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Ese fue el trato ~One Shot de Terror~ por LaMueRtHeSitHa

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Naruto, un chico rubio de veintitantos, estaba adormilado por ser de madrugada, apenas pudiendo abrir sus ojos azules. Debía despedirse de su esposo para asegurar el departamento porque a uno de ellos se le habían perdido sus llaves. El ser en cuestión, Sasuke, un joven azabache de su misma edad, de piel nívea y ojos profundos, quien estaba a punto de salir de viaje de trabajo le esperaba aseado y listo en la puerta principal.


—¿Por qué tienes que salir tan temprano? —se quejó el rubio arrastrando los pies.


—Sabes que tengo que estar a las siete de la mañana y el camino es largo. —explicó el otro, pero no importaba. Naruto estaba más dormido que despierto ¿para qué se molestaba? Se despidió sin más y cruzó la puerta, para instantes después ser girado por el otro quien le robó un fugaz beso. Una forma práctica de desearle buen viaje. —Vuelvo a las siete.


Después de cerrar, Naruto apagó las luces, evitando chocar con su “pequeño” perro Kurama y regresó a la cama a seguir soñando. En él se vio en su casa de infancia junto a sus padres mientras jugaban, en un momento él pateó la pelota tan fuerte que llegó a tocar la estratosfera para después mantenerse flotando en el espacio. Entonces él lo supo: estaba soñando. Le encantaba esa sensación y poder controlarlo todo. De repente un sonido lo interrumpió. Una respiración pesada que iba a un ritmo y tono que reconocería donde fuera. Era Sasuke.


Abrió los ojos con pesar, la luz leve del amanecer iluminaba la habitación, Naruto estaba sobre su cama revuelta, de la cual no se quiso ni mover. Desde su lugar no alcanzó a ver su esposo sentado en el sillón de a lado, pero aun escuchaba la respiración y deseaba seguir descansando.


—Deja de respirar tan fuerte. —ordenó el rubio, cubriéndose con las sábanas y volviendo a cerrar los ojos. Lo escuchó caminar por la habitación, cómo abría la puerta del baño y la llave del agua, y hasta el cepillar de sus dientes. —¿Por qué te lavas los dientes? —mencionó sentándose en la cama para después quitarse las lagañas, pero al captar nuevamente la realidad, corrigió. “Espera, ¿qué hace aquí?” se cuestionó. ¿Qué había pasado con su paciente importante? Y el azabache salió del baño.


—Ya no voy a ir, me canceló. —le contestó con simpleza en lo que se desvestía frente a él.


—Oye, pero ¿cómo entraste si no tienes llaves? —mencionó curioso, tratando de buscar lógica de la situación.


Entonces en el rostro de Sasuke se mostró una sonrisa retorcida que se estiró hasta sus orejas mostrando unos colmillos deformes, y su cuerpo se alargó como una bestia mientras se abalanzaba sobre Naruto.


—Eso es lo interesante. —contestó el ser extraño con voz gutural.


Naruto abrió los ojos espantado. Estaba en su cama y todavía estaba obscuro. “Era un sueño” pensó. Desde la cocina escuchó los gruñidos de perros peleando y se levantó a prisa temiendo por Kurama. Al llegar vio a dos bestias del tamaño de lobos intentan llegar hasta él, mas su mascota lo había protegido. Naruto intentó llevarlos fuera con un bat, pero a estos no les lastimaba en lo más mínimo.


Fue a buscar su celular para pedir ayuda, pero algo extraño le pasaba a este. Intentó desbloquearlo, pero la pantalla no respondía bien y después de varios intentos le dejó entrar, pero el táctil estaba igual de ineficiente impidiéndole entrar al botón de llamadas. Entonces recibió mensajes de texto de un número desconocido que le pedía disculpas en repetidas ocasiones. El chico no los abrió, ignorándolos. Era más importante pedir ayuda. La pantalla invirtió los colores, abrió los mensajes y le mostró la docena de mensajes de “Disculpa” y el último con un “No quise hacerte daño”. El celular se apagó mostrando su pantalla negra y en el reflejo el rostro del monstruo de su sueño.


Naruto abrió los ojos en la oscuridad de su alcoba. Todo está calmado y se tranquilizó pensando en que ese había sido un sueño agitado. Para su malestar, desde el otro lado de la puerta escuchó cómo se arrastraban sus muebles. Debía seguir soñando.


De forma instintiva se sentó en su cama, pero tan sólo puso una planta en el suelo, algo lo arrastró por el suelo junto con sus sábanas. Pero esto no era con violencia, sino con suavidad, casi como si estuviera jugando. Esa extraña fuerza se estaba burlando de él, y con coraje intentó liberarse aferrándose a los muebles, pero su cuerpo ahora era el que no le respondía. No hallaba las fuerzas para resistirse. Era como si estuviera entumido y acalambrado.


—¡Déjame en paz! ¿Qué quieres? —exigió Naruto con dificultad, su mandíbula tampoco quería obedecerle.


Fue liberado y su pierna cayó al suelo, pero tan sólo se recargó en sus codos para intentar ponerse en pie, algo lo aprisionó por el cuello y lo puso contra la pared. Naruto luchó y pataleó, pero no había nada contra lo cual pelear, incluso llegó a poner sus manos contra el que lo ahorcaba, pero llegó a tocar su propio cuello. Lo que fuera que le atacaba era intangible. Estaba a punto de caer inconsciente por la falta de oxígeno cuando volvió a escuchar la extraña voz.


—¿Quieres hacer un trato?


Naruto volvió a abrir los ojos en su cama y llevó sus manos a su cuello masajeándolo, sintiendo que aún lo apretaban. Su instinto de supervivencia le gritaba que saliera lo más pronto de ahí. Tomó los primeros pantalones que encontró, aunque los pusiera sobre su piyama y fue en busca de su perro para irse de ahí, pero por más que lo llamara, este no respondía. Entonces escuchó su llanto proveniente del baño.


Al entrar vio a su mascota en un rincón, chillando pavoroso, ladrando con temor y viendo hacia el techo aunque no hubiera nada. Naruto se acercó a él para llevárselo aunque fuera en brazos, pero tan sólo se acercó un paso y la fuerza invisible tomó al animal tal y como había hecho con él en el sueño, dejando al perro indefenso alzado en el aire.


Ver a su mascota retorcerse y llorando del miedo hizo que se le revolviera el estómago. Sabía que no podía golpear a esta fuerza, pero intentó levantar a Kurama para que este pudiera respirar. Pero le volvieron a fallar sus brazos y por más que intentara extenderlos, no podía. Como si estuvieran dormidos.


—A él no le hagas daño, maldito. —le vociferó con impotencia.


—¿Seguro?


—¡Sí! ¿Qué es lo que quieres? ¿Por qué nos haces esto?


—Quiero algo de ti.


Sintió como esa extraña presencia se puso cara a cara a él. Aunque no le pudiera ver sintió su imponencia con el golpe de aire. Cuando Kurama cayó al suelo Naruto fue hasta él en su rescate. El perro jadeó con dificultad tratando de recuperarse, y Naruto no sabiendo qué hacer sólo le llamaba esperando a que este le diera señal de que todo estaba bien, pero en lugar de eso sus jadeos fueron disminuyendo hasta que se desvaneció por completo en los brazos de su dueño. Naruto negó la situación mientas lloraba por su amada mascota y se aferró a él sintiendo su suave pelaje.


Entre lágrimas Naruto despertó en su cama. Con lentitud se sentó recargando su espalda en la cabecera. Sintió sus ropas mojadas del sudor y la luz de la luna menguante gibosa entrar por su ventana junto con los claros anunciando el amanecer. Buscando una manera de tranquilizarse aunque estuviera solo y decidió llamar a Sasuke. Tomó su celular y casi le dio un infarto al ver su pantalla en modo nocturno con los colores invertidos. Él en contadas ocasiones ponía su teléfono así y no recordaba haberlo puesto así la noche anterior. Al escuchar a su esposo, le contó de inmediato lo que había soñado, con tantos detalles como le era posible recordar, llegándole a hacérsele un nudo en la garganta al llegar al final.


—Tranquilo, tonto. Recuerda: fue sólo un sueño. Ya pasó.


—Sí, ya sé, fue sólo un sueño. —mencionó con una leve sonrisa, incrédulo de su situación.


—¿Ya fuiste a ver a Kurama? —Naruto, sin soltar el teléfono, se levantó a prisa de la cama y fue a la cocina, dónde dormía el perro, y hasta cuando lo vio sano y salvo soltó un suspiro aliviado. Esa había sido otro método para hacerle calmar.


—Está bien. —mencionó con alegría. —Ahora el problema es que no sé qué hacer, no quiero volver a dormir.


—Ponte a ver una película. —de repente se escuchó a un conductor de fondo indicando que ya estaban llegando a su destino. —Me tengo que ir, hablamos cuando regrese.


Eso ya no era un sueño y lo sabía sin necesidad de pellizcarse. Sentía el fresco de la mañana golpeándole el rostro junto con el olor a sereno. Esa era la realidad.


El día para Naruto pasó de lo más normal: fue al trabajo, sacó a pasear a Kurama y de paso compró unas cosas para preparar la cena. Pero las horas pasaban y no había señales de Sasuke. No le entraban llamadas, ni le contestaba los mensajes. El otro debía llegar por mucho a las ocho y ya eran las diez. Naruto estaba perdiendo la paciencia.


Entonces se percató que Sasuke había olvidado su cargador, por lo que supuso que ya se había quedado sin batería y que por eso no le había contestado los mensajes, haciéndole soltar un suspiro aliviado. Sasuke debía llegar en cualquier momento. De repente escuchó el timbre de la puerta. Ese debía ser él y con una sonrisa fue a abrir la puerta. Sin embargo, en su lugar estaba un oficial de policía, quien le explicó con cuidado la delicada situación por Sasuke, quien había tenido un accidente en la carretera. Sasuke había fallecido de forma inmediata, no había sufrido, ni siquiera se había percatado que chocaron. Naruto se habría quedado esperándole por siempre, pero en ese momento debía acompañar al oficial a identificar el cuerpo. Él en un ataque de frustración se giró a una pared y la golpeó en repetidas ocasiones hasta que sus nudillos sangraron y el policía lo detuvo. Después de eso a todo lo que le mencionaban respondía en forma autómata. Con temblores en su cuerpo, apenas podía coordinar sus movimientos, que hacían que todo se le fuera de las manos. Al tomar su celular escuchó que le había llegado un mensaje de un número desconocido:


Ese había sido nuestro trato.

Notas finales:

Espero que les haya gustado o por lo menos  hacerles estremecer un poco.


Esto es ficticio, cualquier parecido con la realidad es merísima coincidencia(lo digo por mi circulo personal, alguno se ofenderían si ven que publico la realidad de una situación que lleva años que sucedió, hasta hoy me decidí a publicarlo.)


Buenas noches y vigilen sus espaldas, nunca saben cuando se encuentre con esta fuerza maligna ;3


Atte.


LaMuerthesitha


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