que aquellas dos palabras nunca habían llegado a sus orejas pero no pudo moverse. Otro de sus compañeros respondió algo frustrado y aburrido.

 

-¿No crees que te estás pasando? -esa era la voz de Afrodita -Tampoco es tan malo.

 

-¡Me ignoró!-rugió Deathmask enfadado. -Intenté hablar con él y me ignoró, como si yo fuese un fantasma al que no podía ver. Pero si lo que quiere es ver fantasmas yo le enseñaré fantasmas. Que se ha creído ese cretino.

 

-Cálmate, Angelo.

 

-¡Que no me llames Angelo!

 

Y sin más se marchó, preguntándose en que momento había ignorado a Deathmask. Sabía que era algo despistado, se centraba tanto en sus propios pensamientos que en ocasiones no prestaba atención a su entorno, pero en ningún momento se le ocurrió que estar tan enfrascado en su propio mundo podría llegar a ofender a alguien, menos a un compañero. Si bien era cierto que el guardián de la cuarta casa solía ser bastante temperamental no era de los que iban gritando así por niñerías. Bajó a su templo saludando de pasadas a Aldebaran, sin notar que el brasileño le siguió con la mirada preocupado, al entrar en su taller acarició la cabeza de Kiki despeinando su ya alborotada cabellera, recibiendo una queja por ser tratado como un niño que el caballero de Aries ignoró abiertamente, agotado de responder que a sus ojos aun era un niño. Su cabeza funcionaba a toda velocidad intentando recordar en que momento Deathmask había intentado iniciar una conversación que él hubiese pasado por alto. Con el paso de los minutos siguió sin recordar ninguna escena así, sabía que había bajado esa semana a pedirle que arreglase una de las perneras que había destrozado al patear a un enemigo, o a una piedra, no recordaba con exactitud que dijo haber golpeado, aunque tampoco estaba seguro de que eso hubiese ocurrido esa semana y no la anterior.

 

Levantó la mirada del yunque vació para empezar a trabajar, tenía unas cuantas armaduras de plata que arreglar y de repente sus ojos vieron la pieza de oro que reconoció enseguida, era de la armadura de Cancer.

 

-Kiki ¿cuando trajo esto Deathmask?-preguntó dudando de sus recuerdos.

 

-Esta mañana, antes de desayunar.

 

Mu se puso tenso al escuchar la respuesta, se dio cuenta que desde hacía rato había estado mordiéndose la uña del pulgar derecho y bajó la mano con brusquedad para intentar disimular ese mal habito. Eso significaba que había ignorado a Deathmask cuando le dio la pernera ¿qué habría querido decirle para estar tan enfadado? ¿tanto le había ofendido para seguir cabreado varias horas después de la fallida conversación? No se atrevía a preguntar a Kiki para no quedar en evidencia delante de su alumno. Solo se le ocurrió ponerse a trabajar para intentar hacer funcionar su cabeza.

 

La pieza de la armadura dorada fue la primera en posarse sobre el yunque, ¿qué habría golpeado el caballero de Cancer para abollar el metal de esa forma? Esas armaduras eran mucho más resistentes que cualquiera y siempre acababan echas pedazos en sus manos, eran todos unos desconsiderados al usarlas de forma tan temeraria. Y recordó la voz algo avergonzada del italiano explicándose brevemente, algo de una pelea en el inframundo que se torció más de la cuenta pero que podía dar gracias a que solo le llevaba esa pieza y no la armadura entera, que por poco no lo contaba. Masculló insultos censurados hacía la torpeza de Deathmask mientras arreglaba la pernera. Mientras tanto Kiki se alejaba despacio al recibir una llamada de Aldebaran.

 

-No vuelvas tarde.-la voz de Mu se escuchó cuando el pequeño casi había salido de la primera casa.

 

Con un “Sí, maestro” Kiki dejó las sutilezas y salió corriendo, en las escaleras le esperaba aquel gigante de sonrisa amable que le levantó hasta sentarlo sobre su hombro en cuanto llegó.

 

-¿Le pasa algo a Mu? Parecía muy preocupado.

 

-No se, yo lo he visto como siempre. -respondió Kiki encogiéndose de hombros.

 

Aldebaran no estaba convencido de eso, pero no quiso molestarle, se le veía tan concentrado en su trabajo que le daba algo interrumpir. Así que Mu pasó el resto del día trabajando sin descanso, buscando en sus recuerdos sin encontrar nada. La presencia de su discípulo hizo al caballero levantar la cabeza de su trabajo ¿cuánto tiempo había trascurrido? Esa respuesta era muy fácil de responder, mucho. Ya había caído la noche en Grecia y el pequeño volvía arrastrando los pies muerto de cansancio, arrepintiéndose en voz bien alta haber aceptado la propuesta de Aldebaran para pasar la tarde con él. El caballero de Tauro no tenía bien tomada la medida de cuanto entrenamiento físico era bueno para un niño.

 

-No me deje ir de nuevo, maestro.-sollozó Kiki sin fuerzas, escurriéndose en la columna que usaba de apoyo hasta que estuvo completamente sentado en el suelo.

 

-Por eso te dije que no volvieras tarde.-le regañó Mu limpiándose las manos con un trapo algo viejo.-Venga, vete a dormir.-pero el pequeño no se movió.-¿Kiki?-al acercarse preocupado se encontró la respiración pausada de quien ha caído en las garras de Morfeo.

 

Con una tierna sonrisa en su rostro levantó a su alumno en brazos, al llevarlo a la cama Kiki se agarró a sus ropas, impidiéndole marcharse, así que se tumbó a su lado, agotado también de trabajar y pensar, acabando así con el primer día que escuchó hablar mal de él, pero no sería el último.

 

* * *

 

A la mañana siguiente Mu fue el primero en despertar, para sorpresa suya, pues Kiki estaba sumido en un sueño tan profundo que ni si quiera notó cuando su maestro se levantó de la cama. Observando sus ropas sucias de tanto trabajo decidió cambiarse antes de ir a hablar con Deathmask, porque esa noche había tenido pesadillas con el italiano, quien le miraba con desprecio y hasta se burlaba de él. Tenia que arreglar el malentendido cuanto antes o no podría descansar apropiadamente.

 

Una presencia en su templo le hizo desviarse de su camino principal, sin preocuparse por su semi desnudez, pues había ido quitándose algunas prendas por el camino, interceptó al visitante. Shura de Capricornio atravesaba su templo con la intención de subir las largas escaleras que llevaban a la décima casa, en su rostro ojeroso una mueca preocupada mantenía su frente arrugada. Saludo educadamente y preguntó por la pieza de la armadura de Cancer, sorprendiendo mucho a Aries.

 

-Ya la terminé. Iba a llevarla a la casa de cáncer en un rato.

 

-No te molestes, ya la llevaré yo. Hoy no creo que Deathmask se pase por el santuario en todo el día.

 

-¿Se ha marchado? ¿Cuándo? -no recordaba haber visto bajar al italiano.

 

-Unas horas antes del amanecer. Espero que vuelva mañana, no voy a poder cubrirle ante el Patriarca si tarda más.-mascullo pensativo mientras Mu recogía la pieza y se la entregaba muy a su pesar, hubiera preferido ser él mismo en persona quien la entregase a su dueño pero sabía que Shura no se marcharía sin ella. -¿Si pasa hoy por aquí podrías decirle que quiero hablar con él?-Aries asintió con la cabeza, pensando que no le dejaría salir de su casa hasta que hablasen apropiadamente.-Gracias- y así el español continuó su camino, bostezando sonoramente al salir de allí.

 

Continuó con su trabajo intentando no pensar mucho. Al caer la tarde decidió entregar las armaduras que ya tenía arregladas, dos de ellas eran de mujeres, se aseó un poco para no dar muy mala imagen y con ambas armaduras a cuestas salió de la primera casa en busca de las amazonas. Él era de los pocos hombres en quienes las mujeres confiaban, quizás porque las trataba con amabilidad, sin ningún tipo de segundas intenciones que ellas notaban con ese sentido especial que solo tenían las mujeres. Apenas tuvo que preguntar pues enseguida aparecieron agradecidas por las armaduras reparadas. Todo fue tranquilo hasta que escuchó otra vez esas dos palabras que tanto le estaban atormentado.

 

-Mu tonto.- la voz de Deathmask llegó alta y clara hasta él, antes de pensar en lo que hacía Mu se había escondido.

 

Estaba cerca del recinto de las mujeres, a la sombra de un pequeño grupo de altos arboles, acompañado esta vez de Aioria, quien le miraba como quien mira a un loco.

 

-Aquí el tonto eres tú. Te lo tienes bien merecido por gilipollas.

 

-No tuve elección, o destrozar una pernera o que me matasen a mi, y no he sido resucitado para morir en una misión de exploración.

 

-Has sido resucitado para dar por c...

 

Mu se alejó antes de escuchar los insultos que Aioria podía soltar, él había sido educado en un ambiente sin palabras malsonantes y a pesar de su edad el vocabulario de alguno de sus compañeros le resultaba desagradable, todavía se sorprendía por la facilidad con la que el caballero de Leo y el de Cancer eran capaces de maldecir. Quitando lo mal hablados que podían llegar a ser, no creía que Deathmask pudiese pensar que él se tomaría a mal un fragmento de armadura rota, prefería mil veces arreglar las 88 armaduras antes que perder a un compañero otra vez.

 

Mu se decidió a hablar con él para hacerle entender que nunca se molestaría realmente por tener que hacer su trabajo, y que no fue su intención ignorarle. Pero no podía hacer eso hasta que el italiano decidiese regresar a su puesto. Por eso esperó pacientemente, completamente seguro de que subiría en cualquier momento esas escaleras.

 

Y acertó, pero no fue en cualquier momento, fue cuando él tenía que visitar a su maestro para explicar como iba el arreglo de armaduras, también para comentar los pormenores del entrenamiento de Kiki, al cual recordó no haber visto en todo el día, solo esperaba que no estuviese durmiendo cuando volviese al templo de Aries. Shion se entretenía hablando con su antiguo alumno, dando consejos para cuidar de su pupilo y sobre todo incentivandole a que fuese estricto con el pequeño, pues tenía tendencia a desaparecer para irse a jugar y gastar bromas. Por eso, después de casi una hora de charla, Mu fue consciente de que su oportunidad con Deathmask se había esfumado, pues lo encontró en la décima casa acompañado de su inseparables amigos Afrodita y Shura. Saludo sorprendido por encontrarse a los tres allí y se sintió algo decepcionado cuando el italiano no devolvió el saludo, incluso desvió la mirada para no cruzarse con los ojos de Aries. Las palabras escuchadas anteriormente y el tono usados llegaron tan vividamente a su recuerdos que se sintió dolido, y se marchó con la escusa de buscar a su alumno.

 

* * *

 

Dos días pasaron así, dos días en los que el caballero de Cancer evitaba su mirada, su presencia e incluso inventaba escusas para marcharse cuando coincidían, haciendo que Mu se preguntase si haberle ignorado era realmente algo tan malo. Después de esos dos días se animó a volver a subir las escaleras cuando ya era bien avanzada la noche, sabía que en ese momento algunos de sus compañeros estaban de viaje pero el italiano era de los pocos que aun permanecía en su puesto. La espera no iba con Mu y en cuanto su alumno se metió en la cama él subió las escaleras.

 

Se sorprendió cuando unos gritos llegaron hasta sus oídos mientras aun estaba subiendo, en la cuarta casa había una buena bronca y Mu sabía que solo podía ser entre sus compañeros de Oro, pues no había nadie más que se atreviese a subir por las doce casas. Salvó los últimos escalones de dos en dos, preocupado por lo que pudiese encontrarse. Aioria estaba en la puerta sin terminar de decidirse a acercarse, en la puerta del otro extremo estaba Shura intentando convencer por señas al griego de que le ayudase, que él solo no pensaba meterse en medio. Y en mitad de la sala, gritándose como dos descerebrados estaban Deathmask y Milo, ambos con sus armaduras perfectamente puestas, o casi porque el caballero de Escorpio se quitó la de protección de su cabeza y la lanzó como arma arrojadiza al grito de:

 

-¡Conque una piedra! ¡Piedra te voy a dar yo a ti!

 

-¡Que no me tires tus tratos, bicho inmundo!

 

-¡Casi me rompes la cabeza! ¡SUBNORMAL!

 

-Ya te he pedido perdón por eso ¿qué más quieres? ¿qué me arrodille y suplique?

 

-Pues no estaría mal. A ver si así aprendes algo de educación. Gilipollas.

 

-¡BASTA! -Mu gritó como pocas veces hacía, mostrando una potencia pulmonar que sus compañeros no conocían, consiguiendo callarles antes de darse cuenta de que era él quien gritaba.

 

Los cuatro le miraron sorprendidos, Aioria tapándose la oreja izquierda la haber recibido el grito de lleno, Shura con una cara desencajada de puro asombro y los otros dos sin estar seguros de que esa voz que escucharon fuera la del tranquilo y siempre calmado Mu.

 

-Milo, recoge ahora mismo eso.-señaló la pieza que había acabado cerca de Shura al haber rebotado contra la pared. -No me paso todo el día arreglando las armaduras para que las uséis así. -en ese momento el caballero de la casa de Aries tenía la sensación de estar tratando con dos Kikis y por eso puso los brazos en jarras y les miró severamente a ambos, haciendo que bajasen la cabeza por el parecido que de repente tenía con Shion. -Sea lo que sea que ha sucedido vais a arreglarlo aquí y ahora. Y sin más gritos.-aun diciendo eso era el único que continuaba alzando la voz. -Así que empezad contándome que ha pasado.

 

-Verás,-empezó Shura a hablar, pues los dos implicados se miraban con odio -es que Deathmask estuvo de misión por el inframundo y no le salieron las cosas bien. Tuvo que huir...

 

-Retirada estratégica.-protestó el italiano fulminando con la mirada a su amigo.

 

-Y no calculó bien su regreso.-Shura decidió ignorar la intervención.

 

-¡Oh claro que calculó bien! ¡Me cayó en la cabeza! Casi me la parte.-interrumpió Milo lleno de furia, señalándose la parte afectada -Y encima tiene la caradura de ir diciendo que se tropezó con una piedra.

 

-¿La armadura abollada fue por tu cabeza?-preguntó Mu empezando a atar cabos.

 

-Sí. Y no contento con casi matarme encima me dejó en ridículo frente a unos aprendices.

 

-En ridículo ya estabas tu solo, no necesitas mi ayuda para eso.-murmuró Deathmask con una media sonrisa burlona.

 

Milo echó el cuerpo para adelante, dispuesto a convertir la pelea verbal a una física pero el paso que dio Mu hacía ellos le hizo contenerse.

 

-Ya te pedí disculpas -continuó el italiano cruzándose de brazos. -Incluso delante de esos aprendices. Pero sigues sin perdonarme. Eres mu cabezota.

 

Al escuchar aquello Aries se quedó paralizado, Milo y Deathmask siguieron insultándose aunque no con la misma vehemencia que al principio, mientras Mu recapacitaba los acontecimientos de los últimos días, hasta esa noche no reparó en que Cancer solía omitir algunas letras cuando tenía pereza, entre ellas le quitaba la Y a la palabra “muy”. Un momento de iluminación al comprender que no era su nombre el que pronunciaba le hizo sentirse aliviado, hasta el punto que dejó de prestar atención a la disputa que sucedía frente a él.

 

Shura y Aioria vieron que Mu estaba en las nubes de nuevo y esa vez decidieron actuar ellos, el español arrastró al escorpión escaleras arriba y el griego impedía que el cangrejo les siguiese. Cuando los ánimos del cuarto guardián estaban más calmados se marchó de allí, dejando a un pensativo carnero con Deathmask.

 

-No te referías a mi.-murmuró Mu llevándose el pulgar derecho a la boca para morder la uña, sin darse cuenta de que por fin se había quedado a solas con Deathmask y que este no rehuía su presencia.

 

-¿De qué hablas?-preguntó el italiano extrañado por las palabras del menor.

 

-Pensé que te caía mal. -las palabras de Mu fueron acompañadas con una mirada de ilusión que hizo a Deathmask desviar la vista y rascarse la nuca inquieto.

 

-Nunca diría eso.-admitió con cierta timidez, notando como sus mejillas se sonrojaban. -¿Por qué pensabas que me caías mal?

 

-Porque últimamente huyes de mi.-omitió deliberadamente las conversaciones que había escuchado, no quería crear otra discusión cuando ya había aclarado el mal entendido.

 

-No huyo, es... -sí que huía pero no pensaba admitirlo ¿o tal vez sí? -Es que me pones nervioso. - ahora era el turno de Mu para mirarle extrañado, ladeando ligeramente la cabeza hacia la izquierda. -No pienses mal, es solo...-el italiano puso las manos en las caderas y respiró profundamente -Es que últimamente me miras con ojitos de cordero y me hago ilusiones. -soltó la frase del tirón y casi sin respirar.

 

-¿Ilusiones?- repitió Mu sin comprender a su compañero, sobre todo la parte de “ojitos de cordero”, no sabía si tenía que corregir que en todo casi era un carnero, no un cordero.

 

-Sí, Mu, ilusiones. -dijo Deathmask mirándole directamente, parecía algo desquiciado por la falta de comprensión. -Me gustas pero tu eres amable con todos, no quiero ir pensando que soy especial para ti solo porque me miras más que antes.

 

Abrió los ojos como platos, se puso tan nervioso en un momento que no sabía donde mirar, ni que decir, empezó a balbucear palabras incompletas notando como los ojos azules del italiano no se despegaban de él, pero de repente era incapaz de devolverle la mirada. Deathmask se acercó un par de pasos, despacio, casi dudando.

 

-Este es un buen momento para que digas algo.-su voz sonó mucho más calmada.

 

-¿Y qué se supone que tengo que decir?-preguntó Mu confuso.

 

-Rechazame. -la respuesta era tan clara que Mu no sabía por qué aun no lo había hecho -O me tomaré ese adorable sonrojo como un “sí”.

 

¿Adorable sonrojo? Mu se llevó las manos a las mejillas y las notó ardiendo, estaba seguro que en ese momento de adorable tenía más bien poco, ver a un adulto sonrojado no tendría que ser agradable. Vio como el italiano se iba acercando cada vez más, quiso retroceder pero sus piernas no respondían.

 

-¡Maestro! -la voz de Kiki a sus espaldas le hizo dar un brinco y girarse sobresaltado, el pequeño iba restregándose los ojos y no se dio cuenta de la escena que interrumpió. -Hay un mensajero en la puerta.

 

-Ya...ya voy.-tartamudeo intentando que su alumno se alejase de allí.

 

Antes de salir echó una ultima mirada al interior de la casa del Cangrejo y se encontró con la mirada confiada de su guardián y una sonrisa ladeada que se contagió a su rostro antes de darse cuenta. Notaba las piernas algo débiles mientras bajaba las escaleras y no entendía la tirantez que sentía en sus labios, era incapaz de dejar de sonreír. Se sentía halagado porque Deathmask le dijese aquello, halagado y avergonzado por partes iguales. No entendía nada, pero al menos le quedó claro que su compañero no le odiaba.

 

Notas finales:

No pensaba hacerlo con final romántico pero se me fue de las manos, la idea era solo hacer una broma con el nombre de Mu, pero no me arrepiento de lo que escribí.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).